domingo, 1 de septiembre de 2019

CONSIDERACIONES DE LA ETICA Y LA ESTETICA



A LA ATENCIÓN DE FRANK
Consideraciones al respecto de la interacción entre la ética y la estética
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La espiritualidad prohibida No. 505


De lo que he visto, de lo que he vivido, de lo que pienso y creo



Félix Sautié Mederos
DV
Eusebio Leal, quien es un adelantado del pensamiento, recientemente, en una conversación con la periodista Ivette Leyva, transmitida por Habana Radio y reproducida en diversos órganos locales, especialmente su texto en el portal Cubadebate, hizo una brillante exposición –como las que suele plantear reiteradamente– sobre la necesidad de“Transmitir a todas las generaciones el culto a la belleza”,1 concepto ampliamente fundamentado en su exposición que comparto en su totalidad.
Después de haberlo leído varias veces, porque a Leal hay que estudiarlo a profundidad para aprender de lo mucho que nos dice con sabiduría y especial atino; en consecuencia, me animé a comentar, exponer y publicar algunas reflexiones que me emergen de lo más profundo de mi ser interior. En definitiva, en cada entrega de La Espiritualidad Prohibida, reitero lo que constituye el objetivo básico de lo que escribo en esta serie, expresado en el exergo con que comienzo: “De lo que he visto, de lo que he vivido, de lo que pienso y creo”. Lo de Leal a que me refiero cumple en el momento todos los aspectos que planteo en el exergo en cuestión, porque lo que expresa lo he visto y lo he vivido en su obra de restauración en el Casco Histórico de La Habana. Tiene que ver también con lo que pienso y con lo que creo, y me induce consideraciones muy esenciales, que parten de la belleza como concepto que enriqueces la vida y su relación con la ética que debemos inculcar a las nuevas generaciones, especialmente, y al pueblo, en general. Me explicaré a continuación.
El tema que pretendo desarrollar, inducido como he expresado al principio por lo que Leal expresa en su entrevista, constituye un conjunto de reflexiones que desde hace algún tiempo me están rondando en mi conciencia referidas a la interacción que existe entre la ética y la estética; a su contenido y forma. La belleza como estímulo a una ética humanamente bella en sus formas y en su contenido. Además, expresada en lo más interno de las realidades que vivimos en la Cuba de hoy, así como de lo que requiere nuestro presente y nuestro futuro al respecto. Lo expongo con los pies puestos en la tierra, apartándome de especulaciones, desechando consideraciones abstractas más allá de las realidades concretas que estamos viviendo; aunque necesariamente tendré que referirme a algunos aspectos teóricos e históricos básicos que considero deben ser tenidos muy en cuenta en estas cuestiones que me propongo expresar. Así como también me fundamentaré en las esencias básicas de mis definiciones y convicciones al respecto, cristianas y socialistas engarzadas en una especial conjunción que últimamente he estado explicando en mis artículos. Véase “Convergencias y coincidencias entre el cristianismo y el marxismo”, La Espiritualidad Prohibida 502, Unicornio, POR ESTO! 2                                    
Ante todo, quiero reiterar que haber vivido en Cuba la época de la Revolución Triunfante de 1959 en toda la extensión de sus primeros sesenta años de existencia, que es la época de Fidel, del Che y de la afirmación definitiva de la República con todos y para el bien de todos que soñó nuestro Apóstol José Martí, por la cual los cubanos hemos luchado en continuidad durante ya más de cien años, constituye un don existencial que muchos en el futuro añorarán como nosotros hoy añoramos la época de Céspedes, Martí, Maceo y los mambises que comenzaron en 1868 las luchas por nuestra independencia definitiva y por la más plena vigencia de nuestra identidad nacional en el desenvolvimiento de una sociedad inclusiva, próspera, de paz y de justicia social.
Escribo, además, muy motivado por las incursiones docentes que he realizado hace algunos años en este tema de la ética y la estética en intensos y profundos debates con mis alumnos al respecto, que, por cierto, eran profesionales de amplio espectro, ya que durante casi diez años fui profesor de Ética Cristiana en el desaparecido Instituto Superior de Estudios Bíblicos y Teológicos de La Habana, en la Catedral Episcopal de la Santísima Trinidad, ISEBIT, en un curso que desarrollé con el tema: Ética política, cristiana y revolucionaria,3 del cual tengo publicado en mi página web el texto íntegro que se puede consultar; aunque lógicamente requeriría algunos ajustes en la actualidad, dado el paso del tiempo.
