martes, 3 de enero de 2012

SPD nO. 79 (1/ ANO 4

From: Perucho Figueredo
To: perucho1949@yahoo.es
Sent: Tuesday, January 03, 2012 7:07 PM
Subject: SPD 79


SPD

No. 79 (1/ año 4). La Habana, 4/Enero-2012
“Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista”.
Art. 53 de la Constitución

Boletín por un socialismo más participativo y democrático.
Artículos, notas, reseñas, publicaciones de interés.
Los autores son los responsables de sus escritos.
Reenvíe este boletín a todos los que estime conveniente.
Se autoriza la reproducción total o parcial en cualquier soporte.
Recopilación de Pedro Campos. CE perucho1949@yahoo.es
Se agradece críticas, comentarios, sugerencias y opiniones sobre forma/contenido

ÍNDICE

Felicitación del SPD a sus lectores y al pueblo de Cuba en el nuevo año

De las Propuestas para el avance al socialismo en Cuba

En una cuartilla de tierra: La Perestroika y el desastre del socialismo en la URSS

La “actualización” no comporta soluciones para la corrupción
Ninguna ley, ninguna regulación, ninguna “campaña” llevará a la eliminación de la corrupción, mientras existan condiciones objetivas para su florecimiento
Por Pedro Campos

Es la autogestión social una opción de desarrollo para Cuba?
Por Ovidio D´Angelo Hernández

Cuando culmina el 2011 y comienza el año nuevo…
Crónicas cubanas
Por Félix Sautié Mederos

REVOLUCIÓN ES
Por Félix Guerra

CONTENIDO


Felicitación del SPD a sus lectores y al pueblo de Cuba en el nuevo año

El boletín SPD felicita a sus lectores y a todo el pueblo de Cuba en el este nuevo año 2012, declarado por la ONU, “Año del Cooperativismo”, en la confianza de que gracias a la sapiencia, la cultura y la paciencia presentes en nuestra idiosincrasia, sabremos enfrentar pacífica y políticamente los complicados momentos que atravesamos, con todos y para el bien de todos.

Los que aspiramos al establecimiento de una sociedad sin explotadores ni explotados, sin imposiciones, sin autoritarismos, sin exclusiones, sin dominaciones, donde la libertad de cada uno, integre la libertad de todos, tenemos razones para sentirnos preocupados por el uso de la violencia para intentar evitar los cambios necesarios para el bien común.

Internacionalmente, el sistema capitalista de producción transita por una de sus más profundas crisis y en su propio seno se multiplican los partidarios de las nuevas formas de gestión colectivas, asociadas, de tipo cooperativa y autogestionada, al tiempo que se extienden amplios movimientos sociales partidarios de la democracia directa.

Las nuevas tecnologías informáticas, como parte del desarrollo de las fuerzas productivas, están socializando el conocimiento y el dominio de la técnica y la ciencia, como nunca pudieron imaginar los más soñadores socialistas de antaño. Su papel en las transformaciones sociales, económicas y políticas, solo puede ser desdeñado por las fuerzas más retrógradas y conservadoras.

Los partidarios del Socialismo Participativo y Democrático, seguiremos la lucha, hasta las últimas consecuencias, al lado del pueblo cubano y de los revolucionarios dispuestos a llevar el proceso revolucionario por el camino de la socialización y democratización de la vida económica y política del país.

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De las Propuestas para el avance al socialismo en Cuba

Presentadas, el 28 de enero de 2011, para su discusión al pueblo, a los trabajadores y a los revolucionarios cubanos, a propósito de la convocatoria del VI Congreso del PCC.

Objetivo general que perseguimos:

Transitar del “socialismo de estado” a una sociedad más culta, libre, ampliamente socializada, de respeto pleno a la dignidad y a la individualidad, regida por leyes, donde las personas se asocien libremente para producir, en la cual los trabajadores y los ciudadanos sean los que tomen todas las decisiones democráticamente. Esa es la sociedad que deseamos. Eso es para nosotros el socialismo.



En una cuartilla de tierra: La Perestroika y el desastre del socialismo en la URSS

Es recurrente entre los neoestalinistas cubanos y sus repetidores desinformados, achacar a Gorbachov, la Perestroika y la Glassnot, el desastre del “socialismo soviético”.

En sus análisis se olvida que aquel “socialismo real”, enfermó de estatalismo-burocrático desde la época del propio Lenin, quien al final de su vida y sin fuerzas físicas ni poder real en el seno del partido bolchevique y el gobierno ruso, denunció la corrupción burocrática y trató de promover el cooperativismo en toda la economía.

Pero especialmente, no mencionan el golpe de estado a Gorbachov dado por las fuerzas estalinistas del Partido y el Ejército, que se oponían a las transformaciones que impulsaba la Perestoika, las cuales ponían en peligro el tradicional poder de la burocracia.

