viernes, 9 de mayo de 2014

ENTREVISTA A ROGELIO M. DIAZ MORENO


ATENCIÓN FRANK

Entrevista a Rogelio M. Díaz Moreno *

POR ESTO! pregunta
Desde La Habana Félix Sautié Mederos





Rogelio M. Díaz Moreno es un destacado articulista de la Web Observatorio Crítico en donde publico regularmente algunas de mis Crónicas Cubanas aparecidas en el Periódico Por Esto! En mi criterio muy personal Rogelio es además de un avezado comunicador social un joven científico, cuyos artículos se destacan por la profundidad de su análisis marxista ilustrado, así como por su muy especial sensibilidad humana, su compromiso con la verdad y con una ética inclaudicable, desenvueltos dentro de la impronta característica del sentido ácrata y horizontal sin jefaturas que caracteriza al Observatorio Crítico.

En consecuencia no podía dejar de entrevistarlo como parte de la serie “Por Esto! pregunta” del Semanario dominical Unicornio, en la que me he propuesto dar a conocer a intelectuales y activistas sociales poco divulgados por los medios locales en Cuba, incluso, algunos excluidos totalmente quizás por su objetividad en los análisis sobre el medio social en que nos encontramos enclavados; y que forman parte de lo que se ha dado en denominar la Nueva Izquierda Cubana, surgida en medio de una muy amplia diversidad y riqueza de criterios, enfoques y concepciones. Anticapitalista. Antirracista. Revolucionaria. A favor de la democracia, la participación ciudadana y la diversidad, así como de las más amplia concepción y respeto de los derechos inalienables del ser humano.

... esta formación de físico no se contiene dentro de un molde artificial de “ciencias duras, exactas”. Para empezar, está aplicada a la salud de los seres humanos, a salvar las vidas o, por lo menos, aliviar sus sufrimientos, lo cual ya es un poderoso abrazo a los principios humanistas más universales… fuera de los laboratorios y departamentos de radiación, sigo conectado y con la voluntad de reunirme e interactuar con buenas voluntades, con proyectos, sociedades, espacios que defiendan principios de solidaridad, de fraternidad, de felicidad, sin exclusiones o discriminaciones, en los que cada uno aporta lo mejor que es capaz y recibe igualmente de los demás… Yasmín (1) me mostró que en el Observatorio Crítico podía reencontrar un espacio colectivo de afinidad por nuestras inquietudes sociales y políticas, así me introduje cuando el OC ya era un proyecto que tenía una madurez y una evolución…Allí ganamos muchísimo en esa cultura del debate, de compartir opiniones e ideas, de discutirlas sin temores, de ganar en esa capacidad de los seres humanos de aspirar a vivir en libertad y responsabilidad, y realizar esa aspiración en espirales crecientes…nos hemos esforzado por divulgar en la sociedad mensajes contra el capitalismo, contra la tentación a dejar correr la filosofía del mercantilismo y la explotación, así como también contra el autoritarismo y la burocracia… la promoción de una filosofía horizontal, democrática, promotora de valores como libertad, la solidaridad y el respeto entre todos los seres humanos… un espacio de comunicación contra lo hegemónico, anti capitalista, anti autoritario, liberador; inspirador de todos aquellos que se identifiquen con el tipo de valores que defendemos… El machismo, la homofobia, la discriminación contra el emigrante, contra el discapacitado, contra el que sostiene en todo su derecho ciertas creencias, contra las personas de pocos recursos económicos, son atentados a la libertad… la discriminación racial, mal que golpea a este país en su misma médula… Pienso que en esto (Sobre la existencia de una ruptura generacional en la sociedad cubana del momento), como en tantas otras cosas, un análisis marxista, desde el punto de vista clasista, puede dar una información mucho más realista que cualquier juicio apresurado, por fuerza simplificador y, con frecuencia, sesgado por el interés de la persona que conteste… Pienso que hay una evolución intergeneracional, pero no es total, no es una ruptura instantánea que haya “caído de fly”. Es fácil centrarse en diferencias de manifestaciones políticas e ideológicas, y achacarlas a diferencias generacionales. Sin embargo, para un marxista, esto tiene una base más socio económica que generacional…


