miércoles, 11 de abril de 2012

SPD 92

SPD
No. 92 (15/ año 4). La Habana, 9/4-2012
“Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista”.
Art. 53 de la Constitución
Boletín por un socialismo más participativo y democrático.
Artículos, notas, reseñas, publicaciones de interés.
Los autores son los responsables de sus escritos.
Reenvíe este boletín a todos los que estime conveniente.
Se autoriza la reproducción total o parcial en cualquier soporte.
Recopila: Pedro Campos CE perucho1949@yahoo.es
Se agradece todo tipo de participación y colaboración, artículos, críticas, comentarios, sugerencias y opiniones sobre forma/contenido
ÍNDICE
En una cuartilla de tierra:
Más control sí; pero de abajo.
La luz de Kronstad
Por Miguel Arencibia
Socializar la producción de la medicina, actualmente estatizada
No se trata de privatizarla, entregarla al capital para que explote a médicos y enfermos; sino de desestatizarla, socializar su producción, para bien del servicio y de sus trabajadores
Por Pedro Campos
Los fieles, la Semana Santa y el Papa Benedicto XVI
Crónicas cubanas
Félix Sautié Mederos
TEMOR DE CHOCAR
Por Félix Guerra
CONTENIDO
En una cuartilla de tierra: Más control sí; pero de abajo.
Hemos leído varios artículos, intervenciones y cartas a la redacción de Granma, que solicitan más controles como vía para solucionar los graves problemas actuales en la producción, la distribución, el consumo y la corrupción. Los hay que estiman necesario poner “leyes para controlar las leyes económicas” que, como expresaron los clásicos de la economía política, son independientes de nuestra voluntad.
Y desde luego, esta filosofía es la que genera a los encargados de controlar a los que trabajan, y a los responsables de controlar a los que controlan a los que trabaja, a los de abajo. ¿Y quién controla a los que controlan a los inspectores que controlan el trabajo en la base? Por favor…Acábese de entender que el socialismo es autogestión, autocontrol, autogobierno.
Los animadores del control desde arriba, “extraterrestre”, para nada mencionan el control de los trabajadores, el control popular, el control directo de los ciudadanos, el control desde abajo. La verdad es que no hay instituciones, leyes ni procesos verdaderamente democráticos para ejercerlo. El centralismo autoritario solo ha sabido generar estructuras afines.
No hay control de los trabajadores sobre las economías de las empresas. Son los funcionarios gubernamentales impuestos que responde a la estructura burocrática superior los que saben, los que dominan los datos reales de las empresas.
No hay referendos, no hay leyes para controlar el poder ilimitado de la burocracia permanente, no hay revocación, la renovación es con incondicionales designados, no con leales al socialismo, al pueblo, a los trabajadores elegidos por estos; no hay rendiciones de cuenta ante el pueblo de los que disponen de sus dineros, no hay transparencia en el manejo de los fondos del gobierno.
Solo tenemos control de arriba hacia abajo. De abajo hacia arriba… nada.
Y todo ese “controlismo” enfermizo solo genera más estado, más burocracia, cuando de lo que se trata es de avanzar a una sociedad cada vez más desburocratizada, donde los seres humanos por ellos mismos asuman las mejores normas de convivencia, se auto-gobiernen, manejen ellos mismos sus empresas, sus fabricas, sus almacenes, sus tiendas, sus hospitales, sus escuelas, sus barrios.
-No Señor, los cubanos no están preparados para eso.
¿Volvieron los colonialistas españoles? ¿Quién habla, Valeriano Weiler o el General Resoples?
¿Y cómo es posible asumir tales normas, mientras el sistema de organizar la producción, la distribución y el consumo, el que determina sobre las formas de la conciencia social, se siga basando en estructuras jerarquizadas y burocráticas? “Modelo” en el que unos dirigen y otros trabajan, unos controlan y deciden sobre los recursos que todos los otros producen.
Hay que aumentar la producción, dice el gobierno. ¿Y cómo es posible hacer realidad esa consigna con tantas regulaciones, controles y controladores imponiendo trabas a cada paso?
¿Con un aparato gigantesco de militares, policías, segurosos, “dirigentes”, funcionarios, inspectores, estructuras ministeriales nacionales, provinciales y municipales, burócratas en general, chupándose el presupuesto formado con todo el embargo estatal sobre las ganancias que producen las empresas y sobre los ingresos de los trabajadores, los profesionales, los internacionalistas y los que trabajan fuera del país?