Fue aquella acción traicionera, oportunista y cobarde, la que tiró al pueblo ruso a las calles, movimiento capitalizado por Yeltsin, Alcalde Moscú y la que lo catapultó al gobierno de Rusia, circunstancias que decretaron la muerte de la Peretroika, la eliminación de la URSS y la consecuente supresión del cargo público de Gorbachov.

Y fue gracias a ese golpe de estado de los estalinistas, que el gobierno de Yeltsin, con el apoyo de la mafia rusa y el capital internacional, restauraron el capitalismo privado en Rusia. Ya para entonces la Perestroika, la Glassnot y Gorbachov, se habían convertido en historia reciente, pero en historia al fin.

En el fondo de tal tergiversación de la historia y los hechos, está la oposición de los neoestalinistas del patio a cualquier tipo de reformas al modelo de “socialismo de estado”, sobre todo aquellas que puedan tender a la desestatización, descentralización, socialización y democratización de la economía y la política.

Como en la antigua URSS, las acciones de los neoestalinistas pueden terminar con los intentos reformistas actuales y llevarnos, quien sabe dónde. Por eso una de las más importantes tareas, sino la primera, de los comunistas verdaderos, los socialistas, los demócratas y revolucionarios cubanos en general, es derrotar políticamente el neoestalinismo criollo.

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La “actualización” no comporta soluciones para la corrupción
Ninguna ley, ninguna regulación, ninguna “campaña” llevará a la eliminación de la corrupción, mientras existan condiciones objetivas para su florecimiento
Por Pedro Campos

“! Ah, hombres alquilados, -salario corruptor! Distinto el hombre propio, el hombre de sí mismo.”
José Martí


La dirección del partido-gobierno ha calificado de contrarrevolución a la corrupción y le ha declarado una guerra sin cuartel, amenazando con la aplicación implacable de sus leyes.

Seis años después del discurso de Fidel en la Universidad, denunciando que la corrupción y el burocratismo podrían destruir la revolución, el partido-gobierno continúa tratando esos fenómenos con los mismos viejos e ineficientes métodos burocráticos, pues no parte de las causas sistémicas profundas de la corrupción y mantiene el enfoque subjetivo y voluntarista de siempre, de culpar a las personas, a los de abajo, quienes pagarán los “platos rotos” por un modelo diseñado desde arriba, para que los de arriba se mantengan arriba.

Comunistas, socialistas, demócratas y revolucionarios en general, fuera del aparato burocrático, hemos identificado las causas de la corrupción y el burocratismo con toda claridad y hemos propuesto alternativas revolucionarias, sectariamente ignoradas.

¿Los del gobierno no reconocen que el socialismo es el camino hacia la abolición del trabajo asalariado, base sobre la cual descansa toda la estructura del sistema capitalista y causa objetiva, real, determinante, de la división social en clases, de todas las desgracias y corrupciones del mundo moderno, que van desde el robo simple al trabajo del productor, la compra de un cargo público en el mercado de la política, hasta la apropiación por vía de la guerra de los recursos naturales de otros pueblos y los desastres ecológicos?

¿No aceptan que el ser humano desposeído, al tener que alquilarse como mercancía-fuerza de trabajo para poder vivir, queda enajenado, corrompido, pierde su libertad y capacidad de acción independiente? Escribió Martí en su Diario de Campaña: “! Ah, hombres alquilados, -salario corruptor! Distinto el hombre propio, el hombre de sí mismo.”

Eso podría explicar la complacencia de la burocracia, al decir que la corrupción es un fenómeno internacional, no privativo de “nuestro socialismo”, obviando que el mundo vive –predominantemente- bajo el régimen capitalista de explotación del trabajo asalariado, donde unos dueños del capital, en busca de lucro, explotan a otros seres humanos, dueños únicamente de su fuerza de trabajo, proceso del cual surge la plusvalía, de la que se apropian los capitalistas.

Son los grandes dueños de compañías y bancos, los principales corruptos y corruptores, ladrones y sinvergüenzas, en ese sistema capitalista privado que, sobre esas bases socioeconómicas, ha creado un régimen legal, todo un cuerpo jurídico de in-justicia, con su correspondiente régimen carcelario y burocracia, para garantizar en primer lugar los intereses de los capitalistas, que solo en contadísimas ocasiones van al banquillo de los acusados, donde terminan pagando una multa millonaria, pero insignificante para sus bolsillos, o purgando penas de unos pocos años en prisiones de lujo.

Allá es ilegal, es ilícito todo lo que se oponga al sistema burgués vigente, todo lo que atente contra la sacrosanta propiedad capitalista, amasada con el sudor y la sangre de pueblos enteros. En consecuencia, las cárceles están llenas de pobres y de miembros de minorías explotadas y desposeídas, protestantes, revoltosos, indignados ; pero el origen de toda la corrupción, la explotación asalariada, es sagrada para las leyes.