Félix Sautié Mederos: Tú eres un profesional, en mi criterio, de alto nivel en la Salud Pública cubana y para presentarte a los lectores del semanario dominical Unicornio del periódico Por Esto!, ¿podrías relatarnos a manera de auto presentación más allá de cualquier sentimiento narcisista, pero también anti esquemático, que son aspectos esenciales que sé que concuerdan con tu personalidad revolucionaria, los elementos básicos de tu currículo humano y profesional?

Rogelio M. Díaz Moreno: Veamos. En la medicina moderna, los médicos emplean sofisticadas herramientas e instrumentos, dispositivos electrónicos, mecánicos, y fuerzas de la naturaleza como rayos X, la energía nuclear y por el estilo. Como se puede imaginar, necesitan apoyarse en una amplia gama de profesionales de otra formación, como es el caso de los físicos. Por las materias que he estudiado, profundizado, en las que he recibido la formación correspondiente, me ha sido posible asumir tareas de apoyo de esta naturaleza. A nosotros, los físicos médicos, nos corresponde, por ejemplo, garantizar que cuando los médicos orientan que un paciente debe recibir cierta dosis de radiaciones para tratar una enfermedad como el cáncer, reciba efectivamente esa dosis; que al apoyarse en un estudio imagenológico como es una imagen de Tomografía, las imágenes tengan la suficiente calidad como para que el médico pueda orientar con confianza el tratamiento óptimo; que los cirujanos puedan localizar y abordar con precisión blancos en regiones tan delicadas como el cerebro.

Rogelio por tus escritos publicados en el Observatorio Crítico demuestras que posees una formación humanística muy intensa. Puedes explicarnos qué influencias concretas ha tenido tu origen y tu formación, tus ideas y convicciones ideológicas y políticas. ¿Qué haces en concreto, cuál es tu actividad cotidiana tanto en lo profesional como en lo político y social, a qué te dedicas? ¿Cómo te definirías tú mismo? Te hago estas preguntas porque con mis entrevistas en Por Esto! me propongo presentar a la Nueva Izquierda Cubana de la cual considero que eres un importante exponente.

Una enorme influencia fue mi familia. Se preocuparon cuidadosamente de inculcarme el amor por el conocimiento y los hábitos de disciplina en el estudio, aunque a decir verdad, tuvieron más éxito en lo primero.
Por todos lados recibí, ya fuera herencia de intelectuales, como la identificación inmediata con el legado histórico, cultural, humanista, acceso a tremendo caudal bibliográfico y la motivación para aumentarlo, o como mínimo, el respeto y la consideración por el conocimiento, y el estímulo y las facilidades para desarrollarme todo lo que me fuera posible. En la casa familiar tenemos una cantidad de libros tremenda, para empezar.

También tuve la suerte de contar con excelentes maestros en la escuela que estimularon esas posibilidades que tenía en aquella época.
Después uno entra en una etapa en la que puede decidir, junto con el desarrollo puramente profesional –en mi caso, en una de las llamadas ciencias exactas– complementar su formación en otras esferas y ya yo tenía enraizada la necesidad de absorber también de los caudales humanistas con lo que de bueno hubiera producido la humanidad en poesía, filosofía y estuviera a mi alcance, que era bastante entre la biblioteca casera, alguna que otra escolar, más algo de buena música, buen cine, y otras artes de las que se puedan disfrutar.

