martes, 17 de diciembre de 2019

EN NOMBRE DE DIOS:IMPONER, TORTURAR, ASESINAR CON LICENCIA PARA MATAR


En nombre de Dios: imponer, torturar, asesinar con licencia para matar…

La espiritualidad prohibida No. 516


BOLIVIA22

De lo que he visto, de lo que he vivido, de lo que pienso y creo



Félix Sautié Mederos
DXV
Los acontecimientos en Bolivia se están manifestando con un ritmo vertiginoso y es posible que cuando se publique lo que aquí escribo se hayan producido desenlaces importantes; no obstante, considero necesario al respecto de lo ya sucedido analizarlo, denunciarlo y sacar algunas experiencias de cosas que pueden estar moviéndose en nuestros planos internos.

Tengo que reconocer que en ocasiones por causa de algunas ilusiones que van más allá de la realidad, he tenido sentimientos realmente ilusos, al considerar conceptualmente que en este siglo xxi del desarrollo inusitado de la ciencia, la técnica y la cultura, el nombre del Dios único cristiano y sus símbolos religiosos usado para torturar y matar era una situación de la historia pasada de cuando las cruzadas y la inquisición. No obstante, también debo reconocer que he sabido de su utilización sacrílega con posterioridad a las Cruzadas y la Inquisición para múltiples empresas humanas que poco tienen que ver con su nombre; pero a la vez confieso que las formas flagrantes y desparpajadas que en las últimas semanas se han producido en la Bolivia plurinacional para derribar al gobierno legítimo de Evo Morales reviven aquellas épocas dogmáticas, cruentas y tergiversadas del verdadero cristianismo de las Cruzadas y de la Inquisición. Es como si ese pasado superado hubiera renacido de sus cenizas para hacerse nuevamente presente.

Por otra parte, estos hechos se producen en una etapa muy significativa para la época en que en otras latitudes lejanas de Nuestra América se ha usado al Dios único visto desde la óptica no cristiana especialmente por los terroristas yihadistas, pero con otro sentido religioso, mientras que lo que estamos observando en Bolivia es una falsa y sacrílega concepción seudocristiana del Dios Trino que es amor, usado como instrumento de racismo, torturas y asesinatos mientras que una curia y una jerarquía religiosa, que poco tiene que ver con el Jesús de Nazaret verdadero, se ha hecho de la vista gorda, mirando para otro lado o incluso justificando los hechos que en verdad son sacrílegos, fascistas, discriminatorios y, en resumen, criminales.

Claro está que no todos han sido ni son siempre así; hay verdaderos y abnegados creyentes de la verdad que dan su vida por ella. Es una lista larga de mártires y confesores del cristianismo en Nuestra América, como lo fue Arnulfo Romero, por ejemplo, y don Pedro Casaldáliga, referente importante de la Teología de la Liberación, que aún vive en el Matto Groso brasileño junto a sus feligreses sin tierra y los aborígenes autóctonos de aquel lugar, por solo mencionar dos, uno mártir y otro vivo y perseguido con varios atentados fallidos en su contra. Pero lo verdaderamente escandaloso es que los falsos ministros de Dios a los que me refiero son, en conjunto con laicos blancos y asesinos de extrema derecha, los que se ponen a favor, perpetran directamente y/o se manifiestan y lo juzgan en una postura falsamente en el medio equidistante. Algunos, aunque no actúan directamente, en cambio no miran para los crímenes y asesinatos que se están perpetrando en nombre de un cristianismo sectario de blancos excluyentes que poco tiene que ver con Francisco. Todos ellos, con sus actitudes y omisiones, le están propinando daños irreparables a la genuina religiosidad popular cristiana latinoamericana.

Lamentable y triste, así será muy difícil que los que tácitamente han apoyado este golpe artero, obviado, silenciado y/o participado en lo político en estos crímenes en proceso, puedan proclamar verdaderamente el Reino de Dios. Que es un reino espiritual de paz, justicia y amor por sobre todas las cosas. Su mandato principal es amor de Dios y amor del prójimo como a uno mismo. Su mandamiento fundamental, y que Juan en su Primera Encíclica lo precisa muy claramente cuando expresa: “Si alguno dice: ‘Yo amo a Dios’, y odia a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve”. (Primera de Juan, 4:20)

Quizás este pasaje se les olvidó a quienes perpetraron el golpe en nombre de Dios con la Biblia y la imagen de la Virgen María en las manos; y/o fueron indultados “cristianamente” por los ministros de una Iglesia supremacista blanca y de derechas que condena la cultura aborigen autóctona, declarada por ellos de ritos satánicos y a las etnias de los aborígenes; verdaderos dueños de la tierra americana, la Pacha Mama. Tal parecería, que lo hacen por mandato histórico de quienes fueron sus conquistadores blancos a sangre y fuego. En estas circunstancias, se está profundizando una fractura social intensa con heridas que serán muy difíciles de subsanar; o es que esa fractura ya existía en su división máxima y verdaderamente no se tomó en cuenta. Olvidando en este caso que la ingenuidad en política se paga muy caro.

