viernes, 30 de agosto de 2013

CUBA, CAUBUBU, UNA HERMOSA HISTORIA DE AMOR

JULIO ANTONIO CAMELLON CUBA CUBA: CAUCUBÚ, UNA HERMOSA HISTORIA DE AMOR El pasado colonial que atesora la tercera villa cubana, Trinidad nos acerca a la historia de una hermosa india con pasionales leyendas que prefirió morir a ser entregada a los españoles.- Amor, fidelidad, entrega y valentía coronan una de las más llamativas leyendas de la villa de la Santísima Trinidad, ciudad ubicada en el centro sur del país, a unos 350 kilómetros al este de La Habana. La leyenda de Caucubú muestra a una muchacha rebelde, que prefirió el encierro entre las húmedas y oscuras paredes de una gruta y con ello la muerte segura, antes de doblegarse a los designios del conquistador español. De sus últimos días es testigo la Cueva Maravillosa. Cuenta la tradición oral que Caucubú era la india más hermosa del cacicazgo de Guamuhaya Hija del cacique taíno Manatiguahuraguana, jefe de la comarca donde está enclavada hoy la ciudad de Trinidad, además de joven, bondadosa y bella poseía la aureola de distinción, conforme a su elevada jerarquía. Todos los jóvenes soñaban con ser correspondidos algún día por ella, mientras el padre de ésta buscaba un pretendiente con un poderío mayor para unirlo al suyo e incorporarlo a la dote de la hija. Los caciques de Ornafay, Magón, Escambray, Sabana, Sabaneque, Jagua y hasta del lejano Camagüey habían enviado en diversas ocasiones a sus respectivos primogénitos para solicitar en matrimonio a Caucubú, aunque ella se resistía a aceptar a alguno. Narra la leyenda que la aborigen regalaba a las madres y hermanas de sus enamorados hamacas tejidas con sus propias manos y pequeños adornos elaborados con el oro de las tierras de Mabujina o Arimao; pero sólo eso y una sonrisa lograban sus pretendientes. Es la india más linda del cacicazgo de Guamuhaya, pero ¡pobre Caucubú!, vive sin amor, afirmaban quienes desconocían sus verdaderos sentimientos, porque en realidad ella amaba con pasión a Naridó, quien se dedicaba a la caza y la pesca en la otra orilla del río Guaurabo. La presencia de los conquistadores españoles vino a arruinar la vida apacible de los taínos de la región y un día los indios avistaron las naves de Cristóbal Colón frente a las costas del cacicazgo de Guamuhaya. También se cuenta que desde su embarcación el Gran Almirante escuchó la algarabía de los indios durante sus fiestas y aspiró el aromático olor de las ramas de guayaba y las hojas de tabaco. Con la fundación de la villa de Trinidad en 1514 por el Adelantado Diego Velázquez, llegaron nuevos colonizadores y aumentó la persecución y el maltrato contra los nativos, al mismo tiempo que muchos conquistadores se proponían conseguir el amor de Caucubú. La tercera villa fundada en Cuba, la ciudad-museo detenida en el tiempo, enclavada entre el mar y la montaña, fue declarada junto al valle de los Ingenios- Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1988. Todo empeoró con el arribo de Vasco Porcayo de Figueroa, tristemente célebre por sus atropellos y crueldades contra los aborígenes. Sin embargo, la belleza de la doncella lo cautivó hasta los límites de desear obtenerla a cualquier precio. Enterada, Caucubú huyó para evitar esa humillante situación y durante días atravesó el valle de Vicunia hasta descubrir en la oscuridad de la Cueva Maravillosa el ansiado refugio. Naridó, desesperado ante estos acontecimientos, reveló al Padre Bartolomé de Las Casas "a cuya encomienda pertenecía-, el inmenso amor que sentía por la joven india. Fue en vano la búsqueda. La muchacha moriría dentro de la espelunca y cuenta la leyenda que por las noches, a la entrada de la caverna, se dejaban frutas y flores, una costumbre que sólo terminó cuando se extinguió el último taíno de estas tierras. Ella decidió dejar de comer y beber hasta sucumbir, y en homenaje al amor que la unió a su novio fue erigida una fuente cuya agua, se asegura, hará felices a las parejas que la tomen. Hay quienes afirman que, en las noches de luna llena, Caucubú