sábado, 3 de febrero de 2018

YO TAMBIÉN ME QUEJO, PRESIDENTE CANTV Y ES DE USTED LA CULPA

ELIGIO DAMAS

            Un colega, le llamo así porque como quien esto escribe, también lo hace por Aporrea.Org., reclamó al Presidente de CANTV, no se hiciese “el desentendido” por el problema que él y un grupo de sus vecinos, padecen por la ineficiencia y hasta desidia de la empresa telefónica.
             Por casualidad, digámoslo con una expresión muy coloquial del gusto de los orientales, soy algo así como o casi vecino del señor Hermo Rosales, personaje a quien sugiero arriba, por la información o dirección que al respecto dio en su reclamo y a esta fecha llevo tres meses o más sin servicio telefónico. Pero tampoco soy el único en este espacio más acá o más allá. Tengo entendido que la avería que afecta mi línea telefónica, al parecer en un cable subterráneo, también tiene sin ese servicio a más de 2500 viviendas y hasta locales comerciales. Y por supuesto, para no dejar gato encerrado, aunque si hay como veremos más adelante, pero no por nuestra denuncia, eso incluye el servicio de Internet con todo lo que eso significa para mucha gente. En nuestro caso particular, tomando en cuenta mi edad, ya voy a cumplir en unos días ochenta años, lo que pudiera hacerme acreedor a un bono particular del presidente por haber trabajado como educador casi cuarenta y todavía lo hago intensamente como escritor, no sólo de artículos para Aporrea y otros medios, como el Blog de Eligio Damas, sino también de cuentos, novelas, poesía y ensayos sobre todo de historia nacional y regional, sin percibir nada material a cambio, sino como decimos los venezolanos, “sólo por darme el gusto”, estoy seriamente afectado por CANTV, pues me obliga a salir a la calle constantemente a buscar un “Cyber” o casa de algún amigo que me socorra, para enviar mis trabajos, pero por algo más importante, buscando la manera de estar lo mejor informado y para lo tanto que escribo. Es decir, soy un afectado por los cuatro costados.
            Yo en particular hasta ahora, lo confieso, no había hecho gestión alguna, pues me he confiado en las que han hecho personas de mi sector y hasta de mi grupo familiar. Además, cuando todo comenzó, porque todo tiene un comienzo, me pasó la misma vaina que con la crisis económica, creí vendría pronto un repunte por lo que sé, lo que bien fundamentado está, no por la gente sino las potencialidades del país. Aunque sucede que uno no sabe cuán torpe puede ser un hombre o un grupo, por la torpeza misma, las complicidades y los cómplices. Pero me quedé con los crespos hechos. Creo que si algo tiene la conducta de los camaradas que gobiernan y manejan las empresas del Estado, es mucha coherencia en lo de hacer con empeño todo lo posible por acabar, como Atila, todo lo que sus caballos pisen.
            Pero arriba hablé de gato encerrado no de caballos. Hay muchos comentarios y referencias concretas, que parecieran sugerir  como “compatriotas rodilla en tierra” de CANTV, hacen de manera casi mágica, que el estado de incomunicación de alguien, aun estando en el área afectada, desaparezca. Y sé de personas que, por esa “picardía” venezolana con la ayuda técnica han podido recuperar el servicio
             Los técnicos que uno halla en la calle, y hablo de mi calle, cuando les hallamos a las puertas de alguna casa afectada, a la cual llega la línea al instante que ellos se van, nos informan que todo se debe a ese cable dañado o de unos tales cajetines en el mismo estado que CANTV debe reponer y no lo hace. Las respuestas son tan distintas como distintos son los personajes. Cuando uno les pregunta cuándo será eso, responden con el clásico gesto de doblar los hombros un poco hacia adelante, levantarlos levemente, doblar los antebrazos, ponerlos en forma vertical y mostrar las palmas de las manos a quien le habla, lo que quiere decir, ¡vaya usted a saber!  Claro, debo reconocerlo, formo parte de los egresados de la escuela que forma tipos para que nunca se muestren predispuestos a que les pregunten ¿cuánto hay pa´ eso? Lo que es lo mismo que reconocer, lo que suele decirme mucha gente, soy un de los tantos pendejos que todavía quedan.
            Un amigo, que habló con un amigo suyo,  quien es importante funcionario de la empresa telefónica en Caracas y este a su vez le puso en contacto con el gerente de la empresa en Anzoátegui, recibió de este como respuesta, hace dos meses, que se habían robado el cable subterráneo. Es decir, no fue que se dañó, según la versión como oficial, sino otra. Pero además, lo tranquilizó diciéndole que ya el cable había llegado, no me pregunten de dónde ni cómo, porque no lo sé y a mi amigo tampoco se lo dijeron, y que en pocos días, ya hace dos meses, repito, todo estaría resuelto. Y yo y el amigo nos comimos ese cable.
            Pero lo más curioso e irónico de todo esto es que, desde el mismo momento que me quedé sin teléfono, las tarifas, del servicio fijo e Internet, aumentaron sustancialmente, aunque admito que todavía siguen siendo baratas. Como que antes, más o menos pagaba por los dos servicios unos trescientos cincuenta bolívares y ahora tuve que pagar, por cada mes vencido unos seis mil bolívares. Y repito me parece sigue siendo muy barato, sobre todo si tomamos en cuenta que un tomate o un huevo puede costar mucho más de eso y un kilo de carne casi cuatrocientos mil. Pero lo más curioso e irónico de todo eso es que cada fecha de vencimiento de mi tarifa, CANTV a través de mi móvil, ya que no puede por la línea fija, me amenaza veladamente por si dejara de pagar. Y voy y pago, pues no quiero se agarren de ese error mío para quitarme la línea e invalidar mi reclamo. No quiero pues prodigarme en favores para que los magos hagan que mi línea pase a mano de otro.
           Y todo esto, señor presidente de CANTV, como piensa el colega Hermo Rosales, es culpa suya. No deje que culpen a Maduro, el pobre tiene ya demasiadas  cosas encima y lo que menos falta le hace es gente que le ponga piedras en el camino y contribuya en su contra por lo que pudiera perder las elecciones o favorezca la abstención de lado y lado, lo que sería muy malo para él y hasta para usted mismo. Le prometo que no lo olvidaré, cada cierto tiempo me encargaré de recordarle la deuda que conmigo y mis vecinos tiene.

           

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