Acá, “nuestro socialismo”, con su modelo económico heredado del neo-estalinista “socialismo real”, fracasado en todas partes, se sigue sustentando en la propiedad del estado sobre la gran mayoría de los medios de producción, el trabajo asalariado para el estado y la concentración y centralización de los recursos y las decisiones en manos de unos pocos que aducen representar los intereses del pueblo y los trabajadores.

Esa forma de propiedad, producción, apropiación y convivencia, base sobre la cual descansa todo el andamiaje jurídico, político y social del modelo neoestalinista, determina que la burocracia se convierta en una clase dirigista, parásita y mejor remunerada y que los trabajadores queden como una clase dirigida, productora y peor pagada. De hecho, la burocracia vino a ocupar el lugar de la burguesía en el proceso de producción, distribución y consumo, mientras los trabajadores se quedaron en su viejo papel de simples “tornillos” asalariados, que deben cumplir un plan, determinado desde la cúspide y recibir los beneficios que ella considere. ¿Algo más alienante?

Como mismo ocurre en el capitalismo privado, en el capitalismo monopolista de estado que se ha querido identificar como “socialismo”, los trabajadores asalariados están enajenados de los medios de producción, son despojados de la plusvalía (por mucho que quieran deformar el término) y constituyen simples piezas del engranaje productivo, sin poder de decisión alguna sobre la dirección de las empresas, su gestión económica, las inversiones y sus utilidades.

De manera que en el modelo capitalista de estado, creído socialismo, se dan las mismas condiciones primarias, objetivas, que propician la corrupción en el capitalismo tradicional: unos se dedican a decidir y a vivir de la apropiación del trabajo de otros que son los que producen y malviven de un salario: la persistencia, bajo una nueva forma, de la división social entre explotadores y productores.

En este, “nuestro modelo de socialismo”, toda la superestructura jurídica construida en este medio siglo está destinada a defender los sagrados intereses del “estado”, que es decir los intereses de la burocracia, sus propiedades, sus prebendas, su sistema de explotación de la clase asalariada que engloba a todos los desposeídos y asalariados, sean simples barrenderos o profesionales de gran talento.

Por eso están prohibidas las huelgas, las protestas contra el estado y cuesta tanto atreverse a criticar los abusos de los administradores y las entidades represivas, al tiempo que las numerosas cárceles están llenas de pobres, negros y mestizos desposeídos, de personas que han cometido delitos contra la propiedad o los intereses del sacrosanto estado, o de simples opositores a los que se presenta como contrarrevolucionarios y agentes del imperialismo.

Claro que siempre habrá sirvientes del imperialismo en la oposición; pero hay pocas dudas de que mucha gente en esa oposición responde a ideales, a intereses que nada tienen que ver con el mercenarismo que les indilga el gobierno. Hay que acusarlos de mercenarios al servicio del imperio, para justificar su represión.

Se trata de la existente diversidad ideológica y política que los extremistas, -acostumbrados a mandar medio siglo sin oposición política pacífica abierta, pública-, no quieren, no les conviene, aceptar. Para estos recalcitrantes sectarios, aberrados ideológicos, hoy, probablemente la mayoría del pueblo cubano sea “contrarrevolucionaria, mercenaria, agente del imperialismo”.

Coincidentemente, los comunistas, socialistas e izquierdistas en general, de naciones burguesas, amigos que visitan nuestras embajadas, son considerados “agentes al servicio del castrismo” por la extrema derecha de esos países. Las extremas son iguales en todas partes.

Hay que recordar que el “anti-socialismo” en Cuba, la oposición antigubernamental, se ha debido en gran parte a la imposición de un modelo socio-económico de corte neo-estalinista, en nombre del socialismo, ampliamente rechazado. Y, nadie debería olvidar que en 50 años de gobierno único de control total, difícilmente, quede algún cubano sin razones para estar descontento, porque haya sido afectado, él o algún familiar cercano, por alguna decisión gubernamental relacionada con asuntos económicos, judiciales, laborales o políticos.

En verdad, hoy por hoy, los peores enemigos del avance del proceso revolucionario, hacia una mayor socialización y democratización de la economía y la política; los que están poniendo en peligro los logros alcanzados en estos años; los que se oponen al avance de las formas socialistas, cooperativas y auto y cogestionadas de producción, se encuentran en el partido gobierno, en su burocracia anquilosada.

Si los principales corruptos en el capitalismo son los capitalistas, en el “socialismo de estado”, son los burócratas que han pretendido eternizarse en el poder, todo ese aparato administrativo y político, que desciende verticalmente desde el gobierno, sus ministerios y organizaciones, hasta las administraciones de las empresas y direcciones políticas impuestas, quienes viven al amparo del sistema estatalista que explota el trabajo asalariado de los productores. Y desde luego mientras más alto, más salario, más prebendas, más viajes, mejor carro, más viáticos, más contactos con empresarios extranjeros, más comisiones, más corrupción.

