miércoles, 21 de septiembre de 2011

DIFAMACIONES CONTRA LOS ANARQUISTAS CUBANOS

Marcelo "Liberato" Salinas responde punto por punto las difamaciones del Señor Ubieta y la s nuevas calumnias contra los anarquist@s cuban@s
Marcelo "Liberato" Salinas | Para Kaos en la Red | 20-9-2011 a las 21:28 | 396 lecturas | 29 comentarios
www.kaosenlared.net/noticia/ocho-respuestas-libertarias-para-senor-companero-visceversa-ubieta
Compartir:
Marcelo Salinas, en memoria 1. Explorando desconciertos

Una de las cosas más desconcertantes y terribles que nos ha enseñado el siglo XX es que los gobiernos “revolucionarios”, “socialistas”, “antiimperialistas”, han reproducido en capacidad y en procederes represivos a los gobiernos mas clásicamente burgueses frente a la contestación anticapitalista universal. Más allá de los mentalmente limitados Libros negros del comunismo, que manejan el asunto de la comparación de los niveles represivos entre ambos sistemas opresores del siglo XX, a nivel de simple matemática y cálculo, la represión de los capitalismos estatales “socialistas”, ha tenido efectos más devastadores a nivel moral, porque han condenado los impulsos telúricos a la justicia y la igualdad de donde han surgido, a ser simples delirios incomunicables, que solo se pueden articular en lo adelante por medio de la política de los príncipes revolucionarios o por medio del retorno a formas más o menos encubiertas de capitalismo tradicional.

Trotsky en su, por demás, enjundioso libro La revolución traicionada creyó que el fin de la tiranía burocrática en la URSS comenzaría cuando la clase obrera, salida inmune mentalmente de la noche de horror, sangre y difamación, retomaría la lucha por tomar el control de su Estado proletario soberano; pero perdió de vista que la fuente más importante de existencia de ese Estado proletario, si alguna vez ha existido algo similar, es la propia vida y energía de los proletarios y que la muerte social, mental y hasta gramatical de los trabajadores es la única condición de existencia del Estado proletario soberano.

Es que, además de todas las expropiaciones en nombre de la Nación y el Estado, y por supuesto del socialismo, nos han dejado sin lenguaje. La gramática de la Transdominación -útil concepto desarrollado por uno de nuestros compañeros- es opaca y agotadora, desmoviliza y aliena. La de la dominación guarda el siniestro encanto de ser clara y transparente, y ante ella sólo queda el clásico ¡Libertad o Muerte! Si nosotros los libertarios que vivimos en Cuba saliéramos a la calle hoy con un cartel gigante que dijera ¡ABAJO EL CAPITALISMO!, que es una de las cosas que más tenemos ganas de hacer, la gente, a lo sumo, se compadecería de nuestra festinada inocencia; la Seguridad del Estado, por su parte, nos abordaría para preguntarnos quien nos autorizó a oponernos públicamente al capitalismo y finalmente Enrique Ubieta nos acusaría de agente encubiertos de la derecha reaccionaria. En fin, que estaríamos solos en el país de las multitudes socialistas…

2. Un doctor muy ocupado con una imaginación tergiversadora enorme

Esa es la realidad concreta de la oscuridad transdominadora que estamos viviendo, la misma que puede explicar la dificultad que hemos tenido para decidir cómo definir a Enrique Ubieta. Él ha captado con sensibilidad atenta las resonancias implícitas que contiene el hecho de que lo hayamos definido como “Doctor”, lo que enérgicamente no ha aceptado. Pero no hay en su texto nada más parecido a un tono doctoral que cuando decide dictaminarnos, con el pulgar levantado, cuándo digerimos bien o no citas de autores, y si son pobres o no para responder la pregunta del examen, como todo un profesor de la más rancia academia. Lo que no atendió fue la urgencia de que nos respondiera la pregunta final de ese texto respecto a ¿en qué lugar de la barricada estará él al final de la aplicación de la política “económica” de los lineamientos del Partido Comunista Cubano?