Con la formación académica de físico y físico médico, puedo desempeñar el trabajo que esbocé anteriormente en apoyo a la atención a los pacientes en departamentos médicos sofisticados. Ahora, esta formación de físico no se contiene dentro de un molde artificial de “ciencias duras, exactas”. Para empezar, está aplicada a la salud de los seres humanos, a salvar las vidas o, por lo menos, aliviar sus sufrimientos, lo cual ya es un poderoso abrazo a los principios humanistas más universales. Para ser sincero, no era mi plan cuando comencé la carrera. En aquella época, todavía estábamos esperanzados de alguna manera en proyectos espectaculares como las centrales electronucleares. Pero estoy contento de haber llegado aquí. No es que esté contento de que aquellos proyectos de las electronucleares no se hayan dado, a ver si me explico, creo que hubieran sido muy buenos, pero yo donde estoy hago un trabajo que me realiza plenamente como persona y profesional.
Entonces esta actividad mía profesional se enlaza directamente al objetivo humano más inmediato, la propia vida. Luego, fuera de los laboratorios y departamentos de radiación, sigo conectado y con la voluntad de reunirme e interactuar con buenas voluntades, con proyectos, sociedades, espacios que defiendan principios de solidaridad, de fraternidad, de felicidad, sin exclusiones o discriminaciones, en los que cada uno aporta lo mejor que es capaz y recibe igualmente de los demás.

Ambos coincidimos con nuestra participación en el Observatorio Crítico, ¿podrías relatarle a los lectores de Por Esto! cómo fue que llegaste al Observatorio Crítico y los aspectos básicos de su historia como entidad de la Nueva Izquierda Cubana, en algunos de los cuales eres uno de sus activistas más destacados, en mi criterio. Otros activistas destacados del OC como Dmitri Prieto e Isbel Díaz han explicado a los lectores de Por Esto! sus versiones y vivencias al respecto de la historia del OC pero, en mi opinión, es importante obtener todas las versiones y criterios que sean posibles.


Yo comencé escribiendo un blog propio –Bubusopía– y participando en otro blog colectivo –Bloggerscuba– antes de conocer al OC. Bloggerscuba fue ahogado en circunstancias adversas. No recuerdo ya bien cómo fue; de alguna manera Yasmín (1) me mostró que en el Observatorio Crítico podía reencontrar un espacio colectivo de afinidad por nuestras inquietudes sociales y políticas, así me introduje cuando el OC ya era un proyecto que tenía una madurez y una evolución. A medida que me compenetraba más en este colectivo, que conocía más de su historia, mejor me sentía, más aprendía, más me enseñaban a descubrir que podía desarrollar una labor de activismo y cómo ello se hacía más relevante. Allí ganamos muchísimo en esa cultura del debate, de compartir opiniones e ideas, de discutirlas sin temores, a ganar en esa capacidad de los seres humanos de aspirar a vivir en libertad y responsabilidad, y realizar esa aspiración en espirales crecientes. Allí me conecto con iniciativas concretas, sensibles a realidades específicas de nuestra problemática social. He tenido entonces la oportunidad de participar en actividades para aportar algo a las soluciones y animar a otras personas para que también se sumen, sigan nuestro estímulo o, mejor aún, perciban que pueden emprender sus propios caminos, que sus fuerzas e iniciativas también tienen posibilidades y valores con los qué contar.

Como miembro del OC he tenido el privilegio de participar en marchas contra el racismo, contra la homofobia, en actividades ecologistas, ya sea en iniciativas propias del OC u otras de otras instituciones que contribuyen a esos fines y sentimos la identificación y vamos y participamos. En otras actividades nos hemos esforzado por divulgar en la sociedad mensajes contra el capitalismo, contra la tentación a dejar correr la filosofía del mercantilismo y la explotación, así como también contra el autoritarismo y la burocracia.

En el OC hay personas que desarrollan con gran talento facetas artísticas; otras que poseen un gran ingenio para las tecnologías informáticas; otras a las que se les da con gran naturalidad preparar una actividad de contenido ecologista; se comparte unánimemente el rechazo a las discriminaciones y se promueve activamente el combate contra ellas; todo ello se amalgama de una u otra manera en la promoción de una filosofía horizontal, democrática, promotora de valores como la libertad, la solidaridad y el respeto entre todos los seres humanos.

