jueves, 2 de agosto de 2012

SPD-111



----- Mensaje reenviado -----
De: Perucho Figueredo <perucho1949@yahoo.es>
Para: Figueredo Perucho <perucho1949@yahoo.es>
Enviado: Miércoles 1 de agosto de 2012 12:25
Asunto: SPD 111

SPD-111
No. 111 (33/año 4). La Habana, 1-Agosto/2012
“Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista”.
Art. 53 de la Constitución
 
Boletín por un socialismo más participativo y democrático.
Artículos, notas, reseñas, publicaciones de interés.
Los autores son los responsables de sus escritos.
Reenvíe este boletín a todos los que estime conveniente.
Se autoriza la reproducción total o parcial en cualquier soporte.
Recopilación de Pedro Campos. CE perucho1949@yahoo.es
Se agradece críticas, comentarios, sugerencias y opiniones sobre forma/contenido
El boletín SPD se puede encontrar en el sitio www.cuba-spd.com
 
ÍNDICE
El inmovilismo ha recobrado terreno
No siento aliento con las últimas acciones y discursos del gobierno. No se están teniendo en cuenta los intereses del pueblo. Se comenten muchos errores.
Por Pedro Campos
 
Temen que el obrero, el intelectual, y el artista encuentren un camino productivo propio
Carta del Maestro Ulises Aquino a la Directora de Trabajo del Municipio Playa, a propósito del cierre de “El Cabildo”
 
 
De prisas, pausas, acciones y realidades.-¿Hacia cuales futuros posibles?
Por Ovidio D´Angelo Hernández
 
He cumplido 74 años, y…,
Por Félix Sautié Mederos     
 
 
CONTENIDO
 
 
El inmovilismo ha recobrado terreno
No siento aliento con las últimas acciones y discursos del gobierno. No se están teniendo en cuenta los intereses del pueblo. Se comenten muchos errores.
Por Pedro Campos
 
He estado siguiendo la información que se ha publicado sobre las recientes reuniones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, del Consejo de Estado y del Consejo de Ministro,  junto al Pleno del Comité Central del PCC y si otras veces me he entusiasmado con las palabras del Presidente Raúl Castro, esta vez las encuentro más bien desalentadoras.
 
Los que encabezan el partido-gobierno cubano siguen apostando al modelo estatal-asalariado-centralizado-autoritario que ellos mismos han puesto en entredicho y que ha demostrada hasta la saciedad su incapacidad para generar bienestar general, por su divorcio con los medios y fines de la nueva sociedad donde el poder político y económico sea ejercido por el pueblo y los trabajadores. Las “mieles del poder” son libadas solo por unos pocos, no por el pueblo.
 
El cambio de estructuras y de mentalidad, a las que en un momento llamó el Presidente, no se ha producido siquiera entre los principales niveles del partido-gobierno, donde siguen determinando la siempre misma dirección “histórica”. Las estructuras, formas y concepciones desde las cuales se ejerce el poder político en Cuba y se trata de desarrollar la economía, no han experimentado ningún cambio sustancial.
 
El estado-centrismo, el monopolio estatal y la propiedad del estado siguen rigiendo la vida socio-económica del país. Se cambiaron personas, no métodos ni estilos de trabajo. El discurso es el mismo de siempre: exigencia, disciplina, más trabajo para los de abajo. El sistema burocrático de ordeno y mando más bien se ha reforzado con concepciones militaristas.
 
La toma de decisiones que afectan la política, la economía y la vida social del país, se sigue ejerciendo desde un estrecho centro de poder que con la “actualización” se ha propuesto perfeccionar y, nunca cambiar, el fracasado modelo de capitalismo monopolista de estado. El sectarismo del partido es elocuente: conmigo o contra mí.
 
La participación de los trabajadores y el pueblo sigue reducida a opinar en el lugar, la forma y en el momento en que los de arriba lo consideran correcto, en procesos verticales ausentes de las normas democráticas más elementales. No han vacilado los dirigentes de la “actualización” en afirmar que ésta no implica cambios políticos, dejando claro que la filosofía política con que se dirige el país sigue siendo la misma.
 
El objetivo central de la “actualización”: quitarle al estado todo lo que se considere carga económica y entregar lo que no le funciona a formas “no estatales de producción”, ha terminado en dar prioridad al cuentapropismo que “contrata trabajadores”, una eufemística manera de llamar al capitalismo privado y de reconocerle capacidad sobre el estado.
 
Si es verdad que los lineamientos aprobados por el VI Congreso del PCC se aprobaron luego de un proceso de discusiones con amplia participación popular, también lo es, como explicamos oportunamente, que dicho proceso no fue horizontal, sino vertical y fue una comisión nacional central la que decidió qué, de los dicho por los de abajo, se incluía y qué no en los lineamientos, de acuerdo con  la filosofía tradicional del “centralismo democrático” representativo.
 
Los lineamientos fueron aprobados por el VI Congreso del PCC, no por el pueblo. No fueron en ningún momento sometidos a votación, a referendo popular. De manera que no es lícito decir que los mismos representan los intereses de todo el pueblo. En todo caso pueden representar los intereses de quienes los aprobaron.
 
Algunas de las demandas más importantes del pueblo, de los trabajadores y de muchos cubanos, fueron incluidas en los lineamientos,  pero de forma mediatizada, a largo plazo, sin precisiones de tiempo y dejadas a posteriores acciones por implementar, cuando las de mayor interés para la dirección del partido-gobierno, empezaron a aplicarse mucho antes del Congreso, decretos incluidos.
 
Recoger las opiniones del pueblo y sus intereses y reflejarlos en parte en documentos centrales como la Constitución y los lineamientos, que luego desvirtúan los decretos, leyes y acciones prácticas del gobierno, ha sido tradicional en el estilo del gobierno que en todo este último medio siglo, ha manejado los “tempos”, separados de los espacios concretos.
 