Ahora el Sr. Co. Ubieta dice no tener tiempo para atender los textos que se le dedican, pero le recordamos que fue él quien primero tuvo tiempo para enfilar su batería de dardos venenosos y tergiversadores, de ciego interesado, sobre nosotros. Por nuestra parte nunca hemos dedicado ni un minuto a hablar ni bien, ni mal de él ni de su trabajo. Incluso, hemos seguido con interés lo que hace y por eso decidimos no lanzar invectivas al viento sobre su carácter de asalariado de la seguridad cultural y ubicar su obra en su contexto. Su libro fue comprado y leído por muchos en 1994 como una tabla salvavidas ante la evaporación histórica del Marxismo-Leninismo cubano fundado por Blas Roca para explicar la historia de Cuba. Por algo de eso fue premiado, y por eso mismo usted debió considerarlo propicio para enviar a concurso en esa coyuntura de inicios de los 90. Usted fue un adelantado niño prodigio en esas lides ¡qué le va a hacer ahora! No tiene de qué avergonzarse, gracias a esos resultados investigativos, para nada desechables, está donde está hoy y nadie podría pasar por alto su valioso trabajo en el periódico La calle del medio.

Pero lo que no podemos permitir es que delante de nuestras narices usted despliegue sin contestación su creativa capacidad de establecer asociaciones difamatorias que, como un mal espiritista, va tejiendo sobre la mesa hasta dejar al auditorio semi- (por suerte no lo logra del todo) hipnotizado ¿Qué vínculos nos puede impugnar con liberales, socialdemócratas, católicos, queno sea el de haber ido a los espacios que escasamente existen a participar en el debate de ideas que se está abriendo? A los libertarios no nos son suficientes los blogs y sitios electrónicos, que usted desde su casa y su privilegiada conexión a Internet prefiere. Nosotros vamos al debate de ideas donde se dé y sea útil. Le repito ¿por qué no asistió al evento de Estado de SATS a defender su capitalismo estatal que tantos dividendos le reporta? Tal vez porque estaba concentrado en sus investigaciones o haciendo su trabajo que más dividendos le reporta: mirar desde fuera para ver como tejía su telaraña de suposiciones conspirológicas. Eso lleva tiempo y es mejor desde fuera para ser objetivo, ¿no?

Decir que esta polémica es un pretexto “bien manejado”, es como decir que se auto felicita de haber logrado destapar públicamente este molesto nido de marcianos llamado “anarquistas del Observatorio Crítico” pues el pretexto fue bien manejado por usted que fue, repito, quien inició este, por demás, necesario debate. Quienes le escriben no tuvimos vínculos específicos con el Ted Hanken que usted ha tratado echar a andar en sus extraviadas teorías conspirativas, pero si usted quiere afinar el tiro le podemos dar información de primera mano a usted y a todos los interesados: averigüe qué es el periódico El Libertario de Caracas, quien fue Nerio Casoni, quién es Daniel Pinos, quién es Karel Negrete, quién es Octavio Alberola, quien es Frank Fernández, quién es Samantha Levens, quién es Gustavo Rodríguez, qué es la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) de España y de Francia, qué es la Confederación General del Trabajo (CGT) de España, qué es la Federación Anarquista Ibérica (FAI), qué es el sindicato Solidaridad Obrera de España, qué es Movimiento Libertario Cubano, qué es la Industrial Workers of de World (IWW) qué es la revista Letra A de Italia, qué es la Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, qué es la Revista Internacional de Estudios Libertarios Germinal, qué es la revista La Libertad de Costa Rica, qué es la video-revista Sinapsis de Chile, qué es la Editorial “La Malatesta”, y en fin qué es la declaración “No están Solos” (traducida en cinco idiomas) y quién es el mismo Marcelo Salinas, para que tenga un mapa preciso de los vínculos de nuestras ideas con lo mejor de la historia proletaria y popular cubana y los nexos internacionales de los “desvalidos” libertarios, y no el ditirámbico muñeco que su imaginación envenenada arma constantemente como un disco rayado y que siempre se detiene en reaccionarios surcos.

Esas relaciones de solidaridad y apoyo, los anarquistas que trabajan en el Observatorio Critico las han puesto al servicio de todos, no sólo de los anarquistas. Y en gran medida gracias a eso el Observatorio ha logrado ser lo poco que es hoy.

Por eso le digo infórmese y conozca antes de sus irresponsables asociaciones.

