lunes, 5 de agosto de 2013

TOLERANCIA VERSUS INTOLERANCIA, UN DILEMA HABANERO

ATENCIÓN FRANK Tolerancia versus intolerancia, un dilema habanero Félix Sautié Mederos Crónicas cubanas El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva en una de sus intervenciones durante el reciente Foro de Sao Pablo que fueron reseñadas en las emisiones informativas de Telesur, según pudimos apreciar en La Habana, significó la importancia que en su criterio ha tenido el haber logrado una actitud de tolerancia entre los movimientos y partidos de izquierda en Latinoamérica; y elogió además, la participación cubana en este importante logro político del Continente. Personalmente considero que esa declaración de Lula tuvo una especial importancia y lamento que su planteamiento no haya sido recogido en toda su extensión significativa en las breves reseñas de nuestra prensa escrita local. Pero, en definitiva en medio de nuestro aislamiento no nos es posible otra cosa y tenemos que rastrear las noticias importantes como estas a partir de esos pequeños antecedentes iluminativos, como si fuéramos unos verdaderos sabuesos para estar medianamente informados; eso es parte de nuestra realidad que algunos por aquí no alcanzan a apreciarlo, no lo quieren ver o simplemente no se atreven a expresarlo. Quizás para muchos lectores en el exterior este planteamiento no adquiera la significación con que lo aprecio desde mi visión habanera del asunto, porque hace muchos años que por aquí hemos estado escuchando planteamientos e intervenciones públicas sobre la necesidad de la intransigencia revolucionaria que se puede interpretar como intransigencia ante la violación de los principios; pero que paralelamente ha creado una muy lamentable actitud de intransigencia generalizada en algunos, que ha llegado a los extremos de no aceptar la importancia de la diversidad en el mundo de las ideas así como otras actitudes discriminativas que quizás no vengan al caso mencionarlas en esta crónica pero que podría ser objeto de otro artículo sobre el particular. Esas actitudes de extendida intolerancia, internamente han sido motivo de descalificaciones, exclusiones e incluso muy complicadas insidencias que han horadado la credibilidad, la colaboración, la convivencia pacífica entre las personas de pensamiento diferente, así como las libertades de conciencia, pensamiento y opinión; todo lo cual ha creado un conjunto de mundos paralelos y enfrentados unos con otros, que le han hecho mucho daño a la sociedad cubana contemporánea. Por eso los planteamientos de Lula sobre la importancia que tiene las actitudes de tolerancia dentro de la izquierda latinoamericana, adquieren una muy especial significación en Cuba y es muy lamentable que no se hayan divulgado más extendida y explícitamente, solo a través de la breve noticia de Telesur. Esos atisbos informativos tan importantes como el que me refiero, fueron muy previsibles y esperanzadores cuando se comenzó a televisar de manera locamente abierta la señal de Telesur por la televisión cubana. En mi criterio, muy por encima de cualquier limitación que pudieran señalarse por los críticos de este importante medio latinoamericano, para los cubanos significó una verdadera apertura a la constreñida información que hemos estado recibiendo; todo lo cual contrasta con la complacencia de algunos al respecto de la política de los medios de información cubanos que son grises, aburridos, constreñidos y muy limitados. Habría que ver si como resultado del reciente Congreso de la UPEC y con el movimiento de algunos cuadros de dirección que se han realizado, esta lamentable política informativa presenta alguna mejoría. Es una esperanza y la esperanza constituye lo último que se debería perder. Regresando al tema que me ocupa, quiero expresar en resumen que si la tolerancia ha sido un factor muy importante en la unidad de acción latinoamericana entre las izquierdas y si Cuba ha participado activamente en ello, tal y como lo expresó Lula da Silva, entonces esa significativa lección de “Realismo Político” debería ser aplicada internamente por aquí en aras de un más justo desenvolvimiento de la sociedad cubana contemporánea. Así lo pienso y así lo afirmo, con mis respetos por el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular. fsautie@yahoo.com Publicado en por Esto! el lunes 5 de agosto del 2013. http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=260097

CASUALMENTE, !VEAMONOS EN EL ESPEJO DE ESPANA!

Casualmente, ¡veámonos en el espejo de España! ELIGIO DAMAS Recién he llegado de Margarita, donde voy todos los años por esta época, desde cuando allí sólo se compraba de contrabando pantalones y camisas de caqui, marca “Rutton” – creo así se escribía –, jabones de lechuga y whysky “puyao”. Voy porque la isla me atrae, oriental y “playero” al fin. Además porque la gente me fascina y la comida típica margariteña, empezando por el sancocho de pescado, que mi compañera y yo solemos hacer en mi casa, es de mi preferencia. Los margariteños llaman “navegaos”, desde siempre, a quienes no son de la isla. De estos, que ahora allí viven, por los efectos del puerto libre, más que por el turismo, escuché varias veces referirse con burla o ironía de baja estirpe, ante cualquier simpleza: “¡Pero ahora tenemos patria!”. Fue ella una muy feliz expresión que, si no me equivoco, la dijo el presidente Chávez, con motivadas razones, al referirse a algunos de los puntuales logros de su gobierno. Imagino también al Libertador, después de la batalla de Carabobo o del lago de Maracaibo, expresar con euforia desbordada: -“¡Ahora tenemos patria!” Los mantuanos y los grupos sociales intermedios, aquel 19 de abril de 1810 y poco más tarde, el 5 de julio de 1811, cuando destituyeron al Capitán General Vicente Emparan y declararon la independencia de la República de Venezuela, no es de dudar que hayan gritado con entusiasmo: -“¡Ahora tenemos patria!” Pero por ese querer tener patria se les vino el mundo encima. Escasez, inflación, inseguridad, inestabilidad, hambruna. Si queremos enterarnos, es suficiente leer “El Manifiesto de Cartagena”, uno de los fundamentales documentos de Bolívar. Todas esas calamidades las generaron quienes se opusieron a aquella aspiración nada subjetiva ni emocional, como agua que se escapa entre las manos, sino trascendente para la vida de los pueblos. Hasta lograron por confusión y angustia que algunos iniciales patriotas se voltearan o saltaran la talanquera. Si no fuese así, los enemigos de la patria y la independencia, no se ocupasen de crear las dificultades que el “común”, atribuye a la gesta misma. No hubiesen sido patriotas, héroes, abnegados y visionarios aquellos hombres, encabezados por Bolívar, dejando de persistir por aquellas pequeñas y hasta insignificantes circunstancias e invitado a los españoles a que no siguiesen gobernando. ¿Qué tal si en aquella época se hubiese impuesto el concepto o aspiración que envuelve la expresión “ahora tenemos patria”, en la versión peyorativa, propaganda e ideología gringa que difunde la derecha? A los últimos que escuché decir aquello, en medio de un “pozo de risas”, como dicen en Margarita y Cumaná, les dije con todo el respeto, humildad y la experiencia adquirida en mis casi cinco décadas de educador, lo que sigue: -“¿Jóvenes, leyeron ya las informaciones de hoy, sobre todo las procedentes de España?” Como me lo esperaba, dos, pues eran dos, de ambos sexos, quienes casualmente atendían un pequeño negocio donde venden los diarios, menos VEA, contestaron a coro. -“¡No!” Tomé uno de los diarios y les leí la noticia que ya conocía por otros medios. Quise que la recibieran de una fuente para ellos creíble y no por mí. Decía el diario: “El FMI solicita al gobierno de España que reduzca todos los salarios en un diez por ciento (10%)”. Luego continué con lo que agregaba la información. “Con esa medida, esperan que los empresarios empleen trabajadores”. Luego les pregunté: ¿Saben qué España se debate en medio de una crisis económica espantosa donde para no cansarles les diré que el desempleo alcanza el 25 %, todo lo que hace parecer nuestras dificultades insignificantes? -“No”, respondieron. Pero no por ironía, sino porque nada sabían. Todavía me atreví a preguntar con discreción: -“Saben ustedes qué es, hace, se ocupa el FMI?” Otra vez escuché “No”, de la boca de ambos. Brevemente les hablé del FMI. De las políticas de Chávez de desligarse del mismo, en el área petrolera, en la libertad de negociar con quien nos convenga y poniendo nuestras exigencias. De la OPEP, de los precios del petróleo, del manejo de la faja petrolífera del Orinoco, que con mala intención llamaron llamaron “bituminosa”. Por último les conté como nuestra política internacional es soberana y no atiende al interés de potencia alguna. Con suma brevedad les conté que la oferta de aumentar el empleo, fue uno de los argumentos dados bajo el gobierno del Dr. Caldera para cambiar el régimen de prestaciones sociales de los trabajadores como ellos dos; por supuesto les dije, no cumplieron su oferta; porque es engañosa, como ahora en España. Luego para no fastidiarles y restarles su encanto, sólo me limité a preguntarle al mismo tiempo que reanudaba mi camino: -“Entiendan pues por qué nosotros decimos con orgullo: ¡Ahora tenemos patria! No llegué a escuchar su respuesta, si algo respondieron, sólo sé que por lo menos les puse a pensar acerca de la insensatez de su ironía. Por cierto, puesta a rodar por los laboratorios de basura para que los inocentes engullan como si fuesen “hot dog”. -- Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 8/05/2013 03:14:00 p.m.

