ELIGIO DAMAS
El inicio de la era petrolera, no sólo cambio a la Venezuela Agraria. Nos convirtió en país rentista y mono productor. También cambió la distribución poblacional. La zona norte costera, la de los puertos, concentró más población y las zonas agrícolas se fueron quedando desoladas.
Recomiendo a jóvenes tres obras de nuestra narrativa que tocan este tema. Una de ellas, “Casas Muertas” de Miguel Otero Silva, barcelonés de nacimiento, caraqueño y hombre del mundo. Ella narra como el pueblo de Ortiz, del Guárico, ve irse su población hacia los sitios donde se encienden los mechurrios, brota el “oro negro”. Luego, del mismo autor, “Oficina Nº1”, nombre tomado del campo petrolero fundado en lo que hoy es la populosa ciudad de El Tigre. Ciudad esta que se nutrió con gran parte de habitantes de Ortiz, aventados por la ruina de la economía agraria y el espejismo petrolero. Pero al Tigre, llegaron también miles de venezolanos procedentes de otros partes del país. Llaneros, margariteños, sucrenses, por montones se reportaron a trabajar con las compañías gringas o en otras actividades.
La tercera novela, sobre este asunto, se llama “Mene”, del escritor venezolano Ramón Díaz Sánchez, la cual cuenta vida y conflictos de los trabajadores petroleros de la costa oriental del lago de Maracaibo, donde prevalecían rivalidades entre lugareños y recién llegados falconianos y orientales, atraídos por la supuesta buena paga y mejores oportunidades.
Anzoátegui pues, como el Zulia y Falcón mismo, se llenó de fuereños atraídos por los cantos de sirena a mediados del siglo veinte. Todavía, hace apenas 30 años atrás, esta zona norte y centro lucía despoblada y más margariteños y sucrenses ocupamos espacios vacíos.
Luego, cuando murió aquel sueño de (JPC) “Jodìo pero en Caracas”, los caraqueños para acá empezaron a venirse en cambote. Por eso, Aristóbulo, como los miles que somos, con sus hijos y nietos, también es de aquí.
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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 10/20/2012 02:49:00 p.m.
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