jueves, 8 de agosto de 2019

"RADICALIZAR LA REVOLUCION" ¿ALGUIEN PODRIA EXPLICAR EN QUE CONSISTE ESA AMENAZA?




“Radicalizar” la revolución” ¿Alguien podría explicar en qué consiste esa amenaza?


                                                     Eligio Damas

            Uno de los lemas que manejaba la gente de Rafael Ramírez que aquí quedó abandonada, era ese de “radicalizar la revolución”. Esa frase la hicieron  consigna y bandera que agitaban ante cualquier circunstancia. Un sonsonete, del viejo archivo, para enfrentar a Maduro. Pero como el tiempo tiene la enorme facultad de cambiar muchas cosas y atemperar los ánimos, aquellos dejaron tirada por allí esa prédica o amenaza. Por lo menos, para ser justo y equilibrado, llevo tiempo que no la leo en nada de lo que ellos escriben. Quizás por haberla abandonado y no estar en disposición de reclamar derechos de autor, sobre todo porque, descuidados como somos, es probable no la hayan registrado; aunque tampoco dudo hayan pensado eso era un disparate y tremendismo infantil; gente del gobierno de un tiempo para acá la tomó y la asume como suya. Hasta Diosdado Cabello, quien pese tantas cosas que de él dicen quienes le miran con resentimiento, en virtud que le tienen como si fuese el Labrenti Beria de Maduro, nunca me ha parecido un militante radical, por lo menos en lo que se refiere al modelo económico, pues nunca le he escuchado propuesta alguna en ese sentido y es de esto de lo que estamos hablando, ha optado por agitar esa consigna, como un arma sin proyectil o una arepa vacía. Por supuesto, hay un radicalismo verbal,  insustancial, generalmente dirigido a personas,  sin ideas de cambio ni bienestar social, son más manifestaciones intemperantes. Para proponer cambios radicales frente al sistema hay que haber cuestionado previamente lo existente y Cabello no pasa de ser el mismo que se sumó a Chávez siendo un socialdemócrata lleno de viejos y desagradables recuerdos anti adecos. “Si pasa esto o aquello”, se  dice, “radicalizaremos o profundizaremos la revolución”. Y lo dice Maduro y unos cuantos más del alto gobierno. Es como si estuviese leyendo al Toby Valderrama.
            Desde los primeros momentos que hemos escuchado o leído esa frase, nos hemos hecho la misma pregunta, por supuesto, a partir de las circunstancias que vivimos. ¿Cómo o que harían para radicalizar esto?
         Intentando responderme en vista que quienes manejan la consigna o la amenaza, nunca dan ni un atisbo de lo que eso significa, he pensado mucho, por lo menos hasta donde puede quien tiene demasiadas limitaciones. Chávez, cuando hablaba de “radicalizar”, solía como para emparejar la carga, recordar que eso significaba ir a la raíz o las causas de fondo de un asunto para tratarlo adecuadamente. Con esa expresión quería dejar sentado que no se trataba de irse al polo opuesto y hasta las últimas consecuencias en un estado de ánimo que alimenta la locura desenfrenada  y por ende falta de razón. Cuando hablo de esto, siempre me acuerdo de aquel dirigente adeco llamado Francisco Olivo, a quien le escuché una vez decir con desesperación, por estar en medio de un debate agitado y como de sordos, “estos debates me hacen daño, pues tiende a salírseme de adentro el anarquista”. Sus viejos compañeros decían, eso lo escuché una vez, que militó entre anarquistas y por eso se le salía la raíz de vez en cuando. Y me dijeron que eso que presencié era habitual en él.
            ¿Qué podrían hacer factores del gobierno para radicalizarse o radicalizar este proceso que manejan?
           No creo estén en disposición de hacerlo en lo que respecta al asunto de la propiedad. Pues podrían optar, una noche de locura, como esas que asaltaban a Francisco Olivo y promover una ley, para eso tienen la ANC o un decreto ejecutivo estatizando todo. Pero no creo lo hagan no habiendo podido con lo poco que antes estatizaron, como que casi todas esas fábricas están cerradas o produciendo por debajo de su capacidad y hasta de la demanda del mercado o necesidades de la población, por las razones que sean. Además, por sus excelentes relaciones   con el gobierno cubano deben saber más que cualquiera, como este en la última reforma constitucional abrió suficientes espacios para el