jueves, 14 de enero de 2016

POR CANDIDATOS A DIPUTADOS IMPORTADOS!QUE VIVAN LOS PARACAIDISTAS!

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[BLOG DE ELIGIO DAMAS] POR CANDIDATOS A DIPUTADOS IMPORTADOS ¡QUÉ VIVAN LOS PARACAIDISTAS!
From:Eligio Damas <damas.eligio@gmail.com>
To:mareamia <mareamia@aol.com>
Date: Thu, Jan 14, 2016 8:24 am


  

ELIGIO DAMAS



           Como suelen advertir en algunas películas para evitar malos entendidos, dado el caso que en estas elecciones hubo mucho candidato de esos que se suelen llamar paracaidistas o, dicho de diferente forma, traídos de otra galaxia, quizás por aquello de Caracas es Caracas y lo demás es monte y culebra, diré lo que es verdad; este artículo fue escrito en tiempos de la IV República; hay mucho de fantasía, por lo que sí persona alguna pudiera sentirse aludida, es pura coincidencia. Al final dejé constar que fue publicado en el desaparecido “Diario de Oriente”, mucho antes que Chávez dijese “por ahora”. Entonces nada tiene que ver con el hecho que, pese los paracaidistas, como informó Eleazar Díaz Rangel, en Anzoátegui y Bolívar, solo sacamos un diputado - ¡y eso por lista! -, que es como pegarle un tiro al suelo, en cada entidad.
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              ¿Es  justo que a esos representantes  de  fin  de semana,  en el menos grave de los casos; o a esos  políticos  que quinquenalmente se "aparecen a descubrirnos", a constatar si  aún llevamos  taparrabo  y en vista de lo cual,  haciendo  suyas  las tesis  de Sepúlveda, nos declaran irracionales y  asumen  nuestra representatividad  en  el  Congreso, se  les  llame  pomposamente paracaidistas ?.
              Hasta  el  buenazo  de  Bartolomé  de  las   Casas, archienemigo  de  Sepúlveda y las burradas de  éste,  debe  estar calientísimo en su tumba.
              Meditemos un poco sobre eso y pongamos las cosas en  su sitio.
              ¡Aquí es!  ¡Aquí es! Gritábamos con  entusiasmo los muchachos, como si fuese carnaval, cuando veíamos el descenso lento, desde allá donde la vista alcanza, del desperdigado cuerpo de  paracaidistas. Si algún recuerdo grato conservo del  gobierno de  Pérez  Jiménez,  ese  deber  ser el  de  de  las  mañanas  de paracaidistas  en las fechas patrias. Pues producían en  nosotros el mismo encanto que la observación del dirigible.
              Ballenas o ballenatos - vaya usted a saber bien eso a los siete años - por montones hacían cabriolas  con  demasiada frecuencia  allí  mismo,  en  la  desembocadura  del  Manzanares. Aquellos mediodías de  encantamientos,  como  pocos,   llegábamos retardados  a  clase.  El  maestro,  para  fortuna  nuestra,   se entretenía  también con el majadear de los mamíferos. Más  luego, deliciosamente   conversaría   con   nosotros   sobre    aquellos gigantescos animales.
              Sólo   los  paracaidistas,  quizás  por   lo   poco frecuente  del espectáculo, menos que el deslizarse  entre  nubes del dirigible y el juguetear de los cetáceos, podrían impactarnos tanto.
              Todos  queríamos ser  paracaidistas y ya  eso,  qué un infinito número de niños sueñen con serlo, dice  muchas  cosas bellas  del oficio. Y más de uno, por sólo hablar de  mi pequeño grupo, se rompió una pierna, dislocó un tobillo o se fracturó  un codo, por querer imitarles.
              Es  muy difícil  que los  " paracaidistas "  de  la política  den  saltos  muy  grandes  para  jugarse  el   pellejo. Solamente  lo   harían  para caer con absoluta  seguridad  en  un "mundo feliz", para citar a Huxley. Y a los niños, poco le  atrae tanto  remilgo por la piel. Es cosa de adultos,  pudiera haber dicho Curzio  Malaparte.  Y  además,  estos  exploradores  de   safaris quinquenales, llegan en aviones grandes y seguros; y son los niños que  habitan  el contorno del aeropuerto quienes  se  juegan  el pellejo.
              “Y  es una vaina enorme “,  decíamos  nosotros, "lanzarse de tan alto".
              Y en verdad, uno que apenas se asoma a un balcón ya está mareado, puede más que los niños, medir el valor, el aguante y el nivel de entrenamiento de un verdadero paracaidista.
              Pero  estos  "paracaidistas"  domingueros   también sienten  escozor  en el estómago al mirar  discretamente  por  la ventana  del avión "por si estamos llegando" y  con cada  saltito en el vacío.
              ¿Y en la guerra, qué papel juegan los paracaidistas? Preguntábamos  ansiosos en la década del cuarenta,  cuando  nazi-fascistas y japoneses ponían en jaque al resto de la humanidad.
              Ellos,  de un lado u otro, hacían las  más  grandes hazañas  desde  la época que Francisco Quijano,  "Don  Quijote",  se lanzó a defender menesterosos. Y el riesgo era mayor; ya no  se trataba de lanzarse solamente desde lo alto, sino sobre  regiones desconocidas  y hasta dentro del terreno enemigo. Más de uno  fue fusilado sin llegar a la tierra o cayó ensartado en la  punta  de una bayoneta. O perdidos en la retaguardia enemiga, fueron hechos prisioneros.
              ¿Riesgos? ¿Quién mencionó tan cochina palabra? Un  diputado  goza de inmunidad parlamentaria y, el  del  safari, tiene  respaldo  del cogollo. Y además, este  "paracaidista",  ni siquiera el riesgo corre de escuchar las necedades de quienes por votar por él, se creen con derecho a importunarle.
              Este  paracaidista,  visitante quinquenal,  que  ni siquiera se acuerda a quien representa, apenas tiene de aquel  la enorme bolsa para atrapar el aire.
              En materia de ingresos y otras oportunidades, la respuesta es obvia.
                  Columna: Ayer y hoy.
                  Diario de Oriente. Barcelona,


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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 1/14/2016 05:24:00 a. m.




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