domingo, 4 de agosto de 2013

MIEMBROS DEL CONSJO CONSULTIVO NOMBRADO POR BATISTA DESPUES DEL GOLPE DE ESTADO DEL 10 DE MARZO DE 1952

1952-1954 Golpe de Estado1948-1952 Carlos Prio Socarras 1954-1955 Andres Domingo y Morales del Castillo 1952-1954 10 de Marzo de 1952 Después de las elecciones presidenciales de 1944, en las que resultó electo el Dr. Ramón Grau San Martín, el General Fulgencio Batista acepta una invitación de presientes Latinoamericanos y aceptándola, viaja por esos países para después radicarse en Daytona Beach, Florida. En 1948, es postulado como senador por el Partido Liberal, por la provincia de Las Villas, y en ausencia, es elegido y regresa a Cuba el 20 de noviembre de 1948. Visitó al Presidente Prío en el Palacio Presidencial, y se decide a fundar un nuevo partido político, el Partido Acción Unitaria (PAU), cuyo manifiesto fue presentado el 1ro. de agosto de 1949. En las elecciones de 1950, cuatro representantes a la cámara fueron electos por el PAU. En enero de 1952, el PAU decide postular al Senador Fulgencio Batista como candidato a la Presidencia de la República en las elecciones que se debían de celebrar en junio del propio año. El día 10 de marzo de 1952, el Senador Batista, junto con algunos militares activos y retirados, toma el mando de la Ciudad Militar (Columbia). Desde allí, por teléfono, se pone en contacto con los diversos mandos a través de la Isla. Con la excepción de una protesta en Santiago de Cuba, todos los mandos aceptaron el golpe militar y se pusieron a las órdenes de Batista. Ni en Palacio, ni en la Universidad, ni en ninguna de esas otras ramas de la fuerzas armadas hubo protesta o rebelión contra la acción de Batista. Aparentemente, los momentos difíciles que vivía la República y la poca confianza del pueblo en el gobierno, crearon las condiciones necesarias para que pudiera producirse un golpe militar que rompía el proceso constitucional, sin ninguna reacción de las clases activas, de las fuerzas armadas o del pueblo. A los dos días de producirse el golpe militar del 10 de marzo, todo seguía normalmente en la Cuba. El Presidente Prío Socarrás no resistió y prefirió refugiarse en la Embajada de México para después salir al exilio en Los Estados Unidos. El nuevo gobierno formó un Consejo Cosultivo que ha sido ejemplo de participación cívida. Nunca antes se habían visto todas las clases activas de la nación envueltas en el proceso gubernamenetal: ex-congresistas, obreros, profesionales, periodistas, hacendados, colonos, industriales, figuras políticas, etc. Integraron el Consejo Consultivo: SENADORES: Miguel A. Suárez Fernández, Carlos Miguel de Céspedes Ortiz, Eusebio Mujal Barniol, que renuncia al señalamiento. REPRESENTANTES A LA CAMARA: Jorge García Montes, Luis Lima Delgado, Carlos M. Ferreti Vidal, René Gregorio Ayala, Mario Cobas Reyes, Ignacio Alonso Lorenzo, Jesús Villa Suárez, Radio Cremata Valdés. EX-CONGRESISTAS: Ricardo Eguilior Vinent, Generoso Campos Marquetti, Carlos Saladrigas y Zayas, Aquilino Lombar, Leonardo Anaya Murillo, Justo Salas Arzuaga, Martín A. Iglesias Abreus, Ramón Vasconcelos Maragliano, Walfredo J. Rodríguez, Sanatiago C. Rey Pernas, Gustavo Gutiérrez Sánchez, José Pardo Jiménez, Germán López Sánchez, José Elías Olivella, Desiderio Sánchez Varela, Ernesto Rosell-Leyte Vidal, Manuel García Herrera, Julián García Benítez, Wilfredo Albanés Peña, Anselmo Alliegro Milá, Pedro Cuní Estorino, Luis Loret de Mola, Angel Pardo Jiménez, Alberto Aragonés. OBRERISMO: Mercedes Chirino Chapotín, José Pérez González, Conrado Rodríguez Sánchez (renuncia el 22 de mayo de 1952), Alfredo Haydar Mata, José Ribalta, Raquel Valladares, Felipe Savigne, José Luis Martínez Alvarez, José M. Vázquez Prieto, Eusebio Mujal (secretario general de la Confederación de Trabajadores de Cuba - CTC). PERIODISMO: Armando Maribona, Gustavo E. Urrutia, Miguel de Marcos, David Grillo, Angel C. Artola, Rafáel Esténger, Luis Ortega Sierra, Gastón Baquero, Regino Díaz Robainas, Josefina Mosquera, Raúl Lorenzo Ruiz. PROFESIONALES: Claudio Benedí, Octavio Montoro, Evelio Govantes, Zoila Leiseca, Hortensia Llamazares, Julia Elisa Consuegra, Carlos M. Raggi Ageo, José R. García Pedroso, José Manuel Carbonell, Gastón Godoy-Loret de Mola, Carlos Bustamante Sánchez, Raúl López Ibáñez. FIGURAS: Comandante Manuel Varona Guerrero, Justo García Rayneri, Francisco de Pando, Burke Hedges, Alfonso Fanjul, Manuel Aspuru, Fernando de la Riva, Jorge Barroso Piñar, Pastor Torres Sánchez, Guillermo de Zaldo Castro, Santiago Alvarez Rodríguez, Guillermo Aguilera Sánchez. MAS CONSEJEROS: Antonio Alonso Avila, Arturo Pérez Heredia, Ricardo Ferrera Ortega, Juan Bautista Diago, Justina Hernández, Carlos Fernández Campos, Humberto García Riverto, Rafáel Miquel, Mario Torres Menier, Pedro Montano Bofill, Ricardo Torres de Navarra, Manuel Quevedo Juarézagui, Jorge Herrera Morales, Miguel Saludes Gutiérrez, Francisco Díaz Silveira, Armando Aguilar Bencomo, Hatuey Agüero, Fernando García Tuñón, Guillermo Mestre Fernández. OTROS CONSEJEROS: Arturo Fernández González, Lelio Alvarez, Juan B.Columbié, Mario Leyva González, Luis Oliva Pérez, David Quinta, José R. Pérez Magariño, Arsenio González, María Teresa Díaz de Villegas, Manuel Soto Fraga, Avelino Pascual López, Eduardo Dumois Cárdenas, Manuel J. Villar Melens, Heriberto Madrigal Ramírez, Alfredo Valmaña, Fernando de la Cruz, Emilio Maza. El Consejo Consultivo comienza sus funciones el día 28 de abril de 1952, creando una serie de Decretos/Leyes que debían ser aprobados por el Gabinete Ejecutivo o Consejo de Secretarios. La mesa ejecutiva del Consejo Consultivo la integraron los presidentes Carlos Saladrigas y Zayas, Gastón Godoy-Loret de Mola, Justo García Rayneri y Generoso Campos Marquetti, ocupando la vicepresidencia Jorge García Montes y la secretaria Walfredo J. Rodríguez. El Consejo Consultivo finaliza sus funciones el 28 de enero de 1955, con la toma de posesión de los legisladores electos en las elecciones generales de noviembre de 1954. La inestabilidad política en Cuba no comienza el 10 de marzo de 1952. Muchos coinciden en que esta inestabilidad es causa y no resultado del golpe miliar. Hoy día cuando miramos a la historia con la imparcialidad que da la distancia temporal, hablamos de los distintos golpes militares y civiles que se preparaban contra el gobierno existente previo al 10 de marzo de 1952, ante una amenaza de perpetuidad del partido gobernante a través del fraude electoral y otros medios. Hubo algo innegable, que fue la aceptación de la acción militar por parte de todos los mandos de la Isla, y lo positivo de la reacción ciudadana, que permitió continuara el ritmo de vida al día siguiente del hecho que cambió la historia patria. Las clases productivas también aceptaron al nuevo gobierno que prontamente indicó que no era su intención el perpetuarse en el poder, sino encauzar a la república por un proceso electoral. No obstante, el cambio en el proceso constitucional, provocó reacciones contrarias que marcaron una oposición decidida a luchar contra Batista sin dar paso al diálogo o a la búsqueda de soluciones y proyecciones pacíficas y democráticas. Pero para muchos, el 10 de marzo de 1952 era imperdonable y estaban dispuestos a seguir una lucha que se mantenía a pesar de que la república alcanzó en la década de los 50 su mas alto grado de desarrollo económico, que la colocó al frente de todas las naciones hispanoparlantes del hemisferio.