En nuestro sitio Web intentamos sostener esta filosofía y ofrecer un espacio de comunicación contra lo hegemónico, anti capitalista, anti autoritario, liberador; inspirador de todos aquellos que se identifiquen con el tipo de valores que defendemos. Nuestro Compendio ha alcanzado un considerable número de ediciones y muchas personas lo tienen en alta estima, lo reenvían y reproducen.
La legitimidad de nuestra expresión, libre, sincera, que ha denunciado y criticado severamente problemas de nuestra sociedad como el burocratismo, la corrupción, el autoritarismo y la mentalidad vertical de la dirigencia, nos ha ganado agudas disputas con ideólogos del oficialismo, que nos lanzan los anatemas característicos de servidores del enemigo, vendidos, y ese tipo de acusaciones. Es patético cómo ciertos sujetos que disfrutan de veinte prebendas, de privilegios fuera del alcance de la población trabajadora, a cambio de la genuflexión cerebral permanente, tienen el temple de señalar a nuestro colectivo, que ni acceso regular a Internet tenemos. Justamente vivimos como personas trabajadoras comunes, a diferencia de estos detractores nuestros. Lejos de cualquier pretensión de enclaustramientos elevados, el nuestro no es ni puede ser un observatorio abstracto ni enajenado, criticador de realidades remotas; pues sus miembros nos mantenemos de nuestros trabajos para la sociedad, ya sea en instituciones de salud, educativas, productivas o culturales, con toda la naturalidad del mundo y todas las estrecheces que eso significa en nuestro país.

Esta decisión nuestra nos ha costado recibir entonces esas acusaciones y también hostigamientos, que han llegado hasta el despido de algunos compañeros de sus puestos de trabajo por causas políticas. Pero nuestra moral se refuerza con cada agresión de éstas y seguimos, los compañeros se reincorporan al trabajo en ese u otro lugar, seguimos manteniéndonos honestamente sin deberle favores a nadie, pues retribuimos a la sociedad con nuestra labor lo que aquella aportó para nuestra vida, nuestra formación. El sentimiento de amor y solidaridad con la sociedad nos inclina, eso sí, a aportar lo mejor desde nuestras profesiones y más aún con nuestro activismo.

También he conocido de tus empeños y luchas a favor de la diversidad en la sociedad y en contra del machismo y la homofobia tan extendidos en nuestros ámbitos sociales; ¿cómo se coordinan estos propósitos y esfuerzos con las ideas libertarias, democráticas y socialistas de lo que se ha dado en dominar la Nueva Izquierda Cubana? ¿Qué puedes decirnos al respecto en concreto para la información de los lectores de Por Esto!?


Hay que partir de una realidad reconocida por las personas sinceras y honestas: no puede haber libertad en una sociedad si una parte de ésta carece injustamente de libertad. Libertad para trabajar por los ideales de la vida y la felicidad propios, con la claridad de no afectar, no dañar a los demás. Cuando se asume la libertad como fin deseable para uno, para ser honrado, debe pensarse que lo mismo se debe promover para los demás; para ser honrado, que es por sí mismo un derecho y condición para la libertad, como se contiene en el aforismo martiano. En esa libertad, ese derecho a la vida honrada, al pleno ejercicio de los derechos y la naturaleza como ser humano no puedes menos que cuidar celosamente que todos los seres humanos estén dotados de idénticas capacidades para desarrollarse, crecer o mantenerse, en su manera propia de pensar y sentir y relacionarse con los demás, cumplido el requisito de no hacer daño.


El machismo, la homofobia, la discriminación contra el emigrante, contra el discapacitado, contra el que sostiene en todo su derecho ciertas creencias, contra las personas de pocos recursos económicos, son atentados a la libertad de grupos de personas que, por lo mismo, amenazan la libertad de toda la sociedad. Estos flagelos pretenden regular, violentar, establecer estructuras de sometimiento que deben ser denunciadas como intolerables por todo ser humano que aprecie el valor de la integridad espiritual y moral de las personas, y su libertad.