En fin que los “lineamientos” y la llamada  “actualización” han resultado en un intento de mantener, en esencia, el viejo modelo burocrático del “socialismo de estado”, donde la tendencia estatalista ha predominado, la economicistas pro-capitalistas ha logrado meter basa y la autogestionaria-socialista ha quedado reducida a “convidado de piedra”, al  papel de simple espectadora de unos selectivos y estatalmente monitoreados “experimentos” sobre cooperativas, de los que saldrá una eventual ley, en unos ¿cuántos? años.
 
A principios del 2007, Juventud Rebelde informó que una Comisión de Instituto de Filosofía de la Academia de Ciencias daría a conocer los primeros resultados de sus investigaciones sobre el problema de la propiedad en el Socialismo, “dentro de… tres años”. Han pasado cinco y ahora se nos dice que se harán experimentos cooperativos, para luego (¿?) promulgar una ley cooperativa.
 
De manera que para el gobierno-partido, con medio siglo en el poder,  dizque pretendiendo el socialismo, la amplia experiencia cooperativa y asociativa que existía antes de 1959 (en la agricultura, la pesca, el comercio, la medicina, la construcción, el transporte, el turismo, la industria ligera y hasta en la aviación con la ACTIA –Asociación Cooperativa de Trabajadores de la Industria Aeronáutica); la desarrollada en los inicios del propio proceso revolucionario (las cooperativas cañeras, por ejemplo), la posterior, controlada por el estado en la agricultura, y el extenso desenvolvimiento del cooperativismo a nivel  internacional, parecen insuficientes para aprobar una ley cooperativa extensiva a todos los sectores de la economía.
 
Posiblemente, Cuba sea uno de los pocos países del mundo que no disponga de una ley que permita el cooperativismo amplio.
 
Cada cual, es libre de hacer sus razonamientos, aunque el partido-gobierno crea que nadie tiene derecho a pensar distinto. Después de 20 años del fracaso del “socialismo real”  y todo lo que se ha investigado, escrito y dicho sobre sus causas, si a estas alturas, el partido-gobierno no es capaz de emitir una ley cooperativa, para mí, solo sería porque las ideas renovadoras habrían perdido espacio.
 
La ecuación es simple: El inmovilismo ha recobrado terreno.
 
Presidente y demás distinguidos designados funcionarios del partido-gobierno: no se puede hacer seña para la izquierda y doblar para la derecha, sin crear problemas en la vía.
 
Ni hay socialismo, palabra ausente en el discurso oficial, sin la participación directa del pueblo y los trabajadores en todas  las decisiones que los afectan. Acaba de aprobarse una importante nueva ley impositiva que a todos afecta, pero que en el pueblo nadie discutió, ni aún conoce. Una ley que grave los ingresos personales individuales, incluidos los de los trabajadores libres asociados, nunca será socialista. Como nunca lo serán las empresas que explotan trabajo asalariado.
 
Ni los llamados lineamientos representan los intereses del pueblo. Ni lo que se ha hecho en nombre de ellos, satisface las expectativas que generó la discusión previa.
 
Ni se puede seguir obstaculizando más la aplicación de medidas económicas socialistas como el cooperativismo y la participación directa y efectiva de los trabajadores en la dirección, la gestión y en parte de las utilidades de las empresas “de todo el pueblo”, sin que quede afectada la credibilidad de las intenciones socialistas en la dirección del partido-gobierno.
 
Ni se pueden  aumentar los precios, sin afectar la capacidad adquisitiva de la población, si no se suben también los salarios.
 
Ni hay que seguir esperando a un aumento de la producción para mejorar los salarios, porque es precisamente al revés, pues sin estímulo no habrá aumento alguno en la producción, mientras la economía se seguirá yendo en picada y el gobierno perdiendo apoyo.
 
Ni el gobierno-partido puede seguir ignorando las demandas populares de libertad para que los cubanos podamos decidir individual y colectivamente nuestros destinos, sin que eso tenga un costo político.
 
Ni se pueden diferir más las modificaciones en la ley migratoria, ni el pleno acceso a Internet, ni aumentar los precios de aduana a los artículos de primera necesidad, sin que aumente el disgusto popular y  el desacuerdo con el gobierno.
 
Ni se puede seguir manipulando la opinión pública nacional sobre graves problemas internos, por una sola prensa dirigida por el Departamento Ideológico del CC del PCC, sin que la gente se de cuenta y se entere por otras vías.
 
Ni se puede seguir maltratando a los cubanos por pensar diferente, sin que el mundo lo sepa.
 
Ni se puede considerar contrarrevolucionarios y agentes del imperialismo a los que promueven cambios pacíficos en la economía y la política, ni muchos menos a los que critican la lentitud, falta de coherencia y de sentido socialista en las políticas del gobierno-partido, como asumió Machado en su discurso del 26/7, sin evidenciar el más vulgar sectarismo. En todo caso los enemigos del avance revolucionario son quienes, desde sus poltronas, se oponen a las transformaciones que demanda la sociedad cubana y se han convertido en la peor retranca que obstaculiza e impide el autogobierno de los trabajadores y el pueblo.
 
Ni el partido, ni el gobierno, ni ninguna persona, son la revolución; sino el proceso de socialización y democratización de la propiedad y la apropiación y de la participación de los trabajadores y el pueblo en todas las decisiones que los afecten.
 
Ni la política del gobierno norteamericano parece ser convertir a Cuba en otra Libia, como alentar las gubernamentales  tendencias pragmáticas-economicistas a restaurar el capitalismo privado nacional y extranjero, a la espera del agotamiento del intento socialista cubano, junto al de la “dirección histórica”. Hace tiempo, para muchos en la Comunidad de Inteligencia de EEUU, un gobierno autoritario y pragmático, sería la mejor opción para la transición ordenada hacia el capitalismo en Cuba. (“Diversionista “reconocimiento” imperialista a Raúl Castro esconde siniestros propósitos”. Febrero de 2007).
 
