El vacío de la irrealidad
Por Lorenzo Gonzalo, 12 de diciembre del 2011
En medio de la campaña de persecución contra el gobierno de Cuba y los esfuerzos por desestabilizar al Estado cubano, se intenta agregar otros ingredientes que puedan enriquecer el pobre inventario que tiene la prensa sobre supuestas barbaridades que allí se cometen.
La última de todas, es la flotilla marítima compuesta por cuatro barcos de recreo que partieron del Sur de la Florida hacia Cuba para lanzar fuegos artificiales desde las agua internacionales. En otro artículo nos referimos a ella y mencionamos el caso como un ejemplo de las diferentes maneras de buscar dinero fácil, utilizado por alguna gente, que aprovecha el derroche que hace Washington con los ingresos proveniente de los impuestos.
La prensa local de Miami, periódico oficial de la campaña contra Cuba, aprovechó el show marítimo para “denunciar” que decenas de “opositores” fueron detenidos con motivo de ese evento. La información implica que de no haber sucedido estas detenciones, con la presencia de los cuatro barcos llevados desde Miami, se hubiera desencadenado un enfrentamiento con el gobierno.
El propósito de estos barcos era lanzar fuegos artificiales en las costas frente a La Habana para llamar la atención y llevar el mensaje subliminal a la población, que “desde la orilla estadounidense, están los aliados y las fuerzas de la democracia”. El sueño no mencionado, pero corroborado por el tipo de campaña que tanto estos marinos como el resto que se dedica a desbarrar y levantar calumnias para que la opinión pública mundial tenga una idea equivocada de los sucesos en Cuba, es provocar rebeliones callejeras, protestas, que puedan convertirse en incontrolables y alentar entonces una intervención de los marines estadounidenses, al estilo de Santo Domingo, Guatemala, Panamá, Granada y otras por el estilo.
No quieren democracia para Cuba, sino intervención. No pretenden que los cubanos, por sí solos, puedan encontrar vías sociales que sean más justas en sus aplicaciones. El interés fundamental es llegar a ser ellos los “genuinos representantes de Estados Unidos en la Isla”.
Una prueba contundente es la reunión en casa del representante de la Oficina de Intereses Estadounidense en Cuba, que tuvo lugar el 7 de diciembre de este año.
Justamente pocas horas antes de la llegada de dicha flotilla.
Casualidades que tiene la vida. Los máximos exponentes de esa supuesta oposición al gobierno de Cuba, concurrieron como es costumbre para celebrara el evento, y no descontemos también que muchos o todos, recibieran instrucciones por separado sobre la estrategia en juego.
Suponiendo que las noticias de la prensa en relación a los detenidos en Cuba, sean ciertas, imaginémonos que efectivamente una docena de personas protestara en alguna calle desconocida de La Habana u otra ciudad, en apoyo de aquellos que viven de ese negocio en Miami.
La pregunta más importante sería: qué significa la detención de “una docena” de personas en un país de más de once millones de habitantes, donde las algazaras callejeras, las pocas veces que suceden, escasamente llegan a un par de decenas, con una tendencia paulatina a disminuir en la medida que las reformas del Estado progresan? Es de apuntar que aunque ocurren detenciones en algunas oportunidades, los detenidos están de patitas en la calle a las pocas horas y no se les maltrata físicamente.
Podríamos agregar además, por qué no detuvieron a los dirigentes de esos grupos, ninguno de los cuales cuenta con más de tres o cuatro miembros, cuando asistieron a la casa del representante de Estados Unidos el 7 de diciembre?
Aunque esta es la realidad dicha condensadamente, hay quienes se dedican a denunciar la violación de los “derechos humanos” en la Isla lo cual es otra patraña para hacerse de una parte del dinero presupuestado por Washington para esos menesteres. Se trata de alguna que otra organización sobre “derechos humanos”, tema muy socorrido en los últimos cuarenta años y que los países poderosos no gustan que les sea aplicado a ellos. Precisamente uno de esos representantes de los derechos de la gente, llamado Elizardo Sánchez Santacruz, estuvo entre los presentes. Nos imaginamos que un antiguo “socio”, llamado Richard Roselló, también podría haber concurrido aunque este último se separó del primero por el tema de la que hemos mencionado. Hace un tiempo, este señor abrió su página en internet para hacer su “negocio” por cuenta propia.
Estos cancerberos de los “derechos humanos” inventan muertos, presos políticos no tipificados como tales, supuestos detenidos injustamente y hechos similares.
Nada de esto provoca la caída del gobierno pero deja dividendos. Al final, como dijo uno de estos famosos disidentes, “hay que vivir de algo”.
Es una lástima, que la dinámica de los sucesos en Cuba con respecto al Estado, haya quedado dividido entre quienes miran hacia Estados Unidos con el objetivo de alcanzar cierta preponderancia, principalmente algunas dádivas y quienes aparentemente apoyan incondicionalmente las políticas oficiales del gobierno. La existencia de un escenario socio político de esta naturaleza, donde la realidad se plantea en blanco y negro, evita las coloraciones y relega a un segundo plano la existencia de pensamientos y personalidades que pudieran jugar un papel de importancia en el aceleramiento de los ajustes, para impulsar el proceso dentro de las normas institucionales vigentes.
Se dice que a ciertas fuerzas de poder en Cuba le interesa la existencia de semejante realidad, pero en verdad muchas veces pensamos que Washington ha sido siempre el más interesado, si no es incluso el creador, de semejante contraste bicolor.
A Washington no le interesa que puedan encontrarse avenidas viables para un proyecto social que logre reformar el sistema político al uso en los países llamados capitalistas, y mucho menos la formación de un Estado de nuevo tipo, donde un número fuerte de instituciones públicas de carácter participativo, se puedan engarzar a las funciones de gobierno. Para Washington la realidad socio política solamente consta de lo estatal y lo privado, pero el concepto de propiedad y funciones públicas como algo ajeno del Estado, pero a la vez parte representativa del gobierno, es un asunto cuyo desarrollo no le interesa porque se sale de sus esquemas de propaganda tradicional. A Washington conspira en contra de la existencia de un debate democrático en Cuba.
Los grupos de cubanos de origen que se dedican a obscuros menesteres como medio de ganarse la vida o de adquirir notoriedad, falseando las realidades y creando obstáculos a los procesos de ajustes políticos y al normal abastecimiento comercial de la Isla, son parte del esquema estadounidense.
La mejor de todo es que dentro de esos grupos se pelean por la plata y como buenos ejercitantes de actividades indebidas, terminarán desacreditándose. Llegará el momento en que Washington se perderá la escalera y como el pinto del cuento humorístico, hallará de repente que se ha quedado prendido de la brocha. A falta de sostén a su política, entonces ya solamente le quedará la fuerza, pero seguramente o al menos así lo deseamos, será muy tarde para usarla en contra de un pequeño país, porque cada día Estados Unidos se rodea más de un mundo donde nuevos actores surgen al viento de nuevas ideas y de mejores sueños, haciéndole competencia de todo tipo.
Washington trabaja hoy con cuentos de hadas, con una irrealidad que indefectiblemente terminará en vacío.
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