En esencia, Leal planteó en su entrevista –que recomiendo leer y estudiar en su contenido total que, en mi opinión, como decimos los cubanos, no tiene desperdicios–, un concepto básico que posee un especial valor en el momento que estamos viviendo, en el sentido de que Consideraciones al respecto de la interacción entre la ética y la estética.4
En esta dirección de su planteamiento base, lo comenzó relacionándolo con una muy conocida y hermosa canción poema de Silvio Rodríguez en la que el cantautor por excelencia de la Cuba revolucionaria pide que “el rabo de nube se lleve lo feo y deje con nosotros lo bello”. Así es que Leal y Silvio se juntan en una conjunción de ideas y conceptos básicos de cómo debería ser la Cuba revolucionaria del momento que estamos viviendo en su relación con la belleza y la ética de vida.
Por otra parte, Leal plantea algo que también considero esencial para la meditación de los habaneros y de los cubanos en general, que quiero expresar con sus palabras textuales:
(…) he de decir que no se puede convertir en consigna o en esquema grabado en lápida algo tan serio como aspirar a un socialismo próspero y sostenible. ¿Cómo puede ser próspero y sostenible nuestro modelo, si no se desatan las manos de la creatividad, si no se establece un diálogo perenne con la realidad? ¿De qué manera lograrlo si primero no se pone la mano en el corazón de la necesidad, si de pronto un acontecimiento extraordinario —como el tornado que castigó gran parte de la capital cubana el pasado 27 de enero— nos pone de manifiesto y nos tira sobre la mesa las enormes necesidades acumuladas en la gran concentración que la ciudad supone, quizás una de las más grandes en esta latitud de las Antillas? (…) 5
Eusebio Leal, siempre con lo que plantea, me deja pensando en realidades y trascendencias. Me sugiere con la elegancia y la sutileza que le es propia algo que se proyecta en silencio en mi conciencia, animándome a ir más adelante de lo que expresa explícitamente y no quedarme detenido en ello ni mucho en el tiempo, tal y como lo hacen los dogmáticos, conservadores y burócratas que pujan en lo interno de nuestra sociedad por detenerla en el tiempo y convertirla en expresión virtual de sus consignas abstractas que no se cansan de repetir.
Así es que, al impulso de la influencia del pensamiento de Eusebio Leal, me propongo tal y cómo he expresado al principio a comentar, exponer y publicar algunas reflexiones al respecto de mis concepciones sobre la interacción entre la ética y la estética en nuestra sociedad contemporánea.
Comienzo pues por algunas definiciones que considero esenciales para exponer con toda claridad mis conceptos y convicciones al respecto del tema que quiero desarrollar aunque sea brevemente , así como significar el fundamento conceptual ético-estético e histórico, que han planteado y vivido con sus ejemplos inmarcesibles José Martí, Fidel Castro y Ernesto Che Guevara, entre los múltiples héroes y padres de nuestras luchas, nuestra identidad nacional y, en definitiva, nuestra independencia nacional alcanzada verdaderamente con el triunfo de la Revolución de Fidel el 1.o de enero de 1959.
Ante todo, quiero decir que la ética se puede expresar y poner en práctica desde diversas dimensiones en su contenido y que, de acuerdo a mis sentimientos básicos, me voy a expresar al respecto desde mi punto de vista cristiano y su engarce con los conceptos fundamentales del socialismo y del comunismo, que profeso como convicción política en última instancia. En otras ocasiones he citado lo que Francisco ha planteado sobre estos engarces cuando declaró al diario italiano La República algo que para algunos fue motivo de escándalo, al plantear que: “Son los comunistas los que piensan como los cristianos”, criterio que he publicado en algunos de mis artículos y necesito repetir,6 que en Hechos de los Apóstoles 2,44 se expresa explícitamente que: “Todos los creyentes estaban de acuerdo y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno (…)”. Aquí está planteada con toda claridad la Ley Fundamental del Comunismo, dos milenios antes de que Carlos Marx escribiera El Capital. En Mateo 25,31 en adelante se plantea el ejercicio ético principal del amor al prójimo que los cristianos están convocados a ejercer “(…) porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y me recogisteis; estuve desnudo y me cubristeis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel y vinisteis a mí (…)”.
