miércoles, 4 de mayo de 2016

LOS ABAJOS FIRMANTES A LOS QUE NADIE LES PARA

ELIGIO DAMAS

          En este país todo el mundo recoge firmas. Para una vaina y para otra. Por regla general quienes son destinatarios de las firmas, como gobernantes nacionales, regionales o municipales, empresarios, empresas, etc., a ellas nunca les paran.
            Sería bueno que todos los bebedores y bebedoras, porque nunca es tan inoficioso el uso del masculino y femenino, pese uno crea innecesario, poco elegante y como adulante, feminista en exceso o hasta machista encubierto, según alguien, firmaran una petición a la Polar para que deje de producir lo que sea menos cerveza, para comprobar que en este país hay puntos donde se puede lograr una amplia coincidencia. Tan amplia que, no por la crisis, no habría papel suficiente para recoger esas firmas. Pero así mismo comprobaríamos que los empresarios, empecinados en cuidar sus dólares como su vida misma, es su más preciado tesoro, tampoco a eso le paran, aunque creamos al señor Mendoza un dechado de virtudes y una especie de Quijote que se parte el pecho por agradecidos dependientes consumidores. Dirá, estoy dispuesto a sacrificarme y continuar produciendo cerveza pero si me dan más dólares; “con los míos no se metan”.
            Ahora mismo, gente de muy buena fe, se agolpa ante las puerta de la embajada de la OEA, para dirigir una carta firmada por unos cuantos al señor Almagro, ilustre secretario de la OEA, tan ilustre y genuflexo como su antecesor el chileno Insulza, para que deje de inmiscuirse en los asuntos internos de Venezuela. De antemano sabemos que el uruguayo, a quien Pepe Mujica dijo adiós, en un gesto respetuoso digno suyo, para no mandarlo a donde suele hacerse con tipos que hacen de saltimbanquis y traidores, tampoco hará caso a ese reclamo. Para eso los gringos le tienen en la nómina de personas afectuosas y leales, dechados de demócratas pulcros. Y los gringos no se hacen falsas ilusiones ni suelen invertir en negocios riesgosos.
            Pero también reto a la gente, con lo que harían un gran bien, firmen no una carta, sino lancen un SOS, al gobierno para que resuelva urgentemente, porque no puede ni debe ser de otra manera, el grave problema, la tragedia que significa la ausencia de medicinas en el mercado nacional. Por ejemplo, los hipertensos, como quien esto escribe, los diabéticos, por sólo nombrar estos casos, estamos sujetos a un desenlace fatal de un momento a otro por no hallar las medicinas respectivas. Y pareciera no haber a quien eso preocupe del presidente para abajo; eso por lo menos parece no está en el mero centro de su atención, tanto que pese tan abundante y extensiva comparecencia televisiva, se habla largamente del “Cantar de Gesta”, de historia al estilo Eduardo Blanco en “Venezuela Heroica”, contra el casabe, como si este intentase tumbar al gobierno, pero nunca de los problemas de gente como uno. Por lo que creo, debemos recoger firmas para pedirle a quien corresponde asuma la solución de tan grave asunto, aunque no le paren, pero que luego no digan, “nadie reclamó nada”, “¿dónde están las firmas?” Aunque bien sabemos la responsabilidad y culpa en esto de los grandes laboratorios y empresas respectivas. Pero el asunto es grave y merece atención.
            Quienes ahora recogen firmas para que les autoricen volver a recoger otras, en mayor número, para solicitar revocatorio presidencial, se pusieron las pilas. En un dos por tres, según ellos, recogieron más del 2% que demanda la ley electoral; en lo que espabila un mono entregaron aquello al CNE y como nunca antes, el gobierno reaccionó con velocidad inusual y nombró una comisión para revisar las firmas. Porque a esas firmas que pudieran ser chimbas, planas, como aquellas que en un total de 47 millones, más que habitantes en el país, presentó Enrique Mendoza para intentar revocar a Chávez, si les paran, de un lado y otro. Tanto les paran que no basta que allí haya unas firmas reclamando algo, sino hay que comprobar en detalle, una por una si ellas son valederas. Lo que es un trabajo hasta mayor que colmar el mercado de medicamentos. Y quienes las presentaron al CNE, que pudieron ser objeto de un engaño de muchos recolectores interesados en cubrir su cuota para cobrar lo acordado al brinco rabioso, saldrán a protestar, con toda seguridad, si no se las admiten como valederas y suficientes.  