Y claro está, como los administradores y políticos de abajo no son “bobos”, ni los trabajadores tampoco, pues todo el mundo busca cómo arreglárselas para mejorar sus ingresos y modos de vida, en ese sistema de bajos salarios fijos y precios cada vez más altos, a cuenta de lo único posible: el estado.

La burocracia cubana, además, con la doble moneda, aplicó aún más deformada y corruptamente, la experiencia de la antigua URSS que inventó las “bolutas” para que los “nacharnits” y “aparatchits” compraran en las diplo-tiendas de divisas y garantizarles así las prebendas y medios de vida, a los que nunca podían llegar los que recibían salarios miserables en rublos.

Solo que, en Cuba, con unos 15 millones de ciudadanos y cerca de la tercera parte fuera del país –entre emigrados y descendientes-, este segmento externo se ha convertido en una de las principales emisoras de divisas al interior por vía de las remesas, envío de medicinas, ropas y viajes directos de los emigrados. Algo que las leyes migratorias quieren seguir ignorando, con regulaciones vergonzosas.

La “doble moneda”, las CADECAS y las TRD (Tiendas Recuperadoras de Divisas), fue el mecanismo ideado por el estado cubano para apropiarse de esos ingresos y “redistribuirlos” después, al modo y manera en que lo ha entendido y decidido el partido-gobierno-estado, como ha hecho con todo en Cuba, hace medio siglo.

Esa doble moneda, que implica dos formas de pago y dos formas de cobro, es una de las principales causas del “trasbase” -contrabando debía decirse- de los recursos subsidiados hacia a la economía en divisa y propiciatoria del acceso “autorizado” de los militares y otros sectores de la burocracia, a productos y servicios en divisa, pagados en moneda nacional a 1X1, cuando el canje para el resto de los mortales es a 1X25. El nombre, póngaselo Usted.

La corrupción, que se ve más clara en economía, tiene un trasfondo político, puesto que son esos burócratas aspirantes a la eternidad en sus cargos, quienes mantienen ese estado de cosas, rehúsan los cambios, la des-estatalización y descansan su poder en el clientelismo servil fomentado en el súper aparato burocrático del estado, por esas vías corruptas.

El gobierno se ha visto precisado ya, a aceptar que no se puede permanecer en los cargos públicos más de dos períodos de 5 años. Pero ¿Aprobará la Conferencia del Partido que esta decisión sea retroactiva, teniendo en cuenta la avanzada edad de la cúpula dirigente y sus varios decenios en el gobierno?

En el discurso de Raúl pareciera que él tiene interés en dar un vuelco total a esta situación, pero la práctica de su gobierno, la lentitud y limitación de sus acciones, dicen otra cosa.

La actualización del modelo económico, tal y como se ha presentado hasta el momento, no implica transformaciones de fondo que eliminen la propiedad del estado sobre la gran mayoría de los medios de producción, a la burocracia destinada a controlar la economía y la sociedad, al trabajo asalariado, a la doble moneda y al monopolio estatal del mercado y de la política por el partido único y excluyente, causas básicas de la gran corrupción que vivimos, apenas reconocidas por la alta dirección.

Ante la incapacidad productiva del sistema estatal-asalariado, la “actualización” emprendida, en vez de proyectar las empresas hacia la cogestión con los trabajadores, la autogestión o el cooperativismo, ¡Oh, sorpresa!: ha puesto énfasis en estimular la explotación asalariada por privados, bajo el eufemismo del “contrato de trabajadores por los cuentapropistas”, sin el menor sonrojo por el estimulo a las peores formas primitivas explotadoras del capitalismo, sin protección alguna para los asalariados.

Ninguna de las medidas de la “actualización” lleva al empoderamiento económico de los colectivos de trabajadores sobre las empresas de algún significado, ni al desarrollo de un amplio movimiento cooperativo independiente de los controles estatales; factores que podrían ser los dos motores principales de las transformaciones económicas socialistas y de la eliminación de las causas profundas de la corrupción.

Esto, para no hablar de la omisión que hace la “actualización” de las necesarias transformaciones democráticas en la forma de gobierno, en la prensa, en la Constitución y las leyes, en el código penal y en la imprescindible transparencia sobre las finanzas del estado, sin las cuales no puede haber control real alguno de la sociedad, de los ciudadanos, de los trabajadores, sobre la forma en que se invierten los presupuestos y la manera en que se conducen los asuntos económicos, políticos y sociales del país. Sin esto no hay socialismo posible, ni control real popular que evite la corrupción en sus diversas modalidades.

No. La “actualización”, por mucho que trate de aplicar sus leyes, surgidas precisamente de un modelo esencialmente corrupto y corruptor, por explotador y sectario, no acabará con ese flagelo, mientras no cambien las bases sobre las cuales se sustenta. No se trata de arreglar, mejorar o actualizar el modelo, hay que cambiarlo.