Ni los “derechos humanos” es algo “inventado últimamente” por el imperialismo, ni la “quinta columna” de la que se habla, ha sido fabricada por EEUU, sino generada y alimentada por las malas políticas y errores del gobierno-partido. (El discurso del Presidente en Guantánamo, fue mutilado en su versión oficial de Granma, en esta parte; pero el editorial de Granma del 31/7 lo retoma. “Interesante” manera de “cortar y pegar” partes del discurso del  Presidente)
 
Ni el gobierno de Cuba tiene que discutir con el gobierno de EEUU nuestros problemas políticos  internos, sino con su pueblo. Con la abigarrada propuesta de discutir entre gobiernos los problemas de sus pueblos, solo se estaría tratando de seguir postergando el ejercicio de la soberanía por los cubanos, para no decir que sería la más vulgar formula anexionista jamás concebida.  (El discurso del Presidente en Guantánamo, fue modificado en su versión oficial, en esta parte también, quizás por la contradicción que encierra)
 
No se están teniendo en cuenta los intereses del pueblo. La llamada “actualización” no ha generado beneficios tangibles para las mayorías. Se han acrecentado las diferencias de clases. La nueva sociedad se construye ya, hoy mismo, no se puede seguir postergando indefinidamente. La juventud y los profesionales no aguantan más y se siguen yendo del país, o permaneciendo fuera buena parte del tiempo. ¿Hasta cuándo las políticas absurdas?
 
Quede claro una vez más: no es el socialismo lo que está fracasando ahora en Cuba, como antes en Europa, sino su caricatura estatalista-burocrática de corte neo estalinista.
 
Por otra parte, otros hechos, en ámbitos muy delicados, le están saliendo mal al gobierno, porque todo lo hacen desde la omnipotencia del poder total, del control absoluto de la prensa, desde la creencia de que pueden decir y hacer cualquier cosa, y “no pasa nada”, desde la idea de que los de abajo son los “culpables, los irresponsables, los vagos, los equivocados”; cuando en verdad son errores propios de la soberbia, de la incapacidad y de la incultura política de sus funcionarios y  “especialistas”.
 
Baste citar el “camillazo” cuando la visita del Papa; el desastre de Mazorra; la falta de información oportuna y transparente sobre el cólera, lo ocurrido con el cable de Internet y la corrupción en la burocracia; las falsas acusaciones de un vocero de la seguridad del estado contra intelectuales de las que se ha retractado parcialmente y el manejo publico y el tratamiento híper-politizado de todo lo relacionado con la muerte del opositor Oswaldo Payá.
 
Las consecuencias internas y externas de estos y otros desaguisados  y de los pobres resultados económicos, políticos y sociales de los últimos años, están por verse.
 
Lo siento Presidente; pero no me siento alentado por lo que últimamente viene haciendo y diciendo su gobierno. En un momento pensé que podríamos ayudar; pero los muchos portazos en la cara, no lo permiten. Yo, como otros compañeros que llevamos sobre nuestros hombros parte del peso de muchas de las tareas revolucionarias y seguimos comprometidos con la causa socialista, con la libertad y la independencia de nuestro pueblo, sentimos que la “actualización” se aleja cada vez más de los intereses de los trabajadores y del pueblo.
 
Ante la complicada situación que enfrenta el proceso revolucionario cubano y el fortalecimiento evidente de las tendencias retardatarias en el partido-gobierno, la izquierda cubana deberá replantearse algunas de sus tácticas, entre ellas su estado organizativo y su conocimiento sobre las diferentes propuestas de cambio en la sociedad cubana, incluyendo el intercambio directo, abierto y respetuoso con sus representantes a pesar de las diferencias programáticas evidentes, siempre desde la defensa de nuestra irrenunciable posición antiimperialista, anticapitalista y socialista.
 
Si es restaurado el capitalismo en Cuba, porque nadie crea ya en el socialismo y el gobierno-partido de corte neo-estalinista impida a la izquierda democrática divulgar e impulsar las políticas verdaderamente socialistas, los únicos responsables serán los siempre gobernantes.
 
De parte de muchos comunistas democráticos, también “la mesa está servida”…pero NO para el imperialismo, sino para todos los cubanos. Con el imperio no tenemos nada que discutir, mientras mantenga su criminal bloqueo, y nunca, nuestros asuntos internos.
 
Socialismo por la vida.
 
La Habana, 30 de julio de 2012 perucho1949@yahoo.es
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Temen que el obrero, el intelectual, y el artista encuentren un camino productivo propio
Carta del Maestro Ulises Aquino a la Directora de Trabajo del Municipio Playa, a propósito del cierre de “El Cabildo”
 
Cra Directora:

Tengo el deber ético de responderle, lamentablemente a usted, penoso instrumento utilizado por otras fuerzas incapaces de mostrarse públicamente, y que esconden sus verdaderas intenciones detrás de las facultades que a usted le han conferido.
 
Me irrespeta la Resolución No 29/2012, demuestra el sentir de quienes la manipulan respecto a nuestro éxito en el trabajo y sus resultados.
 
Usted afirma que los ingresos son utilizados para beneficio personal.
 
Los ingresos de la Opera de la Calle son repartidos entre todos sus artistas, técnicos, administrativos y personal de apoyo, un ejército de mas de 80 personas, incluido yo, creador y fundador de esta maravillosa agrupación, que lamentablemente el exceso de trabajo no le ha permitido a usted conocer, pero el pueblo de Cuba sí la ha visto en las calles, en los parques, en las ferias, en los Congresos, con los médicos, con los pobres, con los niños sin amparo filial, con las mujeres en la FMC, en las Unidades Militares, en los Consultorios.

Todos esos artistas entregan su arte con la subvención del Ministerio de Cultura, pero como bien expresara nuestro Presidente, los salarios no se corresponden con el costo de la vida actual.
 
¿Sabe por que repartimos ese cover entre todos?
 