COMO FUNCIONO LA MASCARADA DEL CONSEJO CONSULTIVO

Cómo funcionó la mascarada del Consejo Consultivo Ciro Bianchi Ross • digital@juventudrebelde.cu 3 de Agosto del 2013 20:14:51 CDT El golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, protagonizado por el general Fulgencio Batista, dejó en suspenso la Constitución de 1940. Apenas un mes después, el 2 de abril, los jerarcas de la nueva situación política se reunían en la finca del ministro Ramón Hermida, en el Wajay, para montar el aparato civil del régimen militar. Surgían de ese encuentro los llamados estatutos constitucionales que sustituirían a la Carta Fundamental de la República, y nacía, en virtud de esa pragmática, el Consejo Consultivo, llamado a ocupar el lugar del Parlamento disuelto por el cuartelazo. Se trataba de un Consejo, que al decir de Carlos Márquez Sterling, seguía a la asonada militar como la sombra al cuerpo; una mascarada con la que Batista se empeñaba en disfrazar de democrático su régimen dictatorial y de facto que había roto la normalidad jurídica de la nación e interrumpido su ritmo constitucional. Ni siquiera podía decirse que con el Consejo se instituía un Parlamento hecho a la medida del dictador, una versión para restablecer, al menos en apariencia, el equilibrio de los poderes del Estado. Pocas de las funciones del Parlamento heredaba la nueva institución. Su tarea sería muy limitada. No tendría facultades legislativas, trasladadas por los estatutos al Consejo de Ministros, aunque a propósito de determinadas leyes se escucharía la opinión de dicha corporación. Sus 80 integrantes no ocuparían sus puestos en virtud del voto popular, sino que Batista los designaría a su antojo y sus atribuciones no superarían las inocuas labores de consulta y consejo. Un tinglado heterogéneo Aun así, proliferaron los aspirantes tan pronto se conoció el proyecto. «Patriotas» de variada estampa alzaron la mano para ofrecer sus servicios y la prensa barajó sus nombres. Algunos eran batistianos de toda la vida; otros lo eran de nuevo cuño y su pase a las filas de la dictadura hizo que palabras como «tramitación» y «colaboracionismo» se insertaran en la verba política criolla. Quiso el dictador que en la composición del Consejo Consultivo estuviesen representados todos los sectores de la nación: profesionales, obreros, comerciantes, industriales… La Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC) se haría representar por Eusebio Mujal, su vitaminado y rollizo secretario general, en tanto que entre los periodistas presentes figurarían Luis Ortega Sierra, Gastón Baquero y Gustavo Urrutia... Del sector empresarial estarían, entre otros, Manuel Aspuru San Pedro, dueño de tres centrales azucareros y uno de los principales accionistas del Banco Financiero, y Jorge Barroso, también propietario de centrales y, con el tiempo, artífice de la política azucarera del batistato. Cuatro centrales poseía Francisco de Pando, que también pertenecería al Consejo. Engrosarían la lista de los consejeros consultivos el arrocero Guillermo Aguilera, propietario de más de mil caballerías, y Generoso Campos Marquetti, veterano del Ejército Libertador, así como los aventajados politiqueros Anselmo Alliegro, Jorge García Montes, Carlos Saladrigas Zayas… No había, en tan amplia representación, un solo cubano de a pie. La maniobra de estructurar un tinglado tan nutrido y heterogéneo fue, en opinión de los entendidos, un intento para corresponsabilizar con la aventura de la Posta 6 al mayor número de figuras y sectores y, al mismo tiempo compensar de alguna manera a los batistianos históricos que no alcanzaron posiciones en el primer reparto. Una composición la de ese Consejo Consultivo, dijo Márquez Sterling, esencialmente afirmativa, en nada propensa a contradecir, individual o colectivamente, a Batista y que influiría muy poco en los destinos de Cuba. Su gestión apenas dejó huellas en el acontecer de la República, pero sí en su presupuesto. Cada consejero consultivo devengaba un sueldo de 600 pesos mensuales, más otros 150 que recibía para sufragar el pago de un secretario particular. La nómina se elevaba así a 60 000 pesos mensuales, para un total de 727 200 pesos al año. En 33 meses de vida, solo por este concepto el Consejo Consultivo costó al país casi dos millones de pesos. Pocas veces se había pagado tanto por tan escasa labor. El circo Batista situó a su cúmbila Carlos Saladrigas en la presidencia del Consejo Consultivo. Había sido uno de los jefes de la organización ABC, surgida en 1931 para oponerse a la dictadura de Machado, y en vísperas de la caída de este participó en la mediación orquestada por el Embajador norteamericano. Ministro de Justicia en el efímero Gobierno de Carlos Manuel de Céspedes y activo participante en la conjura contra el Gobierno de los Cien Días. Ministro en el Gobierno de Carlos Mendieta y senador, en 1936, por el Conjunto Nacional Democrático del general Menocal. Primer Ministro en el Gobierno constitucional del presidente Batista (1940-1944) y su acólito permanente a partir de entonces. Como candidato a la presidencia de la República por la Coalición Socialista Democrática concurrió a las elecciones de 1944 y perdió frente a Grau San Martín. Su triunfo hubiera garantizado la continuación del batistato. Se dice que el 10 de marzo de 1952, Batista, que asumió el poder como primer ministro, le ofreció la presidencia. En aquella ocasión no aceptó el