domingo, 22 de julio de 2012

OTRA VUELTA A LA HABANA


Otra vuelta a La Habana



Ciro Bianchi Ross
21 de Julio del 2012 17:57:07 CDT

Pocas imágenes de La Habana son tan conocidas en el mundo como la del
Castillo del Morro. Demoró casi 50 años en ser construido y formó
parte de un sistema de fortificaciones que convirtió a la villa en uno
de los destinos mejor protegidos del continente. Los destellos de su
faro, cada 15 segundos, orientan la navegación en el estrecho de la
Florida y señalan la entrada del puerto habanero. Regala una de las
mejores perspectivas de la ciudad.
Con nombre propio

Desde que hace más de cien años comenzó a construirse, los habaneros
lo hicieron lugar de preferencia para el paseo. Y parejas de
enamorados acudieron en busca de intimidad; una intimidad que
consiguen aunque casi a su lado se hallen otras parejas con el mismo
propósito. Es el Malecón y es tanta su importancia que ese nombre
genérico adquiere aquí categoría de propio y se escribe con letra
inicial mayúscula.
La portada más hermosa

De «música convertida en piedra» calificó Alejo Carpentier la
monumental fachada barroca de la Catedral de La Habana, considerada la
más hermosa y acabada de la arquitectura colonial y que contrasta con
los sobrios interiores del edificio que empezó siendo una pequeña
ermita dedicada a San Ignacio de Loyola, pasó a ser oratorio mayor de
los jesuitas y se consagró como Catedral en 1789. Aquí se guardaron,
hasta 1898, los restos de Cristóbal Colón.
Homenaje merecido

Martí le llamó «el silencioso fundador». Fue un formador de
conciencias. En medio de la Colonia fijó actitudes morales.
Engrandeció el sentido de la nacionalidad cubana. Sin hablar nunca de
política, educó en las aulas de su colegio El Salvador a una
generación entera contra España y más de 200 de sus discípulos se
sumaron a las huestes mambisas. Merecido monumento, en la Avenida del
Puerto, a José de la Luz y Caballero, maestro de la juventud cubana.
Monumental y sobrio

Por sus valores, el Palacio de Pedroso figura entre nuestras más
bellas reliquias. Su constructor ordenó dotarlo de cuatro pisos y
quiso que dispusiera de un patio que es el más espacioso de toda La
Habana antigua, mientras que su fachada, monumental y sobria a la vez,
luce un balcón corrido de madera y tipo morisco. La Condesa de Merlin
lo visitó en su viaje a La Habana (1844) y plasmó en sus memorias los
buenos ratos pasados en la casa de su tío Montalvo.
Tiempo y esfuerzo

Quizá pocos sitios de La Habana hayan sido sometidos a un proceso de
restauración tan arduo y completo como la Plaza Vieja. Hubo que
emplear mucho tiempo y esfuerzo para devolverle su esplendor. Aún se
trabaja en el remozamiento del hotel Palacio Cueto, que se ubica fuera
de la Plaza propiamente dicha, pero tan cerca que parece que forma
parte de ella. Vivo ejemplo del quehacer que se acomete en esta parte
de la ciudad.
Primera termoeléctrica

A las 12:30 de la noche del 22 de febrero de 1889, los habaneros
fueron testigos de un hecho extraordinario cuando se encendieron las
lámparas eléctricas del Parque Central. El apagón llegó tres días
después, al dañarse el generador de corriente alterna que las
alimentaba y que se hallaba instalado en la antigua fábrica de gas de
Tallapiedra, a orillas de la bahía, la cual se convertiría así en la
primera central termoeléctrica cubana.
La mayor y más lujosa

En 1704, los padres belemitas albergaron allí a enfermos y
desamparados, alimentaron a los hambrientos y dieron educación
gratuita a niños desvalidos. En 1854 los jesuitas establecieron en el
Convento de Belén un colegio que se convertiría en el preferido de las
familias más pudientes. En Luz y Compostela radicaron hasta 1925,
cuando inauguraron en la barriada de Marianao la mayor y más lujosa
escuela privada del continente.
Hotel con historia

El Sevilla se inauguró en 1908 y es la primera instalación hotelera de
lujo cubana. Por sus predios pasó Al Capone. También Josephine Baker,
Ernest Hemingway y George Simenon… Allí transcurre parte de la acción
de Nuestro hombre en La Habana, de Graham Greene. Se alojó Enrico
Caruso y, en 1910, Rubén Darío intentó suicidarse arrojándose desde
uno de sus balcones. Intensa la historia de este hotel entre dos
siglos.
Todo el arte

El Museo Nacional se fundó en 1910, pero conoció de una existencia
anodina e incierta hasta que sus colecciones fueron acogidas en el
Palacio de Bellas Artes, cuya construcción se vio signada por la
polémica. Hoy, restaurado con esmero, el edificio exhibe el repertorio
del arte cubano, desde la Colonia hasta la contemporaneidad, con salas
transitorias que muestran el quehacer de las últimas generaciones. Una
visita que gratifica y enriquece.
Oro y mármoles