3. Un nacionalista ciego

Ahora usted dice no defender el nacionalismo burgués, pero no encontramos en ningún ensayo suyo nada que se salga del empeño de darle contenido y sustancia a esa “Evolución Histórica de la Nación Cubana”, fabricada, como toda teleología nacionalista, para dejar afuera o subalternizar las huellas populares sobre las que se levanta la nación libresca y escriturada, de la que usted ha fungido como uno de sus historiadores. Quisiéramos estar equivocados. Por otro lado es bueno que usted recuerde que Martí no es un nacionalista para que lo sepan los ideólogos del PCC que lo leen, porque así le exigen al Ministerio de Educación que se lo enseñen a los adolescentes en la escuela y con eso, entre otras cosas, borran el origen y el lugar de esa frase en la estrategia de Martí, que fue en un debate con los tabaqueros anarquistas, sus más fervorosos aliados después, que a mediados de 1890 platearon en su leído periódico El productor la necesidad de una postura crítica frente a los que se oponían a las huelgas obreras por cuestiones nacionalistas:

“la patria la componen sus hijos y no existe una patria libre si esta mantiene a sus ciudadanos oprimidos dentro de sus fronteras. Poco importa si los que nos esclavizan son extranjeros o cubanos: la realidad es la misma”

Ubieta, en una parte de su texto dice que nosotros como Rafael Rojas:

“Diferenciamos la “etapa marxista” de la “nacionalista”, para canjear el antisocialismo por el anticastrismo en el discurso contrarrevolucionario –más manejable, porque se asocia a una persona y no a una doctrina revolucionaria”

La etapa marxista y la nacionalista del proceso político del Estado cubano está documentada en las Constituciones de 1976 y de 1992, si quiere puede leerlas y fue el “castrismo” quien llevó a cabo esa exitosa transacción ideológica que no produjo ningún contratiempos en el sistema político cubano. Rafael Rojas saca sus conclusiones políticas de esto, nosotros las nuestras. Lo único que nos une es la percepción común del hecho, a partir de ver lo que usted no quieres ver, pero le repito, lea sus constituciones y verá. El “anticastrismo” ha sido el nombre que ha recibido el dispositivo de polarización y neutralización de todas las formas de contestación que han existido en Cuba desde hace más de 50 años.

Diversas tendencias políticas han asumido ese rótulo con ufana satisfacción, porque eso es lo que han sido: “antis”.

Nosotros no lo necesitamos, porque nos interesan los procesos colectivos de aprendizaje de la autonomía y de la libertad, y no cambiar figuras malas (proyanquis) por buenas (antimperialistas), y viceversa… Son precisamente los castristas y los anticastristas los que necesitan la soberanía nacional (estatal). Los que son como usted, porque en el castrismo han encontrado la expresión concentrada del estable orden jerárquico que a usted lo inspira y sublima. Sus enemigos, los anticastristas (QUE POR CIERTO, MUCHOS PRONTO SERAN ENEMIGOS NUESTROS TAMBIEN), porque en el anticastrismo tienen la vía más expedita para hacer el recambio de poder que necesitan para ellos. Los dos, usted y ellos, olvidan que Cuba está poblada de personas que piensan y deciden y desde ahí estamos tratando de hablar nosotros. El culto a la soberanía nacional ha sido un potente somnífero que ha permitido en todos lados el despliegue sin obstáculos de la dominación estatal y su eternización. Un partidario de la socialización (“socialista”, de ahí viene el término, Ubieta), adepto al culto de la soberanía nacional es un contrasentido tan gigantesco que se ha hecho algo normal, pero los fracasos de todos los socialismos de soberanía nacional nos recuerdan que la tierra todavía no está en el cielo y que el efecto de la droga no está garantizado contra la historia.

Insistir en la incompatibilidad de la soberanía nacional con el socialismo no es una simple estrategia “blanda” para destruir el socialismo desde adentro, como piensa la mente de Ubieta regimentada por el salario que recibe, sino un recordatorio de que la organización del tipo Estado nacional es la forma histórica institucional por excelencia de destruir toda organización y gestión popular, proletaria y local, de la cual debe nacer la sociedad comunista pura y dura que Ubieta dice desear. La soberanía nacional no es un atajo táctico para esperar la revolución mundial que estaba esperando Trotsky y defender mejor el socialismo frente a la indiscutible voracidad imperialista, sino que, bajo esa argumentación laudable, se ha larvado históricamente la vía más expedita para lograr parasitar el socialismo y construir un nuevo régimen de opresión sobre el prestigio de la lucha por la emancipación.

