jueves, 7 de mayo de 2020

LA NATURALEZA HUMANA

LA NATURALEZA HUMANA


QUIENES SOMOS


Para poder entender los problemas sociales es necesario conocer al ser humano como especie y como individuo. Nacemos genéticamente diferentes lo cual es esencial para la supervivencia de la especie humana. No nos podemos imaginar un  grupo homogéneo de humanos pensando igual,  reaccionando igual a los diferentes estímulos o situaciones, con el mismo grado de inteligencia, los mismos talentos, idéntica línea de razonamiento…. Sencillamente no hubiéramos podido evolucionar.   Sabemos que el  gen es una unidad de información.  Según científicos modernos  el cerebro humano  almacena información genética y sigue adquiriendo información durante la crianza y el medio ambiente en el cual éste se desarrolla, entonces, basado en estas fuentes de información, el cerebro toma decisiones.
 La Amígdala es la región del cerebro donde se procesan y almacenan las reacciones emocionales. ¿Existe un yo interior que controla las emociones o éstas son espontáneas producto de las informaciones almacenadas en el cerebro? Esto se lo dejamos a los científicos pero es obvio que las emociones pueden afectar el comportamiento racional.  Las contradicciones en el ser humano se manifiestan y dirimen a través de las emociones. Estas  nos hacen amar pero también odiar, nos hacen enfurecer pero también nos sosiegan. Nos alertan de los peligros y, en ocasiones, impiden protegernos. El razonamiento nos lleva a conclusiones a través de un proceso de interpretación, desarrollo inquisitivo y  comprensión intelectual. Las emociones nos impulsan a actuar; esto es bueno. El razonamiento  nos ayuda a controlarlas; esto es imprescindible.  Es el equilibrio entre lo emocional y lo racional lo que nos permite superar los retos que nos depara la vida sin abandonar nuestra condición humana.  

QUE ES LA REALIDAD


Uno de los rasgos más controversiales del ser humano es cómo percibimos una realidad. Un acontecimiento, una situación, una obra artística pueden ser captados e interpretados de diferentes formas por diferentes individuos. Por eso cuando surgen problemas comunes ofrecemos soluciones diversas. No es deshonesto el que discrepa de nosotros. Deshonesto es aquel que tergiversa su propia interpretación de la realidad  buscando beneficios personales o por temor a represalias. Es posible convencer a un ser humano para que adopte ciertos pensamientos como suyos si éste, voluntariamente, reconoce la validez de los mismos. Si una fuerza exterior lo obliga a tomar una decisión contraria a su pensamiento, éste, temeroso, pudiera someterse y pretender que su pensamiento ha cambiado, pero tan pronto esta fuerza que lo obliga a someterse cesa o él decide rebelarse, el pensamiento impuesto desaparece. Sin embargo, es posible la manipulación del pensamiento usando métodos sicológicos y propagandísticos donde el individuo cree que su pensamiento es espontaneo aunque esté dirigido y  estructurado desde afuera.

EL SER SOCIAL


Si observamos a los animales que viven en grupos sociales como los lobos o los chimpancés, notamos, con muy raras excepciones, que rechazan a los que no pertenecen  a sus grupos, e inclusive, dentro de un mismo grupo, existe una jerarquía social donde no todos son tratados como iguales. Al parecer, esta conducta no sólo es enseñada sino también genéticamente programada donde los más fuerte o mejores manipuladores prevalecen. Es obvio que lo mismo sucede con los seres humanos, lo que nos lleva a la siguiente interrogante  ¿Aprendemos a rechazar a los que no pertenecen a nuestro grupo y a discriminar a los que no consideramos iguales o no tenemos que aprender a rechazar y discriminar  porque genéticamente estamos predispuestos a hacerlos  y lo que sí aprendemos es a  identificar a quienes rechazar y a quienes discriminar? La Historia nos enseña  que los grupos humanos se peleaban entre ellos, se conquistaban o hacían alianzas y terminaban integrándose y formando pueblos y naciones,  pero el rechazo y la discriminación persistía, no solamente contra otros pueblos y naciones,  sino dentro de un mismo pueblo o nación al imponerse una escala social jerárquicamente discriminatoria
Científicos aseguran que ciertas características genéticas pueden ser heredadas de individuos a individuos pero nunca es grupal. Es decir, un padre puede transferirle ciertas características genéticas al hijo pero no al amigo de su hijo. No hay razas superiores unas a las otras. Hay circunstancias donde un pueblo, en un momento dado de la Historia, ha tenido un avance cultural y científico superior a otros pueblos. Pero todo evoluciona. Grecia, en su momento fue un pueblo cultural y científicamente superior  a aquellos que lo rodeaban y el Poder romano no tuvo parangón en la historia antigua. Sin embargo, pueblos que en aquel entonces eran considerados bárbaros, evolucionaron y se convirtieron en pueblos cimeros.  Y la historia sigue repitiéndose.
También es verdad que desde los orígenes del Homo Sapien éste ha tenido que recelar de otros grupos humanos de su misma especie. Genocidios, torturas, esclavitud las han sufrido unos seres humanos de otros. No hay dudas que existe una intuición, quizás genética, que nos provoca desconfiar de otros seres humanos que no pertenecen a nuestro grupo más íntimo. Tenemos temor y ese temor es legítimo, nos ayuda a saber distinguir entre un grupo de malhechores y otros de gente buena o a percibir cuando otro ser humano pretende hacernos daño. Pero la posibilidad de que un desconocido nos haga daño nada tiene que ver con el color de la piel, el origen étnico o el pedazo de tierra donde haya nacido. Casi siempre quien más nos daña forma parte de nuestro círculo íntimo.
Cuando vivimos apartados nuestra supervivencia depende de la habilidad que tengamos para cazar, pescar, sembrar o evitar los peligros, pero cuando vivimos en sociedad todo cambia. Tenemos necesidades, objetivos y anhelos comunes y peligros que nos acecha a todos por igual. Entonces, no tenemos más remedio que organizarnos, crear reglas de convivencias, emprender obras que beneficien a todos y crear métodos de protección que protejan a todos. No existen grupos humanos que puedan funcionar sin organizarse y no hay organización que funciones sin un líder. Si el líder escogido no satisface las aspiraciones del grupo la lealtad a éste puede terminar, pero ésta opción parece no existir para muchos que se aferran a su líder sin importar las consecuencias.
Cada individuo es único y su desarrollo dentro de su grupo social depende, principalmente, de su capacidad integral pero, no obstante, necesita del apoyo y la solidaridad de este grupo social al que pertenece. Es decir, la sociedad tiene la obligación de crear las condiciones para facilitar el desarrollo individual. El individuo adquiere un compromiso con la sociedad que lo apoya y protege y su trabajo ha de servir para que la sociedad se beneficie del mismo. El individuo trabaja para su progreso individual, pero este progreso, innegable y justo, tiene también que contribuir al bien común. Claro, quién más se sacrifique trabajando o estudiando tiene derecho a una recompensa mayor. Todo aquel que trabaje sus horas completas debe ganar lo suficiente para cubrir todas sus necesidades básicas. En toda sociedad tiene que existir mecanismos de seguridad social para evitar que en épocas de crisis no queden  desamparados individuos y familias.
RAUL SORONDO.
Estos escritos son parte de un trabajo mucho más amplio que titulé  - Hacer Brillar a América Otra Vez-

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