Obviamente, el ejercicio de esta libertad implica la igualdad más plena en el ejercicio de los derechos personales, y uno de estos derechos básicos es el de determinar en la administración de los asuntos que competen y afectan a la colectividad. De ahí la trascendencia de la coordinación democrática de estos asuntos. Las formas de gestionar la democracia pueden ser muchas, puede que no se hayan encontrado todavía las óptimas, pero el principio que debe regir la búsqueda no puede ser otro, tiene que tener grabado de manera indeleble e inconfundible, la necesidad de la participación en condiciones del más pleno respeto e igualdad de todos los participantes.

Esto significará un grupo de consecuencias. Esto implica la necesidad de la existencia de alternativas para ganarse, honradamente, el pan y todas las demás condiciones de un nivel de vida decoroso; la condición de acceso a niveles educativos de calidad para todos; la promoción de estos valores de respeto, libertad e igualdad; no sólo durante la etapa educativa formativa de la niñez y juventud, sino a nivel de toda la sociedad, de forma tal que se cierre el paso a las manifestaciones de discriminaciones, intentos de sometimiento mediante la violencia económica, física, política.

He puesto mi empeño en apoyar, en la medida de mis posibilidades, aquellas iniciativas que respondan a esta filosofía, y de darles la mayor divulgación posible y apoyarlas en el terreno de las discusiones filosóficas, la divulgación, la promoción de estas ideas mediante escritos, comentarios, críticas… He encontrado que muchas buenas personas se alegran e identifican con lo que elaboro, incluso procuran darle mayor divulgación. Esto me alegra sobremanera y me estimula, me hace pensar que no estoy tan “descaminado”.
En lo referido al problema de la discriminación racial y por motivo de las ideas y prácticas religiosas, así como de la política de exclusión, autoritarismo y centralización en Cuba, ¿Qué podrías explicarnos al respecto. En tu criterio existen realmente estos problemas y cómo podríamos enfrentarlos para su solución?


Empiezo por la discriminación racial, mal que golpea a este país en su misma médula. Desgraciadamente, las personas que tienen verdadera noción del peligro que esto representa, y la necesidad de trabajar arduamente en su solución, todavía no han podido alcanzar para su trabajo la resonancia que amerita. De aquí que se haga imperativo empujar y continuar y volver una y otra vez, ganar y unir fuerzas, insistir sin dejar prevalecer el cansancio.
Esta discriminación se refleja en persistentes e injustas desigualdades en estándares de vida, trabajo, superación, es una carga opresiva sobre los hombros de personas de tanta valía como las demás. Genera y reproduce circunstancias de marginalidad; mutila el desarrollo personal, profesional y económico de las víctimas; propicia tanto la mentalidad colonizadora como la colonizada, lacerando el sentido de autoestima, el amor propio; merma el reconocimiento de las capacidades de todas las personas para poder perseverar en un proyecto de vida libre, responsable, solidario; es, por lo tanto, un lastre sobre los hombros de toda la sociedad.

Lo que se cumple para la discriminación racial, se cumple para aquellas otras diferencias entre las personas que se toman como pretexto para discriminarlas: determinadas creencias religiosas, su orientación sexual, su lugar de origen, su nivel económico, contra las personas ancianas o las más jóvenes, o si presentan alguna discapacidad física; incluso contra las personas por ser obesas, inclinarse por determinados gustos al vestir y otras igualmente subjetivas. Las discriminaciones, encima, se retroalimentan, pues la presencia de cada una de ellas facilita la asimilación de las otras. La víctima de alguna variante de discriminación, a falta de la suficiente voluntad y educación, no tendrá reparos en aplicar otra variante contra otra persona. Aquel que no sea víctima, sino victimario, o simplemente indiferente, además de contribuir con una injusticia, está limitado de participar o disfrutar de una sociedad más plena, más enriquecida, pues los aportes de otros grupos quedan mutilados por la presencia de las discriminaciones, además del ambiente enrarecido y hostil.