capital privado en virtud que el status anterior no les había funcionado bien; o para decirlo en lenguaje coloquial, pusieron el retroceso porque siempre fue lo lógico y eso es lo mismo que los de aquí ya saben. Y este panorama del sector digamos industrial, de la economía urbana, es más o menos el mismo en el área rural. La producción agrícola y pecuaria, si no ha descendido tampoco ha crecido de conformidad con el crecimiento poblacional y la demanda interna, sin soñar ese viejo sueño que podamos, como tenemos ventajas para hacerlo, participar activa y ventajosamente en el comercio exterior. Lo que si sería un cambio radical que no tendría que asustar a nadie y menos servir como amenaza. Si se pudiesen crear productores como se organiza una patota de chamba juvenil la vaina sería un paseo.
            Tampoco creo que, como muchachos, de repente les entren o se les metan los demonios en el cuerpo –una manera de radicalizarse- y les den motivos a aquellos que para todo dicen, “me van a quitar la casa, los carajitos y hasta la mujer, y me dejarán sin sol y aire”.
            Y viéndolo bien, con todo lo que nos está pasando, como que aquello de la medicina gratuita y de excelente calidad y la educación, cuando médicos y educadores por lo menos no se sienten muy a gusto para rendir al máximo teniendo que matar tigres de todo tipo, hasta comprar y vender dólares para redondear la arepa, son puros sueños y como cantos poéticos y el comer dos veces al día una aspiración equivalente a ganarse una medalla de oro olímpica;  ya nada asusta.
           ¿Radicalizar la revolución? ¿Cómo sería eso? Si los comerciantes venden a los precios que le da la gana como que suben los precios porque subió el dólar y a quien intente pagar con dólares le cobran más de estos porque el producto subió en bolívares y a quien proteste y forme una vaina en un mercado la policía estará allí para que acallar aquello. Gobierno y oposición pelean por todo, menos por los precios y el bachaqueo grande y por los grandes que manejan el bachaqueo.
          Días atrás, el New York Times, un diario que no estaría ganado para admitir lo que informó si no fuese una verdad contundente, sostuvo lo mismo que nosotros hemos dicho tantas veces, como que los venezolanos, lejos de ser víctimas del socialismo, que nada tiene que ver con lo que así sucede, lo son de un “capitalismo salvaje” nacido en revolución. Y eso debería dar mucha pena y admitir que, pese lo de la soberanía, que es una bandera que tiene mucha gente de su parte, más de la que creen quienes viven radicalizados para adentro, en este modelo que vivimos no hay muchas cosas que cuidar.  Y esto es una verdad irrefutable y entonces ir a la raíz o radicalizarse, sería cambiar todo lo existente como romper esas relaciones donde, como lo dice el diario americano, una clase social poderosa controla los medios producción y la distribución de mercancías, mientras el gobierno se dedica a hacer discursos encantados y hasta encantar. Eso podría ser, pero a uno le queda la duda que eso haga, pues pudiéndolo hacer hace años, para lo que contaría con la aprobación contundente de los venezolanos, ha optado como por escurrir el bulto. Pues por romper esa relación y democratizarla, es mucha la gente que está dispuesta a participar, con sus capitales, ideas y voluntad pero a los sectarios, que es mejor llamarles así que radicales, eso les cuesta comprender.
          Por lo que la oferta de radicalizarse pareciera no tomar en cuenta lo que hemos pensado o mejor el espacio de lo económico y social sino otra cosa y como esa otra cosa nos parece enredada y hasta difícil de ver habiendo tanta oscuridad, uno se queda siempre cavilando y hasta no cree ni imagina, porque nuestra capacidad no llega tan lejos. Lo que sí sabemos es que la venganza es un horroroso sentimiento.
          Entonces, quedándonos aquí cerca y sin prejuzgar, lo que si   suelen hacer quienes proceden de mala fe, eso de radicalizar el proceso no pasa de ser lo que un buen amigo llama “una frase cohete”, mucho ruido y hasta brillo pero pocas nueces.   Pero como frase cohete que es pudiera prender en quienes creen que radical y fundamentalismo son la misma vaina.

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