Por otra parte, los grandes medios, occidentales y las redes sociales que controlan los poderosos de la tierra con su capital hegemónico y muchas veces ensangrentado están desarrollando una campaña mentirosa con el lema “No hay un golpe de Estado en Bolivia”. Negando la represión y los crímenes que se están realizando y que ellos no informan y silencian, haciéndole caso omiso al Decreto que recientemente han promulgado los golpistas bolivianos para exonerar al Ejército y la Policía de cualquier responsabilidad legal por la represión que perpetran, lo que se traduce en una autorización para matar. Eso en realidad constituye un verdadero sacrilegio contra el Dios de la vida y del amor al prójimo. ¿Podrán seguir llamándose cristianos quienes lo realizan, lo apoyan o simplemente guardan silencio?

Quizás es que también no han leído o han olvidado aquello que Jesús le dijo a Pedro en el Huerto de los Olivos el jueves antes de su crucifixión: “Vuelve tu espada a tu sitio, porque todos los que empuñen espada, a espada perecerán…”. (Mateo 26:52). ¿Piensan los que perpetraron el golpe de estado en nombre de Dios con el uso de sus signos externos y quienes los han apoyado que ellos a espada no perecerán? Mientras que, en cuanto a la relación con los poderes establecidos, claramente expresó Jesús un criterio de independencia de la Religión con el Gobierno cuando dijo a sus discípulos: “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. (Mt. 22:21)

Además, los que se dicen cristianos en estas circunstancias ¿también habrán olvidado aquello que se plantea en las Bienaventuranzas y que se narra en el Evangelio Mateo, que expresa textualmente “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados (Mateo 5:6)”. ¿Será que piensan que el pueblo humilde de Bolivia no tiene todos los derechos humanos y de justicia para defenderse a cómo sea? O es que en su incultura teológica nunca habrán leído lo que plantea Santo Tomás de Aquino sobre la concepción del estado temporal y el derecho a defenderse de las tiranías. ¿Quizás esto sería pedirle mucho para su fanatismo y su incultura teológica y/o filosófica?

Dice Tomás de Aquino por ejemplo que “El Estado ha de procurar el bien común, para lo cual legislará de acuerdo con la ley natural. Las leyes positivas (humanas, que desarrollarían principios generales naturales) contrarias a la ley natural no obligan en conciencia (por ejemplo, las contrarias al bien común, o las dictadas por egoísmo…)”.1