La discriminación por motivos religiosos tiene hoy, en mi opinión, una situación contradictoria. Creo que la discriminación clásica, aquélla más característica en los años 70’s u 80’s, está prácticamente erradicada, sobre todo en los casos de las religiones más identificadas con el canon occidental como el catolicismo y los cultos protestantes mayoritarios. Esto no quita que se presenten casos aislados de perjuicios a creyentes de estas religiones, pero en mi opinión, son más bien obra de cuadros inescrupulosos que buscan cualquier excusa que puedan utilizar para algún propósito oportunista. Actualmente, lo más común para los medios oficialistas (radio, televisión) es que prácticamente dan por sentado que la nación cubana comparte una mentalidad de esos tipos de religiones mayoritarias, lo que constituye una discriminación para quienes no piensan así.

En cambio, creo que los cultos de otros orígenes, sobre todo los africanos, tienen una situación bastante más desfavorecida. Aquí se asocia mucho este tema con la discriminación racial. Por ejemplo, el Estado cubano, supuestamente laico, ha declarado ya como feriados dos días, relacionados con las religiones del primer tipo que mencioné, y ninguno con las del último tipo. Y existen algunos credos como los de los Rastafari que son muy asociados, a nivel de una sociedad discriminadora, prejuiciosamente, con conductas negativas.

Ahora se ven episodios insólitos, como el resultado de una mezcla de autoritarismo y oportunismo de parte de un gobierno con escasos principios. Fíjense en esta situación: en décadas anteriores, los estudiantes religiosos la pasaban mal para completar una educación de alto nivel, podían llegar hasta a ser expulsados en algún momento de su formación. Esto formaba parte del monopolio ideológico del Estado-Gobierno sobre la sociedad, particularmente en ese campo de la educación. Una mentalidad religiosa era tratada con tanta intransigencia como las disidencias políticas. Ahora, el Estado-Gobierno no se ha vuelto más tolerante desde este punto de vista político y sigue sin admitir otras estructuras u organizaciones estudiantiles independientes de las serviles federaciones oficialistas; sin embargo, el vicepresidente se reúne alegremente con organizaciones juveniles de signo religioso, o sea que se aceptan como legítimas, y algo parecido empieza a pasar en las esferas laborales y otras de la sociedad. Con esta actitud de doble moral no se muestra un verdadero respeto a la libertad religiosa de las personas, pues las potestades reconocidas se ofrecen a manera de dádiva a ciertas fuerzas con las que conviene coquetear; no como el reconocimiento del derecho de las personas en la sociedad a organizarse bajo las maneras que más les satisfagan para diferentes fines, lucrativos o no, gremiales o por afinidades o mutualistas o lo que sea.

Con esta diferenciación se perjudica de nuevo a la sociedad. Por una parte, siguen vigente modelos de exclusión y sometimiento sobre posibles colectivos que desearían establecer su presencia en el espacio público. Se perjudican, incluso, los creyentes sinceros cuyas actividades son aceptadas, vigiladamente, porque no se puede excluir la tendencia que tendrán un número de individuos, a promover sus fines particulares bajo las sombrillas religiosas, que les ayuden a vencer ciertos obstáculos, pero se pervierte así el sentido de la religión.
Todas las personas interesadas en aportar a la solución de estos problemas deben continuar en su empeño, trabajar sin darse nunca por vencidos. El Estado tiene algunas estructuras y mecanismos para tratar de resolver estos problemas. Insuficientes y limitados como son, hay que tratar de hacer el máximo uso de ellos que sea posible. Independientemente de ello, hay que seguir concertando esfuerzos en colectivos e iniciativas populares que no dependan del Estado ni esperen por su autorización u orientaciones para sacar adelante sus empeños.