Solo en el socialismo, el verdadero, ese “irrealizable por utópico” para burócratas y capitalistas, se crearán condiciones para que se destierre la corrupción, cuando predominen las relaciones de producción caracterizadas por el trabajo libre asociado, los medios de producción estén bajo control de los colectivos laborales y sociales y de los individuos y donde la sociedad funcione sobre las normas de una plena democracia directa y participativa, con absoluta transparencia, libertad y respeto para todos los derechos humanos de todas las personas, sin exclusión por razón alguna.

El socialismo es la lucha por lo imposible, porque “de lo posible se sabe demasiado” y ya sabemos que lo mismo con lo mismo, da lo mismo dos veces y, de lo mismo ya nos cansamos.

Los que no tienen fe en la utopía socialista, jamás podrán conducir la lucha por ella.

Socialismo por la vida.

La Habana, 31 de diciembre de 2011, en vísperas de un aniversario más del triunfo de la revolución popular de 1959. perucho1949@yahoo.es

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¿Es la autogestión social una opción de desarrollo para Cuba?
Por Ovidio D´Angelo Hernández

Se discuten en el presente diversas vías de encauzamiento del desarrollo económico y social del país. A partir de los Lineamientos del VI Congreso del PCC han quedado en claro varias direcciones por la que se apuesta de manera oficial; a veces en sentidos aún ambiguos, ya que los planteamientos operan en rumbos diversos y, aunque se entreve el predominio del control estatal, se marcan rumbos que, de precisarse en direcciones socializadoras, pudieran constituir apoyos para un desarrollo económico y social beneficioso; veamos algunos, a saber:
-Mayor descentralización empresarial
-Mayor autonomía local
-Gestión empresarial con focalización en los directivos nombrados por el Estado.
-Planificación centralizada
-Predominio de la forma estatal de propiedad empresarial.
-Mayor diversificación de formas de propiedad productiva y comercial “no estatal”.
-Inversión extranjera en modalidades de colaboración nacional.

El tono, predominantemente tecnocrático, de muchos de los Lineamientos (no se menciona el papel de los sindicatos, de la población ni de los trabajadores en procesos vitales tales como: gestión de la producción, planificación social, control social, etc.) hace pensar en que el cauce de los procesos iría por la vía de la gestión estatal, de sus organismos, funcionarios y especialistas, con poca o ninguna participación popular. Se apuesta, por tanto, a fórmulas gastadas e ineficientes ya demostradas, del socialismo de estado; ahora con retoques descentralizadores, algunos, incluso, con potencialidad de restauración de intereses individualistas y de gerencialidad capitalista.

Algunas de las medidas como la posibilidad de cooperativas en otros sectores, la autonomía local, el cuentapropismo extendido y otras, pueden generar beneficios económicos y sociales, pero tendrían mayores posibilidades en función del papel y la profundidad de su posible extensión y concepción en el marco del interés colectivo.

Por otro lado, otras propuestas de socialismo participativo o autogestionario son generadas desde ámbitos diversos (académicos, alternativos, etc.) y no logran publicidad ni acogida entre los sectores gubernamentales y partidistas. El argumento parecería ser el de que la experiencia autogestionaria (particularmente, la yugoslava), constituyó un fracaso y no debe ser reeditado. Paralelamente, se obvia que esa experiencia fue castrada por la intransigencia estalinista del bloque del “socialismo real” europeo, con la URSS al frente y que muchos errores internos y coyunturas internacionales determinaron su desaparición.

Igual –o mayor argumento- cabría para el socialismo de estado, experiencia que, naturalizada desde la posición del estalinismo triunfante y sus retoques posteriores, configuró la naturalización del Estado por sobre toda la sociedad –a título de ser su representante legítimo- en la noción de socialismo al uso.

Otra de las amenazas percibidas y declaradas es la de que una sociedad socialista autogestionaria abriría, considerablemente, los parámetros de una democracia social, la que –según los oponentes oficiales- podría ser caótica, anárquica, cuestionadora del poder del Estado-Partido y llevar a su aniquilamiento. Cabrían otras razones argüidas, como la del poder imperialista cercano, la unidad de la nación en torno a sus líderes, etc., que se han erigido, más allá de cualquier noción de verosimilitud, en argumentos de intención justificativa, manipuladora y mantenedora del conservadurismo reinante oficialmente.

Por eso, sería bueno referir algunas bases de la autogestión socialista, a partir de propuestas que se ha ido generando en varios sectores sociales:

Algunas ideas básicas y problemáticas de la Autogestión Socialista.-

Principios generales.-
-La Autogestión socialista (AS) no se reduce a lo económico ni a la empresa como núcleo.
-La AS no se opone a la coexistencia de diversas formas de propiedad apropiadas al momento histórico del desarrollo nacional; se trataría, más bien, de la aspiración al logro gradual cada vez más extenso y profundo de las formas autogestionarias de decisión política, económica y social, como ejercicio de ciudadanía popular democrática.
-Las cooperativas y sus federaciones, como base de la organización económica del Estado y de la nueva planificación social global con autonomía local y empresarial.
-Cooperativas no sólo en el restringido uso económico –independencia económica y financiera, propiedad o arriendo de medios de producción y su uso colectivo, distribución, etc., participación de todos en las ganancias, elección y remoción de funciones de manera democrática, etc., sino con amplio desarrollo de praxis-conciencia social: responsabilidad social comunal y regional, promoción de valores de desarrollo humano social, democracia real, articulación con formas de gobierno social, en lo local, regional y nacional.
(Resolver el problema de la renta diferencial de las empresas colectivas, de acuerdo a su tecnología, calidad de los recursos, etc., con vistas a la equidad y creación de fondos sociales de consumo).
-Las grandes empresas públicas, con cogestión sindical decisoria de los trabajadores y distribución equitativa de ganancias colectivo-sociedad.
-Aprovechamiento de las distintas formas de propiedad y fuentes de financiamiento internacional y nacional, en perspectiva de la orientación social socialista.
-Formación de la conciencia social de nuevo tipo, desde las acciones cotidianas económicas y sociales con la responsabilidad ciudadana democrática. Reconocimiento de la diversidad y afrontamiento social constructivo del peligro de fragmentación y formación de intereses de grupo en contradicción con los sociales.
-Proceso gradual de formación de la conciencia social autogestiva a partir del dominio, gestión y cogestión gradual de los medios de producción según su complejidad, y empoderamiento de los consejos populares sobre las bases económicas y sociales de localidad y región. Implica promoción de una real cultura popular democrática socialista.
-Papel de organizaciones políticas –como movimientos sociales avanzados, en coordinación con otros movimientos a partir del debate abierto a la retroalimentación, control, transparencia y concertación popular. Las organizaciones políticas, con papel ideológico, no de gobierno.
-El pueblo ejerce la soberanía mediante mecanismos y normas democráticas. El Estado y gobierno responden al pueblo.

Este puede ser el núcleo socio-económico socialista:

Tipos de empresas:
-empresas de propiedad estatal, cogestionada entre trabajadores, representantes comunales o territoriales y funcionarios nombrados por las ramas económicas, con autonomía financiera, distribución de ganancias y gestión democrática.
-cooperativas y otras asociaciones de arrendatarios de propiedad estatal o comunal.
-empresas de la comunidad, integradas en un sistema de autogestión social. donde la
-pequeña empresa familiar, personal con asalariados.
-empresa mixta pública-privada con cogestión de los trabajadores.

Planificación-mercado:
-Planificación participativa: presupuestos participativos locales-empresariales y concertación democrática de planes y presupuesto nacionales.
-Precios de mercado con control estatal-popular en rubros básicos.

-Relación entre formas de propiedad y Estado.-
-Autonomía económica de los municipios, de empresas co- y autogestionadas, y de comunidades: financiera, decisoria, democrática.
-Relación de articulación y colaboración entre empresas, asociaciones, cooperativas y gobierno popular local.
-Papel regulador del Estado; Control asociativo ciudadano de la ejecución del Estado a todos los niveles.

Democracia social.-
-Formas de democracia social real, en asociaciones y organizaciones políticas y sociales.
-Nuevos sindicatos realmente representativos y ejecutivos.
-Papel democrático popular de los medios de comunicación y su gestión social real.


TODO ESTO IMPLICA CAMBIOS RADICALES EN NUESTRA LEY FUNDAMENTAL PARA HACERLA MÁS SOCIALISTA:
Democracia ciudadana popular.
EXPRESADA EN LAS NORMAS Y PRÁCTICAS COTIDIANAS DE ACCIÓN SOCIAL Y POLÍTICA A TODOS LOS NIVELES DE LA VIDA SOCIAL.






Cuando culmina el 2011 y comienza el año nuevo…
Crónicas cubanas
Por Félix Sautié Mederos

No me es posible sustraerme del significado que tiene el final y el comienzo de un año (2011-2012). Tampoco puedo olvidar el triunfo revolucionario del 1 de enero de 1959. La convergencia de fechas es una coincidencia histórica, que será señalada reiteradamente, incluso cuando ya la Revolución Cubana y los que la ayudamos a realizar seamos sólo un recuerdo, si es que llegamos a serlo. Son días propicios para el recuento y los propósitos de futuro; y no voy a desaprovecharlos porque también me posibilitan manifestarme en favor de la esperanza. Además, inducen sentimientos que nos embargan a todos. En consecuencia, creo importante testimoniar lo que sucede en Cuba con el ánimo de intercambiar criterios y experiencias al respecto de algo que influye tanto en nuestra espiritualidad consubstancial.