[…] Para Santo Tomás el Estado no es una necesidad que surge del pecado original o de los pecados humanos, sino que es el despliegue de la esencia social del hombre. Tampoco tiene la tendencia a acentuar el aspecto coercitivo del Estado en virtud del pecado original, y en general de los pecados humanos. La raíz de esto se encuentra por una parte en las condiciones distintas del xiii, siglo de tranquilidad y despliegue, por oposición al siglo v, de turbulencias, anarquía e inseguridad.
[…] Tomás establece la tipificación especial: Regímenes justos y Regímenes injustos
Monarquía-Tiranía.
Aristocracia–Oligarquía
Democracia – Demagogia
El régimen político es una monarquía (regnum) cuando gobierna un solo hombre virtuoso en beneficio del bien común. Es una aristocracia si gobierna una minoría selecta, virtuosa, y es una democracia (politia, demoratia) si lo hace todo el pueblo, siempre en beneficio del bien común.
La monarquía se transforma en tiranía si en lugar del hombre virtuoso o rey (rex) gobierna un tirano (tyrannis), es decir, un hombre que solo vela por sus propios intereses. La aristocracia, a su vez, se transforma en oligarquía, y la democracia en demagogia. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la terminología que utiliza Tomás sufre diversas variaciones […].
En los Comentarios a las Sentencias tenía una posición más radical que en La monarquía. Allí reconoce la legitimidad de la resistencia activa y admite incluso el tiranicidio. Textualmente: “Tunc enim qui ad liberationem patriae tyrannum occidit, laudatur, et praemium accipit” –Pues entonces quien mata al tirano para la liberación de la patria, es alabado y recibe un premio. Como dice Siacca, siguiendo a Santo Tomás ‘la tiranía, es fuente de todo mal y contra ello es licito rebelarse incluso con las armas’ (Sciacca; 1968. pp237).
[…] El problema de la tiranía es central en la teología política de Tomás. De una o de otra manera lo trató en las diversas etapas de su pensamiento, desde los Comentarios a las sentencias de Pedro Lombardo, obra de juventud, hasta la Suma Teológica y el tratado sobre la Monarquía. En Los comentarios a las sentencias distinguirá entre tirano por el modo de comportarse o ejercer el poder y tirano por la forma en que se ha llegado al poder. Puede uno haber llegado legalmente al poder y convertirse en tirano; puede uno haberlo conseguido por la fuerza y no serlo.
Tirano, ante todo, es quien tiraniza al pueblo, haya sido elegido legítima o ilegítimamente; en el mismo texto Tomás de Aquino reconocerá, por otro lado, la resistencia activa contra quien violentamente usurpa el poder, y este no haya sido legitimado por los mismos súbditos o autoridad superior. Es más, no solamente reconoce el derecho a la resistencia activa contra el tirano secundum régimen et titulum (que violentamente usurpó el poder y violentamente lo está ejerciendo), sino que incluso, en el caso de que no sea posible el recurso ante una instancia superior que pudiera juzgar al invasor, admite que se le dé muerte para liberar a la patria. El texto, escrito a la edad de veinte años, es bien expresivo. 2
En este sentido, considero que no tiene nombre que un grupo de dignatarios religiosos que deberían estar bien ilustrados en lo teológico y lo filosófico hicieran un llamado a los sectores populares de no intervenir en contra del movimiento político que ha tomado el poder matando, torturando y humillando a la población. Quienes así han actuado, si Cristo volviera a la tierra físicamente, serían quienes lo volvieran a crucificar. Poco han aprendido del Evangelio y falsa es su espiritualidad de exhibición. Son de la misma casta de quienes se oponen a Francisco y tratan de sacarlo a toda costa de su papado dado su genuino espíritu evangélico. Son la esencia de su condición de clase que apoyan al imperialismo y aprueban la sojuzgación de los pueblos.

Realmente considero que es iluso pensar que esas cosas tan aciagas son hechos de un pasado que no volverá a repetirse. Comprendo que la ingenuidad nunca se justifica en política y que aunque en múltiples ocasiones he repetido ese concepto en mis artículos e intervenciones a mí también me ha mordido como si fuera un perro. Con especial saña al ideal que mis concepciones cristianas son asumidas universalmente por quienes se desempeñan como servidores del templo y se identifican o son indulgentes con los fascistas criminales que en Bolivia torturan y asesinan al pueblo de Dios; o es que los indios bolivianos no son parte del pueblo de Dios según su concepción sectaria y estrecha. Jesús denunció que muchos falsos ministros de Dios en su época se desenvolvían como sepulcros blanqueados procedentes de una raza de víboras, según sus propias palabras; lo que en la Edad Media y en el pasado se manifestaron en la Cruzadas y en tiempos de la Inquisición.

Por su parte, don Pedro Casaldáliga, profundamente integrado a nuestra América a partir de su genuino origen catalán que nunca ha negado y desde su choza devenida palacio obispal, durante su prefectura (obispado) en Sao Félix do Araguaia en el Matto Groso brasileño, ha escrito mucho sobre este problema basado en sus experiencias de vida junto a los pobres de la tierra e, incluso, en medio de la persecución que han ejercido sobre él los terratenientes brasileños; quienes han intentado, infructuosamente, asesinarlo en varias ocasiones. Al respecto, quiero citar unos párrafos suyos de lo que algunos han olvidado en el sentido de ¿cuál es su verdadera misión sobre la tierra? Es lamentable de que el espacio de que dispongo no me permita ser más explícito, porque hay una larga historia. Pero lo que a continuación citaré lo considero suficiente para poner al descubierto a los que son en la actualidad sepulcros blanqueados y raza de víboras.
[…] A los “católicos” latifundistas que esclavizan al pueblo de nuestra región –alineados ellos mismos muchas veces por la convivencia interesada o cómoda de ciertos elementos eclesiásticos– les pediríamos, si quisieran escucharnos, una simple elección entre su Fe y su egoísmo. “No se puede servir a dos señores” (Mateo 6:24). De nada les va a servir dar cursillos de “Cristiandad” en San Pablo o patrocinar la “Navidad del pobre” y entregar limosnas para las “misiones”, si cierran los ojos y el corazón ante los peones esclavizados o muertos en sus haciendas, ante las familias de “poseiros” que sus latifundios fuerzan a un éxodo eterno o cercan sádicamente fuera de la tierra necesaria para vivir. Lean el Evangelio, lean la Primera Carta de san Juan y la carta de Santiago […]
[…] ¿Cómo debería ser un obispo hoy?
Hoy como siempre, un obispo debe ser un obispo: “estar presente” en su Iglesia, presidida evangélicamente y estar presente en todo el mundo humano de esa Iglesia suya. Estar, vigilante y servidor, en la Iglesia y en el Mundo.
Habría de ser una referencia viva al Evangelio experimentado en comunidad. “Ubicadamente” como dicen los latinoamericanos. Sensible a las necesidades de su Pueblo y abierto a sus esperanzas, ejercería el ministerio de la consolación y de la profecía. Y eso mismo, inevitablemente, sería tanto una señal de unidad como signo de contradicción.
Habría de “dar la vida” por sus ovejas y, posiblemente, darla un día de golpe en ciertas Iglesias de este Mundo marcado por la injusticia […]. 3