Porque entre todos pagamos nuestros instrumentos musicales, nuestra promoción, nuestros micrófonos, nuestro transporte, nuestro vestuario, nuestras luces, nuestro audio, nuestro combustible, porque nos ganamos la vida con nuestro propio esfuerzo, porque nosotros mismos nos proporcionamos nuestro trabajo, y además pagamos impuestos altísimos a ustedes, cuyos salarios lo pagamos todos los que aportamos al Estado.
 
Ese cover del cual usted me acusa que es para beneficio personal, cubre también las emergencias, los almuerzos, las meriendas, de todos los artistas, técnicos y administrativos de Opera de la Calle, sus problemas personales, familiares, de sus viviendas, de sus hijos, y de sus padres, eso es fácil de saber, preguntándole a los integrantes de la Compañía.
 
Un reportaje inexacto de una agencia noticiosa extranjera ha desatado una cacería en mi contra, y ha dado oportunidad a los que sienten el único sentimiento que no se confiesa, la envidia, de poder desatar su dolor irresistible. Han enviado un comando de Inspectores a interrumpir nuestra presentación de este sábado en presencia de un numeroso público de norteamericanos y cubanos invitados del Memorial Martin Luther King.
 
Me han interrumpido en el escenario, y estupefactos vimos ingresar en “El Cabildo” ese ejército de Inspectores, comandados por un arrogante Jefe, Director del DISC, que se identificó diciendo que este era un encargo de la Presidenta del Consejo de la Administración Provincial.
Como si no existieran métodos y formas diferentes para no ultrajarnos, y muy parecido a los allanamientos nazis, llegaron a las diez de la noche creando confusión y temor entre todos los presentes, principalmente entre los artistas en el escenario, y entre mis hijos presentes. Un método muy revolucionario y novedoso para construir disidentes, pero lamentablemente sembrando en campo equivocado.
 
Los que ostentan un puesto público reciben del contribuyente un salario, mayor o menor, pero absolutamente improductivo, los casos de corrupción administrativa no se han producido entre los artistas sino entre ustedes, los colocados a manejar el erario público, los que sin producir nada tienen casos alarmantes cada día.
Dice el poeta: “…quien cuestiona al honrado, señal clara de que no lo es”, y dice el proverbio “…piensa el ladrón que todos son de su condición”.
 
“El Cabildo” se construyo con mis manos, con mis medios, los que no le robé a nadie, los que puse a disposición de la sociedad, como hombre de pueblo, mi casa la construí yo, también con mis manos, y todo el mundo me vio, no me la dieron, mi carro lo compré con el fruto de mi garganta, y mis ingresos han sido ganados con mi trabajo en el mundo entero.
 
Los que la han envuelto en esta trama temen que el obrero, el intelectual, y el artista encuentren un camino productivo propio, no son revolucionarios, son conservadores, disfrutan la comodidad del poder, que sólo les sustenta la facultad, como esta, de decidir sobre las obras humanas, para destruirlas no para potenciarlas.
 
¿Cuántos de ustedes han construido una obra como “El Cabildo” con sus manos?
 
Los más prolíferos han construido muy mal con el dinero del pueblo.
Yo no soy gastronómico, soy artista; mi intención fue brindarle a nuestro pueblo un poquito más de entretenimiento, de cultura, y que las ofertas gastronómicas estuvieran al nivel de nuestra Compañía, que no se robaran las cosas que se ganaran la vida con el trabajo limpio y el buen servicio.
 
Una última cosa, yo no necesito beneficiarme del trabajo de los demás, porque soy rico, muy rico, millonario, y lo soy no en dinero, sino en espíritu.
 
Quien ha logrado reunir millones de personas en multitudes, con su garganta y con su obra creativa, es mucho mas rico que el que guarda en su casa o en el banco millones en dinero.
 
El que con su obra consigue alegrar la vida de la gente es más que rico, porque la satisfacción se cuenta mejor que el dinero y dura más tiempo.
 
Lo que he creado para nuestro pueblo pude haberlo creado en cualquier otra parte del mundo, donde por cierto, pagan más en dinero.
 
Maestro Ulises Aquino
Distinción “Por la Cultura Nacional”.
Diploma “Amadeo Roldan” Por los aportes al desarrollo de la música cubana.
Diploma Nicolás Guillén “Por los aportes al desarrollo del Arte y la Literatura cubanas”.
Orden María Teresa Vera.
Distinción Gitana Tropical
Hijo Ilustre Adoptivo de Holguín.
Artista Emérito ANIE.
 
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Un eco que podríamos encontrar sugestivo en la pasada sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular lo constituyó el Dictamen de la Comisión de Salud y Deporte, sobre el informe de rendición de cuenta del Ministerio de Salud Pública cubano. Para nadie es un secreto que el Minsap ha llevado a cabo un proceso de ajuste presupuestario, con el objetivo de aliviar la carga económica que representan las conquistas de salud alcanzadas en este país, consideradas por el gobierno cubano como más onerosas de lo soportable.
 
Pues bien, en el informe presentado se destaca un dato elocuente, según reportó oportunamente el oficialista periódico Granma. El dato de marras se refiere al monto de lo ahorrado por distintos conceptos de racionalización, reorganización y –esto no lo dice, pero lo podemos inferir– por el proceso de despido de fuerza laboral considerada como redundante y menos idónea. El total de dinero salvado se sube hasta los dos mil millones de la moneda cubana.
 
Qué interesante.
 
En el informe se revelan otras informaciones que también merecen ser tomadas en cuenta. Por ejemplo, destaca que en los últimos 4 años se ha mantenido la tasa de mortalidad infantil por debajo de 5 por 1 000 nacidos vivos; se encuentran controladas 30 enfermedades transmisibles, 15 están eliminadas y 11 presentan baja incidencia. Se resaltan los resultados del trabajo cubano en materia de vacunación y se enfatiza en los logros de vacunas fabricadas a nivel nacional. A mí me viene a la mente que la alta esperanza de vida de la población cubana, alrededor de 78 años, también se puede añadir a esta lista.
 
