lunes, 23 de septiembre de 2019

LA ESPIRITUALIDAD PROHIBIDA



La espiritualidad prohibida No. 508
Reflexiones para aportar una visión de país y de cómo construirlo entre todos

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De lo que he visto, de lo que he vivido, de lo que pienso y creo


Félix Sautié Mederos
DVIII
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#VamosPorMás0:53 / 0:55
En el sitio de Twitter de la Presidencia de Cuba con fecha 30 de agosto del presente año, se publicó un planteamiento convocatorio que, en mi opinión, es de fundamental importancia y marca un hito muy significativo para la interrelación gobierno-pueblo:

El Sitio de la Presidencia de #Cuba, dentro de su Sección “Somos Cuba”, ha habilitado una página para que cada cubano tenga la posibilidad de aportar su visión de país y de cómo construirlo entre todos. En 280 caracteres esperamos tu aporte.
0:02 5:42 p. m. · 30 ago. 2019·Twitter Web App 103 Me gusta

En mi criterio muy personal, el hecho posee una importancia muy significativa en las actuales circunstancias y coyunturas que estamos viviendo en la Cuba revolucionaria, cuando los ataques del imperialismo se recrudecen y, en consecuencia, merece algunas reflexiones esenciales y comentarios positivos hacia la voluntad política que lo determina. Considero que es un factor importante que promueve la unidad nacional de todos los cubanos que amamos nuestra patria, por cuanto nos permite divulgar concretamente, nuestro concepto al respecto de qué país queremos construir y cómo construirlo entre todos que, en mi opinión, podrá crear un gran diálogo de todos con todos. Diálogo que indudablemente propiciaría también una mayor unidad, tan necesaria en los momentos actuales, en que, como recordé al principio, el imperio cierra el cerco sobre Cuba y los cubanos para tratar de hacernos desaparecer como país y nación independiente.

Con independencia de que los imperialistas no podrán lograr sus pérfidos propósitos anticubanos, pienso que el planteamiento-convocatoria a que me refiero, sin duda alguna, se convertirá en una importante arma de unidad y defensa de la Revolución y de la nación cubana en su conjunto. En consecuencia, con mis reflexiones y respuesta al planteamiento del Gobierno encabezado por Miguel Díaz-Canel quiero plantear en primera instancia, la necesidad de darle la mayor divulgación posible a esta convocatoria para que llegue a todos priorizadamente.

Lo publicado en el Sitio de la Presidencia de Cuba plantea una voluntad política que merece el mayor respeto y consideración, por cuanto es abrirse públicamente a todos los que tengan algo que plantear al respecto del país que queremos construir entre todos sin exclusiones onerosas. Ello, en mi consideración personal, tiene mucho que ver con los conceptos del socialismo participativo y democrático, que durante algún tiempo he estado abogando a partir de mis experiencias vividas en las distintas responsabilidades revolucionarias que he asumido en los últimos sesenta años de Revolución socialista y que algunos dogmáticos y burócratas han declarado anatema. Lo he hecho con mi pensamiento propio y a contrapelo de que haya quienes lo hayan renegado y ahora se encuentren entre los detractores del socialismo. Yo soy intrínsecamente revolucionario, cristiano, comunista y sigo adelante.

Acudir a la opinión del pueblo es una acción altamente positiva que redundará en beneficios políticos de altos valores, porque si lo que correctamente se pretende es desarrollar un gobierno para el pueblo y por el pueblo, siempre tener muy cuenta sus criterios y opiniones constituye un paso esencial para alcanzar esos objetivos. En este orden de pensamiento, considero que no solo es auscultar las opiniones de la población al respecto del país que queremos. Eso es muy significativo e importante, pero tiene necesariamente que comenzar por el más amplio ejercicio de la crítica constructiva, la autocrítica sanadora y del respeto por el pensamiento propio.

Ello ante todo, requiere del más efectivo cambio de mentalidad que nos aparte decisivamente de los esquemas y dogmatismos, que algunos han logrado imponer en un primer plano de sus responsabilidades para con el país. Porque también entre otras cosas, las circunstancias y las coyunturas han cambiado decisivamente. Por otra parte, ha determinado mucho el concepto de plaza sitiada llevado más allá de lo estrictamente necesario para el enfrentamiento del criminal bloqueo de Estados Unidos a Cuba y de la guerra política, económica, cruenta e incruenta que por todos los medios al alcance de los imperialistas están perpetrando contra nuestro país desde hace sesenta años.

Aquel refrán que plantea que en río revuelto ganancia de pescadores, para algunos detenidos en el tiempo, burócratas, dogmáticos, autoritarios y conservadores, ese concepto de plaza sitiada generalizado les ha venido como de anillo al dedo, para privilegiar sus propósitos retardatarios e incluso para criminalizar la crítica y el ejercicio del pensamiento propio.

