Apocos días de la fecha
comicial, Andrés
Manuel López
Obrador y MORENA
como partido se
muestran como ganadores con un
muy amplio margen de ventaja, tal que no se tiene registro
en la breve historia (21 años) de las elecciones competidas
en México. Es un verdadero fenómeno político y vale
la pena tratar de entenderlo.
El ingrediente de mayor peso que coloca así la contienda
es que se conjugaron en el tiempo y el espacio el cúmulo
de agravios parciales o locales para convertirse en el
agravio total. El asunto de Ayotzinapa ya no quedó aislado,
se sumó con muchas otras violaciones de los derechos
humanos, tanto individuales como colectivos; el brutal
aumento de los precios de los combustibles se sumó con
la devaluación del peso y el grave deterioro de la economía
familiar; la devastación ecológica de la minería a cielo
abierto se sumó con los avances en el intento de privatizar
el agua; la violencia desatada en el país, con sus miles
de muertos y desaparecidos, se agregó a la ineficacia
de las instancias responsables de la procuración de justicia;
la extranjerización de la industria, el comercio y los
servicios se combinó con la pérdida de empresas nacionales
y su correspondiente desempleo; el abandono del campo
y el desplazamiento de la población que de él vivía se
encontró con la cerrazón antiinmigrantes del gobierno de
Trump en USA; la población juvenil, en su momento de
mayor peso relativo, se enfrenta con la exclusión de la posibilidad
de estudiar y el cierre de las oportunidades de
trabajo; la pobreza se extendió y la riqueza se concentró
en muy pocas manos de manera de cancelar las expectativas
de mejora en el nivel de vida de las personas y las familias,
incluso con retrocesos que han golpeado severamente
a la desfalleciente clase media; la política se ha
prostituido con fraudes descomunales, como el registrado
en el Estado de México el año pasado, y partidos que sólo
responden a los intereses económicos de sus dirigencias y
dan la espalda a la sociedad que debieran tratar de representar;
la libertad de expresión se proclama en el discurso
y se atropella con violencia y asesinatos en la práctica cotidiana;
la corrupción se convierte en el gran agravio a la
sociedad toda, con casos ejemplares que atañen al mismo
presidente de la república y causan vergüenza y coraje en
la población; la mentira de la propaganda oficial, particularmente
la que ha intentado convencer de la pertinencia y
bondad de sus “reformas estructurales”, y su insistencia
machacona en los medios, llevan al hartazgo y el repudio
popular. Esto por sólo mencionar los que en este momento
me acuerdo; seguramente usted, amable lector, tendrá
muchos otros que agregar.
Pero, además, tales agravios no son originados sólo
por el PRI en el gobierno, sino que incluyen al PAN y al
PRD, tanto por sus administraciones de gobierno, como
por sus contubernios y pactos contra México. Los tres
partidos, anteriormente dominantes, han perdido su
identidad y su membresía en magnitud que hace peligrar
incluso su supervivencia
como tales.
Ante este panorama, la simple
propuesta de algo diferente suma
a un importante sector de la sociedad.
Pero además AMLO se
planteó una estrategia cargada de pragmatismo, sabedor
de que la sociedad mexicana se ha manifestado conservadora
en todos los comicios anteriores, con la que ha buscado
y logrado reducir en gran medida el número de los
que nunca votarían por él. Su documento programático,
Proyecto18, recortó las aristas de sus anteriores proyectos
alternativos y neutraliza la campaña del miedo que tanto
lo afectó en anteriores campañas, aunque en el discurso
permanece el AMLO histórico que recorre el país a ras de
suelo y en directo contacto con sus seguidores.
Tal manera de conducir su campaña lo ha llevado al
sitio inusitado que hoy ocupa en las encuestas, con 20%
de ventaja respecto de su más cercano competidor, con
lo que hace inútil el fraude electoral o, en caso de darse,
coloca en grado de extremo peligro la estabilidad y la
paz social.
Las preferencias se muestran también con gran ventaja
en la competencia por todos los cargos en juego, particularmente
en los legislativos, no obstante la campaña para
que se vote cruzado, para no otorgar la mayoría del Congreso
al próximo titular del Ejecutivo, en términos de minar
las posibilidades del cambio reclamado por la gente.
No lo podemos permitir; vamos a votar parejo a favor de
MORENA. Así sea.
Correo electrónico: gerdez777@gmail.com
Gerardo Fernández Casanova
El Fenómeno de AMLO y MORENA
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