4. Un fascismo a la medida y los demonios inesperados de la soberanía nacional

Es en tal sentido que su versión del fascismo es muy discutible. El fascismo europeo triunfó en los corazones de las multitudes, en pueblitos de campo y en los barrios urbanos de muchas localidades de Europa central, no por el dinero del capital financiero, esa vergonzosa versión corrida por el stalinismo en voz del comunista búlgaro Gueorgi Dimitrov, que sólo describe el pomposo ascenso final del fascismo al poder en Roma, Berlin, Viena, Madrid, Budapest. Esa versión pasa por alto que los fascistas, antes que los bancos le pagaran, capitalizaron para sí el nacionalismo que los partidos socialistas europeos ya habían cultivado exitosamente desde fines del siglo XIX, y que los hizo auspiciar en 1914 la matanza colosal de trabajadores en la llamada I Guerra Mundial, en el empeño por demostrar su fidelidad ante todo a la soberanía nacional de sus Estados. El capital financiero reconoció en Hitler su hombre, después que las multitudes asalariadas, desempleadas, envilecidas por la barbarie bélica y descreídas de poder cambiar por sí mismas sus vidas, lo reconocieron como el Gran Hombre que le podía dar sentido nacional a sus vidas. Otro búlgaro, pero de origen hispano judío, Ellias Canetti, autor del interesante texto Masa y poder, un hombre sin militancia izquierdista explícita, describió con más honestidad el fenómeno que vio crecer ante sus ojos en la Viena donde se radicó en los años 20:

“En esa época, para la gente corriente no había esperanzas de resolver con fuerzas propia la miseria y el desempleo.

Muchos, no pudiendo soportar ese vacío, se dejaron contagiar de la peste alemana (…) pensando que absorbidos por una fuerza mayor la vida les sería más fácil (…)

Fue la crítica al culto a la soberanía nacional de los maduros partidos socialistas europeos lo que hizo relevante mas allá de los medios socialistas rusos, incluso en los medios anarquistas, al poco conocido Vladimir Ulianovitch “Lenine” en 1916 y 1917, quien planteó en esa coyuntura que la única salida a todo ese lodazal de socialismo gubernamental era la revolución socialista de proletarios, soldados y campesinos. “Todo el poder a los soviets” significaba y significa ningún poder a los representantes permanentes y profesionales de las organizaciones populares y proletarias. Todo el poder a las organizaciones locales de creadores y productores de base y a la construcción de abajo hacia arriba, de lo pequeño a lo grande de la nueva sociedad.

Cuando los bolcheviques sintieron que ellos tampoco podían controlar como pensaban esa presión instituyente desde abajo que venía de los soviets, echaron mano entonces nuevamente a la soberanía nacional, a las jerarquías militares y burocráticas y a la policía política para entronizarse por encima de la marea revolucionaria, creando el monstruo bicéfalo de la URSS.

En el mismo abismo reaccionario de los partidos socialistas europeos y los bolcheviques rusos, pero de manera más precipitada aún, cayeron los anarcosindicalistas españoles, fuerza obrera lúcida y poderosa si la hubo en el siglo XX. En 1937 un influyente sector dentro de ellos comenzó a pensar en “su gobierno republicano”, provocando una aceleradísima confrontación con las admirables formas de gestión obrera, campesina y popular que aterrorizaron a terratenientes, burgueses y estalinistas. Aquello dio lugar a las matanzas de colectividades enteras de productores y consumidores libres en Andalucía y en particular Aragón, dirigidas por el tristemente célebre general comunista Enrique Lister, o a la extraña muerte de Buenaventura Durruti, el gran anarquista social ibérico, y a la disolución de los colectivos que él lideraba, todo lo cual dio al traste con una de las revoluciones anticapitalistas más radicales que se hayan producido hasta hoy.

