lunes, 4 de noviembre de 2013

NOTICIAS VARIAS DE CUBA 58

JOSE ANTONIO CAMELLON Corresponsal Cuba Cuba: Registrado en 19 países medicamento cubano Heberprot-P El Heberprot-P, único de su tipo en el mundo para evitar la amputación en las úlceras del pie diabético, se encuentra registrado en 19 países, anunció en esta capital un experto cubano. En declaraciones a la prensa , el Doctor en Ciencias Manuel Raíces, investigador del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), destacó que con esa terapia se han tratado más de 132 mil pacientes en el mundo, con resultados exitosos. De la cifra total, más de 24 mil son cubanos y el riesgo relativo de amputación se ha reducido en un 71 por ciento, lo que genera una gran calidad de vida para la población, significó el investigador del CIGB, perteneciente al grupo empresarial BioCubaFarma, y que participa en la XXXI edición de la Feria Internacional de La Habana, FIHAV 2013. Significó el experto que más de un 60 por ciento de los pacientes a quienes se les aplica el novedoso producto en la nación antillana son tratados en el sistema de Atención Primaria de Salud (APS), lo que demuestra la percepción de riesgo dentro de la población diabética. Actualmente las personas se atienden sus úlceras cuando están en estadios primarios en tratamiento ambulatorio, lo cual disminuye los costos al sistema de salud y la esperanza de cicatrización es mucha más efectiva, porque estas lesiones pequeñas tienen una evolución mucha más rápida y positiva que las úlceras complejas, recalcó. El doctor Raíces dijo que antes de 2016 se prevé que más del 90 por ciento de la población cubana acuda a la Atención Primaria de Salud, con lo cual disminuirá considerablemente el riesgo de amputación. Destacó que Cuba realiza acciones con Ecuador y existe interés porque estos programas se extiendan a China y la Unión Europea, donde se sientan las bases para desarrollar en 2014 un ensayo clínico fase dos en úlceras complejas. Raíces anunció que Rusia terminó un ensayo clínico fase tres, calificado de exitoso y debe registrarse el producto próximamente. En su conferencia, como parte de la VI sesión del Comité Empresarial Cuba-Rusia en FIHAV 2013, el científico disertó sobre las perspectivas de trabajo en la nación euroasiática, que con 142 millones de habitantes tiene una prevalencia de un nueve por ciento de diabetes, y unos 12 millones de personas padecen esa enfermedad. Tercera brigada de cooperantes médicos cubanos hacia Brasil El nuevo grupo, que forma parte del programa Más Médicos para Brasil, fue despedido este domingo, en la capital, con la presencia del miembro del Comité Central del Partido, el doctor Roberto Morales Ojeda, ministro de Salud Pública (Minsap), quien abanderó al contingente. Marcia Cobas, vicetitular del Minsap, se refirió a la preparación recibida por los galenos en el idioma portugués -lengua oficial-, y en el sistema de atención sanitaria de la hermana nación. Comentó que el país -con una superficie estimada en más de 8,5 millones de kilómetros cuadrados, casi el 47 por ciento del territorio suramericano- se compone de un distrito federal y 26 estados, con cinco mil 565 municipios. Precisó que tiene una cifra superior a los 190 millones de habitantes, lo cual la convierte en la quinta nación más poblada del mundo. Dijo que el gobierno se propone lograr la meta de 2,7 médicos por cada mil habitantes –hoy es de 1,8-, y para ello necesita de más de 169 mil galenos. Cobas señaló que los integrantes de este tercer contingente son en su mayoría jóvenes, y añadió que más del 70 por ciento acumula una cifra superior a los 15 años de experiencia laboral, junto a un elevado sentido de la ética, el humanismo y la responsabilidad. Representan las 15 provincias del país y el municipio especial Isla de la Juventud, y tendrán la misión de consolidar el reconocimiento internacional de que goza el sistema de salud cubano. El doctor Roilder Frómeta, especialista en Medicina General Integral y Máster en Urgencias Médicas –quien recibió la bandera de manos del titular de Salud- reconoció el compromiso que implica encabezar a un grupo de colegas con alta experiencia profesional, quienes darán cobertura en zonas montañosas, selváticas e indígenas, donde los necesita la población. La avanzada de los médicos cubanos llegó a Brasil el 24 de agosto, y el pasado siete de octubre arribó el segundo grupo, cuya consagración y esmerada atención es ya reconocida y agradecida por el pueblo y gobierno brasileños. CUBA: Ay, esa quinta extremidad nuestra! TOMADO DE LA AIN Siquiera de cuando en cuando, las clases de actuación deberían impartirse cerca de un mostrador. Ganarían las artes escénicas, si desde temprano pudiese ser suficientemente estudiado y aprehendido cada gesto, expresión facial e inflexión de la voz cuando alguien da o recibe un NO por respuesta a la ya clásica pregunta: ¿No tiene una jabita por ahí? Preste atención y hallará detrás de esa línea divisoria miradas compasivas, indiferentes