lunes, 6 de agosto de 2012

EL ORDEN DE LOS FACTORES ES OTRO


  
El orden de los factores es otro…


Félix Sautié Mederos

Crónicas cubanas


El orden de los factores es otro…

La situación económica en Cuba a pesar de los esfuerzos que se han estado realizando con la aplicación de los lineamientos económicos y sociales aprobados por el VI Congreso del Partido, no acaba de despegar. Los resultados concretos que se anuncian así lo demuestran aunque algunas interpretaciones oficiales se empeñan en matizarlos. Los objetivos previstos para el Primer Semestre del año, no se han cumplido en tanto que se anuncia un crecimiento económico ascendente a un 2.1 % en este período de tiempo que no llega al previsto incremento que se propuso para el 2012 de un 3.4%. Los planes de producción de azúcar no se cumplieron, la cosecha del arroz tiene incumplimientos reconocidos en la prensa oficial y los informes planteados por el Ministerio de la Agricultura en la Comisión Agroalimentaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular expusieron importantes incumplimientos en los planes de producción de alimentos que resultan de importancia estratégica para la reanimación de la economía cubana; específicamente se refieren a 16 productos, en especial hortalizas, papa, frijoles, arroz consumo, leche de vaca, cítricos frescos y tabaco torcido para la exportación (*).

Estos resultados y cifras fueron divulgados como parte de los resúmenes e informaciones sobre la reciente sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, e inclusive han sido comentados por algunos especialistas en temas económicos y no voy a extenderme más al respecto porque en definitiva fundamentan mi planteamiento sobre que la situación económica del país no acaba de despegar. Al respecto es importante tener en cuenta además que a partir del planteamiento en el 2007 por el Presidente Raúl Castro de la necesidad de efectuar cambios estructurales y desmontar las prohibiciones absurdas, expresados durante un discurso suyo que constituyó una señal de esperanzas para mi y para muchos, han transcurrido 5 años y la situación presenta pocos logros y un extendido hastío. ¡Qué más quisiera yo que se produjeran resultados verdaderamente esperanzadores!, porque vivo adentro de nuestras fronteras, he entregado mi vida a la lucha por la equidad distributiva y la justicia social con la cual me encuentro comprometido. ¿Cuánto más habría que esperar aún?; me pregunto, para que se creen sinergias y espacios efectivos de solución de nuestros problemas que nos permitan pasar de la fase de las palabras, los propósitos y los estudios a largo plazo, a la de las medidas efectivas que estimulen a las personas en vez de acusarlas constantemente de faltas de disciplina y de las consecuencias de los problemas que mayoritariamente crean los burócratas de la política y la economía; entre quienes por demás, aparecen periódicamente manifestaciones de corrupción que nos son anunciadas en los propios medios oficiales y que no se puede decir que las inventamos nosotros.

Por otra parte coincido plenamente con lo expresado por Pedro Campos en un último artículo suyo en el sentido que no “se puede considerar contrarrevolucionarios y agentes del imperialismo a los que promueven cambios pacíficos en la economía y la política, ni mucho menos a los que critican la lentitud, falta de coherencia y de sentido socialista en las políticas del gobierno-partido…”. Pienso sobre este planteamiento que cuando se cierran los espacios de crítica y de autocrítica se acelera la autodestrucción de los procesos sociopolíticos y a la larga se produce la debacle social y en la realidad se llega a bordear el precipicio. También en este sentido, quiero referirme a lo publicado por la Revista católica “Espacio Laical” en su reciente editorial “TRABAJAR POR CUBA: DERECHO DE TODOS” con el que coincido de conjunto y muy en especial con su planteamiento de que “Se hace necesario precisar que Cuba no es solo su Estado, sino también su sociedad”; así como con su exhortación final: “Llamamos a abdicar de las diatribas sin fundamento, de la descalificación y del descrédito contra los proyectos emergentes y sus líderes. Solo el respeto, el diálogo y la audacia de reconocer el derecho del ‘otro’ a trabajar por la patria cubana, serán capaces de encaminar el país hacia el sueño martiano de una Cuba ‘con todos y para el bien de todos’…”.

En este orden de pensamiento debo decir que coincido con la necesidad urgente de trabajar todos sin exclusiones de ningún tipo por la creación de una Cuba mejor y posible, ese propósito es incuestionable, con especial énfasis además en la no violencia, en el respeto a los derechos humanos inalienables, en la eliminación de todas las prohibiciones absurdas a las que me he referido ampliamente en mis crónicas y artículos; en la liberalización de las capacidades productivas y creativas de todos los cubanos; por la paz y la distensión internacional así como por el reencuentro, la reconciliación nacional, el diálogo y la concertación entre todos los cubanos para la solución pacífica y sin violencia de los complejos problemas que estamos enfrentando. No es mucho lo que puedo hacer desde mi tercera edad, pero por Cuba lo entrego todo, muy en especial mi apoyo moral y espiritual a trabajar por la patria cubana sin omisiones onerosas. Considero que nadie podría cuestionar estos propósitos con honradez, porque hacerlo sería un verdadero suicidio político.

Debo añadir también que en mi criterio, no hay que supeditar a que se aumenten la producción y la productividad para mejorar la retribución de los trabajadores al objeto que puedan sustentarse por sus propios esfuerzos sin tener que recurrir a otras prácticas extemporáneas; porque el orden de los factores, de acuerdo con los conceptos básicos marxistas, comienza por estimular primero al trabajador para que esos estímulos creen una concordancia positiva entre los intereses particulares y generales de la sociedad a los efectos de crear un clima de creación, trabajo y desarrollo sin imposiciones ni miedos inducidos. El orden de los factores por tanto, es otro y no el que se ha planteado oficialmente. Así lo pienso y así lo expreso con mi exhortación de poner por delante los intereses del pueblo; por una Cuba con todos y para el bien todos como la soñó José Martí. Finalmente reitero mi mayor respeto por cualquier pensamiento diferente al mío. fsautie@yahoo.com

(*) Ver “Una cadena que termina en la pesa y en la mesa”, Juventud Rebelde 22 de julio 2012, página 6.

Publicado en Por Esto! el lunes 6 de agosto del 2012.


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