Mariana Seba se enamoró de este edificio y convenció a su esposo, el
general Menocal, para que lo adquiriera a nombre del Estado cubano y
lo destinara a Palacio Presidencial. Como tal funcionó entre 1920 y
1965. La Casa Tiffany, de Nueva York, tuvo a su cargo la decoración y
en su mobiliario y adorno se invirtieron millón y medio de dólares.
Oro, marfiles y mármoles resaltaban el estilo del palacio donde hoy
radica el Museo de la Revolución.
Un punto de referencia

Decenas de miles de personas pasan a diario por la Plaza de la
Fraternidad Americana, área arbolada y de paseos interiores,
importante nudo de comunicaciones viales y del transporte habanero. Se
construyó en 1928 y con ella se quiso rendir homenaje a los
principales próceres de la independencia en el continente. En su
centro se alza el Árbol de la Fraternidad Americana, una ceiba que se
abonó con tierra de todas las repúblicas de América.
La reina de las calles

Su nombre es, desde 1918, Simón Bolívar, pero solo en documentos
oficiales se le identifica así. Sigue siendo la Calzada de Reina,
denominación que data de 1844, luego de haberse llamado de San Antonio
Chiquito y de San Luis Gonzaga. Hasta 1835 fue la principal salida
hacia el campo con que contó la ciudad, y con el tiempo, una de sus
grandes arterias comerciales, muy maltratada ya por los años y la
apatía. La reina de las calles.
¿El templo o la logia?

La esquina de Belascoaín y Carlos III regala a los mayores el grato
recuerdo de La Casa de los Tres Quilos. Cruzando Belascoaín se
encuentra la Gran Logia Masónica y a solo unos pasos el imponente
templo gótico que alberga la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús,
la más alta de las construcciones religiosas cubanas. ¿Cuál de estos
tendrá una altura mayor? ¿El templo o la logia? Ambos son
imprescindibles en la silueta de La Habana.
Biblioteca fantasma

En el parque Trillo, en el barrio de Cayo Hueso, se edificó, y demolió
después, una biblioteca que existió solo en papeles y que propició un
jugoso negocio sucio. Más acá en el tiempo, cuando se construía el
acueducto de la Cuenca Sur, el alcalde de turno enterró en áreas del
parque un balde de latón para simbolizar que ya no habría necesidad de
cargar ni almacenar el preciado líquido porque el nuevo acueducto
pondría fin a la escasez. Pero la carencia siguió siendo angustiosa.
Hospital insignia

Se llamó Alfonso XIII y, con sus barracas de madera, sustituyó las
instalaciones del Hospital Militar, clausurado por insalubre. En 1914
comenzaron a construirse pabellones de mampostería de lo que sería el
hospital universitario. Por el hospital Calixto García, que presta
servicio en todas las especialidades médico-quirúrgicas, han pasado,
como alumnos, internos o especialistas, los grandes nombres de la
medicina cubana.
Sin salida al mar

Sus socios, salvo excepciones, no se contaban entre las grandes
fortunas cubanas, pero el Vedado Tenis Club figuraba entre los cinco
grandes clubes de la burguesía nacional. Su lujoso caserón de madera
fue modernizado, pero la instalación perdió su salida al mar con la
ampliación del Malecón. Hoy es el centro recreativo José Antonio
Echeverría.
Meca de la música

En 1918, María Teresa García Montes de Giberga quiso reavivar el
ambiente musical habanero y creó la Sociedad Pro Arte Musical. Diez
años después, la dedicación y el esfuerzo de esa mujer hicieron
posible la construcción de un teatro con 2 600 lunetas y 24 palcos,
que sobresale por su estilo ecléctico, tan común en la barriada del
Vedado. Hoy, el Auditórium Amadeo Roldán sigue siendo la meca de la
música de concierto en la ciudad.
Ya no se sabe

No se sabe bien qué fue La Verbena, si un salón de baile, un cabaret,
una sala de cine, un bar, una cafetería… Tampoco importa demasiado
precisarlo a estas alturas porque ese nombre quedó grabado en la
memoria colectiva y sigue siendo punto de referencia en el panorama
urbano habanero. Aunque hace mucho que no existe, seguimos oyendo
hablar de gente que vive cerca de ese lugar o que cambiará de ómnibus
en La Verbena.
Para inspirar al poeta

Jesús del Monte existía ya a mediados del siglo XVIII y su parroquia
data de 1695. Era un punto en el camino que salía de la ciudad y se
adentraba en el campo. Un caserío que progresó gracias a la pureza de
su atmósfera y la amenidad de su paisaje. Es el actual municipio de
Diez de Octubre, nombre que lleva asimismo su populosa calzada. La vía
que inspiró a Eliseo Diego uno de los poemarios cubanos más notables.
Espontáneamente

No figura en el santoral, pero para los cubanos es la patrona del
viajero; no en balde la Virgen del Camino, esculpida por Rita Longa en
1948, en la salida hacia el este de la Carretera Central, sostiene
entre las manos la rosa de los vientos de los navegantes. De manera
espontánea, ha sido objeto de culto y devociones, y ha dado su nombre
a la concurrida plaza donde se erige y en la que confluyen varias
avenidas y carreteras.






- 
Ciro Bianchi Ross
ciro@jrebelde.cip.cu
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