Además, don Pedro, expresó su profundo sentimiento al respecto en un poema suyo dedicado a Arnulfo Romero, el obispo mártir de San Salvador, quien dio su vida por sus feligreses. Cito pues, unos versos dos de sus estrofas que considero esenciales:
…Tú ofrecías el pan
El Cuerpo vivo
–el triturado cuerpo de tu pueblo;
su derramada Sangre victoriosa–
la sangre campesina de tu pueblo en masacre
¡que ha de teñir en vinos de alegría la aurora conjurada!
El ángel del Señor anunció en la víspera,
y el Verbo se hizo muerte, otra vez, en tu muerte;
como se hace muerte, cada día, en la carne desnuda de
tu pueblo.

Pobre pastor glorioso,
asesinado a sueldo,
a dólar,
a divisa,
Como Jesús por orden del Imperio.
¿Pobre pastor glorioso,
abandonado
por tus propios hermanos de Báculo y de Mesa…!
(Las curias no podían entenderte:
Ninguna sinagoga bien montada puede entender a
Cristo)
Tu pobrería sí te acompañaba,
en desespero fiel,
pasto y rebaño, a un tiempo, de tu misión profética.
El pueblo se hizo Santo.
La hora de tu pueblo te consagró en el kairós.
Los pobres te enseñaron a leer el Evangelio.
Reivindico, en consecuencia, al verdadero cristianismo y al Dios del amor de los signos y hechos sacrílegos y criminales con que han tratado de caracterizar sus cruentas acciones golpistas quienes en nombre de Dios imponen, torturan y asesinan con licencia para matar a sus prójimos aborígenes americanos en la Bolivia mártir. Son en realidad criminales que actúan contra la religión que proclaman y, por tanto, criminales y asesinos sacrílegos que tendrán que rendir cuentas al Dios que proclaman, junto a los sacerdotes y jerarquías religiosas que los bendicen y los justifican. Y que en la realidad, no creen verdaderamente en Él, porque si creyeran en Él acatarían su mandamiento fundamental de amor de Dios y amor del prójimo como a uno mismo.
Finalmente, quiero decir algo sobre lo cual posiblemente escriba más extensamente en un próximo capítulo, en el sentido de que en nuestro país ni en el México lindo y querido en donde se publicarán estas palabras, no deberíamos vernos exentos de todo esto y de que con la violencia en Cuba se intente liquidar nuestro socialismo y en México su progresismo histórico que hoy revive AMLO, porque es necesario evaluar lo que en lo más profundo de nuestra sociedad latinoamericana y caribeña se pueda estar fraguando como consecuencia de nuestros propios errores, de los desmanes de la burocracia, de la pasividad de los conservadores y de los millones con que el imperialismo compra conciencias. Así lo pienso y así lo expreso en mi derecho a opinar, con mis respetos por el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular.
Continuará.
Notas:
1 Planteamientos de Tomás de Aquino, en https://www.wikifilosofia.net/planteamientos-de-santo-tomas-de-aquino/
2 Osvaldo Gutiérrez Sánchez: “El tema de la tiranía en el pensamiento político de Tomás de Aquino”, Universidad Nacional de Salta, en http://cdsa.aacademica.org/000-108/805.pdf
3 Pedro Casaldáliga: Al acecho del Reino, Editorial Nueva Etiopía, Madrid, 2001, pp. 177 y 183.
Finalmente, les reitero mi correo electrónico con el propósito de que puedan trasmitirme, criterios, opiniones y preguntas: fsmederos@gmail.com
Publicado el domingo 8 de diciembre del 2019, en UNICORNIO Suplemento de Ciencia y Cultura de Por Esto!, y en la Sección digital del periódico Por Esto!, de Mérida. Yucatán, México.





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