Aún cuando a la población cubana le queden muchas razones para no estar satisfecha, es razonable pensar que, dentro de los distintos sectores de la economía y la sociedad, ningún otro pueda ostentar resultados mejores que este de la salud. El cubano, por lo menos, tiene asegurado llegar a viejo. Y si en lo que llega a una edad avanzada lo tratan con algunas deficiencias en algunos hospitales, compare con otras áreas a ver si en esas no le va peor. Por ejemplo, salga a tratar de abordar un ómnibus en la hora pico, y después me dice cómo está el transporte. O pase por un agromercado y compare los precios de la agricultura con el poder adquisitivo de un salario promedio. La atención médica gana por nock out a la del dependiente de la tarima, pues por lo menos encuentran su enfermedad, el tratamiento en el hospital es gratis y la medicina, casi siempre, está muy barata en la farmacia.
 
Y si todos estos resultados se mantienen es, por supuesto, fruto del sacrificio y el trabajo del personal que trabaja en los centros de atención. No del trabajo de los burócratas en climatizadas oficinas, sino del médico, el técnico y el enfermero que a veces vemos que tienen mala cara –sobre todo si llevan 24 horas seguidas de una guardia no pagada– que pueden tener alguna brusquedad o dejar tirada a una paciente en la sala de espera de un hospital porque el SIUM la busca en el lugar equivocado; pero que también salvan vidas cotidianamente con complicados y minuciosos tratamientos, a cambio de un paupérrimo estipendio y el reconocimiento sentido del paciente y la familia. No está de más recordar, de paso, que los médicos que se sacrifican por años, alejados de su familia –gracias también al sacrificio colateral de los que asumen la carga de trabajo de aquellos de conjunto con la propia–, son además la principal fuente de ingresos económicos del país.
 
Así que no debería resultar sorprendente que nos planteemos, en este momento, el tema del salario del personal de salud pública. ¿No dice el periódico que se mantienen todos esos logros e, incluso, que mejoramos? ¿No mencionan clara, inequívocamente, que esto se consigue con menos recursos? ¿Eso no implica que la productividad, la eficacia, la eficiencia y todos esos términos, aumentan y mejoran en este sector? ¿Nuestras autoridades no han repetido una y mil veces, que ese era el requisito necesario para subir los salarios?
 
Yo he querido sacar unas cuentecitas sencillas. Para empezar, recuérdese que en los últimos 6-8 años han subido tanto los precios de venta de mercancias del Estado, que si los salarios suben un 30%, a lo mejor ni siquiera recuperan el poder adquisitivo de antes de aquello, que ya era insuficiente para ganarse la vida, según reconoció el general en Jefe, Raúl Castro. Aunque no sé el personal total que trabaja para el Minsap, supongamos que sean 200 mil trabajadores en toda Cuba, entre todos, médicos, enfermeros, técnicos, personal de servicios, etc. Bien, los dos mil millones ahorrados por el recorte de presupuesto, alcanzan para una subida de hasta 800 pesos más de salario al mes. Nada desdeñable, compensa las subidas de precio y mejora un poco más la situación del trabajador. Suponiendo que sean más los trabajadores, pues tocamos a menos, pero siempre da para un buen alegrón a la familia cubana.
 
Esto no se podría tachar de dinero despilfarrado y perdido, de ninguna manera. Para empezar, el cubano no tiene otro lugar donde gastarlo que no sea en las instituciones estatales o en chinchales de cuentapropistas que pagan altos impuestos y adquieren, también del Estado, los insumos necesarios para su actividad. Así que ese dinero terminaría regresando casi completo, de nuevo, a las arcas del Estado, pero dinamizando alegremente la economía nacional. Esto podría verse como una suerte de política de keynesianismo, el mismo que tan enfáticamente se le recomienda a otras naciones capitalistas que capean su propia crisis económica con recetas de austeridad. De paso, se contribuye un poco con los ideales de justicia social que tanto han sufrido y parecen medio relegados en asuntos de remuneración y empezamos a ser un poquito más consecuentes con aquello de “a cada cual, según su trabajo” que hasta ahora, a los que trabajamos en salud pública, no se nos aplica.
 
Entonces, como hemos visto, como se ha dicho en el Parlamento, la productividad y la eficiencia del trabajo en el sector de la salud ya creció. Sería hora, entonces, de ver si el Estado tiene intención de hacer buena su promesa de subir los sueldos en estas condiciones.

Lo piensa  
Rogelio M. Díaz Moreno
Físico, poeta y cuerdo
Tribunero 4297 de la COCO
 
Lunes 30 de julio de 2012
 
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De prisas, pausas, acciones y realidades.-¿Hacia cuales futuros posibles?
Por Ovidio D´Angelo Hernández
 
La reciente celebración del IX período ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional, tanto por la amplitud e intento de precisiones de temas cruciales de los Lineamientos, como por las disposiciones y discursos asociados, merecen un detenido escudriñamiento y nuevas –siempre inacabadas- reflexiones, en el afán de que cualquier idea justa, aún “en el fondo de una cueva”, puede a veces más que un ejército, como decía nuestro Apóstol.
 
Y, a veces, hay ideas justas o disparatadas, pero todas deben ser tomadas en cuenta para revisar y precisar las direcciones de transformación de nuestra sociedad. A ello se ha referido varias veces, en los últimos tiempos, el Presidente Raúl Castro.
 
Así que haciendo uso de la libérrima opción de expresión y juicio, trato de abordar, críticamente, algunos de los pasos y afirmaciones, con el propósito de contribuir a la renovación de ideas y esquemas reconociendo, no obstante, lo positivo de que se van dando pasos importantes, a veces en dirección acertada; otros, a mi juicio, en dirección contraria.
 
Una primera referencia es que, lamentablemente, sólo nos enteramos de lo que se está haciendo por las comisiones y grupos de trabajo de la Asamblea en estas rendiciones de cuenta dos veces al año –al menos en tiempos recientes, porque en otras ocasiones ni eso era conocido-.
 