Sobran, entorpecen los controles de arriba, sus regulaciones, sus controladores de la burocracia, sus tantas restricciones, sus leyes impositivas absurdas, sus administraciones e inspectores corruptos y corruptores. Con más controles desde arriba, no habrá soluciones, solo más complicaciones.
Lo que necesitamos son controles desde abajo, desde los colectivos laborales y sociales, democracia directa y participativa. Democracia real, como la llaman indignados y ocupas.
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La luz de Kronstad
Por Miguel Arencibia
La misérrima situación de Rusia, agravada por la I Guerra Mundial, cristalizó las ansias populares en una consigna dúplex: “todo el poder a los soviets y tierra para los campesinos”. Con tales emblemas se fue radicalizando zigzagueantemente la revolución iniciada en febrero de 1917.
Con la mayoría de los anarquistas presos, desterrados o asesinados por la represión zarista, así como diezmadas sobremanera las fuerzas de otras corrientes revolucionarias, Lenin al frente de los bolcheviques, enarbolando magistral y maquiavélicamente aquellas metas, el día-víspera del Congreso de los Soviets de Rusia les da un madrugonazo al asaltar el Palacio de Invierno, evitando así la celebración de su magno evento.
A partir de ello y como expresara cinco años después en el X Congreso del Partido Comunista sus cuadros fueron infiltrándose en los soviets y tomando su dirección, lo que no los anularía formalmente pero sí funcionalmente como fuerza directriz de los proletarios. Rol en que el bolchevismo los suplantaría.
Algo similar en efectos sucedería con “la tierra para los campesinos” y la violenta apropiación de la casi absoluta producción de los hombres del campo: éstos y sus familiares –no únicamente los terratenientes o mujiks- perecieron por hambre en cifra millonaria.
La burocracia creció exponencialmente dentro del aparato estatal, como nunca antes durante el zarismo. Lo que aparte del asedio a Rusia por otros países europeos y graves errores económicos, gravitó sobre las espaldas trabajadoras, desangrándolas como una enorme y voraz sanguijuela.
En los años postreros a la llamada Revolución de Octubre, epidemias, luchas, hambrunas, ejecuciones al por mayor y la crisis general económica-social habían acabado con más de 20 millones de personas y por sobre un millón habían logrado abandonar el país. El trabajo forzado y los gulags o campos de concentración “florecieron” impulsados por el Comisario de Guerra, León Trotski. La muerte hasta por las causas más nimias estaba en la orden del día. Se había logrado salir de la I Guerra Mundial para entrar de lleno en otra, más mortífera para el pueblo.
Contra el poder bolchevique, la desviaciones de Lenin y su núcleo más cercano respecto a sus anteriores comprometimientos y traiciones, como la dirigida contra el antes aliado campesino Ejército Negro ukraniano, que había participado en la derrota del zarista Ejército Blanco, surgieron diversos focos de sublevación, levantamientos en el campo y huelgas en las fábricas (a punto de paralizar ciudades principales como Petrogrado). Todo núcleo de oposición reprimido con tal saña – el llamado “terror rojo”- que hubiera sido la envidia del monstruoso Rasputín.
Fue así que las tripulaciones de dos barcos atracados en Kronstad, ciudad de la isla insignia de Kotlin, del Golfo de Finlandia -a 35 millas de San Petersburgo, que después sería Leningrado, utilizada tradicionalmente como base de la flota báltica rusa- mantuvieron un encuentro de emergencia, enviaron representantes a contactar con los huelguistas de las ciudades, en las que comprobaron la despiadada represión gubernamental; tras lo cual, ambas tripulaciones acordaron una resolución con 15 demandas que fue remitida a Petrogrado.
Entre las más importantes de esas demandas estaban la reelección en los soviets, soviets sin bolcheviques; derechos de libre sindicalización, reunión, asociación, expresión y prensa; liberación de presos políticos, abolición de todo privilegio especial para cualquier partido, y total libertad de acción y comercio.
Con la refutación por el gobierno bolchevique de tales demandas, y por la búsqueda de la igualdad de los salarios de los obreros y el levantamiento de los bloqueos de caminos para el ingreso de los alimentos a la ciudad, los marinos de Kronstad, demandando como estandarte el paso a soviets libres, se sublevaron en marzo de 1921.