ofrecimiento. Ahora, en cambio, asumía la rectoría del Consejo Consultivo, el «circo», como le llamaba desde el exilio el ex vicepresidente de la República Guillermo Alonso Pujol. Circo o no, los consejeros tomaron en serio sus investiduras. Algunos quisieron ubicar el Consejo en el mismo Capitolio, bajo la cúpula dorada del edificio y a la sombra de la Estatua de la República; en definitiva, en el Capitolio había sesionado el Consejo de Estado en tiempos del presidente Mendieta. Pero Saladrigas puso coto a la ambición de sus compañeros y condujo sus huestes al marco, más modesto, del hemiciclo del Ministerio de Educación, donde sesionara la primitiva Cámara de Representantes, en Oficios entre Muralla y Churruca, actual Salón de la Ciudad, en La Habana Vieja. Allí sesionaría la nueva corporación mientras que sus oficinas administrativas se localizarían en el edificio de la desalojada Embajada soviética, en Paseo esquina a 15, en el Vedado. No pudieron acomodarse en el Capitolio, pero aquellos consejeros consultivos tenían vocación de legisladores. Complejo de tales. Por eso no tardaron en mandarse a confeccionar la insignia que lucirían en el ojal de la solapa de la chaqueta y que los identificaría sin necesidad de pronunciar palabras, y empezaron a lucir el escudo de la República en la tarjeta de visita y en su papel particular. Se dieron trato de «señorías». Nada los hizo, sin embargo, parecerse más a sus antecesores que las visitas que efectuaban a las oficinas del Estado portando listas con los nombres de sus recomendados. Solo que los ministros pronto les bajaban los humos y les cortaban en seco el desaforado apetito presupuestal. El Consejo se había iniciado con cierta fuerza en la vida pública, pero, cada vez más descolorido, fue desapareciendo de la escena hasta quedar reducido a un punto vago en el devenir de la dictadura. La introducción de los consejeros consultivos suplentes lo convirtió en blanco de la burla de la población, que identificó a los nuevos miembros de la corporación como «pitchers tapones». El trampolín Algo bueno tenía el Consejo Consultivo. Obraba como una especie de antesala del Consejo de Ministros. Un trampolín. El sitio ideal para dar el salto hacia un cargo ejecutivo, aunque los traslados ocasionaran alteraciones en su composición. Cuando Saladrigas fue llamado a ocupar la cartera del Trabajo, lo sustituyó el vicepresidente del Consejo, Gastón Godoy, que andando el tiempo sería nombrado ministro de Justicia. El escalafón se corrió entonces a favor de Justo García Rayneri, y cuando este fue designado alcalde de La Habana, en sustitución de Justo Luis del Pozo, la presidencia recayó en Campos Marquetti, a quien tocó encabezar las exequias del Consejo Consultivo. Lo mismo sucedió con la vicepresidencia del Consejo, ocupada sucesivamente por Jorge García Montes, Godoy, Campos Marquetti y el cardiólogo Octavio Montoro. Otros consejeros tuvieron igual fortuna. Cambiaron el botón decorativo del Consejo por las bienandanzas de una cartera ministerial. No todo fue paz y gloria en el transcurrir del Consejo Consultivo. Hubo sus tormentas, algunas en un vaso de agua, pero tormentas al fin, aunque ninguna guardó relación con los trajines legislativos. Un episodio curioso se relacionó con el periodista Luis Ortega. Insistía este en que se investigaran los manejos de la Compañía de Teléfonos —un verdadero monopolio— y algo escribió en su columna del periódico Prensa Libre que molestó a sus compañeros de hemiciclo. Decidieron interpelarlo y tuvo Ortega que soportar la severa requisitoria del Consejo. Con posterioridad, y ya derivando hacia una oposición a la dictadura que terminaría en Miami, renunció a su cargo. De año en año se agitaban las sesiones a la hora de designar al tribuno que pronunciaría, el 7 de diciembre, el panegírico del general Antonio Maceo y de su ayudante, el capitán Panchito Gómez Toro, como se hacía en el Parlamento. Ocurría de manera invariable un forcejeo verbal entre los que se sentían con derecho a usar de la palabra en ocasión de la fecha. Despido compensado En enero de 1955 la vida del Consejo Consultivo se acercaba a su fin. Cualquiera hubiera pensado que sus miembros se despojarían discretamente de sus insignias y las guardarían como recuerdo. Error. Ya a punto de salir el Consejo y de extinguirse el Consejo mismo, los consejeros se sintieron con derecho a algo más que el simple reconocimiento por parte de sus conciudadanos, si es que les llegaba. Fue entonces que fueron a Palacio para una entrevista con el doctor Andrés Domingo y Morales del Castillo, el mandatario provisional que lo sería hasta el 24 de febrero. Reclamaban dos peticiones jugosas. Una, el pago de dos mensualidades extraordinarias, a modo de despido compensado, y otra, que se les reconociera el tiempo que fungieron como consejeros en los beneficios del retiro del Congreso. Llegó así el jueves 27 de enero. En el hemiciclo del Ministerio de Educación, entre abrazos, palmadas en la espalda y discursos, el Consejo Consultivo se despedía de la vida y lograba su certificado de defunción. Caía así el telón sobre un capítulo anodino del acontecer nacional. Al día siguiente —borrón y cuenta nueva— se instalaba en el Capitolio el nuevo Parlamento. (Fuentes: Textos de Enrique de la Osa, Guillermo Jiménez y Humberto Vázquez García) -- Ciro Bianchi Ross ciro@jrebelde.cip.cu http://wwwcirobianchi.blogia.com/ http://cbianchiross.blogia.com/

