lunes, 4 de junio de 2012

MI AMIGO ARAMIS

Mi AMIGO ARAMÍS… Por Pablo LLabre Raurell. El escritor escocés, James M. Barrie, dijo en una ocasión, que dios dio memoria a los hombres para que pudieran tener rosas en Diciembre. Entre los recuerdos de mi práctica como profesional del Derecho en Cuba, está el de mi amigo, el Dr. Aramís Taboada González, el abogado criminalista más destacado de Cuba a partir de 1959. Conocí a Aramís Taboada en mi etapa de estudiante de Derecho, cuando asistía a la Audiencia de La Habana a presenciar los juicios penales. Un día que observaba un caso de Homicidio, llamó mi atención la elegancia con que el defensor impugnaba los argumentos de la acusación. Al concluir el debate, felicité al letrado, gesto que agradeció, y extendiéndome la mano, me dijo : "Dr. Aramís Taboada, a su disposición". Ěse día, nació una amistad. Al terminar mis estudios pude compartir con él los estrados de justicia por muchos años. Aramís Taboada nació en el pueblo de Encrucijadas, provincia de Las Villas, en el año 1924. En 1944 matriculó en la escuela de Derecho de la Universidad de La Habana, siendo miembro de la Federación Estudiantil Universitaria(FEU), donde resultó elegido Delegado de Asignatura y Presidente de la Escuela de Derecho. Militó en el Partido del Pueblo Cubano Ortodoxo, fundado por Eduardo Chibás, en 1947. Tras el golpe de estado el 10 de Marzo de 1952, defendió ante los tribunales de la dictadura a destacados miembros del movimiento revolucionario, entre los que se encuentran: Abel Santamaría, Antonio (Ñico) López, Gerardo Abreú Fontán, y los hermanos Almeijeiras. Abogado de profesión y por naturaleza, luego del triunfo de la Revolución, en 1959, aceptó la defensa de varios miembros del depuesto régimen que solicitaron sus servicios, entre los que se destacan: Joaquín Martínez Sáenz, ex director del Banco Nacional de Cuba; el Brigadier Hernando Hernández, ex jefe de la Policía Nacional; y el periodista Otto Meruelos, vocero de la dictadura. A principios de 1961, Aramís Taboada fue detenido, acusado de recibir dinero de la organización, La Rosa Blanca, fundada por Rafael Díaz Balart en la ciudad de Nueva York, en 1959. Luego de varios meses de encierro en la fortaleza de La Cabaña, sin juicio, fue liberado, al comprobarse que se trataba de sus honorarios profesionales. En 1973 quedó prohibida la práctica privada de la abogacía en Cuba. Ese año, Aramís cerró su oficina particular de la calle Ayesterán y se incorporó al Bufete Colectivo localizado en Carlos III y Franco,Centro Habana, donde ejerció hasta el día de su última detención. A principios de 1983, como parte de una operación más amplia, varios jueces fueron arrestados por corrupción. Algunos de los magistrados detenidos confesaron haber realizado transacciones ilegales con Aramís Taboada. En febrero de 1983, agentes de la autoridad practicaron un registro en el domicilio de Aramís, en la calle 8 y 3ra, Miramar, donde ocuparon la suma de 400,000 pesos, moneda nacional. Taboada fue arrestado y encausado. El Ministerio Público le formuló cargos por presunto delito de Cohecho. En junio de 1983 comenzaron las audiencias del juicio contra Aramís Taboada. Las sesiones del plenario se extendieron por espacio de tres días. Decenas de testigos comparecieron ante el tribunal. Aramís fue representado por el jurista Antonio Varona Battle, quien durante la década del 40, fuera abogado del líder obrero Aracelio Iglesias. A pesar de la brillante defensa de Varona, el tribunal arribó a un veredicto de culpabilidad, y lo sancionó severamente: 13 años de privación de libertad. En julio de 1983, Aramís Taboada ingresó en la prisión de Guanajay. Cumplido el primer año de su condena, sufrió un principio de infarto en el Miocardio y lo ingresaron en el Hospital de la Prisión Combinado del Este. Concluído el tratamiento médico regresó a la cárcel de Guanajay. A mediados de 1985, fuertes dolores precordiales motivaron su traslado al Hospital La Covadonga, en calzada del Cerro y San Pablo, donde le practicaron un chequeo médico. En octubre de 1985, estando bajo tratamiento en la Covadonga, Aramís tuvo un accidente cardiovascular a consecuencia del cual falleció. Tenía 61 años de edad. El velorio- al que asistimos- se efectuó en su domicilio, a la luz de candelabros. El servicio eléctrico estaba suspendido debido al paso de un huracán que azotó la ciudad. Los colegas Ángel Rodríguez Balmaceda, Inés Rodríguez Bocanegra, Isaac Vega Diez, Jorge Bacallao, Olga Lazcano y Antonio Varona Battle, se encontraban entre los asistentes, al igual que los médicos, Bernabé Ordaz y Julio Martínez Páez. El entierro se efectuó al siguiente día. A nombre de familiares y amigos, Varona Battle pronunció la despedida de duelo. Sus palabras provocaron lágrimas en los presentes. Concluído el entierro, me retiré en compañía de Jorge Bacallao. En el trayecto, Jorge comentó el trágico fín que el destino había deparado a nuestro amigo. Le recordé Edipo Rey: "tratándose de un mortal hay que esperar hasta el último día de su vida antes de considerarle feliz...”. Bacallao sonrió, pero con tristeza. Al siguiente año varios amigos visitamos la tumba de Aramís. En el cementerio solicitamos la ayuda de un empleado para encontrar la sepultura. Al llegar a la tumba, el obrero nos dijo algo curioso: “ Después del entierro, por un tiempo, enjambres de abejas zumbaban sin descanso en torno a la lápida”. Quizás es eso lo que les quede a los jóvenes juristas cuando oígan hablar de Aramís Taboada González: un poco de miel sobre su leyenda y un zumbido de abejas. Dr. Pablo LLabre Raurell. abogado. Jabaylla@yahoo.com

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