El gobierno respondió con un ultimátum el 2 de marzo. En tanto, los trabajadores de Petrogrado, bajo la ley marcial, no pudieron ofrecer mucho apoyo a Kronstad, que fue atacada a partir del 7 de marzo. Después de 10 días de continuos embates, el gobierno tuvo que forzar “a punta de pistola” a muchas unidades a atacar. Aún así algunos miembros del ejército rojo se unieron a los rebeldes.
La revuelta de Kronstad fue aplastada por la superioridad numérica de ese ejército que envió contra ella a más de 50,000 efectivos, irónicamente comandados por diversos oficiales ex -zaristas ahora rojos, pero que tuvo que sufrir más de 10,000 bajas por la valentía y denuedo de los alzados.
El 17 de marzo de 1921 las fuerzas bolcheviques penetraron en la ciudad. En los días subsiguientes se desató una tenebrosa pesadilla sobre los sobrevivientes: miles de hombres, ancianos, mujeres y niños fueron ejecutados y otros miles enviados a los campos de concentración en Siberia, que les servirían de cementerios.
Aquella sería durante 50 años la última de las grandes sublevaciones contra el bolchevismo, estalinista o no, pero su luz perviviría. De hecho, Kronstad fracasó pero quedó como un destello de dignidad y preclaridad, contra una ideología fallida que lleva a un modelo desviado -de capitalismo monopolista de Estado- y jamás al verdadero socialismo. Lo que se ha comprobado históricamente.
De Kronstad emergieron radiaciones de libertad que periódicamente explosionaban como, cuando en 1975, el continuado descontento por las enormes contradicciones en la sociedad soviética, provocó un motín a bordo de la fragata Storozshevoy, encabezado por su joven capitán al que se sumó la unanimidad de la tripulación. La nave sería asaltada y Sablín inmediatamente ejecutado.
Quince años después de esto, serían el llamado socialismo real y la controversial y paradójica URSS, con la mayor parte de sus satélites, los que se hundirían en el mar del fracaso y la desintegración bajo el peso de las grandes traiciones, los tremendos desatinos y las enormes incongruencias nacidas de la confrontación de los hipócritas y manipuladores discursos y actuaciones oficialistas con la realidad. Ahora, sin que hubiera de dispararse un solo tiro.
En virtud de que la praxis es el criterio de la verdad, nos queda pendiente, con la luz de Kronstad y adversando los dos tipos de capitalismos (privado y de Estado), emprender la travesía hacia el verdadero socialismo.
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Socializar la producción de la medicina, actualmente estatizada
No se trata de privatizarla, entregarla al capital para que explote a médicos y enfermos; sino de desestatizarla, socializar su producción, para bien del servicio y de sus trabajadores
Por Pedro Campos
A los siempre sacrificados, capaces y nobles trabajadores de la medicina cubana.
El sistema de salud pública también ha sufrido deterioro debido a la crisis estructural del actual modelo, reconocida, en parte por el gobierno/partido, el cual decidió emprender recortes de personal y presupuesto que afectan, del mismo modo, al sector.
Faltan insumos, medicamentos y medios de diagnósticos. Algunos van al mercado negro. Los centros asistenciales que atienden a la población (no los destinados a dirigentes y extranjeros) no satisfacen todas las necesidades de los pacientes o lo hacen con deficiencias, a pesar del enorme sacrificio y el esfuerzo de los trabajadores del ramo.
Estos obreros asalariados del estado –aunque profesionales-, mal pagados, mal alimentados, sin las adecuadas condiciones para realizar su labor humanitaria, son objeto de exigencias por burócratas y pueblo; pero no son bien apreciados, como se puso de manifiesto en un amplio intercambio de correos electrónicos en la red de Infomed, poco divulgado por la prensa oficial.
Buena parte de los profesionales de la medicina se van en misiones internacionalistas –que separan familias y crean problemas sociales- procurando las ventajas materiales que oferta el estado. Se ha sentido la falta de especialistas dentro por priorizar programas internacionales.
Muchos trabajadores de la salud, abandonan definitivamente el país, como los profesionales de otras ramas, a pesar de las restricciones especiales para ellos, buscando su realización personal. Hay un curso de 32 graduados de estomatología, de los cuales solo quedan 3 aquí.
