domingo, 29 de enero de 2012

CHOQUE DE SISTEMAS CAPITALISTAS

“La Reforma .” Boletin #. 101. 01/27/2012

Auspiciado por la “Fundación Cambio Cubano.”

Trabajando por el Desarrollo Sostenible


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Choque de sistemas capitalistas

Viernes 27 de enero de 2012

Martin Khor

En muchas partes del mundo se espera que este año, el Año del Dragón según el zodiaco chino, sea auspicioso. Aunque sin duda será interesante, la mayor certeza es que será incierto.

El nuevo Año del Dragón traerá consigo un debate aún más intenso sobre el papel y el crecimiento de China y de otras “economías emergentes”. En momentos en que los países occidentales enfrentan sombrías perspectivas económicas, intelectuales y miembros de las elites políticas parecen temer el rápido avance de algunos países en desarrollo. Acostumbrados a siglos de dominio económico mundial, ahora temen que su liderazgo tambalee.

Éste podría ser el motivo de la obsesión con China. Aparecen constantemente nuevos libros, algunos sobre su alto crecimiento y perspectivas o su compleja evolución política, otros, como Death by China: Confronting the Dragon (Ejecutados por China: enfrentando al dragón) sostienen que el país asiático está destrozando no sólo la economía estadounidense sino el mundo entero y su ambiente.

Los temores van más allá de China e incluyen a otros países emergentes. The Economist describe en su nota de portada, “El ascenso del capitalismo de Estado: el nuevo modelo del mundo emergente”, las Torres Petrona de ochenta y ocho pisos en Kuala Lumpur, la construcción del edificio de la TV Central de China en Beijing y el banco VTB en Moscú como monumentos de la nueva empresa híbrida, apoyada por el Estado pero con un comportamiento similar al de las multinacionales del sector privado.

The Economist admite que el capitalismo de Estado ofrece un atractivo obvio para los países emergentes en la medida que da un peso e influencia a estas empresas que a las del sector privado les llevaría años construir. Pero sus peligros superan a sus ventajas, aduce. Por su propio bien y del comercio mundial, los enormes holding deberían ser entregados a inversionistas privados.

Pero la revista también admite que esta forma híbrida de “capitalismo dirigido por el Estado” no es nuevo y menciona a la Compañía de las Indias Orientales, un enorme conglomerado que se apropió de varias economías de países asiáticos, contando para ello con el respaldo de los buques cañoneros del gobierno inglés y su imperio colonial.

The Economist también cita a Estados Unidos después de su guerra de independencia, a Alemania en la década de 1870 y a Japón y Corea del Sur en la década de 1950 como ejemplos de poderes emergentes que utilizaron al Estado para dar un espaldarazo a su desarrollo y se reconoce que el crecimiento de los países hoy llamados adelantados se basó en un fuerte apoyo del Estado a sus empresas. Esas empresas han dominado la economía mundial durante décadas, y en algunos casos siglos, respaldadas no sólo por subsidios, crédito barato y otras medidas por el estilo, sino también por la fuerza política y militar de sus gobiernos.

En los últimos treinta años, a la mayoría de los países en desarrollo se le ha dicho, a través de los programas de ajuste estructural del FMI y el Banco Mundial, que el Estado no debe dirigir sus economías y deben apoyarse enteramente en el sector privado.

Sin embargo, otros países en desarrollo, en particular asiáticos, adoptaron un modelo diferente. Sus gobiernos apostaron por un papel activo e incluso dominante en el proceso de desarrollo. Al principio tenían empresas que dirigían como departamentos públicos y no resultaron eficientes. Este modelo fue cambiado por otro en el que el Estado puede poseer en su totalidad o en parte empresas dirigidas con espíritu comercial y también puede apoyar a empresas privadas para que crezcan. Instituciones con inversión pública como Khazanah y PNB en Malasia o Temasek en Singapur se crearon como componentes cruciales de este modelo.

La creciente crítica de los intelectuales y políticos occidentales al “capitalismo de Estado” no se limita a observaciones académicas. Estados Unidos está considerando la aprobación de leyes y medidas para establecer aranceles adicionales a los productos chinos con argumentos antidumping y porque China no es una economía de mercado. El Congreso también está discutiendo la aplicación de aranceles a los productos chinos en función de que su moneda está manipulada y subvaluada.

Si bien hoy el foco está puesto en China, otros países en desarrollo pueden sufrir las mismas medidas basadas en el mismo razonamiento, de que esos países están ayudando indebidamente a sus empresas a través de políticas que representan el capitalismo de Estado.

Además, Estados Unidos y Europa negocian ahora acuerdos de libre comercio con países en desarrollo que contienen cláusulas que procuran prohibir o restringir las prácticas de empresas estatales o la prestación de subsidios y preferencias a empresas locales por parte del gobierno.

El economista coreano Ha Joon-chang describió en su famoso libro Kicking Away the Ladder (Pateando la escalera del crecimiento) cómo los países desarrollados utilizaron políticas que los hicieron ricos y ahora quieren impedir que los países en desarrollo hagan lo mismo y pretenden prohibir esas mismas políticas.

Martin Khor, fundador de la Red del Tercer Mundo, es director ejecutivo de South Centre, una organización de países en desarrollo con sede en Ginebra.

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