Expreso pues, a continuación, algunas definiciones que considero esenciales de todo lo planteado al respecto en el Evangelio y que cito brevemente porque se explican por sí solas:
(…) Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados, perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida que midáis se os medirá (…).(Lucas 6, 36-38)
En este sentido, quiero decir que el planteamiento ético cristiano está concebido como una necesidad primaria de volcarse hacia los demás de dar y tomar la iniciativa de lo bueno y que lo bueno que queremos para nosotros debe ser medido por lo bueno que dispensamos a los demás. Sé que hay quienes en su día a día lo defraudan desde sus posiciones jerárquicas. Esos falsos ministros de Dios son en realidad los sepulcros blanqueados y los que forman parte de la raza de víboras que en su tiempo Jesús denunció con toda dureza. Sus descendientes son quienes hoy lo volverían a crucificar, si de nuevo se manifestara físicamente entre nosotros, porque en lo espiritual siempre estará con y entre nosotros. Recuerdo lo que dijo al respecto: “Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. (Mateo 18,20)
Además, cuando a Jesús el destacado fariseo Gamaliel le preguntó su opinión sobre cuáles eran los mandamientos más importantes, le respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo (…)” (Lucas 10, 27 y 28). En tanto que Juan en su Primera encíclica complementa y explica estos mandamientos expresando que: “Si alguno dice: ‘Yo amo a Dios’, y odia a su hermano, es un mentiroso, pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve” (Primera encíclica de Juan 4, 20 y 21)
Jesús, exigió a sus discípulos y seguidores una entrega total a la causa por los demás. Baste señalar un planteamiento concreto sobre su exigencia y radicalidad: “Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla corroe; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. (Lucas 12,33-34). Específicamente a sus discípulos dijo con tono tajante en una expresión de pobreza evangélica que nunca deberíamos olvidar quienes nos proclamamos sus discípulos o seguidores: “Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes no puede ser discípulo mío”. (Lucas 13, 33)
Como resumen de este aspecto referido al desprendimiento de la riqueza que proclamó Jesús de Nazaret, unido con la práctica del amor y del compromiso con los pobres, que dan una impronta muy específica al concepto ético político y cristiano, es muy importante tener en cuenta la respuesta que Jesús le plantea al joven rico y justo que se le acerca para decirle que cumple con todos los mandamientos y preguntarle qué otras cosas deberá hacer para tener herencia de vida eterna:
“Aún te falta una cosa: vende todo cuanto tienes y repártelo entre los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven y sígueme. Al oír esto se puso muy triste, porque era muy rico. Al verlo, Jesús le dijo ¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de Dios” (Lucas.18, 22-25)
Fidel en su legado de lo que es Revolución nos planteó un conjunto de principios que no me canso de citar textualmente en mis escritos y que en uno de los mismos nos plantea concretamente que Revolución: “es no mentir jamás ni violar principios éticos”. Su legado expresa, en mi criterio muy personal, sus conceptos básicos de la ética fidelista, además de con su vida ejemplar nos los dejó claramente ejemplificados en sus actuaciones revolucionarias para que no se albergaran dudas de su legado que considero debe ser un material de estudio, análisis y reflexión permanente.
“¡Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender los valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.
En tanto que Che en su artículo titulado “El socialismo y el hombre en Cuba”, que en mi opinión bien puede considerarse su obra cumbre, expresó textualmente lo que considero define su criterio básico de lo que es la ética:
“(…) hay que tener una gran dosis de humanidad, una gran dosis de sentido de la justicia y de la verdad para no caer en extremos dogmáticos, en escolasticismos fríos, en aislamientos de las masas. Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo y movilización (…)”.
José Martí, en la extensión de su obra y en el ejemplo de su vida, nos legó un concepto al respecto de la ética que puede ser objeto de una tesis al respecto; y solo como botón de muestra, quiero citar uno de sus versos sencillos que considero constituye un genial resumen de su concepto ético:
Con los pobres de la tierra
quiero yo mi suerte echar:
el arroyo de la sierra
me complace más que el mar
Si de acuerdo con lo que se plantea en la Enciclopedia cubana Ecured el valor de la estética es, y cito textual:
“(…) el valor estético sólo existe en una relación peculiar entre el hombre y el objeto (mundo circundante) (…) // El ser humano en cada época, teniendo en cuenta el ideal estético de su sociedad va a darle a los objetos cualidades que lo van a distinguir entre lo bello y lo feo, lo trágico y lo cómico, lo sublime y lo ridículo. La relación del hombre con el mundo que lo rodea se concreta en las categorías estéticas que se manifiestan a la hora de nosotros emitir una valoración del objeto a apreciar (…)”.