Se desaprovecha todo el poder de los medios masivos y las organizaciones sociales para informar e incorporar sistemáticamente al debate de los temas que se están tratando, a amplias masas de la población. Aún cuando las Comisiones y grupos de especialistas mantienen un cierto contacto con sectores poblacionales e instituciones sobre los temas que abordan, se pierde toda la riqueza de posiciones y aportaciones que pudiera surgir de un amplio movimiento democrático de elaboración popular de las medidas y leyes que esas comisiones elaboran y proponen.
 
La cuestión tiene mayor envergadura que el simple empleo difusivo de los medios de comunicación y organizaciones sociales, porque sentaría las bases de una participación democrática –por cierto, no sólo consultiva en ocasiones- en la elaboración y medidas de implementación y control de la gestión gubernamental.
 
Creo, definitivamente que esta es una de las carencias esenciales de los intentos de transformación social que está teniendo lugar.
 
Ello se hace evidente cuando en las palabras del Presidente Raúl Castro se afirma: “Esta batalla, imprescindible para poner orden en la economía, solo se podrá ganar con las armas de la exigencia, el rigor y la sistematicidad de todos y cada uno de los dirigentes y funcionarios administrativos y empresariales y bajo el control permanente del Partido”.
 
 De manera que los cambios en el modelo económico los garantizaría la efectividad de los cuadros de dirección empresariales y de otros niveles, con un mayor control, exigencia y supervisión y un papel más decidido del Partido a todos sus niveles -lo cual, de un lado, constituye un llamamiento a la responsabilidad de todos esos factores pero, de otro, deja fuera algo fundamental que en los propios Lineamientos apenas está signado: el papel de la gestión y control obrero y popular colectivo en toda la amplitud de las tareas gubernamentales, empresariales y de la vida nacional en general. En resumen, se trata del tema crucial de la construcción de ciudadanía democrática socialista.
 
Esto último es, en mi opinión, un aspecto esencial si un socialismo verdadero y novedoso queremos promover. Que no se puede limitar a la participación consultiva o a la expresión de acciones de las organizaciones de masas (algunas hoy inoperantes y todas extremadamente subordinadas al Partido como para ser vehículos adecuados de una participación popular verdaderamente participativa, elaborativa, generadora y controladora de la gestión estatal y social, o sea, verdaderamente protagónica, lo que hace pensar en la necesidad de renovación profunda de las misiones sociales de esas organizaciones en el contexto actual de nuestra sociedad –vale para el papel de los sindicatos, como para los CDR, etc.).
 
Y esta cuestión a que hago alusión tiene amplias consecuencias sociales, desde la legitimidad y pertinencia real de la participación social en el gobierno local y nacional hasta en la gestión de las empresas estatales para que sean “realmente socialistas”, y en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
 
Se está produciendo, de alguna manera un “cambio de mentalidad” al que se llama frecuentemente desde la alta dirección de la sociedad, pero hay que reconocer que este cambio no puede ser producto de la prédica y el llamado a la buena moral, al menos no solamente. Fundamentalmente ello se producirá en la medida en que cambiemos nuestras relaciones sociales de producción, distribución y consumo así como las relaciones de poder existentes, con el favorecimiento de instrumentos efectivos de participación y control ciudadanos; esto, al menos, es lo que se infiere de los planteamientos de Marx. Glosando: “Cada uno piensa como vive y no a la inversa”…”la esencia humana es el conjunto de las relaciones sociales”.
 
De manera que si queremos que cambie la mentalidad deben cambiar las formas de organización de la sociedad y las relaciones que de ellas se derivan, en lo económico, social y político, para mantener un rumbo acertado en la construcción del socialismo de inspiración marxista y martiana: “con todos y para el bien de todos”
 
Hoy, hay diversas versiones del socialismo que se discuten en espacios cerrados o revistas limitadas[1] y otras que, desde posiciones diversas, pueden tener un sentido constructivo –más allá de la “sublime obsesión” de una derecha contrarrevolucionaria improcedente y sometida-.
 
Frente a esto parece esbozarse una visión oficial de abroquelamiento (más bien la tendencia es a referir cualquier posición diferente a la oficial como contrarrevolucionaria, disidente o proimperialista y mercenaria, sin distingos, de manera indiferenciada y defensiva), pero lo cierto es que algunas de esas tendencias en pugna se aportan unas a otras elementos que pudieran incorporarse más decididamente en la elaboración conceptual integral necesaria de País y Sociedad e influir en la visión de “implementación” de las medidas de los Lineamientos, aunque creo que de hecho, en alguna pequeña medida esa simbiosis ocurre dada la eclosión de ideas y debates en diversos espacios sociales, sobre todo académicos e intelectuales[2].
 
El cambio de mentalidad que se requiere es fundamental, pero no sólo para mejorar estilos de trabajo, partidarios y administrativos, dentro del mismo esquema de cosas, sino para desmontar las bases del socialismo estadocéntrico, que es el que realmente limita el desarrollo de las fuerzas productivas y de la sociedad.
 
Las medidas parciales, poco elaboradas conceptualmente (llama la atención de que después de más de un año de pronunciados los Lineamientos, ahora se anuncia una comisión para su conceptualización, lo que debió antecederlos, si bien se puede decir que “nunca es tarde si la dicha fuera buena”) son paliativos, a fin de cuentas, que mantendrán el mismo estado de desaliento y alienación actual, que es la manera del transcurrir por el camino, a mi juicio equivocado, de un economicismo pragmático que ponga la mayor parte del esfuerzo en la iniciativa privada –llámese cuentapropista o de otra manera- y en el fortalecimiento, más “autónomo” de las gerencias empresariales y la distribución de incentivos a tenor de logros productivos, sin tomar en cuenta la importancia de la cooperación, de la solidaridad y la democratización de la gestión basada en los colectivos de trabajadores, y en el papel democrático de la ciudadanía responsable y generadora, en lo cual le correspondería un nuevo y fundamental papel a los colectivos de trabajadores y a los sindicatos reconceptualizados, así como a las diversas instancias renovadas del poder popular (a partir, incluso de otra concepción no monitoreada de los procesos eleccionarios para hacerlos más espontáneos y sustantivos).
 