En este caso, el muerto tiene dolientes. Porque los dolientes no carecen de los medicamentos como uno. Para ellos se los sacan de algún lado. Además, viven montados en aviones de aquí para allá a llevar chismes políticos, recoger órdenes y aprovechan para traer sus medicamentos; si es que aquí no los hayan donde sus amigos los encaletan. Para ellos y los suyos.
            Por esa fiebre de las firmas, como para ponernos a tono, un poco como aquello de lo que es igual no es trampa, ¿por qué no nos ponemos a recoger firmas para asuntos como los que siguen?:
            1.- Para que se acabe ese forcejeo verbal insustancial en el Congreso y uno pueda escuchar cosas que ilustran y conducen a situaciones provechosas. La Asamblea Nacional elabore leyes que contribuyan a resolver la crisis y no para ahondar las diferencias.
          2.- Terminar con una guerra donde el dinero en masa va a parar a los bolsillos de los grandes empresarios, los medianos, hasta los bachaqueros y buena parte de él, por vía del IVA y otros impuestos, a las arcas del gobierno, sin siquiera descansar un rato en los bolsillos de los trabajadores, ya que para sólo cosas básicas alcanza y estas, las básicas, cuestan caro y se compran todos los días.
          3.- Solicitar, ¡por Dios! se acabe el bachaqueo en el país, donde los ancianos, sobre todo los de la arruinada clase media, porque ni el CLAP toman en cuenta, quizás porque no marchan, son víctimas de lo que aquí sucede, sin que, como a estas firmas, nadie les pare “ni un milímetro”.  Agradecer, si esta palabra es pertinente, a empresarios, dejen de usar esa práctica como elemento de perturbación, enriquecimiento y arma de la política, pues no es esta su verdadero fin; y el gobierno como forma de contener un estallido social. Uno y otro debe saber, por lo que esa práctica genera, quienes en ella están envueltos, se pudiera, en un momento dado, impulsar acciones no exactamente encuadradas dentro de las aspiraciones de ninguno de los dos bandos. Valdría decir, a cualquiera de los dos y hasta a los dos, les puede salir el tiro por la culata.
         4.- Pedir  a los políticos, sobre todo a quienes más odian, sus razones tendrán para ello, es ese su asunto, se abstengan de difundir ese su triste y lamentable estado de ánimo hacia la colectividad toda, pues hasta a la familia, la de ellos mismos, dividen. Que manejen el lenguaje pertinente a la política y no al de los “pranes” y los embriagados de malos pensamientos.
         5.- Que los gringos abandonen la arrogancia que les caracteriza desde el siglo XIX y les hace creer tener derecho a meterse en los asuntos del vecino. Y la gente de acá, loca por llegar al poder, no sirva de “Celestina” a aquellos que a ella misma, en el preciso momento, tratarán como basura y estorbo. Es un papel muy feo, poco decente y nada digno de sentirse orgulloso. Piensen en sus descendientes, en las próximas generaciones.
         6.- Si las firmas no alcanzan o solicitud de activar el revocatorio destinada al CNE no reúne las condiciones que la Ley prevé, que la oposición no opté por resolver el asunto incendiando al país, quemando escuelas, destruyendo la propiedad pública y privada, desatando bandas de paramilitares nacionales o extranjeras, para dañar a ciudadanos venezolanos y vuelva a practicas crueles como el degollamiento en plena calle.
       7.- Si las firmas o el proceso de solicitud cumplen los requisitos, se continúe el proceso para llamar a revocatorio y el soberano decida lo que le compete en plena libertad.
      No consignamos cajas, sobres, carpetas, planillas y firmas, ni pedimos constancia de recibo, porque sabemos bien que a nuestro reclamo no le pararán; no obstante allí queda eso

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