Es necesario producir y divulgar la mayor cantidad de propaganda y razonamientos alrededor de estos problemas, su actualidad, su trascendencia y la necesidad de combatirlo. Se requiere salir al paso y denunciar el fenómeno, en la teoría como en las manifestaciones de la práctica que se encuentren en el acontecer cotidiano. El enfrentamiento al problema debe ir de la mano de la promoción de una educación inclusiva, que permita e incite a todos participar de la propia auto transformación en una dirección más humana y justa. El fortalecimiento de la sociedad civil podrá favorecer, a continuación, el lanzamiento, además, de gestiones legales, administrativas, demandas, cabildeos legislativos y otros que reflejen la voluntad de resolver estos serios problemas.

Te pregunto directamente, en tu opinión de joven intelectual, en mi criterio, destacado: ¿hay una ruptura generacional en nuestra sociedad?; de haberla ¿cómo la describirías y qué hacer para enfrentarla? ¿Hay jóvenes integrados en estas luchas o es qué todos sueñan con irse del país, tal y como plantean algunos?

Te confieso que ésta es la pregunta que más tiempo me ha llevado analizar y balancear, porque es un tema complejo, con muchas aristas. Pienso que en esto, como en tantas otras cosas, un análisis marxista, desde el punto de vista clasista, puede dar una información mucho más realista que cualquier juicio apresurado, por fuerza simplificador y, con frecuencia, sesgado por el interés de la persona que conteste.

Pienso que hay una evolución intergeneracional, pero no es total, no es una ruptura instantánea que haya “caído de fly”. Es fácil centrarse en diferencias de manifestaciones políticas e ideológicas, y achacarlas a diferencias generacionales. Sin embargo, para un marxista, esto tiene una base más socio económica que generacional.

Hay un cambio de época en nuestro país, una transición que se ha demorado mucho y por muchas razones, entre el modelo sovietista previo a la caída del muro de Berlín, y lo que sea que se va a establecer a continuación, que tal vez unos pocos lo sepan, pero se lo tienen bien reservado. En principio, esto ha conducido a esa evolución generacional, que a veces se presenta como una ruptura por la gran cantidad de personas con dificultades para comprender y asimilarse a los nuevos tiempos. Lógicamente prevalecen en este grupo las personas de mayor edad.

Sin embargo, esta tendencia no es tan absoluta. En Cuba, creemos muchos, las estructuras familiares son notablemente sólidas y, por ejemplo, muchas personas jóvenes que emigran, o se dedican a todos los tipos de sectores de la economía emergente, se convierten naturalmente en el sostén que los mayores necesitan. No son pocos los casos donde el salto de la generación joven se facilita, se apoya, en una retaguardia cubierta por los mayores. Eso no quita que sea una experiencia traumática en muchos sentidos.
Luego tenemos a esas personas mayores que tienen capacidades suficientes como para adaptarse casi de igual manera, ya sea en el extranjero o dentro del país.

Ahora, para profundizar en el aspecto clasista, lamentaré que no sea yo el más versado en estos terrenos de filosofía y marxismo. Tampoco podemos perder de vista el aspecto clasista, porque ni esa ruptura ni ningún otro fenómeno social se experimenta igual en las diferentes clases sociales. Es del conocimiento general que la clase dirigente y administrativa de este país tiene una significativa incidencia de descendientes en el extranjero. Existen, encima, feas sospechas sobre el florecimiento de los negocios de estos últimos y los orígenes de sus capitales, que podrían relacionarse con las potestades de sus parientes acá en Cuba; entonces, allí habría cualquier cosa menos una ruptura, más bien una inversión para el futuro, una verdadera siembra. Mientras, nos predican a los de abajo austeridad, sacrificio y, últimamente, resignarnos a las evidencias de las crecientes desigualdades sociales.