Quizás alguno considere que el concepto “criminalizar” que utilizo en el párrafo anterior es excesivo, pero yo he tenido muy amargas experiencias concretas en las que he chocado abiertamente con esas concepciones retardatarias que, incluso, debo decir que me han afectado significativamente y que aún hoy me afectan y excluyen a causa de mis ejercicios sistemáticos de la crítica constructiva y de mi pensamiento propio que me ha llevado a apoyar decisivamente el desarrollo de un socialismo participativo y democrático, que los dogmáticos consideran improcedente, porque no concuerda con sus ideas y conceptos conservadores y retrógrados.

La masiva discusión de la nueva Constitución de la República 2019 y su puesta en vigor, efectivamente, ha desarrollado un muy importante criterio constitucionalista con amplias garantías para el ejercicio de la crítica y del pensamiento propio de lo cual debemos sentirnos muy orgullosos los cubanos. En este orden de cosas, pienso que en el país que quiero es imprescindiblemente necesario erradicar por completo los criterios de quienes con poder suficiente para ello declaran dañino en todo sentido el ejercicio de la crítica y del pensamiento propio, porque de que los hay, los hay.
Criticar, incluso, pública y constructivamente lo mal hecho y los vicios que puedan presentarse es, en mi criterio, una muy efectiva arma para alcanzar las soluciones necesarias y, en general, el perfeccionamiento de los sistemas de gobierno. Lo contrario, verlo todo bien acríticamente, actúa como un cáncer que poco a poco va horadando el sistema.

Algunos detenidos en el tiempo, con una impronta conservadora y dogmática, rechazan la crítica constructiva y la acusan de colaboración con los planes del enemigo y, por tanto, preconizan el silencio en espera de mejores tiempos. Considero que estas actitudes lo que logran en realidad es todo lo contrario. En primer lugar, por subestimación de lo que verdaderamente conoce el enemigo de nuestros propios errores, que en ocasiones se magnifican por el silencio de los revolucionarios.

Además, una estrategia muy utilizada por la burocracia es no responder nada, justificarlo todo, en búsqueda de justificaciones en vez de soluciones. Tratan de acallar conciencias y dejar que el tiempo transcurra sin abrir ningún diálogo al respecto de lo que se le crítica, para que el olvido lo resuelva todo y ellos continuar inconmovibles en sus desmanes que son conocidos por el pueblo como el bloqueo interno.

Para alcanzar el país que queremos, considero que una premisa básica necesariamente, de acuerdo con nuestras circunstancias, es el enfrentamiento sin cuartel contra el bloqueo y la guerra económica que nos hace el imperialismo en todo momento. Ese es el principal obstáculo que tenemos que sortear como premisa básica para hacer efectivos los criterios al respecto del país que queremos. Por otra parte, debemos tener muy presente el hecho de que mientras que haya imperialismo en el mundo siempre habrá que enfrentarlo, para sobrevivir y salir adelante.

La otra premisa esencial en las definiciones y planteamientos al respecto del país que queremos, en mi opinión, constituye el hecho de que la Revolución cubana en sus sesenta años de existencia ha sacado a nuestro país de la dependencia onerosa y neocolonial del imperialismo yanqui en que estaba sumida nuestra república mediatizada. Ha elevado sensiblemente los niveles de salud, cultura, trabajo y dignidad de nuestro pueblo, así como muchas más cosas que sería muy extenso exponer. Por lo tanto, considero que en realidad, en respuesta al planteamiento de la Presidencia de la República a que me estoy refiriendo, no se puede partir de cero ni mucho menos porque la obra de la Revolución es innegable y está presente y viva en lo más extenso y profundo de la sociedad cubana contemporánea.

El país que queremos debe ser esencialmente revolucionario, antiimperialista, inclusivo, para que todos los cubanos de buena voluntad que lo aman quepan, antidogmático, antiburocrático y esencialmente solidario. Eso es determinante porque lo contrario considero que sería un verdadero antipaís. El planteamiento de la Presidencia de la República no debe tomarse por algunos para expresar y divulgar sus conceptos contrarrevolucionarios.

En mi opinión, el país que queremos siempre debe partir esencialmente de las transformaciones esenciales positivas que ha realizado la Revolución en sus sesenta años de existencia. Constituyen transformaciones básicas de lo que imperaba en la Cuba prerrevolucionaria que ha sacado a nuestro pueblo de la explotación ignominiosa a que estábamos sumidos; y ha elevado, decisivamente, nuestra dignidad nacional. Por tanto, en mi opinión, el país que queremos desarrollar debe ser ante todo un país producto de la Revolución cubana y de los valores que se han sembrado para siempre en la conciencia, el modo de pensar y la conducta del pueblo cubano.