Al mismo tiempo, se ha ido generando una forma de retribución en especie o en dinero por el servicio médico prestado, generalmente no concertada ni demandada. Los bajos salarios en el sector, hacen muy difícil rechazar tal práctica. Recientemente un médico que pidió aumento de salario fue suspendido y estuvo en huelga de hambre hasta que el MINSAP le restituyó su derecho a ejercer.
Ninguna de las medidas de la “actualización”, podrá solventar tales problemas que tienen causas sistémicas. Solo se resolverían con cambios en el modo en que se produce, se genera el servicio médico, actualmente en la forma estatal-asalariada-centralizada.
Lo que se necesita es avanzar en un proceso de socialización y democratización, desburocratización y desestatización de la dirección, administración, la gestión y la retribución en las estructuras del subsistema-salud y en los centros asistenciales, donde confluyan los intereses profesionales y gremiales, los intereses científicos de la salud y la medicina, los administrativos y de los colectivos laborales y sociales.
Habría que contemplar otras formas de ingreso, además de la actual asignación presupuestaria estatal-central-burocratizada, con estimados que no reflejan la realidad en cada lugar, siempre cambiante. Se destinan recursos insuficientes o sobrantes a los centros de salud. Los raquíticos fondos salariales son inamovibles.
Parte primordial de la solución estaría en abrir otras posibilidades de ingresos al presupuesto médico, que permita mantener la salud gratis universalmente, y desarrollar otras opciones como el movimiento mutualista de sindicatos y asociaciones de profesionales.
Igualmente podría estudiarse una política impositiva justa, dirigida a continuar subvencionando los gastos de salud, por ejemplo a artículos de lujo y productos que generan enfermedades como el alcohol o el tabaco.
Con el presupuesto que incluya la recaudación de tales impuestos y por cientos específicos de los ingresos que generen la atención a extranjeros en Cuba y en el extranjero, seguridad social debería pagar a cada unidad sanitaria por los servicios precisos que presten a la población, de manera que con esos ingresos, cada entidad médica pueda manejar y financiar autónomamente sus gastos y mejorar las entradas de sus trabajadores según los resultados de su labor. Ha trascendido que se está realizando un trabajo contable que pudiera servir de base.
No se trata de “vender” el servicio médico, sino de buscar la manera de retribuir mejor a los trabajadores de la medicina, hacer el servicio menos gravoso para el presupuesto estatal y más eficiente para todos por igual. Se dejaría atrás el desestimulante sistema de salarios fijos por categorías adquiridas, que no se corresponde con el aporte real. Además de las categorías adquiridas, se pagarían las guardias y trabajos concretos de los profesionales en calidad y cantidad.
Parte de la solución estaría en posibilitar, también, formas del cuentapropismo en salud pública por los jubilados o por los activos, una vez concluida la jornada en su centro asistencial. De manera que los profesionales de la medicina legalmente puedan consultar, curar enfermos y dar fisioterapia, en sus casas o a domicilio, impulsando estos servicios y sin criminalizar la retribución libre y voluntaria de sus pacientes.
Esto mejoraría la economía de nuestros trabajadores de la salud y los liberaría de tener que aceptar “regalos”, buscarse “misiones” o arriesgarse a “trabajar por la izquierda”.
Los esquemáticos-inmovilistas contrarios a cualquier modificación al estatalismo asalariado neoestalinista, pondrían el grito en el cielo: ¡“quieren privatizar la medicina”!: los mismos que cierran los ojos ante tales realidades y confunden estatizar con socializar, estado y sociedad.
Privatizar la medicina sería entregar hospitales, laboratorios, centros de investigación, de producción o venta de medicamentos al capital privado para que explote asalariadamente a científicos, médicos, personal-paramédico y enfermos. Eso querrán los partidarios de la libre concurrencia de capitales. Pero no es eso lo que aquí se plantea ni lo que se necesita.
De lo que se trata es de liberar este sector de la tutela y explotación a las que lo somete el estado burocrático y socializar su producción, ponerla en manos directas de sus trabajadores, para autogestionar el servicio, mejorar la asistencia a la población y el bienestar de los laborantes de la salud.
Aquí los “revolucionarios del estado” cometen el mismo error reformista que en el resto de los sectores: entender el socialismo como algo relativo a la esfera de la distribución, no a la de la producción. (1) y (2)
Los profesionales de la medicina, como los demás, tienen necesidades que el estado no puede sufragar según propia confesión y lo menos que pudiera hacer es permitirles que desarrollen vías autónomas, colectivas o individuales, para mejorar sus condiciones de vida.