aparece aún más hermosa, suelta la cabellera negra y brillante los ojos de azabache, a la puerta de la Cueva Maravillosa en busca de Naridó, en un intento por desandar el tiempo. --------------------------------------------------------------------------------------------- ¿Corridas de toros en Cuba? Centellea el traje de luces, sale al ruedo el capote carmesí y se incrustan en el cuerpo del animal las banderillas, como primer paso de un suplicio que durará para algunos una eternidad. Así, una y otra vez, se repite la corrida de toros En Espacios Intangibles, de Ediciones Luminaria, Sancti Spíritus, 2004, Juan Eduardo Bernal Echemendía, escritor señala que fue en el Siglo XVI, en específico en 1567, que se prohibieron por decreto pontifical las fiestas de toros, con pena de excomunión para los transgresores Pero Felipe II negoció con el Vaticano, explica el autor del mencionado volumen, para que España eludiera aceptar ese decreto Apunta que "Años después del gobierno de Felipe IV, quien comenzó la estimulación de las justas, fueron introducidas las banderillas, la espada y la muleta" En América, el toreo evolucionó de a caballo a formas novedosas como la monta, enlace de toros, rodeo y jaripeo. En Cuba, estas últimas se conservan, afirma Bernal Echemendía PLAZA DE TOROS EN SANCTI SPIRITUS Sancti Spíritus, la cuarta villa fundada por el Adelantado Diego Velázquez en Cuba, celebró su primera corrida de toros el 1 de julio de 1850, sin excluir la posibilidad de otras lidias que quizás la historia dejara de recoger La Plaza de Toros estaba ubicada en el Acueducto Municipal de la ciudad, Monumento Nacional, situada al centro de la Isla y a unos 350 kilómetros al este de La Habana En esa lid participaron como torero el mexicano José Vázquez, su esposa, apodada La Pepilla, Cenobio como picador y un andaluz de apellido López El 11 de agosto y el 8 de septiembre, de ese año, se efectuaron otras dos más, con la misma cuadrilla Desde el 19 de julio El Fénix, primer periódico espirituano que vio la luz el 3 de marzo de 1834, se hizo eco de los programas del espectáculo taurino Acerca de la corrida de toros del 11 de septiembre, programada con el fin de beneficiar supuestas obras públicas, trascendió que careció de la afluencia esperada Dos años después, el 7 de septiembre de 1852, se anunció públicamente la presentación de la cuadrilla de un torero conocido como el Tío Juan A partir de la segunda mitad del siglo XIX, en Sancti Spíritus se toreaba en cualquier época del año, pero en diciembre eran más frecuentes las corridas para acompañar las festividades asturianas, que se hacían en el área del Acueducto Municipal El 10 de diciembre de 1852 arribaron a la ciudad los cuadrilleros para escoger los toros, de la finca Las Guásimas, que participarían en los programas de la fiesta Tres meses después se anunció una corrida a cargo de una cuadrilla que durante su recorrido por la isla sobresalió en la plaza de toros de Regla Compuesta por nueve hombres, entre sus miembros se distinguían los apodados Negrito y Tirabeque En opinión del autor de Espacios Intangibles, se "evidencia una falta de verdadero arraigo del espectáculo en Sancti Spíritus y Cuba" El Fénix publicó la información referida a una corrida que se celebraría en Trinidad, en homenaje al arribo a esa ciudad -fundada también en 1514- del general Concha, entonces Capitán General de la Isla Como es de suponer, los espectáculos eran organizados y financiados por hacendados, comerciantes y otras personas pertenecientes a las clases pudientes Luego se carecen de otras pruebas documentales vinculadas con la tauromaquia hasta marzo de 1864, fecha en la cual José Sánchez, El Niño, toreó en la mencionada Plaza de la calle Gutiérrez, en Sancti Spíritus El 13 de febrero de 1887 aparece en la Fraternidad una noticia referida al debut en la plaza de toros de Cienfuegos, provincia al centro-sur del país, de una torera conocida como La Cordovesa y un niño de corta edad a quien denominaban El Pequeño Mazzantini Rememoraban probablemente