Comenzaré por plantear que, en los últimos tiempos, el refrán “año nuevo vida nueva” no se ha convertido en una positiva realidad existencial para los cubanos en medio de nuestras penurias, angustias y grandes incertidumbres. Considero que lo que ha estado sucediendo hasta el presente, sólo se podría identificar dentro de un esquema que, con mayor o menor aproximaciones, se ha caracterizado por el planteamiento oficial de determinados planes y propósitos expuestos como muy halagüeños y prometedores, que en definitiva se convierten en un gran más de lo mismo; cuya crítica oficialmente es descalificada e incluso se reprime en algunos casos extremos. En tanto que las cúpulas de la sociedad hacen oídos sordos de los anhelos y criterios de la población que, reiteradamente, son postergados para un futuro que nunca llega a realizarse. En este orden de cosas, se mantiene vigente el concepto de “plaza sitiada” que hace recaer sobre el pueblo como si fuera el principal responsable de todas las consecuencias controvertidas de un prolongado Bloqueo genocida que es totalmente injustificable. Quizás esas cúpulas deberían entender que mientras más desconfíen en el pueblo, en esa misma proporción disminuirán su credibilidad, comprensión y apoyo.

Por otra parte, se puede decir que a partir de mediados del 2007 al presente, en las instancias oficiales se han estado planteando propósitos de cambios y de renovación, así como de eliminación del conjunto de prohibiciones absurdas que ahogan a los cubanos. Estos propósitos expresados por el presidente Raúl Castro, se han traducido en la denominada actualización del socialismo cubano, que tuvo su más importante actividad durante el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba celebrado en abril del 2011 que aprobó el documento “Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución”. Por otra parte, antes y después, se han estado realizando cambios y medidas en un lento proceso en ocasiones controvertido y/o contradictorio, pero que ha significado la ruptura del inmovilismo recurrente. Eso es muy importante reconocerlo en aras del realismo político.

No obstante, “Los Lineamientos” aún resultan insuficientes, contradictorios en disímiles aspectos concretos y dejan fuera importantes cuestiones como la necesidad del control económico social de los procesos laborales, por parte de los trabajadores, así como la cooperativización y autogestión de las empresas y actividades que sean factibles; excluyendo, además, a los esenciales conceptos políticos de democratización de la sociedad cubana referidos a la libertad de conciencia, de pensamiento, de expresión y de asociación que son determinantes para desarrollar un sistema verdaderamente democrático de socialización, con un carácter esencialmente participativo que propicie la realización de referéndum y una esencial reforma de los procesos eleccionarios. Por otra parte, en mi opinión tampoco propugnan el espíritu de reencuentro, reconciliación y diálogo entre los cubanos de adentro y de afuera del país, que pueda dar fundamento a la creación de una república en la que quepamos todos.

En estas circunstancias, deficiencias e insuficiencias, manifestadas intensamente durante el año 2011 que recién termina, he planteado no obstante, apostar por los cambios en función de las posibles sinergias motivadoras de nuevos y más profundos cambios que esa ruptura del inmovilismo generará. También, he reiterado la necesidad de que se realice una profunda depuración de responsabilidades, así como una integral renovación de cuadros desde las cúpulas a la base de la sociedad, que puedan hacer efectivo el imprescindible cambio de mentalidad planteado por el Presidente Raúl Castro.

En tales coyunturas y circunstancias se abre el año 2012 con la Primera Conferencia del PCC, lo que será una última oportunidad de la Generación Histórica para adoptar medidas esenciales desde el punto de vista político y social que tomen muy en cuenta que nos encontramos en una etapa, un mundo, un país o incluso una sociedad muy diferente a la de 1959 y que los esquemas, así como muchos de los conceptos que han estado vigentes desde entonces, son obsoletos, contradictorios y/o erráticos; lo que es evidenciado por los problemas, penurias y angustias que enfrentamos y que no deberían ser negados empecinadamente tal y como algunos se empeñan en hacerlo.

En el 2012 los problemas de Cuba no se solucionarán con el lenguaje y el uso de la fuerza, ni mediante las exclusiones y, mucho menos, con las represiones que van contra el humanismo y los principios éticos que se han proclamado de 1959 a la fecha. Esos recursos extremos a los que algunos se aferran e insisten en aplicar, lo empeorarán todo y podrían dar al traste con el proceso sociopolítico cubano con todas las consecuencias que ello conllevará.

Así es como pienso en este fin y principio de año; y lo manifiesto en virtud de mi derecho a hacerlo, con el propósito de coadyuvar a que se alcancen las grandes soluciones que reclama el pueblo cubano. Por un año 2012 de reencuentro, reconciliación y diálogo entre todos los cubanos de adentro y de afuera del territorio nacional. ¡Feliz año nuevo!

fsautie@yahoo.com

Publicado en Por Esto! el lunes 2 de enero 2012
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=138817




REVOLUCIÓN ES
Por Félix Guerra

Creo en la revolución. ¿Creo en la revolución?

INCLUSO creo en esta revolución porque la creí antes desde épocas remotas.
Creo en la revolución sin fin, con poesía clandestina y perdurable que no se somete a censor o censura, linotipos o editoriales. Creo, porque ayer la disfrute como aguardiente o helado que chorreó fama, que desbordó sensualidad y solidaridad y creó corajes para no dejarse intimidar por ningún demonio. Fue temporada, existida o ilusionada, en que revolución irradió los aromas insustituibles del arcoiris y la adornaban diversos bizcochos de sabores. Si hubo puede haber, si hubo la debemos reencontrar o reinventar.

