lunes, 31 de octubre de 2011

LA NACION , LA CONFERENCIA Y EL PARTIDO

La nación, la conferencia y el partido
Crónicas cubanas
Félix Sautié Mederos

La publicación del “Proyecto de Documento Base de la Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba”, dadas las circunstancias y coyunturas en que se desenvuelve la sociedad cubana en la actualidad, necesariamente plantea en la población en general, tanto adentro como afuera del país, un conjunto de interrogantes, preocupaciones y sentimientos muy complicados e incluso controvertidos. Esa actividad partidista que en otros momentos podría considerarse una acción estrictamente de orden interno del Partido en virtud de su carácter intrínseco, en la actualidad, quiéranlo o no los convocantes, ha adquirido una amplitud que desborda los límites de la militancia, en razón de su incidencia sobre el futuro y el destino del país, así como de todo el pueblo cubano, encuéntrese en donde se encuentre radicado.
En consecuencia, es un tema de marcado interés general que nos afectará de una forma u otra a todos. Por tanto, su análisis va más allá de la filas del PCC, dado los intereses específicos y generales que entran en juego. Por demás, si se ha sacado a publicidad el Documento Base a que me refiero, las opiniones de la población sin restricción de ninguna índole, efectivamente deberían ser escuchadas y/o tomadas en consideración porque lo contrario podría convertirse en un esfuerzo baldío. En este orden de cosas, las descalificaciones a la opinión diferente, los insultos, compulsiones y represiones derivadas de la actitud intolerante de algunos que no admiten la menor opinión diferente al pensamiento oficial establecido, tampoco serían aceptables en ninguna circunstancia, porque desvirtuarían el carácter esencial con que se ha planteado este trascendental evento.
Por otra parte, pienso que pesa muy especialmente en las necesarias consideraciones previas que planteo al respecto del tema, la actual definición constitucional del Partido Comunista de Cuba como órgano rector y de dirección superior del país, de la cual se deriva su carácter de partido único en Cuba. En mi criterio, para el análisis de este importante evento partidario, deberíamos tomar muy en cuenta a estas definiciones conceptuales y repensar a fondo la vigencia de su contenido y fundamentación conceptual en la actualidad, las que celosamente han sido llevadas a la práctica social concreta durante la mayor parte de los años de proceso revolucionario cubano, desde 1959 a la época. Más que descalificaciones e insultos a los que planteen esta cuestión, debería imponerse el diálogo, el razonamiento y el buen juicio a la luz de los momentos que estamos viviendo y del futuro que tenemos por delante.
Pienso también que se impone otra cuestión esencial de inicio, que es la necesidad básica de que se cree la más amplia libertad de opinión no sólo dentro de las estructuras internas del Partido, sino también dentro del pueblo en general, para que se pueda crear un ambiente propiciatorio encaminado a convertir en realidad objetiva y subjetiva la aspiración planteada en el preámbulo del Documento Base que expone textualmente el propósito de: “abrir cauce a legítimas aspiraciones individuales y colectivas; y enfrentar prejuicios y discriminaciones de todo tipo que aún persisten en el seno de la sociedad”. Añado por mi parte, prejuicios y discriminaciones existentes de lo que es responsable esencial el Partido en su conjunto durante todos estos años.
De aquí la urgencia de hacer efectivo el cambio de mentalidad tan reiterado, a los efectos de evitar que se transforme en una consigna esquemática. Además en mi criterio, resulta también muy importante en consecuencia, una depuración de responsabilidades acompañada de una consecuente renovación de cuadros, de estructuras organizativas, de conceptos así como de los estatutos y de las normas disciplinarias del Partido en correspondencia con la dialéctica de la sociedad y con el devenir de los tiempos.
En este orden de pensamiento, considero que las prioridades más importantes a plantearse de conjunto, serían lo referido a la concepción del Partido en sí mismo, sus relaciones con la población, así como a la implementación efectiva de las ideas de José Martí de que tanto se habla sin muchas veces comprenderlas a cabalidad ni ponerlas verdaderamente en práctica. Un objetivo fundamental de conjunto que considero imprescindible plantearse por el Partido en las actuales circunstancias sociopolíticas y económicas del país, son sus relaciones con el pueblo cubano como un todo básico que incluye a su diáspora como parte integrante de la Nación Cubana. Nadie debería desconocer contra natura este concepto integral de nación. Desconocerlo no lo justificaría para nada, la fundamentación formal basada en una legalidad de obligatorio cumplimiento; porque sin la obtención de un consenso básico en la población en general, no se alcanzará una efectiva gobernabilidad. Otro propósito que considero imprescindible en estos momentos, es plantearse el desarrollo de una República en la que quepamos todos sin exclusiones onerosas. A partir, además del estricto respeto a la diversidad así como a los derechos inalienables de los seres humanos.
En estos requisitos, prioridades y propósitos, en resumen, opino que se encuentra el meollo de los problemas que debe resolver la Conferencia del PCC tomando muy en consideración, la gran responsabilidad histórica que asumirá en los momentos de inflexión que estamos viviendo, que ponen en juego el destino de la nación cubana del cual todos somos responsables. Lograrlo no sólo debe ser responsabilidad de una vanguardia con muchos años de ejercicio del Poder, la que necesariamente requiere de un relevo generacional y de la más amplia participación popular para asegurar un futuro en el cual los que hoy toman las determinaciones fundamentales por ley de vida ya no estarán presentes.
Si esta problemática no se plantea crudamente en toda su extensión conceptual básica, la historia no lo perdonará. Dentro de algunos pocos años, casi ninguno de los que de una u otra forma, tanto a favor como en contra, hemos participado en el actual proceso socio político cubano iniciado en 1959, no estaremos presentes en el mundo de los vivos para impedirlo y/o facilitarlo.
Así lo pienso y así lo manifiesto fundamentado en más de cincuenta y tantos años de militancia ininterrumpida, inherentes a mi existencia física y espiritual. Debo decir además que aún me quedan aspectos que se me escapan, dado el espacio de que dispongo; y, quizás los continúe comentando en próximas crónicas cubanas, porque en definitiva es mi derecho hacerlo y mi aporte sincero a un diálogo que espero no se quede en el vacío. Socialismo por la vida. fsautie@yahoo.com
Publicado en Por Esto! el lunes 31 de octubre del 2011
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=125322

No hay comentarios:

Publicar un comentario