El anuncio, finalmente, de las experiencias en cooperativas, puede facilitar un avance esencial. De hecho, aquí el problema es más de prisas que de pausas. Si esperamos a unos años de resultados para que las cooperativas sean evaluadas –en el mejor de los casos si se les confiere verdadera autonomía y gestión colectiva y social-, perderemos un tiempo irrecuperable para el desarrollo económico y de la conciencia social.
 
Ya está demostrado en el mundo que ellas funcionan eficientemente y son productoras de “otra mentalidad”, de manera que las experiencias actuales deberían ser breves y expeditas, para ajustar mecanismos y pasar, rápidamente a una Ley que las ampare en todos los sectores. Por otra parte, abrir el diapasón de las experiencias, no sólo a la reconversión en cooperativas de algunas pequeñas empresas estatales, sino a la creación  más libre,  a partir de la unión de cuentapropistas, profesionales, o grupos de personas que propongan nuevas acciones colectivas, etc., significaría un salto en el desarrollo de nuestras formas productivas y de desarrollo de la conciencia socialista.
 
Se plantea aquí el reto de renovar las formas de gestión de las empresas estatales hacia vías de cogestión, arriendo, autogestión, etc. que sean sinérgicas a las formas cooperativas que vayan surgiendo. Y, unido a ello, la elaboración de presupuestos participativos, la flexibilidad de la planificación nacional y su alcance a la participación popular territorial, local y comunitaria.
 
Al referirse a la amplitud de arrendamientos a pequeños establecimientos estatales y la experimentación de cooperativas el Presidente aborda en su discurso que “se ha seleccionado un grupo de organizaciones empresariales para la realización de experimentos dirigidos a dotarlas de autonomía suficiente y amplias facultades en su gestión económica y financiera, estableciéndose un nuevo sistema de relaciones entre las empresas y el Estado. Esta experiencia, de gran complejidad y magnitud, facilitará la supresión de frenos existentes para el desarrollo de las fuerzas productivas en el sector estatal y el diseño y posterior aprobación de una nueva Ley de la empresa estatal socialista”.
 
Todo ello muestra avances en la implementación de los Lineamientos, al igual que en la revisión de la Ley Tributaria, código del Trabajo y otras que se anuncian.
 
Sin embargo, quedan en pie las dudas que abordamos antes acerca de la amplitud, temporalidad, carácter sustantivo de la participación de los colectivos laborales y de la construcción de una ciudadanía democrática, etc. Si, por otro lado se expresa –en su alocución del 26 de julio: que no habrá aumentos salariales mientras no se aumente la producción –fundamentalmente de alimentos-, estamos ante una trampa circular, ya que la producción no se aumentará, ni se eliminarán las trabas al desarrollo de las fuerzas productivas, ni por la prédica al cambio de mentalidad, ni por la autonomía elitista de gerencias empresariales –aún con incentivos económicos parciales que se deriven de ello para los trabajadores-, ni con dilaciones al paso más decidido a formas cooperativas y de participación social en la economía y la gestión de la sociedad.
 
Estos pasos no pueden esperar 5 años, hay que darlos hoy, porque si bien es cierta la afirmación del Presidente de que no podremos mejorar nuestros niveles de ingreso y de vida si el país no produce, la instrumentación “sin prisa” de cambios fundamentales que incrementen las potencialidades y capacidades productivas del país, como estos propuestos, tiene que ser meditada pero acelerada. Por supuesto, mayor apertura al financiamiento internacional y nacional de las formas autogestionarias –dispuesto a ser empleado actualmente- serían aportes de recursos imprescindibles.
 
La ruptura de esquemas mentales esenciales –estadocéntricos y pragmáticos- es la única forma de evitar el desaliento, las olas migratorias crecientes, la corrupción y otros males sociales que van en aumento.
 
Nuestra sociedad será más diversa, en lo productivo y en lo social, con actores diferentes en lo económico y más popular y solidaria en las decisiones, si avanzamos por el camino de la de-construcción de la mentalidad estadocéntrica, pero no para promover la conciencia individualista o una pragmática económica que genere más desigualdad y alienación, sino para avanzar en la vía de mayor autonomía de la sociedad, hacia el socialismo protagónico y autogestionario en que el Estado sea sólo garante e integrador de las voluntades populares, en tanto expresión real y directa de la soberanía popular.
 
Por cierto que, el anuncio de una comisión que se encargará de modificaciones de la Constitución, debería ser sometido a amplia consulta y plebiscito nacional, a la vez que se aborden allí no sólo las incongruencias actuales entre la realidad y los Lineamientos, sino los problemas de fondo que pueden llevarnos hacia un socialismo realmente protagónico y autogestionario, lo cual debería ser precedido por amplios debates públicos y en los medios sobre las vías actuales para lograrlo, desde las diversas posiciones que, al respecto, se argumentan en el país.
 
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He cumplido 74 años, y…,
Por Félix Sautié Mederos

He cumplido 74 años y veo que a mi alrededor se desploman los ideales por los que luché desde muy joven. He vivido un proceso dentro del cual se han ido diluyendo mis esperanzas de justicia, equidad, amor y paz por causa de un centralismo burocrático y autoritario, que se fundamenta en un ego desproporcionado que solo se reconoce a sí mismo y a quienes no le repliquen nada. Es muy triste lo que percibo y cumplo con un deber existencial de expresarlo públicamente, aunque haya quienes se molesten por mi osadía y me descalifiquen, insulten o traten de reprimir mis derechos de conciencia a pensar y decir públicamente lo que pienso. Ya he vivido muchos años, quizás los suficientes para situarme más allá de las posturas que todo lo reducen a la disyuntivas maniqueas de lo bueno o lo malo, con que algunos intentan circunscribir las alternativas de la vida, como si los medios tonos y los grises no fueran también realidades posibles.

