viernes, 21 de julio de 2017

OPINAR ES EJERCER UN DERECHO INALIENABLE


Opinar es ejercer un derecho inalienable

ATENCIÓN FRANK

Opinar es ejercer un derecho inalienable

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Crónicas Cubanas

Félix Sautié Mederos



Queridos lectores de Crónicas Cubanas, en mi anterior crónica comencé a referirme y testimoniar al respecto del diálogo que ha surgido en el Blog Segunda Cita del prestigioso cantautor cubano Silvio Rodríguez (1). Tal y como he expresado ha sido una convocatoria que nada tiene que ver con la casualidad y sí mucho con las circunstancias que estamos viviendo y el paso inexorable del tiempo rumbo a un futuro que puede tornarse incierto en medio de todo lo que sucede en el mundo de hoy. Muy especialmente en Nuestra América, en donde se manifiesta una ingente acción de recuperación conservadora en Argentina y Brasil, así como con mucho encono en la Venezuela Bolivariana de quienes tratan de confundir y atacar a un gobierno legítimo con el terrorismo que perpetran en nombre de la “libertad y la democracia” contando con el auspicio de los grandes poderes fácticos internacionales y de los grandes medios de comunicación que le son afines.

En Cuba estamos, en consecuencia, expuestos de manera muy cercana a una nueva etapa de la guerra de cuarta generación que va más allá del Bloqueo genocida en sus propósitos y formas para lograr los fines de reducir por hambre y desesperación al pueblo cubano. Son tácticas viejas y renovadas que se aplican en la Venezuela bolivariana por los entreguistas y fascistas, ahora con el apoyo de las medidas contra Cuba planteadas por el presidente Trump. Nos encontramos, pues, al acecho de renovados peligros revestidos con argumentos que pueden confundir a los ingenuos.

La ingenuidad en política se paga muy caro y el debate democrático, abierto y participativo es la más efectiva forma de enfrentarla, desmontarla y erradicarla para alcanzar la toma de conciencia sobre dónde están y quiénes son los verdaderos enemigos del pueblo.

Incluso se paga caro a partir de cuándo se usan indiscriminadamente y en abstracto los viejos términos que nos dividen en derechas, izquierdas y centros que, aunque no han erradicado sus esencias fundantes, sirven para que tirios y troyanos fundamentados en algunos esquemas dogmáticos desvíen la atención de los problemas esenciales que nos afectan a los que estamos a favor de la convivencia civilizada, la paz, la justicia y la verdad objetiva en lo social, político y económico. La convivencia entre los seres humanos constituye uno de los grandes logros de quienes desde las cavernas lograron erguirse sobre su animalidad para desarrollar las prácticas de vida en sociedad y los derechos que dan forma y vigencia a lo que denominamos como condición humana. En mi criterio muy personal no es ocioso remontarse a estos hechos ancestrales que se pierden en el tiempo, para ubicarnos correctamente en el momento y en el espacio en que estamos viviendo a los efectos de no confundirnos y concertarnos por encima de nuestras diferencias esenciales en búsqueda de lo que efectivamente converge con nuestros intereses humanos compartidos de subsistencia y desarrollo.

Lamentablemente hay quienes ponen por encima sus propios intereses personales y sus pretendidas convicciones ideológicas devenidas en espectros y ficciones que fundamentan sus actitudes autoritarias y excluyentes revestidas de ovejas para ocultar el lobo que en realidad los animan. Entre las ingenuidades más peligrosas para enfrentarlos, se encuentran las de los que se plantean buscar en lo concreto más allá de los conceptos que animan a las realidades que vivimos. Estoy en contra de cualquier academicismo que resulte vacío, pero eso no es óbice para negarse a los conceptos existenciales, filosóficos, económicos y políticos que dan base y fundamento teórico al enfrentamiento del presente y del futuro que tenemos por delante. Muy importante es tener en cuenta que vivimos en un presente siempre extendido en el tiempo, en el que no deberíamos dejar pasar a ese tiempo girando sobre nosotros mismos en una gran noria que nunca llega a nada, mientras que algunos que saben lo que quieren luchan y actúan en pro de sus propios intereses algunas veces torcidos y excluyentes.

Estas constituyen razones esenciales para ejercer el pensamiento propio y el derecho a la opinión que no se puede confundir siempre con lo negativo y lo enemigo tal y como algunos lo hacen. Deberíamos, en consecuencia, dialogar siempre buscando la concertación necesaria que nos une ante la adversidad que nos acecha a todos. Eso es lo más efectivo que podríamos hacer, dejando a un lado el secretismo que nos pone indefensos ante las verdades que vivimos, así como los extremismos de quienes se consideran los únicos dueños de esas verdades; lo que les da impunidad para las exclusiones y la gran definición por parte de ellos de quiénes son los “enemigos” a excluir y quiénes los amigos que se incluyen.

En medio de estas concepciones que considero fundamentales, tenemos que en el inexorable paso del tiempo el proceso revolucionario cubano ha llegado a un punto de inflexión en el que es inminente la necesaria renovación biológica que hay que acometer sin falta. Es estas circunstancias es más imprescindible que nunca el ejercicio del pensamiento propio libre para todos sin excepciones onerosas. Estas son las razones no procedentes de grandes casualidades que Silvio ha interpretado correctamente para convocar y darle vida al actual diálogo de Segunda Cita. Aquí una explicación para quienes la necesiten en el ánimo de buscar la convivencia y la participación civilizada de todos con todos y para el bien de todos, poniendo muy en evidencia que el extremismo es una actitud infantil del izquierdismo que ha contagiado a algunos.

Los que tengan oídos para oír, oigan, porque las campanas desde el fondo de la sociedad y de la población que la componen están repicando a arrebato y el tiempo del presente extendido que vivimos se acorta cada vez más.

Así lo pienso y así lo expreso en mi derecho a opinar con el respeto para el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular. Opinar es ejercer un derecho inalienable.
fsmederos@gmail.com

(1) Ver en Por Esto! Un diálogo en el que no cabe esperar.

Publicado en el periódico Por Esto!, Sección de Opinión , Mérida, Yucatán México el miércoles 19 de julio 2017.








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