En consecuencia, tendríamos que también los principios éticos, en su concepción y en su conjunto como conceptos concretos de índole espiritual que pueden concebirse, requieren para completarlos en sí mismos de una expresión estética consecuente con su contenido.
En este orden de pensamiento y de cosas, considero que, en la Cuba de hoy, tenemos una gran necesidad de ética con estética consecuente con las ideas básicas y principios del socialismo próspero, sostenible y participativo que nos hemos propuesto alcanzar. Me fundamento para expresarlo en hechos y realidades concretas sobre la cuales brevemente quiero llamar la atención:
En este sentido, nos encontramos actualmente en el país inmersos en un esfuerzo intenso y sostenido del gobierno de las nuevas generaciones, presidido por Miguel Díaz-Canel, de acercarse directamente y al máximo posible al pueblo, a sus intereses vitales, para actuar en consecuencia cambiando todo lo que deba ser cambiado; así como promover el imprescindible cambio de mentalidad que se requiere para alcanzar el desarrollo que necesitamos.
Estos esfuerzos necesitan de un acompañamiento efectivo por parte de los funcionarios a todos los niveles y, muy en especial, en la base, donde el contacto con la población es más directo, al objeto que su ética esencial sea atender con solicitud y amor al pueblo del cual dependen. Me refiero a una ética que requiere además de una estética conceptual cargada de la belleza, que implica su contenido en favor de la equidad distributiva y de la justicia social en una sociedad socialista. En ese orden de cosas, lamentablemente aparecen a diario entropías burocráticas al respecto de la ética del servicio al pueblo, que en la base se hacen evidentes en el trato de algunos funcionarios, vendedores y empleados de servicio a la población, que poco o nada tienen que ver con los esfuerzos que realiza el Gobierno central para el desarrollo de un socialismo próspero y sostenible que, según lo que nos plantea Eusebio Leal y reitero: “no se puede convertir en consigna o en esquema grabado en lápida”; o sea, detenido en el tiempo como propugnan los burócratas, dogmáticos y conservadores que se creen dueños de la verdad y de un pensamiento único acrítico y dependiente. Lo que requiere de un efectivo ejercicio de enfrentamiento a los inmovilizadores del pensamiento que, con sus exclusiones e intolerancias, se apartan de la base esencial de una ética socialista y revolucionaria que debe prevalecer en nuestra sociedad.
Lo ético es bello en lo espiritual y lo bello es condición esencial que da fundamento a lo ético. En su contenido, lo ético tiene que ver con los valores que deberíamos poner en práctica en todo momento, tales como, entre otros más, el amor, el respeto por el prójimo, la bondad por encima de todo, ser solidario con quien lo necesita sin discriminarlo por sus ideas, la justicia, la responsabilidad, la honestidad, promover la amistad, amar la libertad, trabajar por la equidad, propiciar la paz sobre la guerra. Bueno en el legado de Fidel tenemos una síntesis genial de los valores que deben conformar la ética revolucionaria que nos corresponde poner en práctica en todo momento.
En esto residen algunas de mis principales preocupaciones, que no son totalizadoras ni mucho menos, para un tema tan importante que requiere del concurso de todos como es lo referido a la interacción entre la ética y la estética en el momento en que vivimos, de acuerdo con los esfuerzos que se realizan por alcanzar un socialismo próspero, participativo y sustentable en medio del reforzamiento de las agresiones contra el pueblo de Cuba que plantea la pérfida política de Mr. Trump y sus acólitos; que tenemos que derrotar ineludiblemente para sobrevivir y salir adelante en un país de paz, amor, equidad distributiva y justicia social. Con todos y para el bien de todos.
Así lo pienso y así lo expreso, en mi derecho a opinar con mis respetos para el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular.
Continuará.

Notas
5 Ídem.
Finalmente, les reitero mi correo electrónico con el propósito de que puedan trasmitirme dudas, criterios, opiniones y preguntas: fsmederos@gmail.com
Publicado en el Suplemento UNICORNIO de Ciencia y Cultura de Por Esto! y en la Sección digital de Especiales del periódico Por Esto! de Méridad, Yucatán, México el domingo 1 de septiembre del 2019,






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