De aplicarse esas propuestas, los trabajadores se sentirían más comprometidos con el servicio, cuidarían más los recursos, los desvíos disminuirían o desaparecerían, la disciplina se asumiría conscientemente y la gente podría tratarse con el médico que desee y no con el que le “toca”.
Se resolverían infinidad de problemas primarios que hoy obligan a los pacientes a visitar policlínicos y hospitales, aflojando la presión sobre los centros asistenciales.
Si todo esto se hiciera, dijo alguien, muchos médicos no irían a cumplir misiones y se afectaría una de las primeras fuentes de divisas estatales. Es la visión estado-céntrica, enfocada al mercado exterior explotador del trabajador, que predomina en la medicina, el turismo, la biotecnología y otros sectores hiper priorizados en las inversiones por sus réditos al estado.
Filosofía que ha frenado el desarrollo de otros segmentos de la economía y de regiones enteras del país hasta empobrecerlos y ha mercantilizado e impulsando a la emigración a su más importante fuerza productiva: los trabajadores especializados.
Esas modificaciones voltearían la orientación de la medicina, más encaminada a resolver prioritariamente metas del estado burocrático, como obtener más divisas por el trabajo internacionalista y presentar buenas estadísticas relativas para la imagen pública; que a resolver los problemas sanitarios concretos definidos por la población misma y los especialistas que se sentirían mejor remunerados y, todos, más involucrados en las soluciones.
-Sin esas divisas, no podríamos tener el sistema de salud que tenemos. Dirá el burócrata.
-Es verdad. Tendríamos otro, mejor, que también buscaría divisa; pero estaría menos orientado al lucro del estado. ¿Alguien pudiera informar con exactitud, cuánto dinero ha entrado a Cuba por esa vía y cómo y dónde se ha empleado? Los lineamientos 110 y 111 del VI Congreso abordan parcialmente el tema.
Y sigo: Habría menos oportunidades al “robo de cerebros”, muchos jóvenes profesionales no se irían, con mejores condiciones de vida tendrían aquí sus hijos y nuestra población no seguiría decreciendo y envejeciendo: el más grave problema estratégico de salud que tenemos, -si vemos la salud en su concepción más amplia, más allá de pastillas, inyecciones, operaciones, ejercicios físicos, higiene y alimentación- porque implica la paulatina extinción de la población cubana, que el estado soslaya en esas raíces, por razones obvias.
El estado reduce las prestaciones sociales y, arriba, se sigue quedando con la gran parte de los miles de millones que pagan los gobiernos y negocios extranjeros por el trabajo de nuestros médicos y demás profesionales, músicos, artistas y deportistas Si no se les brinda a todos por igual, otras posibilidades de desarrollar sus iniciativas y ganarse decentemente la vida, continuarán las deserciones, las “traiciones”, los desvíos de recursos, la división de las familias y en general otros problemas sociales.
De manera que también a los trabajadores de la salud pública, y a todos los demás profesionales, se les debe reducir los altos impuestos que se les imponen por prestar servicios en el extranjero y permitirles asociarse libremente para producir o ejercer por cuenta propia.
La ética médica está en la calidad y el humanismo del servicio que se presta, no en lo que el médico cobre o deje de cobrar por su trabajo. Si en Cuba es “gratis” una operación que cuesta diez mil dólares en EE.UU., esto se debe a la baja paga a todo el personal médico y a la devaluación a la que ha sido sometida la moneda nacional, precisamente por la exigua retribución a la fuerza de trabajo, que es la que agrega valor a las mercancías y a los servicios.
Mientras la fuerza de trabajo sea mal retribuida, no habrá productos abundantes y de calidad.
Y esta ley económica es válida para los frijoles y para los servicios médicos también.
Asuma el estado los cambios necesarios, consecuente e integralmente. Acabe de resolver el problema de la doble moneda. Respete el valor de la fuerza de trabajo (el primer derecho del trabajador, que los “sindicatos” han olvidado). Y libere de toda traba, sin más inercia, papeleo, ni burocratismo, al cuentapropismo y al cooperativismo en todas las esferas.
El paso de jicotea en los cambios y su falta de integralidad, solo benefician al inmovilismo y a la plena restauración capitalista privada, los extremos que se apoyan mutuamente y que hacen todo lo posible por evitar el verdadero avance socialista en Cuba.
