miércoles, 13 de abril de 2016

MATÈSE LA INTRANSIGENCIA Y NO EL ALMA DE LA NACION.

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MATÈSE LA INTRANSIGENCIA Y NO EL ALMA DE LA NACION.
Las naciones y los pueblos que no admiten las ideas o los deseos de otros u otras naciones sin que se de lug...ar al diàlogo to al razonamiento siguen patrones de conducta que los individuos que aman el pensar repudian sin sentir pesar por ello.
La intolerancia es propio de quiens se arrogan el derecho de pensar por los demas y mas aun , de tomar decisiones que se mantiene a capa y espada como acciones pètreas que ni siquiera la razòn mas clara pueda hacer cambiar, ni los los tiempo que aparejan nuevas realidades y nuevas circunstancias.El intolerante deviene entonces en un troglodita,un ermitano social y un enajenado politico.
La intolerancia individual es menos peligrosa porque solo afecta al individuos que la ejercita y paga la cuota merecida de ser ignorado por los demas que mas bien le encacillan en lado opuesto del pensamiento lùcido y convincente, del a cual se nutren los individuos y los pueblos que quieren lo mejor para los demas.El intolerante y el fanatico se dan la mano en la tarea de destruir posibilidades de soluciones que den oxigeno al cuerpo social en peligro e ser anquilado por sus propios hijos.
Por otra pare la intolerancia llevada a categoria de gobierno, es mas peligrosa al anquilosar el cuerpo social y darle muerte por axficia y por inercia a tenor del miedo al cambio util y necesario que los pueblos exigen para su superviverncia como nacion civilizada en el consurso de los timpos que son de un continuo cambio.
Las medidas desfasadas con gran fuerza aun, de una situacion ya no existente mas que anacrònicas son veneno y suelen matar la esperanza de los pueblos a un mejor futuro que dicho sea de paso,es un derecho que nadie puede justamente negar a las nuevas generaciones.
Los gobernantes no pueden tenerle miedo al cambio.La inercia en el campo de la politica suma fuerzas no deseadas y el descontento no deja oir ningun discurso paliativo por muy elocuente que èste sea.
Se cambia o se prece!
Leonides Penton Amador


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