A propósito de votos y conciencia.
ELIGIO DAMAS
Pese mis años y aún creyendo tener un cierto nivel de conciencia, voté en Barcelona por candidatos a diputados regionales, sin saber nada de dos y, muy poco, casi nada, de otro. A éste apenas le he oído nombrar, visto una o dos veces y sé ha estado en el sector revolucionario desde unos años.
Lo confieso, sin avergonzarme, actué de esa manera por dos cosas. Primero, no debía contribuir a que el voto nuestro se dispersase y segundo, porque es poco el interés que le presto a las Asambleas Legislativas; lo suficiente como para no incomodarme si las llegasen a eliminar, a menos que sufran un cambio profundo, sustancial y dejen ser lo que son. He oído a alguien quien ha sido antes diputado y ahora repite, que él sueña con “convertir este edificio”, se refiere al que ocupa el CLEANZ*, “en sede de algo útil”. Por lo que nada debe extrañar que este humilde escribidor sostenga algo parecido.
De manera que al saber que los candidatos a diputados habían sido escogidos en cenáculos y bajo la metodología, “éste para mí, aquél para ti” y de paso debía votar por ellos no tuve problemas, salvo una pequeña incomodidad, en gran medida no saber a quién daba mi voto. Me conformé con saber que por lo menos no pueden decepcionarme y es poco el riesgo que se corre.
No obstante, debo admitir que, en otros municipios si aparecían candidatos, hasta viejos compañeros y amigos de reconocidos méritos por quienes hubiese votado con conciencia, obligación revolucionaria y placer.
Pero para las elecciones municipales, donde debemos escoger Alcaldes y Concejales, el asunto se me plantea de manera distinta; sobre todo en lo referente a los primeros.
El Alcalde es una autoridad municipal, cuya conducta, eficiente o deficiente, tiene impacto en la política y prestigio del sector político que represente; igual sucede con los concejales; quienes aunque no lo comprendan tienen un importante rol que desempeñar como voceros en las Alcaldías de las comunidades que representan. Porque debe quedar claro que son eso, voceros de quienes los eligieron, para ser diligentes e interesados en abogar por la solución de los problemas que aquellos confrontan y atañen a la administración municipal. Hasta que no se produzca un cambio, los Consejos Comunales, no dejan en el aire o estado contemplativo a los concejales.
Por lo anterior, y aunque como dijo Diosdado Cabello, todavía no se ha determinado el método para escoger los candidatos para esas funciones, sería recomendable, en todo caso, evaluar con ponderación y seriedad, cada personaje que de alguna manera asome sus aspiraciones. Si las autoridades del Psuv, del Polo Patriótico deciden escoger, por la vía de la cooptación, podría tener la ventaja de neutralizar a quienes tienen recursos, posibilidades de “mover electores” para que no se impongan candidaturas que encarnan la ineficiencia e incapacidad para cumplir las labores inherentes a la revolución en sus espacios. El propio presidente, en su última visita al Estado, se hizo eco de la inconformidad de la gente con la gestión de algunas autoridades municipales. Si se opta por el voto de la militancia, que siendo un ejercicio democrático ideal es susceptible de frustración por lo ya dicho, deberíamos hacer un gran esfuerzo para unir voluntades ganadas para el cambio, de modo que la escogencia se corresponda con las demandas populares y deseos de transformación.
No es nada difícil reconocer quienes no estuvieron a la altura de sus obligaciones. No es tampoco fácil, para cualquiera, por tener algo de popularidad o respaldo grupal, comprender el rol que ahora corresponde a un Alcalde, que va más allá de administrar unos recursos. También pareciera que a muchos Concejales se le ha vuelto un asunto complicado entender qué deben hacer, salvo acudir a algunas reuniones de Cámara y levantar la mano por una propuesta.
Consciente estoy de las corrientes que se mueven dentro de ese amplio universo que llaman el chavismo; es una circunstancia natural y saludable, pero eso no tiene por qué impedir encontrar la forma de escoger para esos cargos, cercanos a la gente y sus problemas cotidianos, a los mejores.
La tarea de la revolución, partiendo de las estructuras existentes, impone obligaciones que en la cuarta república, eran impensables. Por eso promover la organización comunal, el nacimiento de formas productivas bajo relaciones distintas al capitalismo y contribuir a desatar la creatividad popular, imponen funcionarios a la altura de esas exigencias.
De manera que la escogencia de esas autoridades envuelve un ejercicio cuidadoso, serio y comedido de parte de todos.
*Consejo Legislativo del Estado Anzoátegui.
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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 12/27/2012 04:53:00 p.m.
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