con ese nombre al legendario matador de toros Luis Mazzantini, quien aparece en algunas publicaciones como español y en otras como italiano En Cuba existe una frase acuñada a partir de esa época que afirma: "Eso no lo hace ni Mazzantini el torero", aludiendo a la valentía de este hombre -considerado además buen mozo y elegante- cuando se enfrentaba al embravecido animal en cualquier plaza El 18 de noviembre de 1894 se apoyó desde El Fénix la supresión de las corridas de toros en Cuba A partir del domingo 23 de diciembre de 1894, en la víspera de la lid, quedarían dispuestos varios establecimientos El domingo 3 de febrero de 1895 tuvo lugar una de beneficio y despedida de la cuadrilla, también en la Plaza de Toros del Acueducto, en horas tempranas de la tarde La cuadrilla de ese día estaba integrada por Germán de León, apodado Facultades, torero negro que exhibiría arte y valor también en España Prueba de la posterior prohibición de estos espectáculos está en dos artículos publicados en 1923, en El Fénix. El primero de ellos narra las acciones impulsadas en La Habana el 30 de abril del mencionado año por un fuerte movimiento feminista que se oponía a un posible restablecimiento de las corridas de toros Las féminas capitalinas amenazaban con provocar disturbios para impedir la aprobación de este pasatiempo Nuestra gran poeta Dulce María Loynaz (1902-1997) escribió un alegato titulado "Las corridas de toros en Cuba", contra la instauración de este tipo de espectáculo en el país La segunda información, del 3 de mayo, aborda la petición de Luis Estrada, empresario de un torero conocido por El Gallo, residente en La Habana, para que la Secretaría de Gobernación eliminara la prohibición de las lidias En opinión de Bernal Echemendía, "Es factible advertir también una pérdida espontánea de una motivación que jamás logró integrarse a la síntesis cultural, donde el cubano ejercía sus prácticas diversas" También contribuyó a su desaparición el hecho de que la Plaza de Toros de la ciudad, construida en 1894 por la comunidad asturiana, sobrevivió muy poco tiempo a causa del estallido independentista acaecido un año después Fuentes consultadas destacan que existieron corridas de toros en las principales poblaciones de Cuba, especialmente en La Habana, Cienfuegos, Pinar del Río y Puerto Príncipe (Camagüey) También se tienen noticias de que en 1538, con motivo de la llegada del Adelantado Hernando de Soto, hubo una en Santiago de Cuba y en 1569 se celebra la primera en La Habana en honor de San Cristóbal En 1747 se efectuó una en Matanzas, y en 1759 otra en La Habana para festejar la conmemoración de Carlos III Este tipo de distracciones fuertes, por llamarlas de algún modo, tiene adeptos y detractores, como sucede con las peleas de gallos u otra actividad donde el espectáculo culmina con la muerte de un ser vivo. ----------------------------------------------------------------------------------------- IGLESIA MAYOR DE SANCTI SPIRITUS: INSOLITA HISTORIA EN LA PUERTA DEL PERDÓN.- La añeja ciudad de Sancti Spiritus –a 380 kilometros de la Habana-capital cubana -guarda entre legajos y folios una interesante historia sobre un insólito enterramiento que la curiosidad, inherente al ser humano, sacó un día a la luz pero que ha sido poco difundida. En la puerta principal de la Iglesia Parroquial Mayor (data del siglo XVII), declarada Monumento Nacional en 1978, está la llamada Puerta del Perdón, donde según se afirma fue inhumada –por propia voluntad- Doña Rosa del Castillo y Barroso. Alegan que contrajo matrimonio cuando apenas tenía 13 años que poseía una fascinante belleza, pero también se mostró vanidosa ante la pobreza de los demás. Doña Rosa, quien tuvo una vida muy breve, hizo constar en su testamento que deseaba ser enterrada bajo la Puerta del Perdón en el también llamado Templo del Espíritu Santo, para que los feligreses que entraran o salieran pisaran el sitio donde se depositaría su cadáver. Datos consultados en el Archivo Histórico Provincial indican que al parecer la