viernes, 23 de septiembre de 2011

PAISAJE URBANO Y DESAFIOS FUTUROS

publicado por : BIBE VAZQUEZ
Paisaje urbano y desafíos futuros

Félix López


Cuba comenzó a ser otra... Y en la propia Habana pareciera que dos capitales pugnan por el mismo espacio: una ciudad adormecida en el tiempo, a ratos despintada, ruidosa, que ha sobrevivido a la superpoblación cosmopolita, a carencias de todo tipo y también a la desidia; la otra, cobra vida en sus nuevas cafeterías, paladares, peluquerías, gimnasios, alquileres y anuncios de todo tipo —feos o de buena presencia—, que nos advierten de la existencia apretujada de vendedores de discos piratas, carpinteros, mecánicos, albañiles, costureras, barberos y masajistas...
Los rostros de esos cubanos también comienzan a ser otros. Que lo diga aquel que simulaba trabajar ocho horas diarias, en un sitio improductivo y por un salario que ni un mago estiraría al fin de mes, y hoy prueba su suerte como trabajador por cuenta propia, concepto que implica asumir que ahora todo va por su cuenta y no cabalga en las espaldas del Estado: el capital, la microeconomía, los impuestos, la disciplina y la legalidad. Pero aún así, la gran mayoría de los 333 mil coterráneos dedicados en cada una de las 181 actividades del "cuentapropismo", prefieren ponerles alma y pecho a las dificultades y probarse a sí mismos que pueden emprender su propio camino.
Poco a poco otras buenas nuevas han venido irrumpiendo en el paisaje urbano: quién duda que ahora, al final de cada jornada escolar, las calles son más alegres con la presencia de todos los estudiantes de preuniversitario que volvieron a la ciudad. Para ellos habrá que pensar también mejores opciones de recreación, una enseñanza que se acerque a lo que siempre soñamos y una actitud personal que los haga mujeres y hombres de bien. Cuba, lo sabemos quienes la amamos, está urgida de preservar todo aquello que la hizo grande, crecer como nación y perfeccionar su economía y las formas de participación, para que esos hijos nuestros se sientan bien en ella y tengan una motivación para quedarse aquí y crecer con esta Isla.
Y aunque no han irrumpido en los medios de comunicación con la misma fuerza que ya lo hacen en las entrañas de la sociedad, también hay nuevas formas de pensar, de debatir y de analizar el presente y el futuro del país. Nuestra gente habla a viva voz de su vida cotidiana, de los cambios que se experimentan, de la lentitud en la implementación de otros, de los burócratas que comienzan a sentirse en jaque, de los corruptos sentados en el banquillo de los acusados, de la necesidad de que el periodismo se parezca más a la vida y de demostrarnos todos, como diría un amigo, que "Revolución quiere decir que la gente viva, que la gente respire, que el salario valga, que el dinero contribuya a robustecer valores espirituales, que calidad de emociones significa calidad de vida, y que el sacrificio no es una finalidad, sino un medio".
De ese debate legítimo, engendrado en el pueblo, quieren participar también quienes odian y desprecian el camino de independencia que medio siglo atrás eligieron los cubanos. Y en ese intento hay de todo: cubanólogos, politólogos, gente de buena fe y hasta terroristas... Algunos auguran el fracaso de Cuba, otros se atreven a demonizar lo que aquí aplaudimos por necesario. Uno de ellos, con acceso a importantes medios de difusión en el mundo, ha lanzado esta "teoría" para demostrar que abdicamos: "El trabajo por cuenta propia crea una pequeña burguesía en Cuba, revierte la política del ‘periodo gris’ y atenta contra la advertencia de Lenin, de que la pequeña burguesía es el enemigo más peligroso del socialismo".
Resulta que ahora los enemigos de la revolución cubana son más leninistas que el propio Lenin. Fueron esos los que convulsionaron aquel 18 de diciembre del 2010, cuando el Presidente Raúl Castro les destruyó en una sola oración de su discurso el sueño de restauración del capitalismo en Cuba: "La planificación y no el libre mercado será el rasgo distintivo de la economía y no se permitirá la concentración de la propiedad"... Quienes apuestan por demonizar, criminalizar y enjuiciar a los trabajadores por cuenta propia escogieron un camino que, además de mezquino, es risible, por insostenible. Cuba cuenta con ellos como uno de los motores del desarrollo futuro. Y su presencia en el paisaje urbano, inequívocamente, llegó para quedarse.

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