sábado, 3 de agosto de 2013

DE CUANDO EL VOTOPOPULAR SACO DE LA CARCEL A DAVID NEVES BANCHS

De cuando el voto popular sacó de la cárcel a David Nieves Banchs. ELIGIO DAMAS David Nieves El allanamiento de la inmunidad de un parlamentario opositor, llevado a cabo pocas horas atrás, rememoró a este escribidor otros y sus motivos. Hasta el curioso caso de David Nieves, que fue el rescate de un secuestrado por el gobierno mediante la inmunidad parlamentaria. En la década del sesenta, a parlamentarios del MIR y PCV, se les allanó con votos del puntofijismo, AD y COPEI, y se les encarceló, sin juicio alguno. El allanamiento mismo se derivó de acusaciones de carácter político, que lejos de avergonzarlos elevaron el prestigio y admiración por aquellos dirigentes. Fue primero la etapa de cuando Betancourt ordenaba “disparar primero y averiguar después” y luego Raúl Leoni, con las desapariciones de opositores, ejecutadas por la policía política, infiltrada por la CIA. Producido el alzamiento de Carúpano, encabezado por Jesùs Teodoro Molina Villegas y Víctor Hugo Morales, entre otros oficiales revolucionarios, se detuvo en aquella ciudad, en pleno desarrollo de los acontecimientos, al dirigente obrero y del PCV Eloy Torres, a quien, por ese motivo, se le allanó la inmunidad e inmediatamente enviado a prisión. Por cierto, fue uno de los tantos venezolanos que fueron a parar al campo de concentración de la Isla del Burro, en medio del lago de Valencia. Lo que nos lleva a recordar que el puntofijismo tuvo tantos presos políticos que creó, algo que pareciera insólito en una “democracia”, campos de concentración, como los tuvieron Gómez y Marcos Pérez Jiménez y Adolfo Hitler. En ese entonces, se produjo un hecho singular. Al diputado Simón Sáez Mérida, del MIR, se le acusó de haber participado en el alzamiento militar en la ciudad oriental antes mencionada, por lo cual el gobierno solicitó le allanasen la inmunidad. En esos días AD se había vuelto a dividir, habiendo surgido el partido PRIN, liderado por Raùl Ramos Jiménez, por lo que el puntofijismo perdió la mayoría en la Cámara de Diputados. Pero en aquel momento el Congreso estaba en receso y funcionaba la Comisión Delegada, controlada por el oficialismo, por lo que éste solicitó el allanamiento. A dicha comisión le quedaba un poco más de una semana de funcionamiento. Además, para aquella época no había limitación en el tiempo para las intervenciones de los oradores. Lo que permitió a quienes del bando opositor intervinieron, entre ellos los acusados, que lo fueron, además del nombrado Simón Sáez y Guillermo García Ponce, hablar hasta el cansancio para que el tiempo de sesión que quedaba a la “Delegada” se agotase, sin decidir nada al respecto. Por días, el país estuvo en tensión esperando lo que allí se decidiese y hasta midiendo el tiempo que utilizaba cada orador. En esas sesiones, los acusados, hablaron por días, estableciendo un record nacional e internacional. Quien más tiempo utilizó en aquella inusual intervención fue el mirista Sáez Mérida, quien llegó a leer largos documentos y capítulos de varios libros “con la venia del señor presidente”, funcionario sin bases legales para detener aquello. De igual manera, sin bases jurídicas y hechos menos subversivos como en los que ahora incurre la oposición, el señor Betancourt declaró ilegales a los partidos MIR y PCV y ordenó la detención de los diputados y senadores de esos partidos, sin que mediase el trámite del allanamiento. Por cierto, el diputado Cástor Torres, representante del Estado Aragua y perteneciente al MIR, se mantuvo asilado en el Congreso mismo por varios días, hasta que al fin pudo salir clandestinamente, aunque no duró mucho su libertad. También fueron allanados por el puntofijismo, por razones políticas y hechos nunca probados y enviados a la cárcel por buen número de años, los diputados Salòm Meza Espinoza, del MEP y Fortunato Herrera, de URD, acusados de cómplices del secuestro de William Niehouse, alto ejecutivo de una empresa norteamericana dedicada a la fabricación de vidrio. Los dos diputados siempre negaron tales acusaciones, nunca probadas, porque ambos sólo servían de intermediarios para que el secuestrado fuese entregado. El segundo de los nombrados, Fortunato Herrera, educador, quien por años trabajo conmigo en un liceo de Puerto La Cruz, siempre mantuvo esta versión. No obstante, fueron allanados y pagaron con cárcel un “delito” nunca cometido. Es necesario resaltar, que los allanamientos del puntofijismo contra la izquierda, que fueron varios, estuvieron motivados en razones puramente políticas, no por actos de corrupción como el de ahora. Para terminar esta pequeña historia, vamos a recordar el también singular acontecimiento relacionado con David Nieves Banchs, nuestro cónsul en las islas Canarias, quien ahora mismo está quebrantado de salud y por quien, motivado a los largos años de amistad que hemos tenido, aún dentro de grandes dificultades y riesgos, deseamos con fe se reponga. David estaba detenido por razones puramente políticas; el gobierno y el Estado de entonces, no lo había ni siquiera acusado formalmente de nada porque no tenía elementos pertinentes. Sólo tenían contra él, cosa difícil de probar que era militante o dirigente de la Liga Socialista, entonces en la clandestinidad y ligada a la lucha armada, lo además pareciera ser algo difuso. Por su estado pues, podía perfectamente participar como candidato en las elecciones que se avecinaban. En efecto, se le inscribió como candidato a diputado por Caracas resultando electo. Aquel dictamen popular, al ser proclamado, lo invistió de inmunidad, por lo que el gobierno puntofijista, en contra de su voluntad, se vio obligado a “respetar” sus reglas y ponerle en libertad. -- Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 8/02/2013 01:59:00 p.m.