Si usted está de acuerdo con aquel cartel “Socialismo es soberanía nacional” que le echaron en cara a los trabajadores los autores de los Lineamientos el pasado 1ro de mayo, usted está de acuerdo en dar continuidad en Cuba a la misma alienación que condujo a las multitudes alemanas a encontrar su Gran Hombre; usted es partidario de la prolongación en nuestro país del oportunismo maquiavélico bolchevique, que se agarró de los extendidos sentimientos anti estatales y anti autoritarios de las masas rusas al final de la “primera guerra mundial”, como los que hoy reaparecen en Cuba, para desde ahí replantar el frondoso árbol de la autocracia y la dominación; usted está abriendo el camino para la reedición de la misma fuerza bruta que aplicó el general comunista Líster sobre las colectividades de productores libres aragoneses (con la neutralidad de los ‘anarquistas gubernamentales’) y de cualquier intento de socializar la propiedad estatal en Cuba. En fin usted está promoviendo la aplicación sin contratiempos de la política soberana del Estado cubano de apertura al capitalismo mundial, de forma tal que los productores agrícolas cubanos reciban tierras en usufructo temporal y los extranjeros, en propiedad por 99 años… ¡vaya paradojas las de esta soberanía nacional donde los mismísimos defensores son los que están diseñando fronteras “porosas” a las empresas transnacionales y la apertura “suave” en Cuba, acusándonos a nosotros los anarquistas cubanos de ser sus promotores intelectuales!

Frente a estafas de semejante calado es que enjuiciamos la utilidad y el valor iluminador para la realidad que se vive hoy de obras tan disimiles y comunes entre sí como Rebelión en la granja de George Orwell, La fuente húngara de Cornelio Castoriadis o el concepto de transdominación desarrollado por uno de nuestros compañeros desde nuestra isla, para el mundo.

5. El internacionalismo de Estado y sus efectos

Dentro de los hechos lamentables del “socialismo” estatal implementado en Cuba está el pasaje histórico del inmenso caudal de solidaridad que ha derrochado el pueblo cubano en estos 50 años y cómo toda esa hermosa energía y sangre derramada en Africa al llevarse a cabo hizo cumpliendo órdenes superiores derivadas de acuerdos entre gobernantes, todo ese empeño colectivo no se revirtió en una profundización de la revolución mundial hacia adentro, ni hacia afuera.

Angola se convirtió en un país dominado por el MPLA, que soberana y organizadamente ha abierto el país al saqueo de su naturaleza por todas las potencias mundiales. Namibia hasta hoy sigue condenada a la nada.

Para nosotros, el fin de la solidaridad militar con los pueblos de África nos condujo a las puertas de un periodo de “Rectificación de errores y tendencias negativas” en que el invicto comandante estratega de Kuito Kuanabale, tuvo que vestirse de jardinero para intentar podar el delirante florecimiento de una tecno burocracia que, sembrada bajo sus auspicios años antes, culminó el proceso de ingestión y paralización de la sociedad cubana y, por otro lado, pero vinculado a lo anterior, hacerle frente a una seria acusación internacional de tráfico de drogas a uno de sus muchachos generales, que con su fusilamiento se cerró un oscuro y enterrado laberinto que Ubieta seguramente ni mencionar quisiera.

Hoy el nuevo internacionalismo cubano, no con soldados sino con médicos y personal técnico, adolece de los mismos vicios de lo anterior: es por órdenes superiores. Localidades enteras se han quedado sin cobertura médica, sin poder tener ninguna capacidad de gestión sobre esa solidaridad de pueblo a pueblo, sencillamente se ha remodelado el sistema primario de salud cubano sin nuestra anuencia en función de pagar el petróleo que recibimos de Venezuela. Y el imaginario sociopolitico de los trabajadores y profesionales involucrado en esas misiones, manejados como fichas del ajedrez amigable de los Estados revolucionarios, más regresivo…ni por encargo. Esas misiones son la posibilidad de acceder a ingresos y a los bienes de consumo con que el capitalismo mundial ha domesticado a las masas asalariadas y que aquí son usados con idénticas funciones, sólo que en el marco sublime del internacionalismo proletario…

Yo le preguntaría al Sr. Co. Ubieta ¿qué proyectos de hermanamientos existen entre colectivos laborales, comunidades o barrios entre venezolanos y cubanos? Todo parece indicar que el ALBA une a los pueblos, pero a unos pueblos más que a otros: a Miramar y a Miraflores. En fin, que como la leyenda del rey Midas todo lo que un poder superior toca, hasta los más sublimes e indiscutibles empeños de la solidaridad entre pueblos, lo convierte en oro-pel.

6. El asunto Ichikawa, Chávez y Zapatero… el capital en cueros

Una cuestión nos parece remarcable en el texto del Sr. Co. Ubieta y es cuando nos dice:

“[Liberato] se enreda en definiciones que no son propias del pensamiento anarquista. Por ejemplo, dice que Ichikawa, es un “intelectual orgánico de la centro derecha cubana”. ¿De qué centro habla?, ¿es que un anarquista postmoderno acepta esas clasificaciones que dividen y subdividen los programas de la derecha, como si fuesen opciones diferentes?”