Mi interpretación del planteamiento de la Presidencia de la República, es que no es de ruptura sino de una continuidad más efectiva de la Revolución cubana, en la que se consulta al pueblo para que aporte su visión de país y de cómo construirlo entre todos. Es esencialmente un planteamiento revolucionario, comprometido con la Revolución y con las necesidades de su desarrollo, así como de su perfeccionamiento dadas las circunstancias y las coyunturas del momento que estamos viviendo.

Un concepto esencial ha de ser transformar la sociedad en que vivimos de una sociedad, en la que todo está prohibido y todo hay que autorizarlo, a una sociedad en la que no está prohibido, puede hacerse siempre y cuando no afecte a los demás. Una sociedad en la que se refuercen los valores de la solidaridad humana que la Revolución ha establecido, enfrentado los egoísmos, los odios y las exclusiones onerosas y sectarias.

Una sociedad en la que todos seamos sus dueños efectivos y no se permita que existan quienes individualmente se consideren sus únicos dueños. Una sociedad en donde la moral y la honradez sean valores determinantes. En eso considero esencial el concepto de lo que es Revolución que nos legara Fidel y que nunca será ocioso recordarlo y reiterarlo, porque en mi criterio constituyen los valores básicos y necesarios de la sociedad que pretendemos construir. Sin estos valores la sociedad del presente y del futuro nunca podría ser verdaderamente revolucionaria, justa y digna con todos y para el bien de todos.

Al respecto de lo que planteo, también es importante en el sentido de desarrollar una sociedad en la que todo lo que no está prohibido pueda hacerse libremente siempre y cuando no afecte a los demás. Porque una sociedad en la que todo está prohibido y todo hay que autorizarlo y aprobarlo previamente es un factor dañino en exceso a la necesaria creatividad individual y colectiva que es determinante para alcanzar un desarrollo sostenido, próspero y sustentable del socialismo que debemos construir en el país que queremos.

En este aspecto, considero que es necesario referirme a los últimos acontecimientos que se han producido por los efectos de la agresión imperial a Cuba con acciones más agresivas aún, encaminadas a impedir que lleguen al país los barcos con el suministro del combustible que necesitamos.

Precisamente, el presidente Miguel Díaz-Canel significó la importancia que tiene la participación popular y la creatividad en su intervención del pasado miércoles 11 de septiembre durante la Mesa Redonda informativa de las medidas que el Gobierno va a enfrentar al respecto de un coyuntural desabastecimiento en los días finales del mes de septiembre del presente año, que no podrá resolverse hasta el mes de octubre en que nuevamente se normalizará el arribo de buques tanqueros con el combustible diésel que nos ha faltado por causa de las muy agresivas medidas de Mr. Trump. Textualmente el presidente, planteó la necesidad de: Trabajar con valentía −que la belleza está en lo retador de las situaciones y en crecernos− (…), con inteligencia, responsabilidad, optimismo y creatividad, sin lamentaciones, seguros de que somos capaces de superar una coyuntura como la que estamos presentando.

Además, según se informa en el Portal Cuba Debate, el presidente cubano demandó la necesidad de pensar y actuar distinto en el sentido de activar la creatividad y generar respuestas nuevas a problemas “no tan nuevos”, pero que se presentan en un escenario como el que impone la administración de EE. UU.
En consecuencia, debo decir que está plenamente aceptado y comprendido que es imprescindible potenciar la participación y especialmente la creatividad de la población para alcanzar el país que queremos construir entre todos. Pero eso es necesario llevarlo más allá de las palabras y hacerlo factible en la práctica cotidiana con medidas creativas, facilitadoras, contrarias al autoritarismo que plantea la necesidad de autorizarlo todo.

Un factor muy importante a desarrollar en el país que queremos construir entre todos, ha de ser la necesaria modernización del trabajo político e ideológico conforme a las circunstancias y coyunturas que estamos viviendo actualmente frente a una agresividad cada día más intensa y novedosa como son el enfrentamiento a las guerras de tercera y cuarta generación, así como las fake news en una tensión excepcionalmente intensa como nunca antes. Planteo este criterio a partir de mi experiencia personal, vivida en la militancia revolucionaria activa, porque la rutina y los conceptos conservadores tienen que ser enfrentados con creatividad.