o altaneras; sonrisas indescifrables, apenadas, displicentes o burlonas; hombros que se encogen, con brusquedad o indiferencia; voces frías o cálidas, bajas o altisonantes y hasta silencios, que para muchos dependientes la oralidad es un fastidio, y responden simplemente moviendo la cabeza de izquierda a derecha. Los hay, incluso, que se molestan y comentan: “Estoy por poner un cartel, para que no me pregunten más”. ¿Y qué decir de la otra parte? Ese cliente insatisfecho, a quien, por lo frecuente, la negativa ya no sorprende, pero igual lo saca de paso. De ese lado, el alma también se deja ver con un sinfín de humanas reacciones: airadas réplicas, ceños fruncidos, rostros crispados por la ira y la frustración, voces que casi imploran algo en que cargar y llevar una compra abultada o un producto que, camino al hogar, puede descongelarse, o caérsenos -que ojos hay que tumban mangos- o, peor aún, contaminarse, sin esa debida protección, que un elemental sentido de la higiene torna indispensable. La lista estaría incompleta si no mencionamos la resignación y esa capacidad de adaptación del ser humano, especialmente si es cubano. Segura estoy de no ser la única quien de casa no sale sin antes verificar si en la cartera reposa algún ejemplar de eso que hemos dado en llamar “la quinta extremidad”. Días atrás me sorprendí respondiendo con un eufórico “¡Yo traigo!” al “No tengo” de una cajera, y agitando con aire triunfal ante sus ojos, no una, sino dos bolsas. No pretendo develar el misterio de las jabitas birladas, entre otras cosas porque no existe tal misterio, todos conocemos con exactitud su paradero. Tampoco son estas líneas un guión de “Tras la huella”. Otros antes que yo han intentado llegar al meollo, sin más resultado que respuestas evasivas y el triste espectáculo de las mutuas recriminaciones. Cada quien señala la paja en el ojo ajeno. Songo le da a Borondongo, Borondongo a Bernabé, y de tanto saltar de mano en mano, la papa caliente se enfría, sin que quede claro por dónde le entra -o se le escapa- el agua al coco, si es un problema de producción, distribución, gestión o control, si el boquete está en los almacenes o en las propias unidades de ventas, o si todo es parte de lo mismo y en esta historia hay más de un culpable. Como sea, ese no es el punto. Con todo y lo que irrita, el escamoteo de la jaba que nos toca -y que muchas veces acabamos comprándole a alguno de los tantos vendedores ¿furtivos? a la entrada o, cuando más, a unos pocos metros de la tienda-, representa tan solo la punta visible del iceberg. Valdría la pena preguntarse qué mecanismo socio psicológico -de inhibición, seguramente- ha condicionado en nosotros dos reacciones diametralmente opuestas, de aceptación y rechazo, al hecho de tener que salir de un comercio con las compras en las manos, haciendo malabares. Si ocurre en una “shopping”, nos sentimos privados de un derecho. Idéntico despojo, sin embargo, lo asumimos sin traumas, como cosa normal, cuando el dónde es, por ejemplo, un establecimiento de la Cadena Cubana del Pan o “Doña Yuya”, que aunque a precios algo más bajos que en una tienda recaudadora de divisas, igual venden caro sus mercancías, pero en CUP. Tan interesante fenómeno daría de qué hablar a Calviño en su programa televisivo, semanas y semanas. Tal como lo veo, se trata de un complejo de inferioridad, que ha echado raíces en la conciencia colectiva en casi 20 años de coexistencia asimétrica de dos monedas, dispar relación, en la cual el peso cubano (el de a pie, no el convertible) ha llevado siempre las de perder. Como tantos problemas, el de las jabitas es herencia del Periodo Especial. Antes de su llegada, no serían de nylon, sino de papel, pero bolsas había para llevar, lo mismo el café, el azúcar, los frijoles, el arroz, la barra de pan, las carnes, una libra de tomates y un puñado de caramelos, que una prenda de vestir, un par de zapatos, una olla de presión o un radio portátil, todo sin costo adicional, tal y como debe ser y es, en el resto del planeta. ¿Gratuidad que debía abolirse? Para nada. Ni el capitalista más avaricioso pensaría en venderle a un cliente las bolsas en que llevará las compras, sencillamente porque -al menos en esa función- no son mercancía, sino parte de una gestión y cierre de una venta, que sí le reporta ganancias, de las cuales deducir el costo de las dichosas jabas. Cortesía y buen servicio, sí, y calidad, respeto, consideración, bienestar, confort: todo eso está implícito y es negado en cada bolsa que nos quitan y que nos cobran. Desde una perspectiva puramente económica, no dudo que cuente, y mucho, lo recaudado peso a peso con la venta, pero habría además que calcular las pérdidas, pues ¿a cuántos vemos a diario en la “shopping”, que ante la falta de jabas se limitan al comprar o simplemente desisten? Ahora que la economía cubana se reordena y tratamos de recolocar las cosas donde van, tiempo es de “desfacer” este entuerto.

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