PUNTES DEL CARTULARIO
Ciro Bianchi Ross
Automóviles en Cuba
En 1958 Cuba era el sexto país del mundo en el promedio de automóviles
por habitantes. La superaban, en este orden, EE. UU., Canadá, Gran
Bretaña, Venezuela y Alemania Occidental.
Fue en el lejano mes de diciembre de 1898 cuando hizo su aparición en
las polvorientas calles de La Habana un ruidoso automóvil que se movía
con bencina y sólo podía desarrollar 10 Km/h. Era un Parisiense
francés que había costado mil pesos a su dueño. Seis meses después
llegó el segundo, un Rochet-Schneider venido de Lyón. Ese vehículo que
perteneció al farmacéutico Ernesto Sarrá, tenía 8 caballos de fuerza
y un costo de 4 mil pesos. Un tercer auto llegó poco tiempo después y
se utilizó para distribuir la mercancía de una fábrica de cigarrillos
existente en la ciudad.
Con el inicio del siglo llegaban también a Cuba el cine y la aviación,
el tranvía eléctrico y el teléfono automático. Todo cambió de la noche
a la mañana: del dominio español pasó el país a la dependencia de
Estados Unidos. De la era de la tracción animal a la era de la
combustión interna. De expresiones como “enganchar la pareja” a “sacar
el automóvil”. De las riendas al freno de palancas o pedales y el
timón.
En1901 circulaban por las calles de La Habana once automóviles. Cuatro
años después se expedían las primeras carteras dactilares, que
entonces se llamaban títulos y que se exhibían, por sus portadores,
como si se tratara diplomas universitarios. En 1906 ocurrió en La
Habana el primer accidente automovilístico: un ciudadano murió luego
de ser atropellado, en Monte y Ángeles, por el auto que conducía al
presidente Estrada Palma. En 1917 se concedió por primera vez entre
nosotros el permiso de conducir a una mujer. Correspondió a María
Calvo Nodarse, la célebre Macorina, la de «ponme la mano aquí». En
1930 comenzó a funcionar el primer semáforo del país.
Ya en la segunda mitad de la década de 1910 el coche de motor
desplazaba a los vehículos de tracción animal. En 1913 circulaban por
las calles de La Habana más de un millar de automóviles. En 1916, esa
cifra sobrepasaba de tres mil. En 1959 circulaban en Cuba 180 511
autos, casi todos de procedencia norteamericana. Las estadísticas
revelan que Chevrolet era la marca preferida por los cubanos. Seguía
los vehículos marca Ford en la preferencia de los compradores, y más
atrás las marcas Buick y Plymouth.
Pronto se había convertido Cuba en un paraíso para la industria
automovilística norteamericana. En 1919 Cuba era ya el primer
importador de automóviles en América Latina y uno de los primeros del
mundo en la relación vehículos-habitantes. Eso motivó que en 1940 la
empresa Ford decidiera que su sucursal en la Isla abarcara la mayoría
de las agencias en las Antillas, controlada hasta entonces desde
Panamá.
Pronto hubo en Cuba revistas, clubes y asociaciones vinculadas con el
automóvil. Y temprano, muy temprano, comenzaron las carreras de autos.
En 1903, Dámaso Lainez, propietario del primer servicentro que existió
en Cuba —se localizaba en la calle Egido— convocó a la primera de
ellas en el tramo Puente de La Lisa-Guanajay. Carrera esta que tuvo
una particularidad: los competidores llevaban como copilotos a sus
respectivas esposas. El vencedor fue Dámaso Lainez, el organizador del
certamen. Fue el único concursante que dejó a la esposa en casa.
Dos años después, el 12 de febrero de 1905, se celebraba en Cuba
por primera vez una carrera internacional en el tramo de Arroyo Arenas
a San Cristóbal, con un recorrido de ida y vuelta de 158 Km. Para
esta celebración vinieron a Cuba algunos de los corredores más
famosos y los autos más potentes de la época, incluso algunos
pilotos que habían impuesto récords mundiales. El ganador, sin
embargo, fue el cubano Ernesto Carricaburu que nunca antes había
participado en una competencia de ese tipo. Guiaba un auto Mercedes de
sesenta caballos de fuerza e impuso una marca mundial de velocidad.
Con el tiempo, Carricaburu fue el chofer oficial del presidente José
Miguel Gómez, el primer mandatario cubano que sustituyó el coche de
caballos por el vehículo de motor.
Hoy sorprende a los que nos visitan la cantidad de autos
norteamericanos fabricados antes de 1959 que, gracias a la inventiva
del cubano, circulan aún por las calles de la Isla. Es un museo
rodante. Existe en La Habana Vieja el Depósito del Automóvil, donde se
exhiben ejemplares históricos, como un Cadillac 1905, el automóvil más
antiguo que se conserva en Cuba, y el Chevrolet 1960 que utilizó Che
Guevara. Otros automóviles sin embargo se los ha tragado el tiempo.
Nada se sabe del destino de la cuña Packard del líder ortodoxo Eduardo
Chibás, ni del Lincoln blindado del dictador Gerardo Machado.
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Ciro Bianchi Ross
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