El necesario cambio de mentalidad es determinante para lo que planteo en contra de la rutina y del dogmatismo que deben ser erradicados para hacer posible el país que queremos construir entre todos. Otra realidad que imprescindiblemente debemos tener muy en cuenta de manera priorizada es el envejecimiento galopante de la sociedad cubana contemporánea, lo que tenemos que enfrentar en tres direcciones principales:

– Priorizar destacadamente las posibilidades de desarrollo personal y de participación de los jóvenes en edades fértiles para que puedan asentarse adecuadamente. A tales efectos, es decisiva la priorización que se está planteando al respecto de la construcción de nuevas viviendas, porque sin tener en dónde vivir el éxodo se propicia constantemente más allá de las ideas y los conceptos.
– La tercera y la cuarta edad deben tener un conjunto de privilegios sociales básicos en cuanto a gratuidades y rebajas de precios en los transportes públicos, el costo de las medicinas y en la participación de las actividades culturales y recreativas.
– Priorizar el buen trato a los ancianos con una mayor severidad y tolerancia cero a los maltratos que en muchas ocasiones se producen por parte de algunos funcionarios de los servicios básicos y de los empleados y vendedores que tienen un trato directo con la población, quienes se aprovechan de la ancianidad para realizar sus torcidos fines, en los que la corrupción y el clientelismo son determinantes.

El cómo construirlo se puede expresar sintéticamente a partir de los siguientes conceptos: Con una participación creativa y democrática. En diálogo de todos con todos. En desarrollo horizontal. Sin exclusiones onerosas. Más allá del burocratismo, el dogmatismo y el autoritarismo centralizado.
En síntesis, quiero resumir lo que he planteado en este capítulo:
En respuesta a la convocatoria planteada por el sitio de la Presidencia de Cuba al respecto de exponer una visión personal de país y de cómo construirlo entre todos expongo, algunos criterios al respecto que considero esenciales:

– Primero, considero que cualquier planteamiento sobre el tema en cuestión tiene necesariamente que partir de un análisis crítico constructivo de la situación que se presenta en el país en los momentos actuales.

– Segundo, el país que queremos debe tener como fundamento básico los resultados evidentes de la Revolución cubana; en consecuencia, ha de ser esencialmente un país revolucionario, conforme al legado que nos planteó Fidel.

– Tercero, el sistema del país que queremos ha de ser el de un Estado de derecho, propio de un socialismo participativo y democrático en el que se propicie el desarrollo horizontal, así como la creatividad esencial tanto individual como colectiva a partir de la posibilidad de realizar libremente lo que no está prohibido siempre y cuando no se afecte a los demás, al contrario del sistema en que todo hay que autorizarlo centralmente.

– Cuarto, el sistema económico debe respetar la importancia del mercado; o sea, un Estado socialista de mercado en el que se propicie la inversión extranjera que aporte tecnología, capital y mercados. Así como se facilite el desarrollo de una economía en que los medios fundamentales de producción y los servicios básicos sean propiedad de todo el pueblo y se propicie la pequeña economía familiar y el trabajo por cuenta propia, así como el desarrollo del cooperativismo, la autogestión y la coautogestión.

– Quinto, que se propicie la libertad de expresión, la libertad de prensa con una prensa pública capaz de ejercer la crítica constructiva cada vez que sea necesario.

– Sexto, con educación y salud pública gratuita de primera calidad igualitaria para todos los ciudadanos, sin exclusiones onerosas de ninguna índole; priorizando la seguridad social de todos los ciudadanos con especial énfasis en la tercera y cuarta edad.

– Séptimo, la construcción entre todos del país que queremos, debe tener un carácter eminentemente participativo a partir de la Ley fundamental del socialismo que plantea que cada cual aporte según su capacidad y reciba según los resultados y calidad de su trabajo.

Para expresarlo en 280 caracteres:

Comenzar por análisis crítico. Un Estado de derecho que dé continuidad y no ruptura. Un socialismo de mercado, participativo y democrático con desarrollo horizontal, cooperativismo, autogestión, creatividad, trabajo por cuenta propia, y la inversión extranjera positiva. Un sistema que parta de la ley fundamental del socialismo.


Para finalizar, expreso que para interpretar efectivamente mi respuesta es necesario leer este capítulo, porque solo con 280 caracteres es imposible plantearlo.

Así lo pienso, así lo expreso y así lo propongo con mis respetos para el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular.

Finalmente, les reitero mi correo electrónico con el propósito de que puedan trasmitirme dudas, criterios, opiniones y preguntas: fsmederos@gmail.com

Continuará.

Publicado en UNICORNIO, Suplemento de Ciencia y Cultura de Por Esto y en la digital de Especiales del Periódico Por Esto! de Mérida, Yucatán, México, el domingo 22 de septiembre del 2019

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