Alcanzar la normalización de la sociedad cubana está en nuestras manos
La renovación debe ser de ideas y espacios para todos
La policía política hizo sucias acciones, pero hay que perseverar
La renovación debe ser de ideas y espacios para todos
La policía política hizo sucias acciones, pero hay que perseverar
La reanudación de las relaciones y de las embajadas de Estados Unidos y Cuba simbolizó el resultado de una votación popular sin votación porque los dos gobiernos ejecutaron lo que deseaban ambos pueblos como si se hubiera hecho un referéndum. Las tensiones entre pueblos tienen muy pocos adictos.
Normalizar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y entre todos los países es un permanente principio de convivencia en el planeta Tierra que irá avanzando sucesivamente. La normalización entre cubanos es otro tema. Tenemos que aprender la lección: alcanzar la normalización de la sociedad cubana está en nuestras manos, igual que los problemas y déficit políticos, económicos y sociales que tenga cada país son su responsabilidad. Cada país debe superar sus errores.
Hoy se está renovando el Capitolio Nacional de Cuba y esa renovación no solo debe ser ornamental y decorativa, también debe ser de ideas y espacios para todos. El gobierno de Cuba debe preguntarse: ¿por qué los países civilizados del mundo tienen parlamentos arcoíris representativos de toda su sociedad?
También los opositores internos y activistas exiliados deben entender una realidad por encima de deseos personales: cuando se busca la transformación y curación de un país de largo proceso dictatorial, dominación absoluta y descarrilamiento de su estado de derechos y sociedad civil, no se hace pronosticando, planificando y proyectando derrumbes de sus estructuras, sino evolución. Para beneficio de la patria se necesita de esa comprensión. Sin embargo, ¿cómo está esa situación? Idéntica a como ha estado en estos más de 50 años: lo mismo las autoridades del país que sus adversarios se excluyen y descalifican unos a otros y no acaban de entender que no existe sostenida convivencia nacional y solución de los problemas de ningún país sin el concurso de todos. Los venezolanos después de cometer el mismo error de aislarse entre ellos y descalificarse mutuamente acaban de rectificar y dar un buen ejemplo.
Si los disidentes y las organizaciones exiliadas a las que ellos están estrechamente vinculados no acaban nunca de entender que seguir afanados e ilusionados con el desplome del país y presentándose con posturas y discursos de consignas (radicales como las del gobierno) hacen ejercicios insubstanciales y se van desechando nacionalmente. Crear confrontaciones no es hacer caminos. Los disidentes dominicales deben ser diariamente abogados de razones en contactos, pláticas y diálogos en sus barrios y municipios, visitando a todos los vecinos y ciudadanos (incluyendo a los que están con la revolución) a delegados del poder popular, empleados y funcionarios de instituciones, autoridades y cubanos en general de su zona. Ir presentándose personalmente como ciudadanos decentes que quieren buscar la mejora y prosperidad del país. Así irían cambiando la negativa imagen que ha ido inculcando el gobierno de ellos en la población. Trabajar en sus barrios y municipios –como lo intentaron Roberto Bahamonde, Oswaldo Payá, Hildebrando Chaviano y Yuniel López. La policía política hizo sucias acciones contra ellos, pero hay que perseverar. No hay mejores caminos que insertarse en los mecanismos existentes y ser útil desde ellos.
¿Por qué están siendo más efectivos y útiles con sus críticas, argumentos e ideas los discrepantes que están dentro de las estructuras y organismos oficiales que los disidentes de las calles? ¿Por qué tuvieron más repercusión y apoyo dentro de la sociedad cubana las críticas y señalamientos hechos por el crítico de cine del ICAIC Enrique Colina ante el atropello recibido por el cineasta Juan Carlos Cremata? Porque hablan con el idioma del pueblo y hacen la crítica y denuncia de manera respetuosa invitando a las autoridades a rectificar la violación, porque buscan sus derechos y espacios no negando el del otro, porque reparten luz, no dólares y porque no van a un congreso extranjero a pedir sanciones y castigos que el pueblo las percibe contra ellos.