Si no fuera porque históricamente la maquinaria ideológica oficial cubana ha manejado el exilio cubano como una piedra monolítica inamovible, no hubiéramos introducido esta terminología que efectivamente nos desdice, como bien señala Ubieta.

El asunto es que una de las formas más duraderas de secuestrar las capacidades del pueblo cubano de intervenir en los procesos sociales del país ha sido silenciando las tendencias de pensamiento existentes dentro del país y entre los millones de cubanos que viven fuera. No tenemos ningún motivo particular para sobarle el lomo a Emilio Ichikawa Morín, ni a nadie de su tendencia de pensamiento, pero si para incitar a conocer las corrientes de ideas que están bullendo entre los cubanos de afuera y adentro, no para caer en el paralizante carnaval de la diversidad, sino para fundamentar con más conocimientos, no con dogmas, el porqué de la utilidad y pertenencia de una perspectiva libertaria hoy para Cuba y el mundo.

Respecto a las diferencias entre Chavez y Zapatero, debe haberlas, el español trabaja para sostener el gigante con pies de barro que es el conglomerado empresarial español, con sus ínfulas de neo-imperiales que invadió a America Latina y a Cuba en los 90 y que ahora se muestra en su dependencia orgánica respecto a los malabares del euro. El comandante Chávez, está concentrado en empeños mayores: le prometió a su pueblo que rompería las cadenas de la monoproducción petrolera y ahora… ¡descubre que tiene las reservas mundiales más grandes de petróleo!, el mismo combustible con el que se estarán moviendo en estos momentos muchos portaviones y demás máquinas de muerte yanqui para re-colonizar el Medio Oriente.

Con esos dineros está haciendo la misma revolución bolivariana que han hecho todos los anteriores gobiernos petroleros en Venezuela: remachar, siempre con más o menos generosidad financiera bolivariana, la dependencia estructural, mental y moral de la sociedad venezolana respecto a su Estado mágico (concepto desarrollado por el antropólogo venezolano Fernando Coronil) y a su petróleo, como la mercancía que da vida y sentido a ese Estado. Y para garantizar la manufacturación sostenida de esa doble dependencia, ahí está la actual Ley Orgánica de Educación Bolivariana, específicamente el literal “e” del Artículo 15 para comprobar lo que decimos, el cual prevé como un propósito central del sistema educativo bolivariano “desarrollar en las nuevas generaciones la conciencia de Venezuela como país energético e hidrocarburífero”.

No nos engañamos, podemos recargar la batería de la computadora con que escribimos ahora este texto gracias al suministro estable de petróleo venezolano, gracias a él podemos con nuestro ventilador soportar los calores nocturnos de este verano recalentado, pero no podemos imaginarnos qué revolución anticapitalista, liberadora y soberana puede salir de todo esto que crece ante nuestras narices, ni tampoco logramos anestesiar nuestra mente con los conceptos de pasta base que maneja el señor Ubieta, frente a las espeluznantes contradicciones que nos envuelven como “sueños con serpientes”, donde los designios de “Nuestra América” se convierten en el rótulo que permite pasar con nuevo rostro al viejo y reaccionario esquema rentista petrolero que pareciera contraponerse a los planes imperiales en el área. Pero más allá de los efectos simbólicos, realidades más burdas se entretejen.

7. Una propuesta de visión libertaria del neoliberalismo, para reconocerlo donde dicen que no está.

Hay una cuestión de fondo latente en todo el emplazamiento que el Sr. Co. Ubieta ha llevado a cabo desde el principio sobre nosotros y a través del cual fuerzas más amplias están ensayando los argumentos para combatirnos que, a la vez, puede explicar importantes aspectos de estos gobiernos progresistas. Como se ha venido observando, una cuestión clave para Ubieta ha sido demostrar las relaciones entre anarquistas y neoliberales a partir de la supuesta idea de queambos compartimos el común empeño por destruir o debilitar los Estados, planteo este que, por una parte, denota una comprensión escuetamente acertada de nuestros propósitos como anarquistas y, a la vez, una visión miserablemente interesada del neoliberalismo.

