sábado, 11 de agosto de 2012

AURELIO PEDROSO HABLA SOBRE CARROMERO

   
Sabado, Agosto 11, 2012
    Semana: 9/Ago - 15/Ago/2012
 
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Por Aurelio Pedroso
El cada vez más claro episodio político-vial del español Angel Carromero y su copiloto, el doblemente sueco Jens Aron Modig, y en el que murieron el Sájarov Oswaldo Payá y su correligionario Harold Cepero el pasado 22 de julio, presenta a mi juicio, una arista poco tratada por los medios: el futuro político de ambos jóvenes.
Sin ser un analista porque no lo soy ni aspiro a ello, su carrera como tal no la aprecio muy ventajosa porque ambos en diferentes momentos televisivos que las autoridades cubanas han dejado caer como en cuentagotas, muestran un notable síntoma del miedo o de la presunta presión a la que han sido sometidos. Un error imperdonable para quienes pretendan que las multitudes les sigan en los trajines políticos.
Modig, quien ya había estado en Cuba en el año 2009 en trajines de apoyo a la oposición, ante una pregunta de la corresponsal de AP en La Habana, la colega Andrea Rodríguez, dijo: "Tengo entendido que estas actividades no son legales en Cuba y desearía disculparme por haber venido a este país para realizar actividades ilícitas". Por demás aceptó traer 4000 Euros para entregar al fallecido Payá.
En la misma cuerda de preguntas, otro colega, Fernando Ravsberg (BBC Mundo), se interesó si ese tipo de actividad la llevaba a cabo en otros países. Modig dijo que no.
Parece que ante esa actitud, un alto dirigente de la democracia cristiana sueca --cuyo apellido se me enreda en el teclado--, ha declarado que su partido, del que Modig es dirigente de la rama juvenil, continuará ayudando a promover la democracia y la libertad. ¿Contradice a Modig para rescatarle un poco la maltrecha imagen al joven dirigente? ¿Obligación con la posible política hacia Cuba de la Internacional Democrática de Centro (antes Internacional Demócrata Cristiana) a la que también pertenece el PP español?
Visto y comprobado que en este mundo para hacer política y triunfar hay que tenerlos bien puestos, cantárselas al más pinto de la paloma al decir popular, y asumir los riesgos con valentía y tesón. Vaya escuelita la del bello durmiente y el temerario conductor, que aunque tal vez en pésima labor teatral, han renegado públicamente de sus colegas cubanos y de lo que realmente vinieron a hacer en la isla.
Una frase de Carromero pone los puntos sobre las íes: “Que la comunidad internacional se centre en sacarme de aquí”. Algo así como que lo que más quiero y deseo es un billete de primera clase en el Iberia y lo otro que venga después.
La madre del joven PP (Partido Popular), doña Isabel Barrios, le ha dicho a la agencia oficial EFE que su hijo “es una persona honesta y respetuosa” y que como sigan los medios de su país sacándole trapos sucios en las vías y en el carné de conducción (que los tiene y numerosos incluyendo exceso de velocidad), le van a perjudicar al muchacho. Amor de madre, digno de respetar, y mucho tino para no complicar más el proceso.
Mientras tanto, según los jefes partidistas del sueco, han dicho que él no hablará con la prensa, que se encuentra rodeado de la familia y reponiéndose del susto que a ciencia cierta no fue precisamente del letal accidente de uno que sí hablaba sin temores ni acciones coercitivas. Y me refiero a Payá.
Las cosas de nosotros los periodistas. Vean en punto y aparte aunque no venga mucho al tema la “genialidad” profesional de esos aztecas en Londres con la encerrona al pobre e ingenuo balista que pretendió vender una caja de puros no para comprar un Mercedes, sino tal vez picadillo y aceite. Vaya usted a saber si alguno de esos colegas no sería pariente de uno de los mejicanitos que pensaban contribuir a un desorden a la usanza libia o egipcia en las calles de La Habana y que terminaron los cuatro cantando Las mañanitas en un centro de instrucción policial.
Pues como les contaba, ayer viernes tuvimos un segundo documento fílmico televisivo de quince minutos donde se develaban las conexiones de ambos visitantes con instituciones internacionales y personajes de peso pesado que miran y obran hacia Cuba con la única intención de derribar al gobierno a lo capitán cebollita o por control remoto.
Y aparecía una foto de Carromero junto a José María Aznar, ex presidente español y blanco de numerosas críticas en su momento de Fidel Castro, que no perdía ocasión de llamarle despectivamente “caballerito”. Un programa, a mi modesto entender, más de propósitos de opinión locales que internacionales.
Y para terminar a tono con el lenguaje olímpico de estos días, no creo que ni Carromero ni Aron vayan a semifinales en la política cuando con el transcurso del tiempo sean enjuiciados por sus propios coterráneos. De momento bastaría que los lectores echaran una mirada a los comentarios de los lectores en los diarios españoles El Mundo y El País.

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