Socialismo por la vida.
La Habana, 6 de abril de 2012
1-C. Max. 1-C, Marx. Crítica al Programa de Gotha, O.E, en tres Tomos, T-III, Editorial Progreso, Moscú 1974. “El socialismo vulgar ha aprendido de los economistas burgueses a considerar y a tratar la distribución como algo independiente del modo de producción, y, por tanto, a exponer el socialismo
como una doctrina que gira principalmente en torno a la distribución.”
2-C. Marx. El Capital. Tomo III. Capítulo LI, Relaciones de distribución y relaciones de producción.
“…las relaciones de distribución son esencialmente idénticas a estas relaciones de producción, el reverso de ellas, pues ambas presentan el mismo carácter histórico transitorio…..Las llamadas relaciones de distribución responden, pues, a formas históricamente determinadas y específicamente sociales del proceso de producción, de las que brotan, y a las relaciones que los hombres contraen entre sí en el proceso de reproducción de su vida humana. El carácter histórico de estas relaciones de distribución, es el carácter histórico de las relaciones de producción, de las que aquellas solo expresan un aspecto.”
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Los fieles, la Semana Santa y el Papa Benedicto XVI
Crónicas cubanas
Félix Sautié Mederos

A partir de la proclamación en Cuba del estado laico, en sustitución del ateísmo científico como política de estado, procuro apreciar la participación del pueblo en las jornadas litúrgicas de los templos habaneros y también busco información sobre el resto del país. En estas circunstancias, puedo decir que se observa un ritmo de recuperación en la asistencia a los cultos no sólo católicos, con un sensible incremento después de la visita del Papa Juan Pablo II en enero de 1998.

Me ubico desde muy adentro, incluso como participante y estudioso de la teología, porque me empeño en escribir sobre el tema con propiedad y conocimiento de causa, tratando de diferenciarme de quienes expresan criterios profanos sobre las religiones en general, sin tener en cuenta los sentimientos de sus fieles, así como del pueblo que busca en el sentido espiritual de la vida. La religión, aunque no se puede negar su interrelación con la política, no se debería juzgar sólo sobre la base de lo político sin tener en cuenta la fe de los creyentes, porque se incurrirían en errores de fondo muy significativos, tal y como en mi criterio está sucediendo en estos momentos con muchos que quisieran haber visto reflejados en los últimos acontecimientos con motivo de la visita del Papa sus opiniones por muy justas que pudieran ser, lo cual incluso no las pongo en dudas y las respeto.

Así es que la participación en las misas y oficios religiosos se han ido incrementado en los términos de iglesias casi llenas o llenas aunque no siempre, dejando atrás los viejos tiempos de los ámbitos semi vacíos. Además en esas coyunturas cada “Domingo de Ramos”, al inicio de la “Semana Santa”, los templos católicos se desbordan de fieles y en otras etapas del año litúrgico las procesiones que de nuevo se han autorizado reúnen grandes cantidades de participantes; muy especialmente las de la Peregrinación Nacional de la Virgen Mambisa por todo el país, recientemente culminada. Asimismo, las tradicionales conmemoraciones de San Judas, la Virgen de Regla, la Virgen Milagrosa, la Virgen de las Mercedes y muchos santos patronos se colman de fieles y creyentes, incluso de los cultos populares cubanos. Especial interés tiene la sincrética celebración de San Lázaro en La Habana cada 17 de diciembre, así como las de Santa Bárbara y San Francisco de Asís. Esta relación podría ser muy extensa y considero que debería ser apreciada desde adentro, antes de ponerse a emitir juicios correspondientes a un pasado que ya no es presente.