Ya hemos expuesto lo que, más allá de hacer desaparecer Estados, sustituidos por la asociación y la planificación nacida de la libre asociación de productores y consumidores, nos hemos propuesto y nos proponemos hoy los libertarios en Cuba y en todos lados. Lo que nos han escondido todos estos años y pretenden seguirlo haciendo intelectuales como Ubieta es que a los neoliberales nunca les ha interesado debilitar a los Estados, sino concentrar y multiplicar hasta el infinito sus fuerzas, en función de la directa gestión, defensa y legitimación de los intereses del capitalismo global transnacional en los territorios nacionales . Esta verdad sencilla y transparente ha sido fundamental esconderla porque les ha permitido a los gobiernos progresistas del área maquillar y glorificar la verdadera función que les ha estado correspondiendo en la actual fase de implementación de las políticas neoliberales.

Si la primera etapa de ejecución de las políticas estatales y bancarias neoliberales, estuvo marcada por el “reordenamiento” jurídico, institucional, laboral, ideológico y de modernización represiva de los gobiernos, en función de abrirlos mucho más profundamente al capital global y regional, etapa concluida con grandes movilizaciones reivindicativas y de resistencia, reconducidas con éxito hacia los torneos electorales, excepción parcial en Perú, o Chile y Bolivia donde la contestación social renace con más o menos renovados bríos; en la segunda fase de implementación del neoliberalismo en que nos encontramos, se trata de echar a andar en co-gestión ( “empresas mixtas” nacionales y foráneas) el entramado productivo y de acumulación de capital nacional y foráneo, en un contexto de mayor perfeccionamiento e interconexión del dominio bicéfalo entre el Capital global y los Estados sobre la sociedad y borrar todas las huellas de contestación crítica que puedan erosionar y desnaturalizar esta alianza.

En Cuba esas dos etapas históricas del neoliberalismo se han entrecruzado, a pesar de los esfuerzos estatales desarrollados en los 90, y ahora hay que prácticamente llevarlas a cabo al mismo tiempo. Eso, a nuestro entender, puede explicar el por qué de la necesidad de la elite militar-tecnocrática cubana de implementar con toda celeridad sus Lineamientos y también la urgencia en Ubieta de encontrar un chivo expiatorio ante quien blandir lo que quedará de su amada soberanía nacional, porque en las condiciones actuales de neoliberalismo tardío o de mega-ensamblamiento productivo-represivo global entre los Estados y los capitales transnacionales, la única forma de garantizar la “soberanía nacional” (o lo que realmente es: el dominio parasitario de los Estados sobre la vida de las personas y los colectivos para que vivan como los agentes del capital quieren) será poniéndose en función de intereses cada vez más abstractos para las personas y los pueblos, más alienantes, más tóxicos, pero a la vez más adictivos.

Por otro lado, el caso Libia muestra que tampoco la subordinación desembozada a los designios del capital global de los anteriores gobiernos antimperialistas, garantiza la imposibilidad de intervenciones militares directas. Todas las perspectivas de futuro penden sobre la incertidumbre de un sistema galopantemente autodestructivo, con todos dentro.

En este escenario una cuestión nada colateral en la cual los gobiernos progresistas pueden demostrar su condición de tal, es si demuestran voluntad de propiciar las capacidades, los saberes y las formas organizativas populares que, como en Irak y ahora en Libia emergen y son invocados luego que se evaporan estos gobiernos.

En fin, que a estas alturas del asunto, acusarnos de “cínicos” a nosotros por intentar enunciar el destino y las modalidades que adquirirá la dominación estado-capital en Cuba y Nuestra América en los próximos años, es como mandar a azotar a aquel niño que, en la plaza pública, en sesión solemne, donde el rey estrenaba un supuesto traje de oro, dijo que el rey estaba desnudo. El cinismo, señor compañero Ubieta, es el recurso por excelencia que le quedará a personas como usted para mantener la compostura, ante las tremendas contradicciones que se avecinan para un Estado como el cubano, que ha revolucionado hasta niveles insospechados sus condiciones de reproducción para seguir conservando la dominación de su casta mandante sobre los trabajadores y la sociedad, luego de la derrota histórica del orden burgués neocolonial.

Nosotros seguimos aquí, en lo de siempre, sencillo y colosal: creando autonomía social y capacidad de organización obrera y popular, con la misma certeza de aquellos trabajadores chilenos del cordón industrial santiaguino en 1972:

¡PUEBLO ORGANIZADO, PATRIA SIN ESTADO!


observatoriocritico@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario