ELIGIO DAMAS
“La salida”, al estilo Leopoldo López, lo que implica inmediatismo, violencia, guarimbas y desasosiego para la población toda y particularmente para aquella de la clase media donde la oposición ha gozado de mayor respaldo, pero el sector violento de ella usa con preferencia sus espacios para hacer su guerra, parece haber quedado derrotada, por lo menos por ahora. Pues parece algo así como lo que pensaron quienes iniciaron la guerra en Libia y Siria, que condujeron a situaciones peores a lo que ellos imaginaban y hasta decían combatir. La asimilación, por parte de todos los contrarios al gobierno, de la lucha legal y electoral que el 6D les rindió sus frutos, fue en primer término, dentro de ellos, una derrota a la línea de Voluntad Popular. El país todo, lo que es lo mismo que decir, de todos los bandos, no quiere violencia, asesinatos, agresiones, ni guayas para degollar transeúntes; sólo aspira que le resuelvan o aminoren sus calamidades. No creo que las mayorías estén planteándose escenarios muy alejados de esto, pese a los discursos cargados de todo tipo de convencionalismos.
No debe ser cosa del azar, lo decimos así por desconocer detalles que nos permitan hacer afirmaciones, que entre los grupos más activos de la oposición, fue Voluntad Popular, de Leopoldo López, precisamente el partido menos votado y con menor número de diputados, pese el respaldo y eco que le dieron internacionalmente. De lo que convencionalmente hemos venido asumiendo como la extrema derecha, el Partido Primero Justicia, de Capriles y Borges, alcanzó mayor votación que el de López, lo que le permitió al segundo de los nombrados soñar con la presidencia de la AN. En el curso de la campaña electoral, los miembros de PJ mantuvieron una línea opositora menos agresiva, si hablamos de formalidades, y hasta se distanciaron de la línea “La Salida” con todo lo que ella lleva implícita.
Pero, por lo que dicen los hechos, López y sus allegados, se la jugaron, no sin astucia, o se la cobraron, uniendo sus votos a los de AD y UNT de Manuel Rosales, que permitió llevar a Henry Ramos Allup al cargo que ahora ostenta. Por supuesto, para llegar a eso hubo acuerdos, que uno no sabe hasta dónde se sustentarán, que llevó al dirigente adeco a modificar en parte su discurso y tratar de adecuarlo al de López. Quizás por eso habla de salir del gobierno en 6 meses, lo que sin duda, por lo menos en los fines inmediatos, lo acerca al discurso de éste. “La Salida” que había sido concebida por López de manera inmediata y por medios violentos, sin medir las consecuencias, ni tampoco el reclamo de la gente, se cubre de cierto manto de legalidad en el discurso de Ramos y el liderazgo del Poder Legislativo. Aunque èste, me refiero a su presidente, impactado por las aspiraciones de “La Salida” se asume como un poder Supra Nacional, por encima de los demás, tanto que le llevó a expresar aquella extraña frase, “ahora los demás poderes no podrán andar a la libre”. Ni siquiera, hablando en este momento, los opositores tienen la posibilidad del revocatorio, pues se les acabó su cuarto de hora, no tienen tiempo para eso. Tampoco tiene mucho asidero la pretensión de llevar al presidente a la renuncia; el chavismo es una fuerza viva y gigantesca pese los avatares; le mantieneN y mantendrán viva la idea o sueño de cambiar la sociedad, las experiencias vividas, el discurso soberano y patriótico por encima de los errores cometidos con la mejor buena fe.
Aquellos hechos, relacionados con el sector opositor revelan, aunque algunos aprendices de brujo, como se solía decir antes, se nieguen percibir el fenómeno, que no es bloque macizo; hay grietas y habiéndolas, hacen posible que desde el gobierno y la fracción parlamentaria oficialista, se haga política, en el sentido que lo dijo Vladimir Acosta. De modo que el asedio, del cual habló Maryclin Sterling, del cual parece ser víctima el gobierno, sería más exitoso si los de este bando no prestan atención a lo que en aquel acontece.
En estos días, en las últimas horas, se ha estado hablando de las alternativas que se manejan, como renuncia del presidente y hasta de golpe de Estado, para lo cual, al parecer, según se ha denunciado - desconocemos detalles de esos asuntos- el sector opositor intenta acercarse al castrense para invitarlo o embarbascarlo para una decisión fuera de la Constitución.
Pero en Venezuela la historia, la conducta y expectativa del venezolano se partieron y cambiaron aquel día del 27 de febrero de 1989 cuando se produjo el Caracazo y durante el gobierno de Chávez, al margen de las opiniones que sobre éste se tenga, por su discurso y práctica a favor de los derechos de la gente y contrario a las prácticas neoliberales. Sobre todo en un país donde las clases dominantes han sido parasitarias y se han apropiado abusivamente del ingreso petrolero que es pertenencia de todos.
Por eso, un talentoso amigo nuestro, contrario a las políticas del gobierno y muy cercano al sector opositor, sostiene que “sólo los chavistas, desde el gobierno, pueden tomar las medidas que recomienda la economía neoliberal y sensata, sin que en el país se produzca un nuevo estallido y las fuerzas ahora opositoras salgan de nuevo deterioradas”. Observe el lector las comillas; es lo que sostiene el personaje opositor muy apreciado y querido por quien esto escribe.
Según su parecer, que pareciera estar en sintonía con lo que se piensa en altos círculos opositores, lo digo así porque sé bien sus estrechos contactos con ellos, la estrategia por ellos trazada no pasa por poner en práctica “La Salida” de López; los hechos parecieran estar evidenciándolo, sino en seguir arrinconando al gobierno hasta llevarle al ahogo y obligarle a acudir donde ansiosos le esperan con amplios créditos pero bajo las tradicionales condiciones que significan operar contra el sueño chavista.
El gobierno parece, lo decimos así porque carecemos de confiable información, no estar dispuesto a “entregar las banderas”; como ya dijimos, le mantienen firme los sueños, el apoyo popular y la memoria de Chàvez. Por ahora pareciera más dispuesto al sacrificio y a eso que Carlos Andrés Pérez llamò, en su extraña forma de hablar, el “auto suicidio”. Pareciera tambièn, recordamos lo dicho anteriormente, no tener a disposición, en lo inmediato, quienes puedan suministrarle los significativos recursos que antes tuvo, cuando no rompió con el rentismo petrolero, para remontar la crisis sin someter al pueblo a los sacrificios que imponen los entes financieros internacionales, pese a que mucha gente interesada repite en cada esquina y en voz baja, “el FMI no es el mismo de antes”, como queriendo decir, ahora es una gente buena, dispuesta al sacrificio para ayudar a los necesitados.
Ante tal disyuntiva, un gobierno que no parece tener a mano una ayuda desinteresada, ni siquiera el sueño del repunte inmediato o mediano plazo de los precios del petróleo, pero que tampoco toma decisiones en materia fiscal y monetaria que están a su alcance, entrampado en las contradicciones internas y una oposición si dispuesta a deshacerse de él dentro del plazo que cree razonable, jugando al desgaste y desesperación de la gente, podría incubarse la idea del golpe de Estado. Por eso, no es nada extraño que la oposición comience a mirar ahora a los cuarteles como en los viejos tiempos.
Porque la oposición, como se desprende del juicio de mi amigo expuesto arriba, no está dispuesta o entusiasmada en llegar al poder, en medio de esta honda crisis y para la cual sólo tiene una pócima, la de echar sobre los hombros del pueblo, la multitud que se cobija en la gama clasista de la sociedad venezolana, como si todos fuesen iguales, la carga que implica el endeudamiento y la obtención de recursos por esa vía para reconducirlos a las manos de los mismos que aniquilaron la economía nacional. Prefiere, por ahora, que Maduro claudique, y en eso trabaja, para que sea él quien tome esas medidas y pague, junto con todo lo que representa, que en buena medida es el sueño de Chávez, y de paso le resuelvan un problema por partida doble. Obtiene recursos para seguir inflando a quienes defiende, le financian y aniquilan el movimiento popular. La otra opción, el golpe, también les sirve. Sería una como reacción de una supuesta fuerza chavista que emerge para salvarnos y asumir las consecuencias a las que la derecha teme. Es decir, este sector busca, no tanto salir de Maduro, por ahora, sino quienes les desbrocen el camino. Un chavismo, posiblemente militar, que desenrede el juego y genere en el movimiento popular una falsa confianza.
Esta es la salida o camino que la oposiciòn podrìa intentar abrir ahora. Para decirlo con frase muy usada por Maduro, la de “ganar ganando”. No llegar al poder en medio de profundas carencias, grandes expectativas populares, con fórmulas que apuntan al sacrificio de los explotados de siempre para que todo aquello luego, como cuando el “Caracazo”, se vuelva contra ellos. Lo que es lo mismo, lo diré así aunque parezca un lugar común, la oposición busca un intermediario que pague su cuenta y malas intenciones.
Pero si eso fuese exactamente lo que la oposición busca, tomando en cuenta el apoyo popular del gobierno, que aunque ahora pudiera estar disminuido sigue y seguirà siendo numeroso, ativo y muy movilizado; considerando la influencia trascendente del discurso y acción por la soberanía, valores patrios y sentido de justicia de Hugo Chàvez, internalizado hoy en buena parte de la Fuerza Armada, ¿còmo cumplir su objetivo sin desatar una seria confrontación, con todo el horror que eso significa entre los venezolanos?
Mientras tanto el péndulo del reloj va y viene. El presidente mira y remira a su entorno. Suspira hondo, mueve el cuerpo para reacomodarlo y vuelve a su mutismo, pese a que uno cree que habla mucho y grita en demasìa. Los bloques se observan, olfatean y hasta se lanzan mutuamente miradas de reojo y discursos que nadie escucha y tic…tac…tic...tac… Menos mal que el pueblo y sus fuerzas no duermen y es verdad, si no fuese cierto, ya hubiesen hecho caída y mesa limpia.
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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 2/09/2016 05:42:00 a. m.
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