sábado, 2 de febrero de 2013

OPINIONES SUELTAS SOBRE BARACK OBAMA


                 Opiniones sueltas sobre Barack Obama
                                Por Lorenzo Gonzalo, 29 de Enero del 2013
Es posible que el gobierno administrado por el Presidente Obama, en su segundo término, no pueda hacer mucho más de lo realizado hasta hoy, pero de todos modos dejará marcada una huella de cambios que va más allá de los cosméticos arreglos que por más de dos siglos han realizado, en su mayoría, las dos facciones gobernantes del Poder.
No vamos a desconocer variantes esenciales ocurridas durante el trayecto del nuevo sistema político que hiciera su debut histórico en 1787. La decisión de Abraham Lincoln de defender la unidad territorial aun a costa de un millón de muertos, fue una solución para su continuidad y consolidación; la introducción del sistema de impuestos progresivos sobre los ingresos por mandato expreso de la XVI Enmienda. Su introducción al sistema existente, fue un punto de arranque para modernizar el Estado a principios del Siglo XX. La profunda reforma efectuada por Franklin Roosevelt es otro de los avances importantes dentro del desarrollo del sistema. Con la creación del Seguro Social y la aprobación de programas sociales, se pudo defender de la miseria a una gran parte de la clase pobre, la cual había sido terriblemente afectada por la crisis financiera de 1933. Estas mismas reformas, junto a la ley que autorizó las uniones laborales, facilitó el desarrollo de un sector obrero que hizo posible las grandes producciones demandadas por la Segunda Guerra Mundial. Esa nueva etapa permitió a su vez elevar a la mayoría a altos estándares de vida a partir de los años cincuenta y al surgimiento del fenómeno que se conoció como la clase media. Es bueno mencionar que ese proceso donde disminuyó la desigualdad, terminó a fines de la década de los años setenta.
Sin obviar las mencionadas reformas, las cuales contribuyeron a elevar la conciencia social a través del tiempo, la gestión del Presidente Obama, marca un hito importante para seguir alentando el camino de nuevos y mejores cambios. Entre otras cosas podemos mencionar la aprobación de un sistema de seguro médico obligatorio que, sin aproximarse a un sistema universal de salud, sienta precedentes importantes para acercarnos a una sociedad más abierta y sobre todo inclusiva y justa. Sin duda que dicha medida tomó de la mano el espíritu reinante durante la presidencia de Roosevelt. Un seguro de salud obligatorio en Estados Unidos era algo inconcebible hace diez años.
Otro aspecto, más importante aún que el anterior, ha sido reafirmar la necesidad de la presencia del Estado a la hora de las grandes soluciones, como fue la compra de General Motor a su debido tiempo. Hoy esa compañía contribuye a disminuir el desempleo y es una de las más exitosas del país. No podemos desconocer la ayuda al sector financiero, penalizándolo además, aunque tímidamente, por su responsabilidad en la crisis y obligándolo a asumir las pérdidas de muchos de aquellos préstamos que por insolvencia no pudieron pagarse.
El Estado nunca debe ser lo más importante en la vida de la sociedad, pero debe ser su mejor garante y en ese sentido Obama impuso criterios que quedarán como precedentes y harán más fáciles futuras transformaciones.
En lo internacional, cuya política ha sido criticada, especialmente por la izquierda, ha desempeñado un papel que lo distancia mucho de sus antecesores, no sólo por su insistencia en el retiro de las tropas de Medio Oriente, sino por los precedentes establecidos por sus palabras en el discurso de El Cairo.
Mientras la derecha lo critica por no hacer un mayor uso de la fuerza, la izquierda lo cataloga de intervencionista.
Es importante recordar que es cierto que Estados Unidos ha sido depredador de pueblos del Tercer Mundo, lo cual ha creado sentimientos encontrados, creando furia y ánimos de revancha en muchas de las naciones afectadas. Pero precisamente esa situación ha formado fanáticos, enemigos de oficio, de gente que lejos de desear un cambio y procurar el desempeño de otras políticas, desean su destrucción.