En segundo lugar tendríamos los sectores que hasta la década de 1980-90 podría calificarse como clase media, profesional, cubana, eminentemente intelectual, con alto nivel educativo. Allí es donde la emigración más se ha ensañado, tal vez, porque son masas de personas jóvenes que salen a buscarse un futuro que aquí ven muy limitado para las grandes expectativas de que son capaces. Y cuando este grupo emigraba, lo hacía quemando puentes, porque eran mal mirados y, hasta hace poco, severamente castigados por el sistema político imperante, ellos y hasta sus familiares. Incluso cuando la persona no se iba del país, pero dejaba un trabajo profesional por un puesto en la economía emergente o una actividad en el mercado informal o negro, de todas maneras se produce una ruptura con la vida “esperada” para esa persona en el seno de su familia, del sistema. Eso se percibe hasta en las carencias en muchos centros de trabajo, educativos, donde quiera que haga falta fuerza de trabajo calificada, que sufren de una aguda carencia de esta fuerza de trabajo y su personal es, mayoritariamente, o de edad avanzada o recién graduados, como se ha reconocido por las autoridades de este país.

Por último, están las masas de personas que no superaron niveles bastante más humildes, que más o menos vivieron siempre con componentes de marginalidad, con alguna sustracción de mercancías de los centros de trabajo, que eso existió siempre, o que no tenía vínculos de trabajo ni estudio. En ese grupo, pienso, la emigración ha tenido un impacto distinto. Estas personas no se han ido del país pensando en explotar avanzadas capacidades profesionales, además tenían acá mecanismos más flexibles e informales de reproducción material. Ahora hay mucha lucha con eso, pero el derroche de las décadas anteriores, opino yo, encubría tantas irregularidades y desfalcos del Estado como los que hay ahora, si no más, porque antes había más cosas.

Entonces, ese sector que antes no era muy ortodoxo, ahora sigue con tendencias tal vez no tan diferentes a las de antes, un poco de participación en lo públicamente compulsado, ya sea para no destacarse negativamente y atraer miradas, ya sea para acercarse a puestos donde “resolver” mejor. Y en ese grupo poblacional, habituado a maniobras que se califican como marginales, de mercado negro, o como se quiera explicar, sigue ahora más o menos con el mismo sentido que antes, o sea, tal vez la ruptura no sea tan drástica, aunque se produce siempre un espacio para la migración entre aquellos que tienen mayor imaginación y ambiciones o han “apretado” tanto en sus irregularidades, que se les pone fea la situación acá.

Lo que sí se podría decir es que las nuevas generaciones no son tan dúctiles como las anteriores. Las anteriores, por las razones que fueran, durante la época de su juventud, de su protagonismo social, seguían o acataban más las convocatorias y las disciplinas de las autoridades superiores. Las de ahora no tienen reparos en exponer un grado de rebeldía, de inconformidad, mucho mayor. Esto resulta chocante para muchos espíritus acomodados a la obediencia, que ahora se sienten incómodos, porque el fantasma de la libertad anda suelto.

Este análisis, en mi criterio, lo considero “monstruosamente simple”, pero opino que sirve para apuntar las complejidades del tema de tu pregunta.


Si bien esta es la primera entrevista que te hacemos para Por Esto! pregunta, en el futuro quizás tendríamos que volver sobre estos temas, pero antes de terminar quiero preguntarte si tienes algo que quisieras añadir para sus publicación.

Bien, un par de cosas. En primer lugar, quisiera agradecerte por la labor que desempeñas en la divulgación del trabajo y las ideas de las personas que intentamos mantener vivos los ideales y voluntades de los procesos revolucionarios. Ojalá esto aporte a los lectores un poco de material para reflexionar, profundizar y solidarizarse con las causas que defendemos. El trabajo que haces demuestra que no todos los sujetos de las primeras etapas de las gestas de la revolución de 1959 sufrieron esa involución que los lleva ahora a posiciones conservadoras y retrógradas sino que, por el contrario, una buena parte mantiene el espíritu rebelde, juvenil, que anima a la continuación de las gestas en pro de conquistas superiores a las primeras que se alcanzaran.

(1) Yasmín S. Portales Machado, es la esposa de Rogelio a quien también entrevistaré próximamente

Unicornio domingo 4 de mayo 2014.

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