Nací el 28 de julio de 1938 por lo cual me clasifican como un “Leo”, pero no me creo un único ni mucho menos. Durante lo vivido he visto y comprendido que eso de creerse únicos, es una forma muy explícita de manifestarse el ego que todos llevamos dentro; y que cuando éste se exacerba, como ya he expresado en otras ocasiones, sólo se reconoce a sí mismo y se confunde con la única verdad posible, menospreciando las extraordinarias riquezas de las otras verdades de los demás que le rodean.

Desde 1938 a la fecha, he visto guerras, sufrimientos, mundos que se derrumban y mundos que se alzan. Tampoco me considero exento de lo escrito en el Apocalipsis; y, especialmente en este 74 aniversario propio de mi tercera edad, recuerdo aquella sentencia conminatoria que el “alfa y el omega”, le plantea a Juan al final de su larga vida: “Conozco tu conducta: tus fatigas y tu paciencia; y que no puedes soportar a los malvados y que pusiste a prueba a los que se llaman apóstoles sin serlo y descubriste su engaño… Pero tengo contra ti que has perdido tu amor de antes… arrepiéntete y vuelve a tu conducta primera… el que tenga oídos, oiga” ( AP. 2, 2 al 7)

Acepto que quizás algunos honestamente no lo descifren de forma adecuada, porque la literatura apocalíptica son anuncios expresados mediante símiles que superficialmente se hacen oscuros ya que su comprensión requiere de cultura, detenimiento y profundidad; pero en estas circunstancias no puedo expresar de otra manera mis sentimientos más íntimos dentro de los límites de referencia existenciales en que me encuentro enclavado; en cuyos espacios también se insertan mis coetáneos, algunos incluso con poder sobre la vida y la muerte. Para estos últimos van dirigidas muy en especial algunas de las “palabras de todos los tiempos” con que se escribió el Apocalipsis, las que constituyen sentencias inequívocas de tres milenios, que desde entonces juzgan y anuncian que: “Si alguno adora a la bestia y a su imagen y acepta a la marca en su frente o en su mano (en mi hermenéutica y exégesis ocasional: el poder y la explotación), tendrá que beber también del vino del furor de Dios, que está preparado, puro, en la copa de su ira” (AP. 14, 9 y 10). Quizás algunos se rían de mí y/o traten de hacerme daño; eso sería inútil porque nunca ha llovido tanto que no escampe y cuando se tira de la soga sin compasión tendrá que partirse.

Yo tengo mis propios pecados de victimario y de víctima muchas veces resignada, los he reconocido y no dejo de reconocerlos sin ambages y desde hace años trato de rectificarlos con empeño e intensidad, porque considero que cada vez dispondremos de menos tiempo para lograrlo. Pienso en consecuencia, que todos sin excepción deberíamos ser menos altaneros, autoritarios, violentos y orgullosos, para buscar en la humildad del “Cordero” apocalíptico, el amor que en el fragor de las luchas, a veces, hemos perdido o se nos ha marchitado. En las actuales circunstancias coyunturales, considero con especial énfasis que el momento es de reencuentro, de reconciliación y de perdón con justicia porque sin justicia nada será verdaderamente efectivo. Y aquí de nuevo, creo que valdría la pena recordar lo que el “Hijo de Hombre” (según se denomina al “Mesías” en el descrito éxtasis de la isla de Patmos), reitera con insistencia a Juan durante su visión “apocalíptica” (que repito a quienes me lean significa “anuncio” y no otra cosa malentendida)…: “el que tenga oídos, oiga”
He experimentado que los años de vida terrenal pasan vertiginosamente, y en este 2012 quedan menos espacios de tiempo para que las reformas y los cambios necesarios sean en verdad pacíficos, más tranquilos y más provechosos. Mientras tanto en Cuba continúan muchos oídos sordos a las angustias, los sufrimientos y los clamores del pueblo. Lamentablemente los que menos escuchan coinciden con los que más poder material tienen para resolverlos. Eso será indefectiblemente su karma, que quizás por lo dilatado, nunca alcance a ser perdonado.

Observo además a otras personas que incluso desde las posiciones contestatarias y de oposición, también se consideran dueñas de la verdad, muchas de las cuales viven en el exterior fuera del alcance de las represiones a su pensamiento; y en estas muy especiales circunstancias, juzgan, critican e incluso nos orientan lo que desde adentro deberíamos hacer. El futuro tampoco les será favorable, porque en sus afanes coinciden por los extremos con quienes reprimen al pensamiento diferente y a los amantes del diálogo, de las soluciones sin violencia, de los reencuentros y de las reconciliaciones que hagan posibles la necesaria concertación a favor de la vida, del desarrollo, de la justicia, la equidad y del amor.

En un tiempo creí en la violencia como partera de la Historia; y mis experiencias existenciales en tantos años de proceso socio político cubano, me han convencido que la violencia genera más violencia y es capaz de engendrar una cadena de rencores y de odios de la cual será muy difícil deshacerse. Finalmente reitero mi fe y esperanza en Dios y mi sentido místico de la vida. Así lo pienso y así lo afirmo a mis 74 años con el recuerdo inolvidable de mis afectos que marcharon delante de mí hacia la Casa que no se Acaba. Cuando llegue mi turno lo asumiré con amor y perdón. Lo escribo además con mis respetos para el pensamiento diferente. fsautie@yahoo.com
Publicado en Por Esto! el martes 31 de julio del 2012.
 
 
 
 
 
 
 
 
 

[1] Ver el excelente artículo de Camila Piñeiro Harnecker en la Revista Temas no. 70 sobre las tres diferentes visiones fundamentales del socialismo en Cuba hoy y quienes son sus promotores. Igualmente otros trabajos en esa revista y otras como Caminos y Espacio Laical.
[2] Esta es una de las cuestiones cruciales no resueltas que considero tenemos por delante: ¿Cómo abrir al debate público y la participación de actores populares y sociales diversos, distinguiendo de ellos las acciones intencionadas y financiadas desde poderes externos, con fines de imposición y dominio de sus políticas neoliberales e imperiales?

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