sábado, 4 de mayo de 2013

EN EL MES DE MAYO 2013, POR MARIA MI AMOR Y CONFIANZA SUPREMAS


 
ATENCIÓN FRANK
 
En el mes de mayo 2013, por María mi amor y mi confianza supremas


Crónicas Cubanas

Félix Sautié Mederos


Cada vez que el calendario regresa al mes de mayo, que en el hemisferio Occidental es conocido como el mes de las flores, muchos creyentes cristianos y sincréticos recordamos a María, la Madre de Jesús de Nazaret, una jovencita de una perdida aldea del Israel que en el tiempo bíblico asumió con una entereza y un valor extraordinario la encomienda del Espíritu de Dios de ser la Madre del Mesías anunciado. Y yo no puedo dejar de escribir mis emociones y sentimientos al respecto porque soy y seré cristiano hasta el final de mis días terrenales. Ya hace muchos años que los proclamo y éste 2013, no va a ser una excepción por causa de encontrarme concentrado en importantes temas de la política temporal del momento en Cuba, y hago un alto sin rubor alguno para expresar mi amor y confianza supremas en la Madre del cielo. Aunque algunos a partir de su falta de fe que por mi parte les respeto plenamente, en ocasiones me recriminan por mis expresiones religiosas y místicas dentro de mis crónicas habituales; no me avergüenzo, ni mucho menos, de reiterarlas públicamente sin ambages algunos para cumplir con mis sentimientos marianos que forman parte activa de la flora espiritual que ha enriquecido mi vida desde que era un niño a la fecha.

Soy pues mariano de corazón, de sentimientos, de convicción, así me forjaron mis profesores maristas en mis primeros años de vida y así continuaré siempre. Cada mes de mayo me regocijo por María y se lo expreso a mis lectores y a todos los que me rodean.

En el Nuevo Testamento, Lucas recoge los pormenores del relato evangélico de este hecho singular de la historia del cristianismo. También se hace eco de lo que dijo María ya encinta durante la visita a su prima Isabel conocido inmemorialmente como “El Magnífcat” cuando expresó frases muy precisas para la obra de la Redención hace ya tres mil años tales como que Dios “… Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los de corazón altanero. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos con las manos vacías…” (Lucas 1, 51 al 53).

Sólo en frases bíblicas de Jesús de Nazaret, su propio hijo, Dios y hombre verdaderos, durante el relato evangélico se recogen expresiones más radicales que las de María contra la opresión de los pobres y la ambición de los poderosos de corazón altanero. Es María, para los cristianos y los creyentes en ella, no sólo la imagen de la pureza y la entrega a su función de Madre, fue y es también un verdadero paradigma de la espiritualidad que se vuelca a favor de los pobres y desposeídos de la Tierra. En consecuencia, para muchos de los que profesamos la fe de Jesús es María, Madre y ejemplo de convicciones, entereza, vida cristiana y religiosa en general. Lo destaco con fuerza muy especialmente en los actuales momentos de un mundo en crisis general, en los que el Papa Francisco, desde Roma, con su ejemplo y sus gestos nos revive los sentimientos de fe y renueva en todos las esperanzas perdidas y los anhelos esperados para que verdaderamente un mundo de amor, paz y justicia sea posible sobre la Tierra que nos acoge sin omisión alguna como única “casa común”, que tenemos que preservar para que verdaderamente pueda haber presente y futuro.

Con María y sus diversas advocaciones hechas realidad y salidas del corazón latente de los pueblos de las diversas latitudes que la han visto y la ha imaginado según sus más diversas características étnicas y culturales tal y como lo expresa el teólogo amigo y maestro querido Don Benjamín Forcano en su hermoso libro “María de Nazaret en la Virgen del Pilar” y cito: “Una sola en muchas. Las muchas son distintas, hijas de la cultura e historia de cada lugar y país. ¿Por qué al esculpir o pintar a María habríamos de hacerlo teniendo a la vista el talle y el rostro de una mujer occidental o europea? ¿Acaso podríamos pensar que sólo esa cultura es vehículo válido para imaginarla, configurarla y plasmarla? ¿Acaso el mundo comienza y acaba donde comienza y acaba esa cultura?” (1) Las advocaciones morenas de nuestra Señora de Guadalupe, La Lupita para el pueblo mexicano sencillo y de la Virgen de la Caridad del Cobre, la Cachita de los cubanos, en México y en Cuba son ejemplos recurrentes del desbordamiento del amor y de la emoción de nuestros pueblos por la Madre de Jesús vista a través del hermoso y colorido prisma de nuestras propias culturas y tradiciones.

En este mes de las flores me uno de corazón, sentimientos y vida a las expresiones de amor, confianza y fe de nuestros pueblos que la privilegian y la tienen como su recurso sublime a través de sus muy diversas advocaciones, que dan impulso para continuar adelante en el peregrinaje por el mundo desde nuestro nacimiento hasta el viaje final a la “Casa que no se acaba” en donde nos espera a todos el Padre Celestial, incluso a los que no creen en Él y lo reniegan,

Viva pues Cachita, viva Lupita, viva la Virgen María en definitiva. Así lo siento, así lo expreso porque es mi derecho a plantearlo, con mis respetos para quienes piensen distinto.

(1) María de Nazaret en la Virgen del Pilar por Benjamín Forcano Cebollada. Editorial Nueva Utopía. Madrid 2010. Página 16.

Publicado en Por Esto! el sábado 4 de mayo 2013.

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