¿Destruirá el hombre la vida en
el planeta?
Por Hedelberto López Blanch
Enormes incendios forestales han
ocurrido en este mes de agosto que han llenado de incertidumbre al
mundo al ver como desaparecen, en un santiamén, miles de hectáreas
en Brasil, Bolivia, Paraguay, Islas Canarias, Siberia y otros países.
A la par, Groenlandia, la segunda
mayor capa de hielo se derrite a pasos increíbles lo que provoca el
aumento del nivel de los mares que hacen peligrar a islas y zonas
bajas del planeta, mientras las olas de calor arremeten contra
Europa, América, Asia y África.
La Organización Meteorológica
Mundial ha demostrado que la ola de calor del Sahara que padecieron
en julio varios países del sur de Europa, como España y Francia, se
desplazó hacia el norte y se instaló en Groenlandia lo que esta
acelerando el deshielo.
El 56% de la región está
afectada por el derretimiento (zona de hielo sometida a temperaturas
superiores a 0º C), incluso las más altas de Groenlandia. Solo
durante el mes de julio, esa capa perdió 160 000 millones de
toneladas de hielo.
Varios son los estudios
relacionados con este fenómeno como el publicado por la revista
Geophysical Research Letters, perteneciente a la Unión Geofísica
Americana, donde se asegura que seis enormes glaciares en la
Antártida Occidental se están moviendo más rápido de lo que lo
hacían hace 40 años, causando una mayor descarga de hielo en el
océano y aumentando así el nivel global del mar.
El primero de los resultados estableció que la cantidad de hielo desprendida conjuntamente de estos glaciares creció un 77 % desde 1973 hasta 2015.
El primero de los resultados estableció que la cantidad de hielo desprendida conjuntamente de estos glaciares creció un 77 % desde 1973 hasta 2015.
La publicación indica que "casi
el 10 % del engrandecimiento del nivel del mar en el mundo cada año
proviene de estos seis glaciares y lo que encontraron fue un
incremento sostenido de la descarga de hielo, que tiene un impacto
significativo en el aumento del nivel del mar".
Otro análisis efectuado por el
Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático
(IPCC) de Naciones Unidas enfatiza que la temperatura media global se
ha elevado 0,90 grados, una subida que se ha acentuado en las últimas
tres décadas.
Como se desprende, esto trae como
consecuencias el incremento de sequías, olas de calor, inundaciones,
severos impactos sobre la salud, la extinción de especies, la
degradación de hábitat y una menor productividad de las cosechas.
Lo que está sucediendo con la
Amazonía brasileña y los enormes incendios que devoran sus selvas
vírgenes, ha causado terror mundial pues el presidente del país,
Jair Bolsonaro ha apostado por desbrozar el mayor pulmón de la Madre
Tierra para que empresas transnacionales y latifundistas criollos
exploten extensas áreas de cultivos y los yacimientos minerales
existentes.
Como el mejor discípulo del
presidente Donald Trump, quien retiró a Estados Unidos del Acuerdo
de París sobre cambio climático aprobado por 195 países en 2015 y
cuyo fin es reducir las emisiones de gases invernaderos a partir de
2020, Bolsonaro, también con la argumentación de incrementar la
economía de Brasil, justificó la destrucción de la Amazonía.
Por esas incongruentes políticas
contra el medio ambiente que no combaten las emisiones de CO2 (en
Estados Unidos aumentó 2,2 % en 2018) cada día se pone en peligro
hasta la existencia humana.
El director ejecutivo del Centro
de Resilencia de Estocolmo, Johan Rockstrom, afirmó “el cambio
climático está aquí. Pronto será demasiado tarde para cambiar el
rumbo de nuestra trayectoria fallida, y se nos acaba el tiempo”.
El líder cubano, Fidel Castro
Ruz, pronosticó con mucha antelación lo que ahora denuncian
disímiles entidades científicas y medioambientales.
En la Cumbre de la Tierra
efectuada en Río de Janeiro en 1992 Fidel advirtió: “Una
importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la
rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de
vida: el hombre. Ahora tomamos conciencia de este problema cuando
casi es tarde para impedirlo. Es necesario señalar que las
sociedades desarrolladas son las responsables fundamentales de la
atroz destrucción del medio ambiente”.
“Solo el 20 % de la población
mundial, consume las dos terceras partes de los metales y las tres
cuartas partes de la energía que se produce en el mundo. Han
envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, han debilitado
y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que
alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya
empezamos a padecer”.
Y hace 27 años denunció en Río
de Janeiro: “Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden,
miles de millones de toneladas de tierra fértil van a parar cada año
al mar. Numerosas especies se extinguen. La presión poblacional y la
pobreza conducen a esfuerzos desesperados para sobrevivir aun a costa
de la naturaleza. No es posible culpar de esto a los países del
Tercer Mundo, colonias ayer, naciones explotadas y saqueadas hoy por
un orden económico mundial injusto.”
Conclusiones sabias e ilustradas
que hoy son más necesarias de aplicar para que nuestro mundo y la
especie humana no desaparezcan.
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