Sobre todo creo en la revolución de los minutos transformando los colores del crepúsculo, en la mutación incruenta de la conciencia, en la crueldad debatida y consensuada de las evoluciones. Creo en la revolución del individuo, en las metamorfosis del alma y en la circulación de los riñones, así como en la locomoción venosa y arterial del corazón. Creo en la retención de líquidos que fertiliza las células, en la sangre que marcha a toda prisa a recorrer neuronas y vuelve con las buenas nuevas.

Creo en la reforma agraria al arcaico polvo latifundista y centralizador.
Creo en las leyes revolucionarias que manden los salarios al Museo de la Explotación, instaure la participación en todo acto creador y reparta con justicia las riquezas producidas y reproducidas.

Creo en San Jorge si mata a diario el dragón de los dogmas. En Santa Bárbara y Changó si suministran fuerzas renovadas para vencer los egoístas monopolios de Poder y Riqueza y al supraEstado narcisista que intenta secuestrar la Historia de Todos. A la Virgen de la Caridad si da astucia y habilidad colectiva para administrar con éxitos la propiedad social. Al señor sincrético de los indivisos cielos y suelos, si ofrece sabiduría y tenacidad para preservar al único Dueño no expropiable: el Planeta Tierra.

Creo en el ADN precipitándose hacia una conciencia colosal, donde no hay distingo ni prejuicios, donde cada uno radica particularmente diferente sin dejar de ser igual. Creo que el coro es idéntico a sí mismo sin miserias ni estafas. Pero cada individuo resulta reconocible en la multitud: es el insustituible grano de arroz de la persona despertando por su cuenta y riesgo.

Creo que la revolución vive si respira fuera de sus órbitas y sofoca sin violencia y democráticamente a superindividuos, superegos y superjerarquías. Y evita así desvíos truculentos. La transformación subsiste si da cuerda, ala y música a nuevos dirigentes, servidores del pueblo, y les entrega mandato y una fecha de salida. Hasta que luego, los reemplaza o los sustituye o los reelige.

Creo en la revolución de la inteligencia, la generosidad y la bondad. En la revolución de los iguales. En la revolución del Amor con mayúscula. En las utopías que viven en los sueños. En la capacidad de resistir, de entusiasmarse en la adversidad, de hablar cuando no hay voz, de escuchar aun si clausuraron orejas y bocinas, de respirar todavía a plenitud cuando la nariz fue taponada y los pulmones sumergidos en el fango.

La revolución es más antigua que el Hombre y la Mujer y una íntima madeja sin conclusión que se desata en el territorio de la expansión cuántica y la interminable hermosura de la conciencia.

La masa a secas es una especie en extinción, que mucho sirvió de pedestal. Creo en una masa o conglomero de individuos enérgicos, vehementes oradores de barricada. Creo en la persona que hoy arde en su discurso y mañana toca filarmónica a la puerta de su hogar.
Creo en la revolución en que yo estoy y mi vecina de la acera de enfrente tiene la palabra.

Donde están mis discrepantes y los enconados oradores de otras plataformas. Donde los mejores discordantes ocupan ahora la tribuna y hacen uso de su razón, su lógica y su imaginación. Donde perviven los dialoguistas conflictivos con sus propias y valiosas opiniones. Donde está Félix y el antiFélix. Donde estamos mi novia y yo. Mis padres y yo. Mis hijos y yo. Mis contrarios y yo. Los moradores del edificio contiguo, los del otro solar, los de la próxima Estación. Mis parientes del campo y mis desconocidos de siempre. Tú y nosotros. Donde están los familiares de Afuera y de Adentro. Los muertos y los que respiran aún, contrariando orientaciones superiores. Donde están amigos y examigos y los más lúcidos y nobles adversarios.

La revolución es tanto la llegada metamorfoseada de la primavera y las mariposas, como la industria creando sillones confortables y preciosos y también autos seguros y cada vez más al alcance de cualquier bolsillo. Es el tomate barato en la plaza, son las plazas atestadas por himnos que se cumplen y no manipulan las conciencias, por canciones irreverentes y sin tapujos que claman por más himnos y tomates.

La revolución es este instante multiplicado por la libertad. Es esta libertad multiplicada a cada instante.

FELIX GUERRA. CIUDAD DE LA HABANA. DIC. 16 DE 20011. POEMAS DE LA SANGRE COTIDIANA

Nota. Este poema fue leído por primera vez en el bar de Teniente Rey y Aguiar en La Habana Vieja, el pasado 16 de diciembre, con motivo de una lectura de poesías auspiciada por el Proyecto Omni Zona Franca y el Observatorio Crítico, con motivo del XII Festival Mundial de Poesía Sin Fin.

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