RESPUESTA DE LA REVOLUCION DEMOCRATICA CUBANA A FIDEL CASTRO

RESPUESTA DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA CUBANA A FIDEL CASTRO “Revolución es cambio total de viejas, obsoletas y arcaicas estructuras por nuevas instituciones y sistemas para lograr el bienestar y la felicidad de los pueblos. Revolución es marchar hacia adelante, es avanzar hacia el futuro para edificar una nueva sociedad y una nueva nación. En Cuba revolución es Martí, Guiteras, el Directorio Estudiantil de 1927-1930, Echeverría y Frank País. Revolución es verdad, justicia, honradez y principios. La revolución está más que justificada cuando existen dictadores y tiranía y cuando hay hombres dispuestos al sacrificio para derrocarla. Aunque externamente funcionen las armas, internamente están presentes los ideales, el amor y la solidaridad humana. Las revoluciones verdaderas son aquellas que están desprovistas de ambiciones personales, intereses sectarios, odios atávicos y protagonismos desmesurados. Las revoluciones verdaderas son las nacionalistas que mantienen la soberanía del pueblo sin aceptación de ingerencias, ni supeditación ni dependencias a naciones extranjeras. En definitiva deben tener lo que el Apóstol Martí llamaba como la Ley Primera de la República: “el culto a la dignidad plena del hombre.” Fidel Castro el 26 de Julio convocó al pueblo a la insurrección para rescatar la libertad, la Constitucion de 1940, la democracia con pluralismo de partidos políticos, con elecciones transparentes y libres en 18 meses y las promesas de justicia social, reforma agraria, carrera administrativa, industrialización nacional, independencia económica total y honradez gubernamental. A los 60 años del Moncada la realidad y su legado niegan y defraudan y no se cumplieron los postulados por los que fue convocada una revolución autóctona por la que murieron muchos combatientes y luchó un pueblo esperanzado. La Cuba de hoy sólo muestra una ruina política, económica, social y moral en una sociedad fracturada y disfuncional. Fidel Castro, un dirigente histórico en la lucha contra la dictadura militar batistiana por sus ansias de alcanzar y mantener un poder político total, personal y absoluto, realiza e impone por la fuerza, por la mentira, y el engaño una revolución foránea marxista, leninista, y estalinista, con su modelo económico de Capitalismo de Estado y las instituciones políticas y militares soviéticas. Su mentalidad era fascista, pero Hitler y Mussolini ya habían desaparecido y la única ideología política que podía utlizar para mantenerse en el poder indefinidamente era la comunista, pero se equivocó al pensar que la Unión Soviética obtendría el dominio mundial y al menos mantendría el poder adquirido, pero esa potencia se colapsó estrepitosamente. Fidel Castro a través del Gramma se dirige a las delegaciones extranjeras asistentes a la conmemoración del asalto al Cuartel Moncada en una carta dispersa, inconexa, imprecisa, confusa, inundada de diferentes tópicos donde prevalece el protagonismo y las justificaciones y donde señala que en esa etapa previa al ataque él fomentó una célula marxista con Abel Santamaría y Jesús Montané (ya fallecidos), utilizando una biografía de Carlos Marx escrita por Fuck Mehing. También expone que los 160 combatientes seleccionados para la acción del Moncada estaban afiliados a un partido radical de la nación cubana donde todavía el espíritu pequeño burgués inculcado por los dueños extranjeros y sus medios de divulgación, influían en mayor o menor cuantía en todos los rincones del país. Sin mencionar nombres, ataca al Partido Ortodoxo al que él y los combatientes pertenecían reconociendo explícitamente que los participantes seleccionados para la operación no eran comunistas. Recalcó también que el Partido Comunista estaba integrado por personas serias y consagradas de Cuba, donde innegablemente manifestaban al PSP que sólo participó en las etapas finales del proceso insurreccional En New York en las primeras semanas después del triunfo, proclamó que “nuestra revolución está al centro y un paso al frente. Ni con el capitalismo que mata de hambre ni con el comunismo que cercena las libertades”. Lo interesante que no dice en su carta es que desde antes del 26 de Julio de 1953 ya tenía contacto con el comunismo internacional y mùqs importante con la KGB rusa, llegando a acuerdos y recibiendo ayuda a travùes de los altos funcionarios soviéticos de la KGB Osvaldo Sánchez (Rafael), Wilfredo Velázquez y Nikolai Leonoev. El Segundo Frente Nacional del Escambray y las organizaciones cívicas y revolucionarias del Frente Cívico no plantearon nunca una revolución comunista sino lo contrario y declararon su posición pública anticomunista. Acción y sabotaje y los ministros del M. 26 de Julio del nuevo gobierno revolucionario tampoco eran comunistas y el presidente Urrutia era anticomunista, por lo que fue destituido por Castro, que formó un gobierno secreto y paralelo para dirigir la comunización de Cuba. Castro a todos los que no pensaban como él y discrepaban los llamó traidores. Encarceló, fusiló, y obligó al exilio a muchos verdaderos revolucionarios y combatientes. Hoy ante nuestros mártires gloriosos ratificamos los postulados sagrados de una revolución democrática traicionada y proclamamos: 1- Que la revolución castro-comunista ha sido un fracaso. 2- Que Fidel Castro cambió, negó, distorsionó y traicionó a la verdadera revolución democrática cubana. 3- Que la historia jamás absolverá a Fidel Castro. 4- Que en definitiva la solución cubana no está en una dictadura militar ni en una tiranía monárquica comunista, sino en una República Democrática, nacionalista como la soñó nuestro Apóstol José Martí Con la ayuda de Dios los cubanos tendremos un nuevo amanecer”. Dr. Armando Fleites Díaz.