joven, al sentir la llegada de la muerte, temió haber pecado de orgullosa, dada la riqueza en que se desenvolvió su corta vida, y contempló esa petición en su testamento como muestra de humildad. ENTERRAMIENTOS EN LAS IGLESIAS La Iglesia Parroquial Mayor está ubicada en el mismo corazón del Centro Histórico Urbano de Sancti Spíritus y la actual construcción es la cuarta que ha tenido este templo. En el ensayo histórico Alrededor de un Monumento Nacional cubano: La Iglesia Parroquial Espíritu Santo (La Mayor), del investigador Juan Enrique Rodríguez Valle, se afirma que en 1680 se concluyó ese santuario en esta ciudad, fundada en 1514 por el Adelantado Diego Velázquez, en la forma y dimensiones que hoy presenta. Asimismo, asegura que el capitán Pedro Pérez de Corcha hizo construir la Capilla del Rosario, con bóveda destinada a acoger los cadáveres de familiares suyos y en la que también fue inhumado él. Durante mucho tiempo los enterramientos se realizaban en esas sedes religiosas y Sancti Spíritus tampoco fue una excepción, por lo que los muertos eran sepultados en la Iglesia Mayor, en la Ermita de la Caridad y en la de la Vera Cruz. Para 1713 se alzó como cementerio un lugar situado al Sur de la Iglesia Mayor, mientras que en 1804 el Obispo Espada y Landa dispuso que a partir de ese momento se prohibieran los enterramientos en las iglesias, lo que se materializó en 1806. En ello influyó la fetidez que provocaba la exhumación de los cadáveres, porque al ser un lugar reducido debían sacar –sin el tiempo requerido- los restos de unos para sepultar a otros. El Alcalde D. Juan Fonts, al comprender que estas sepulturas afectaban la salud pública, obtuvo autorización para un Cementerio General fuera del pueblo, el que se construyó en las sabanas del nordeste de la villa en donde radicó hasta 1860, en que se trasladó a la zona actual. CORTA VIDA Datos consultados en la Oficina de Patrimonio de esta villa, a unos 350 kilómetros al este de La Habana, indican que Doña Rosa del Castillo y Barroso fue bautizada el 19 de diciembre de 1752 y se casó el 15 de septiembre de 1766 con Domingo de Estrada y Cañizares. Estas referencias fueron extraídas del libro Notas y datos, de Fernando Alfonso del Valle y Llorente, donde además se asevera que la joven murió a los 14 años en vez de a los 18 como se plantea en la Multimedia Sancti Spíritus: Colonial legendario. Sin embargo, otro texto tomado del periódico Trabajadores (Órgano de la Central de Trabajadores de Cuba) presumiblemente de febrero de 1986, pág 4, indica que Doña Rosa murió el 18 de mayo de 1775, por lo cual al momento de fallecer aún No había cumplido los 23. Años más o años menos, lo cierto es su desaparición física en plena juventud y lo insólito de esa cláusula en su testamento. Según consta en la Revista Siga la Marcha No.3-4-5, 1994/1995, en el trabajo Notas sobre los enterramientos en la época colonial, en la Parroquial Mayor se realizaron 12 mil 151 inhumaciones. Uno de los autores de este material participó en las excavaciones realizadas siendo testigo de lo en ellas encontrado, según consta en dicha publicación. Cuando se restaura el templo en 1988, esta original tumba fue objeto de investigación, procediéndose a buscar la mencionada puerta, hallándose un osario, con fragmentos óseos. Algunos textos catalogan el enterramiento de Doña Rosa en la Puerta del Perdón como una leyenda; otros documentos avalan su corta existencia terrenal y el cumplimiento de su última disposición. En fin, si el enterramiento en ese sitio fue una realidad o una ficción, la historia espirituana despierta curiosidad e interés pro seguir hurgando en los vericuetos de una historia quizás inconclusa. Cuando transite cerca de esa puerta que da acceso a la construcción más antigua de Sancti Spíritus, recordaré inevitablemente lo que de forma dispersa encontré en varios textos y que me hizo comprender lo insólito del pensamiento humano, en especial el de una arrepentida joven del siglo XVIII.

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