Cuando leemos los escritos sobre el desarrollo y crecimiento de China por ejemplo, en muchos de ellos nos percatamos de la tendencia de algunas izquierdas, no de pocas, sino de muchas, por resaltar la “inminente caída del Imperio”, sacrificando a cambio las merecidas alabanzas al esfuerzo de ese país asiático.
Vemos aún, de manera extendida que muchas fuerzas confundidas, perdidas en el marenostrum de políticas fallidas y por la falta aún de soluciones firmes y claras, enfilan sus esfuerzos y sobre todo sus deseos, en procurar que Estados Unidos se destruya. En el fondo algunos apostarían a que un país de política demencial como Corea del Norte, pudiera un día poner un cohete en la Casa Blanca y otro en el Empire State Building.
Ante estas realidades no se puede, con ponderación, criticar el uso de una estrategia moderada, enfilada no solamente a evitar incidentes de lesa humanidad como el de las Torres Gemelas, sino entender que se apliquen ocasionalmente engendros políticos de guerra como ese del “ataque preventivo”.
Todos los Estados, aun aquellos de discursos más progresistas, han demostrado que a la hora de defenderse, no se detienen ante ningún obstáculo y ante las agresiones son capaces de cualquier exceso. En esto debemos ser realistas.
No vivimos en un mundo ausente de tensiones. La humanidad no ha vivido nunca con tranquilidad, ni tampoco habíamos contado con tantos mecanismos para prevenir desastres bélicos como en nuestros días. Pero por supuesto, la existencia misma de muchos de esos resortes, son prueba de que vivimos en un mundo de zozobras.
Durante el devenir de los pueblos, aquellos de pocos recursos han sido invadidos y asesinados por los poderosos. Esa es la constante de la historia. Hoy al menos, muchos de esos invasores y conquistadores reconocen que aquello que, en esos tiempos se hizo a nombre de un supuesto derecho del mundo civilizado sobre el bárbaro, no es más que un vil uso de la fuerza ante el desvalido. Entonces podemos decir que hemos avanzado y en la medida que los administradores de Estados poderosos, como el estadounidense en este caso, proclamen su rechazo a semejantes políticas, podemos decir que avanzamos y que esas manifestaciones sientan favorables precedentes. No nos caben dudas que son más importantes aún cuando provienen de Estados Unidos, porque durante el siglo XX fue el autor material más destacado ejercitando ese tipo de políticas.
El Presidente Obama ha sido promotor de esta estrategia de convivencia y lo ha hecho frente a poderosos enemigos que lo acechan en su ambiente político. Pero no ha cedido en manifestarlo con claridad.
Está demás explicar en detalle, que el Presidente de Estados Unidos no es un dictador o un hombre que puede enfrentar las leyes, ya sea por su carisma o por contar con un mini ejército colocado al frente de los resortes fundamentales del Poder.
Por suerte el sistema de administración y su superestructura política, por la manera que fue ideado y dado que su integración estuvo constituida por las fuerzas sociales vigentes cuando se estableció definitivamente en 1787, no ha permitido líderes ni Mesías. Estos últimos sólo aparecen cuando la organización administrativa no está debidamente balanceada y el voto colectivo es excesivamente manipulado. Cuando las fuentes del Poder no están constituidas por los sectores esenciales de la sociedad, los cuales no podemos contemplarlos en blanco y negro, y en cambio está integrado por grupos informes, desprovistos de las bases que en esencia aquellos sectores representan, el andamiaje social y del propio Estado se debilita.
El Presidente Obama, dentro de las justas limitaciones establecidas por esos balances y otros mecanismos que protegen relativamente al ciudadano, ha logrado vencer obstáculos, porque existe un criterio generalizado, aunque disperso, de que algo hay que hacer y las cosas no van bien. La existencia de semejantes sentimientos es uno de los factores más importantes que le han permitido en gran modo realizar su gestión e introducir sus reformas.
Esto es un resumen parcial de cómo lo pienso yo y de cómo lo veo.
Lo dejo escrito con mucho cariño para deleite de aquellos que gustan de mis opiniones y también para aquellos que las odian.

No hay comentarios:

Publicar un comentario