HE VIVIDO PARA LUCHAR

“He vivido para luchar” Carta del compañero Fidel a los Jefes y Vicejefes de las delegaciones que visitan nuestro país con motivo del 60 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos M. de Céspedes • • • Fidel Castro Ruz digital@juventudrebelde.cu 27 de Julio del 2013 20:17:04 CDT Queridos amigos: El viernes 26 de julio se arriba al 60 aniversario del asalto al regimiento del Moncada en Santiago de Cuba y al cuartel Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo. Conozco que numerosas delegaciones piensan viajar a Cuba para compartir con nosotros esa fecha en la que nuestro pequeño y explotado país decidió proseguir la lucha inconclusa por la independencia de la Patria. Ya entonces también nuestro Movimiento estaba fuertemente influido por las nuevas ideas que se debatían en el mundo. Nada se repite exactamente igual en la historia. Simón Bolívar, libertador de América, proclamó un día el deseo de crear en América la mayor y más justa de las naciones, con capital en el istmo de Panamá. Incansable creador y visionario, se adelantó más tarde al sentenciar que Estados Unidos parecían destinados a plagar la América de miserias a nombre de la libertad. Cuba sufrió, como América del Sur, Centro América y México con el territorio que le fuere arrebatado a sangre y fuego por el insaciable y voraz vecino del norte, que se apoderó de su oro, su petróleo, sus bosques fabulosos de sequoia, sus mejores tierras y sus más ricas y abundantes aguas pesqueras. No estaré sin embargo con ustedes en Santiago de Cuba, pues debo respetar la obvia resistencia de los guardianes de la salud. Puedo en cambio escribir y trasmitir ideas y recuerdos, que siempre serán útiles, al menos para el que escribe. Hace breves días, cuando observaba desde mi asiento en la parte media de un vehículo de doble tracción lo que fuera un viejo centro genético para la producción lechera, pude leer una brevísima síntesis de solo un párrafo del discurso pronunciado el Primero de Mayo del año 2000, hacía ya más de 13 años. El tiempo borrará aquellas palabras en letra negra sobre una pared blanqueada con cal. “Revolución […] es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.” Ahora se cumplen 60 años de aquel hecho ocurrido en 1953, sin duda valeroso y demostrativo de la capacidad de nuestro pueblo para crear y enfrentar a partir de cero cualquier tarea. La experiencia posterior nos enseñó que habría sido más seguro comenzar la lucha por las montañas, algo que planeábamos hacer si tomada la fortaleza del Moncada, no podíamos resistir la contraofensiva militar de la tiranía con las armas que ocupáramos en Santiago de Cuba, más que suficientes para vencer en aquella contienda y mucho más rápidamente que el tiempo invertido después. Los 160 hombres escogidos para la operación fueron seleccionados entre 1 200 con los que contábamos, entrenados entre los jóvenes de las antiguas provincias de La Habana y el este de Pinar del Río, afiliados a un partido radical de la nación cubana donde todavía el espíritu pequeño burgués inculcado por los dueños extranjeros y sus medios de divulgación, en mayor o menor medida, influían en todos los rincones del país. Yo había tenido el privilegio de estudiar, y ya en la universidad adquirí una consciencia política a partir de cero. No está de más repetir lo que he contado otras veces, la primera célula marxista del Movimiento la creé yo con Abel Santamaría y Jesús Montané, utilizando una biografía de Carlos Marx, escrita por Franz Mehring. El Partido Comunista, integrado por personas serias y consagradas de Cuba, soportaba los avatares del Movimiento Comunista Internacional. La Revolución reiniciada el 26 de julio recogió las experiencias de nuestra historia, el espíritu abnegado y combativo de la clase obrera, la inteligencia y espíritu creativo de nuestros escritores y artistas, así como la capacidad que yacía en la mente de nuestro personal científico, que ha crecido como la espuma. Nada se parece hoy a lo de ayer. Nosotros mismos, a los que el azar nos designó el papel de dirigentes, nos podríamos abochornar de la ignorancia que todavía muestran nuestros conocimientos. El día que no aprendamos algo nuevo será un día perdido. El ser humano es producto de las leyes rigurosas que rigen la vida. ¿Desde cuándo? Desde tiempos infinitos ¿Hasta cuándo? Hasta tiempos infinitos. Las respuestas también lo son. Por ello, aunque no las comparta, respeto el derecho de los seres humanos a buscar respuestas divinas, preguntas que pueden hacerse, siempre y cuando las mismas no tiendan a justificar el odio y no la solidaridad en el seno de nuestra propia especie, error en el que han caído muchas en uno u otro momento de su historia. Aquel atrevido intento no fue sin duda un acto improvisado; admito sin embargo que a partir de la experiencia acumulada habría sido mucho más realista y más seguro iniciar aquella lucha por las montañas de la Sierra Maestra. Con los 18 fusiles que logramos reunir después del durísimo revés que sufrimos en Alegría de Pío, en parte por inexperiencia y el incumplimiento de las instrucciones recibidas por el Movimiento en Cuba, y también por la excesiva confianza nuestra en el poder de fuego de los expedicionarios armados con más de 50 fusiles con mirilla telescópica, y su entrenamiento en tiro. Atentos sin embargo a los vuelos rasantes de los aviones de combate del enemigo, descuidamos la vigilancia en tierra y nos atacaron en un pequeño cayo de monte a pocos metros de nosotros. Nunca más nos pudo sorprender de esa forma el enemigo. En los combates librados después siempre fue al revés, y en las acciones finales, con menos de 300 combatientes, en 70 días de incesante lucha derrotamos la ofensiva de más de 10 mil hombres de sus fuerzas élites. En los combates librados durante dos años siempre los bombarderos y cazas del enemigo en solo 20 minutos solían estar encima de nosotros. No consta sin embargo que haya muerto un solo combatiente por esa causa en aquella dura lucha. Todo cambió en las décadas siguientes con la nueva tecnología desarrollada por Estados Unidos y sumadas a las fuerzas reaccionarias en América Latina y el mundo, aliadas a ellos. Siempre los pueblos encontrarán las formas adecuadas de lucha. Ustedes estarán allí, en el escenario del primer combate. Cuando, después de los hechos que se consumaron el 26 de julio, un último carro se acerca y me recoge, monté en la parte trasera del vehículo repleto del personal, otro combatiente se acerca por la derecha; me bajo y le doy mi asiento; el carro parte y me quedo solo. Hasta el momento que me recogieron por primera vez en medio de la calle, con la escopeta semiautomática Browning y cartuchos calibre 12 de balines, trataba de impedir que dos hombres usaran una ametralladora calibre 50 desde el techo de uno de los pisos del edificio central de mando del amplio campo militar; era lo único que podía verse del tiroteo generalizado que se escuchaba. Los pocos compañeros que con Ramiro Valdés habían penetrado en la primera barraca despertaron a los soldados que allí dormían y, según me explicaron posteriormente, estaban en paños menores. No pude hablar con Abel ni otros de su grupo que desde un alto edificio al fondo del hospital civil, dominaban la parte trasera de los dormitorios. Yo consideraba que era absolutamente obvio para él lo que estaba ocurriendo. Tal vez pensó que yo había muerto. Raúl, que estaba con el grupo de Lester Rodríguez, veía con claridad lo que estaba ocurriendo y pensaba que estábamos muertos. Cuando el jefe de esa escuadra decide bajar, toman el elevador, y al llegar abajo, le arrebata el fusil a un sargento que no hace resistencia, ni tampoco los soldados que iban con él. Toma el mando del grupo y organiza la salida del edificio. Mi preocupación fundamental era en ese momento el grupo de compañeros que supuestamente había ocupado el cuartel de Bayamo y no tenía noticia alguna de nosotros. Por mi parte, contaba todavía