Se está dando dentro del gobierno y fuera de él un movimiento muy prometedor de ciudadanos cubanos con análisis y propuestas viables. Se están destacado ciudadanos como Lenier González, Roberto Veiga, Pedro Campos Félix Sautié y muchos más. También blog no oficiales, ni disidentes sobre la temática cubana están siendo muy atractivos. Discernir y buscar vías entre cubanos objetivamente es más importante que hablar solo para afuera o entre iguales.
La lección para el gobierno y adversarios: entender que el país tiene que arreglarse entre todos.
Normalizar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y entre todos los países es un permanente principio de convivencia en el planeta Tierra que irá avanzando sucesivamente. La normalización entre cubanos es otro tema. Tenemos que aprender la lección: alcanzar la normalización de la sociedad cubana está en nuestras manos, igual que los problemas y déficit políticos, económicos y sociales que tenga cada país son su responsabilidad. Cada país debe superar sus errores.
Hoy se está renovando el Capitolio Nacional de Cuba y esa renovación no solo debe ser ornamental y decorativa, también debe ser de ideas y espacios para todos. El gobierno de Cuba debe preguntarse: ¿por qué los países civilizados del mundo tienen parlamentos arcoíris representativos de toda su sociedad?
También los opositores internos y activistas exiliados deben entender una realidad por encima de deseos personales: cuando se busca la transformación y curación de un país de largo proceso dictatorial, dominación absoluta y descarrilamiento de su estado de derechos y sociedad civil, no se hace pronosticando, planificando y proyectando derrumbes de sus estructuras, sino evolución. Para beneficio de la patria se necesita de esa comprensión. Sin embargo, ¿cómo está esa situación? Idéntica a como ha estado en estos más de 50 años: lo mismo las autoridades del país que sus adversarios se excluyen y descalifican unos a otros y no acaban de entender que no existe sostenida convivencia nacional y solución de los problemas de ningún país sin el concurso de todos. Los venezolanos después de cometer el mismo error de aislarse entre ellos y descalificarse mutuamente acaban de rectificar y dar un buen ejemplo.
Si los disidentes y las organizaciones exiliadas a las que ellos están estrechamente vinculados no acaban nunca de entender que seguir afanados e ilusionados con el desplome del país y presentándose con posturas y discursos de consignas (radicales como las del gobierno) hacen ejercicios insubstanciales y se van desechando nacionalmente. Crear confrontaciones no es hacer caminos. Los disidentes dominicales deben ser diariamente abogados de razones en contactos, pláticas y diálogos en sus barrios y municipios, visitando a todos los vecinos y ciudadanos (incluyendo a los que están con la revolución) a delegados del poder popular, empleados y funcionarios de instituciones, autoridades y cubanos en general de su zona. Ir presentándose personalmente como ciudadanos decentes que quieren buscar la mejora y prosperidad del país. Así irían cambiando la negativa imagen que ha ido inculcando el gobierno de ellos en la población. Trabajar en sus barrios y municipios –como lo intentaron Roberto Bahamonde, Oswaldo Payá, Hildebrando Chaviano y Yuniel López. La policía política hizo sucias acciones contra ellos, pero hay que perseverar. No hay mejores caminos que insertarse en los mecanismos existentes y ser útil desde ellos.
Se está dando dentro del gobierno y fuera de él un movimiento muy prometedor de ciudadanos cubanos con análisis y propuestas viables. Se están destacado ciudadanos como Lenier González, Roberto Veiga, Pedro Campos Félix Sautié y muchos más. También blog no oficiales, ni disidentes sobre la temática cubana están siendo muy atractivos. Discernir y buscar vías entre cubanos objetivamente es más importante que hablar solo para afuera o entre iguales.
La lección para el gobierno y adversarios: entender que el país tiene que arreglarse entre todos.
Activista cubano.
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