Los criterios profanos sobre la Iglesia Católica se han intensificado con motivo de la visita del Papa Benedicto XVI a Cuba, como peregrino de la Caridad, en la conmemoración del Año Jubilar 2012 por el 400 aniversario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre. Ha habido de todo: juicios acertados, desacertados incluyendo insultos y groserías muy al uso, como consecuencia de las pasiones desatadas por causa de las circunstancias que estamos viviendo, en las que se manifiestan represiones, violencias y enquistamientos que tanto daño hacen a la sociedad cubana contemporánea. Quiero decir que no soy un “ingenuo” ni mucho menos un “baboso”, tal y como algunos han clasificado a los que hemos seguido con especial aprecio esta visita papal. Yo respeto el pensamiento diferente y no me canso de afirmarlo en mis crónicas y artículos, por lo que no puedo aceptar esas descalificaciones e insultos. Con independencia de su persona en si misma, Benedicto XVI es el Pastor Universal de los católicos y como tal lo respetamos; en tanto que desde el punto de vista teológico en última instancia, entre Dios y el hombre hay una interrelación única y directa de Padre Creador a criatura o viceversa, que comporta múltiples lazos místicos y religiosos, sin la necesidad de alguna mediación especial que no sea la de Jesús de Nazaret como Dios y hombre verdaderos, camino, verdad y vida según el mismo se definió.

La Iglesia católica cubana no es el sistema político-social, el gobierno o los disidentes; tampoco se le debería confundir sólo con su jerarquía, porque la Iglesia es la expresión en su conjunto del pueblo de Dios. Los que no conocen estas prácticas, esencias y definiciones conceptuales deberían estudiarlas y tratar de comprenderlas para ser más objetivos en sus análisis y no herir a los creyentes. En una anterior crónica, dije algo que ahora debo reiterar sobre lo que hayan hecho durante la visita del Papa, el gobierno, la jerarquía católica o incluso los disidentes, constituye una responsabilidad de conciencia y de obra por la que tendrán que rendir cuentas ante Dios y ante su pueblo. En lo personal repudio la violencia, el uso de la fuerza contra el pensamiento diferente y que se le limite a las personas las libertades de expresión, de movimiento y de asociación. Cada vez que suceda, lo condeno. Eso lo he reiterado en mis escritos y crónicas.

La Iglesia católica es, dentro del país, una importante expresión de la sociedad civil, más allá de las precisiones de cifras porcentuales dentro de la población cubana. Lentamente ha ido ganando espacios y abriendo ámbitos de encuentro, diálogo y reconciliación que si bien quizás no sean los más abarcadores y efectivos, son, en cambio, muy importantes en medio de nuestras circunstancias y coyunturas. Su descalificación e incluso las adjetivaciones y los insultos, así como muy en especial los ataques que algunos han expresado, considero que no benefician a las soluciones que tanto necesitamos en Cuba. Los que sin real conocimiento de causa han vaticinado una disminución generalizada de la feligresía y la influencia católica después de la Visita del Papa Benedicto XVI, deberían haber asistido a la Misa en la Catedral de La Habana con los peregrinos cubanos y de otros países que viajaron a Cuba con motivo de la visita papal; aquella fue una experiencia inolvidable para los que allí estuvimos. También me refiero a las liturgias colmadas de fieles del pasado “Domingo de Ramos” y de “Semana Santa” 2012; o a la reciente convocatoria de la Revista Espacio Laical para un diálogo con el cubano-norteamericano Carlos Saladrigas, repleta de participantes de todas las tendencias e ideas en el más amplio espectro de los últimos tiempos. En ese encuentro todos no estábamos de acuerdo en ideas y proposiciones, pero dialogamos. ¿Eso es desprestigio o aumento de influencia…? Así lo pienso, así lo afirmo y así lo pregunto. fsautie@yahoo.com
Publicado en Por Esto! el lunes 9 de abril del 2012.
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TEMOR DE CHOCAR
Por Félix Guerra
Si voy a chocar (ineluctable según
la Historia), preferible no ver la piedra filosófica.
Cierro rendijas y miro con el reborde.
E intuyo colisiones. Evito así el temor
de chocar. Y no una sino varias veces con la misma piedra.
Chocar fortalece músculos al verso.
La contusión ayudar a madurar. Y
la fruta chocada progresa en la frente
y justifica ver crecer magulladuras.
Como tropezar en Madagascar
sin careta nasal. O tragar en Turquía arrogantes y afiladas cimitarras.
II
Verso que teme chocar, sortea
flancos, esquiva tránsito y pasos peatonales. De paso, eso sí, evita indignantes equívocos y calumniosas interpretaciones.
Teoría del verso que peregrina o recula y evita chocar, se apoya en otros matorrales. Antiguo escape precavido.
En términos prácticos, algunos califican al verso que teme chocar de comodidad automotriz.
Dicen aquellos: no es responsable soñar ni conducir utopías.
Poemas de la sangre cotidiana
Abril de 2012

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