con suficientes cartuchos y pensaba vender bien cara mi vida luchando contra los soldados de la tiranía. De repente aparece otro carro: venía a buscarme; y de nuevo albergo la esperanza de ayudar a los compañeros de Bayamo con una acción en el cuartel del Caney. Varios carros esperaban al final de la avenida donde yo pensaba tomar la dirección correcta hacia ese punto. Pero el propio compañero que conducía el vehículo que entró para buscarme no la tomó, siguió hacia la casa de donde partimos por la madrugada, allí se cambió de ropa. Yo cambié de arma y tomé un rifle semiautomático calibre 22 con punta de acero, con un poco de más alcance que la calibre 12 de balines, me puse alguna ropa y a varios pasos de allí cruzamos una cerca de púas con aproximadamente 15 hombres armados, uno de ellos herido. Otros dejaron sus armas y tomaron los vehículos tratando de buscar una salida. Conmigo iba Jesús Montané y algunos otros jefes. Caminamos horas aquella calurosa tarde por la falda norte de la Gran Piedra, una elevada montaña que trataríamos de cruzar para dirigirnos hacia el Realengo 18, un camino empinado del que Pablo de la Torriente, excelente escritor revolucionario, escribió que un hombre con un fusil podía resistir a un ejército. Pero, Pablo murió en España combatiendo en la Guerra Civil Española, donde alrededor de mil cubanos apoyaron a ese pueblo contra el fascismo. Lo había leído, pero nunca pude hablar con él, ya había viajado a España cuando yo estudiaba bachillerato. Nosotros no pudimos ya proseguir hasta aquel realengo y permanecíamos al sur de la cordillera. La zona montañosa preferida por mí para la lucha guerrillera se situaba entre el santuario del Cobre y el central Pilón; planeé por ello cruzar hasta el otro lado de la bahía de Santiago de Cuba por un punto que conocía desde que estudié en el Colegio de Dolores, en la ciudad donde ustedes se reunirán. Gran parte de nuestro pequeñísimo grupo estaba agotado por el hambre y las fatigas. Un herido había sido evacuado y Jesús Montané que apenas podía mantenerse en pie. Otros dos, con menos responsabilidad pero más saludables, marcharían conmigo hacia el occidente de aquellas montañas. Pero los hechos más dramáticos y menos esperanzadores estaban todavía por llegar. En la tarde le dimos instrucciones al resto de los compañeros de esconder sus débiles armas en algún lugar del bosque y dirigirse aquella noche a la casa confortable de un campesino que vivía a orillas de la carretera que iba de Santiago a la playa, que disponía de ganado y tenía comunicación telefónica con la ciudad. Sin duda fueron interceptadas por el ejército. El enemigo de todas formas conocía el área cercana por donde nos movíamos. Antes del amanecer, una escuadra de la jefatura militar fuertemente armada, nos despertó con la punta de sus fusiles. Las venas del cuello, y el rostro de aquellos soldados bien alimentados, se veían latir deformadas por la excitación. Nos dábamos por muertos y en el acto estalla la discusión. Sin embargo no me habían identificado. Al atarme profundamente y preguntarme el nombre, irónicamente les doy uno que usábamos en bromas de la peor especie. No podía comprender que no se dieran cuenta de la verdad. Uno de ellos, con rostro descompuesto, vociferaba que ellos eran los defensores de la patria. Con voz fuerte le respondo que ellos eran los opresores, como los soldados españoles en la lucha de nuestro pueblo por la independencia. El jefe de la patrulla era un hombre negro que a duras penas podía mantener el mando. ¡No disparen!, les gritaba constantemente a los soldados. En voz más baja repetía: “Las ideas no se matan, las ideas no se matan”. En una de aquellas ocasiones se acerca a mi y con voz baja dice y repite: “Ustedes son muy valientes, muchachos”. Al escuchar aquellas palabras le digo: “Teniente, yo soy Fidel Castro”; y el responde: “No se lo digas a nadie”. De nuevo el azar se impone con todas sus fuerzas. El teniente no era oficial del regimiento, tenía otra responsabilidad legal en la región de Oriente. Más adelante se imponen de nuevo los hechos más importantes todavía. A los compañeros que debían desmovilizarse les doy instrucciones de guardar las armas, y después los custodiaríamos hasta el punto donde debían hacer contacto con las personas del Obispo. La opinión pública de Santiago de Cuba había reaccionado con energía frente a los horribles crímenes cometidos por el ejército batistiano contra los revolucionarios. Monseñor Pérez Serantes, Obispo de Santiago de Cuba, había obtenido algunas garantías favorables a sus gestiones por el respeto a la vida de los revolucionarios prisioneros. A Sarría, sin embargo, le quedaba una batalla por librar contra el mando del regimiento que esta vez delegó la tarea al más connotado esbirro de la carnicería impuesta por el jefe militar de Santiago de Cuba, que le ordenó trasladar los detenidos al Moncada. Por primera vez en nuestra Patria los jóvenes habían entablado una lucha semejante frente a lo que fuera hasta el Primero de Enero de 1959: una colonia yanki. Al llegar a la casa del vecino junto a la estrecha carretera que une la ciudad con la playa Siboney, un pequeño camión esperaba. Sarría me sentó entre el chofer y él. Cientos de metros más adelante se topan con el vehículo del comandante Chaumont que demanda la entrega del prisionero. Como en una película de ciencia ficción el teniente discute y afirma que no entregará al prisionero, en vez de eso lo presentará al Vivac de Santiago de Cuba y no a la sede del regimiento. Es así como el hecho rememora una inusual experiencia. Es imposible en tan breve tiempo expresarle a nuestros ilustres visitantes las ideas que suscitan en mi mente los increíbles tiempos que estamos viviendo. No puedo pensar que dentro de 10 años, en el 70 aniversario, escribiría un libro. Desgraciadamente nadie puede asegurar que habrá un 70, un 80, un 90, o un centésimo aniversario del Moncada. En la Conferencia Internacional sobre el Medio Ambiente, de Río de Janeiro, dije que una especie estaba en peligro de extinción: el hombre. Pero entonces creía que sería cuestión de siglos. Ahora no soy tan optimista. De todas formas nada me preocupa; seguirá existiendo la vida en la inabarcable dimensión del espacio y el tiempo. Mientras tanto digo solo algo, ya que cada día amanece para todos los habitantes de Cuba y del mundo: Los líderes de cualquiera de las más de 200 naciones grandes y pequeñas, revolucionarias o no, necesitan seguir viviendo. Tan difícil es la tarea de crear la justicia y el bienestar, que los líderes de cada país necesitan autoridad, o de lo contrario reinará el caos. En días recientes se intentó calumniar a nuestra Revolución, tratando de presentar al Jefe de Estado y Gobierno de Cuba, engañando a la Organización de Naciones Unidas y a otros jefes de Estado, imputándole una doble conducta. No vacilo en asegurar que aunque durante años nos negamos a suscribir acuerdos sobre la prohibición de tales armas porque no estábamos de acuerdo en otorgar esas prerrogativas a ningún Estado, nunca trataríamos de fabricar un arma nuclear. Estamos contra todas las armas nucleares. Ninguna nación, grande o pequeña, debe poseer ese instrumento de exterminio, capaz de poner fin a la existencia humana en el planeta. Cualquiera de los que tales armas poseen, dispone ya de suficientes para crear la catástrofe. Jamás el temor a morir, ha impedido las guerras en ninguna parte del planeta. Hoy no solo las armas nucleares sino también el Cambio Climático es el peligro más inminente que en menos de un siglo puede hacer imposible la supervivencia de la especie humana. Un líder latinoamericano y mundial, al que deseo rendir hoy especial tributo por lo que hizo a favor de nuestro pueblo y a otros del Caribe y del mundo es Hugo Chávez Frías; él estaría aquí hoy entre nosotros si no hubiese caído en su valiente combate por la vida; él como nosotros no luchó para vivir; vivió para luchar. Fidel Castro Ruz Julio 26 de 2013