lunes, 19 de octubre de 2015

EL RAMBO POLAR Y "AL CAPONE LOS REALES" HAUSMANN

ELIGIO DAMAS Fabricar caña para hacer la vida, fue siempre ocupación de gente no muy estricta con eso de los preceptos morales. Al contrario de quienes hacen lo que sea necesario para que la “guita”, como dicen los porteños, no falte. Es de pendejos andarse con moralismos cuando la cartera está vacía, piensan ellos. Parece mentira, pero más abundan los abstemios de pecar entre quienes la caña beben. Como andarse con preceptos morales estando allí los reales y solo falta quienes salgan a agarrarlos y embucharse. Por eso, cuando Lorenzo Polar, confiesa que está metido en “la guerra”, una que no es todo lo que dicen sino una parte del asunto, a uno viejo, cansado de tantas historias y cuentos de camino, no le extrañó para nada. Lo único que me llamó la atención, muestra que por muy ladino que uno les crea siempre meten la pata, es cómo mantuvo una conversación telefónica de esas características, tan comprometedora, con aquel otro personaje de largo historial, de manera tan descuidada, porque fue eso, un descuido, no un descaro. Lorenzo no sabe de clandestinidades y medidas de seguridad porque su vida, en todos los sentidos, ha sido segura. Quizás haya temido, cosa de los ricos, que alguna banda de malandros le secuestre, en cualquier parte del mundo, y para tipos como él, eso no es problema; se resuelve fácil con plata y hasta con caña, no con cautela, sagacidad y discreción. La seguridad no la toman ellos, ni la planifican, la contratan y pagan; es decir, la compran. Además, no le temen a gobierno alguno porque están habituados a comprarlos y someterlos; es una versión sofisticada y clasista de la vieja, primitiva, fuerza bruta. Al pobre CAP, le amarraron los prestamistas o intermediarios de estos, como Hausmann, le liquidaron y hasta hundieron su partido, AD. El gobierno dice que la causa de todos nuestros males es la guerra económica. Uno que está más cerca del gobierno que de Lorenzo y muy identificado con el proceso bolivariano que inició Chávez, cree que no todo es así como lo pinta el discurso oficial. Hay la guerra, pero una en la que el agresor o uno de los contendientes lanza lo que puede y el otro, el agredido, se limita a quejarse. Como en un cuadrilátero, uno de los boxeadores, en lugar de esquivar golpes como es debido y ripostar con derechas e izquierdas, opta sólo por lamentarse ante el árbitro y hasta el público. Los grupos económicos si esconden, bajan la producción, especulan, importan con dólar preferencial y venden por el marcador “To Day”, etc., no hay duda. Y eso bien le pudiéramos llamar guerra. Pero la oposición eso niega, hasta de ello se ríe. Claro, porque los efectos de esa guerra le benefician política y electoralmente. Siempre lo ha negado y seguirá haciéndolo. Pero en esa conversación que no dudo en calificar de extraña, por los elementos que contiene, Lorenzo, quien bien pudo siquiera sospechar que pudieran grabarle, confiesa hasta como con un dejo de orgullo que está metido en “la guerra”. Es decir, está haciendo la guerra a quienes tenemos que comprar comida, léase bien, sólo comida, con un salario enclenque. Las bombas que Lorenzo lanza, por estar haciendo “la guerra” a un pueblo inocente, caen por racimos encima de nosotros y nosotros somos el pueblo. Lorenzo se enorgullece de intentar matarnos de hambre. ¿Pero, para que no muramos de hambre, qué nos ofrece Lorenzo? ¿Acaso la panacea, un viaje a la isla de Jauja, donde en todos los espacios abundan alimentos hasta exquisitos y al fácil alcance de la mano? ¡No!, Lorenzo, el Rambo de la guerra, con su amigo “Al Capone los reales”, nos ofrece la receta del FMI, la misma que tiene arruinada a gran parte de Europa y la que ocasionó aquí “el Caracazo”. Es decir, nos ofrece más guerra. Pero son tan caídos de la mata que su plan requiere fuerza represiva. ¿Cómo harían? ¿Traer la fuerza gringa o los paramilitares? ¿Comandadas todas por Lorenzo Rambo? “Al Capone los reales” Hausmann, expuesto como hablador de bolserías por el propio FMI, quien acaba de descalificarle al declarar que el instituto sólo negocia con los Estados, gobiernos, no con individualidades y específicamente le desmiente, se manifiesta de manera inmoral, no hablemos de patriotismo porque ese tipejo nada sabe de ese sentimiento, cuando confiesa que está solicitando, haciendo Lobby, ante el FMI, por préstamos que Venezuela, tal como debe ser, no ha pedido. Pero además, con orgullo, igual confiesa que hace lo mismo por Colombia, Perú y paremos de contar. Es decir, anda en busca de préstamos solicitados o por solicitar y, por supuesto, a cambio de una “buena poleá”, como decimos en oriente. El tipo ni siquiera es prestamista, sino un buscador de préstamos, lo que la literatura venezolana llamó “petardista”, un intermediario, vividor a cambio de la miseria colectiva. Lo que también un parásito togado. ¿Acaso no fue él, junto a Miguel Rodríguez y otros tristes personajes, quizás algunos de los mismos que con ahora le acompañan, los causantes de la tragedia que hundió al gobierno de Carlos Andrés Pérez? ¿Qué pueden esperar los venezolanos de tipos como esos? No son sino unos petardistas, cobradores de comisiones, a quienes hasta el mismo FMI casi denuncia como tales. Es una desmedida inmoralidad la de Hausmann, hablar como lo hace y exhibirse como haciendo gestiones que no le competen, como si fuese socio, de los mayoritarios, de la compañía propietaria del país. El otro socio, escucha lo propuesto, lo avala y hasta elogia la actitud inmoral e irrespetuosa de aquél. Para ellos, el Estado, la soberanía y el pueblo que esta ejerce, le importan un carajo, o como dicen las caraqueños, “un comino”. Justamente por eso, se produjo el “Caracazo” y no aprenden. Pero hay algo que debe quedar claro de todo lo dicho por Lorenzo y Hausmann, “Al Capone los reales”, unos reales que no son suyos, sino de los cuales quiere “embolsillarse” una parte. Dijo Hausmann, casualmente en ese hablar estudiado para decir una vaina queriendo decir otra, “pero los del FMI no están dispuestos a poner sus reales para que la gente cobre completo. ¡No!, los acreedores tienen que pagarle”. ¿Quiénes son los “acreedores” en ese hablar estudiado de Hausmann que “no deben cobrar completo”?; pues nada más y nada menos que los contribuyentes, asalariados, pensionados, trabajadores, profesionales; es decir, Venezuela toda, menos Hausman “Al Capone”, Polar que, como siempre, se resarce por distintas vías y quienes como ellos dos nos hacen la guerra. -- Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 10/16/2015 07:24:00 p. m.

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