lunes, 14 de mayo de 2012

UNA VISITA DE FAMILIA EN TIEMPOS DIFICILES

Una visita de familia en momentos difíciles Félix Sautié Mederos Crónicas cubanas Hace algunos días fui invitado junto con otros colegas de la prensa acreditada en La Habana, a un encuentro a bordo del Buque Escuela español Juan Sebastián de Elcano, que tras 29 días de navegación transoceánica a vela arribó al puerto habanero, en lo que constituye su novena visita a nuestra Capital desde que en 1928 comenzó a realizar cruceros de instrucción con los cadetes que se preparan para servir en la Armada Española; según lo expresa textualmente la nota de prensa distribuida. Debo decir que son múltiples los cruceros de instrucción de diversos países que recalan en el Puerto Habanero, por lo que quizás pudiera considerarse esta visita del buque escuela de España como algo rutinario que no rompe la monotonía de lo cotidiano; pero en mi criterio, lo veo en su recurrencia como un símbolo de la historia, las etnias compartidas y los ancestros comunes que se fortalecen y renuevan por encima de las complejidades, coyunturas y desencuentros determinados por las políticas de los poderes temporales; que son solo eso: temporales por sus pasos fugaces en el tiempo. Así pues, por motivo de uno de esos avatares que se presentan en la vida y que muchas veces nos parecen obra de la casualidad, o bien misteriosas coincidencias inexplicables, el Juan Sebastián de Elcano arriba a La Habana en medio de unas circunstancias históricas muy complicadas dadas las crisis que afectan a Europa y al mundo incluida España, de las que Cuba no escapa tampoco, aunque con sus propias especificidades; agudizadas ocasionalmente por los desencuentros circunstanciales entre gobiernos, en los que los pueblos muy pocas veces participan, porque los intereses populares son concordantes con la paz, la amistad y la solidaridad incluido el amor familiar, que se fundamenta en los ancestros comunes en los que la hispanidad constituye un ejemplo significativo. El ambiente político de fondo en La Habana, en realidad estaba cargado por un reciente intercambio de declaraciones entre ambas cancillerías. Eso lo conocíamos los periodistas, pero los demás con que nos encontramos no se daban por enterados y mucho menos los tripulantes del barco, cuyas misiones de entrenamiento en el mar y más aún sus propósitos funcionales de embajadores de amistad y buena voluntad de España, de que está investido, incluso oficialmente, el “Juan Sebastián de Elcano”, profesionalmente no tienen nada que ver con tales desencuentros circunstanciales dentro de una relación de familias compartidas en el tiempo, que privilegian a los pueblos de Cuba y España; tan cercanos por la fuerza de todo lo que compartimos, pasando por encima de los miles de kilómetros de océano que separan geográficamente nuestras costas y, que el Elcano, había recorrido nuevamente para traernos abordo un pequeño espacio de la Madre Patria en donde se encuentran nuestros ancestros así como los fundamentos hispánicos que se integran en nuestras identidades nacionales. A bordo recordé a mis familiares asentados en España, muy en especial mis hijos y mis nietos andaluces, a mis amigos y mis compañeros de concepciones y cultura que allí viven y/o yacen. Esos recuerdos que son parte de mi vida cotidiana revivieron con una muy especial intensidad dentro de aquel “trocito de España” de unos 3,000 metros cuadrados que conforma el espacio geográfico del octogenario barco, que vestía sus mejores galas para saludar a La Habana. No podía ser de otra forma, aunque quizás haya quienes no lo puedan comprender a causa de sus esquematismos y su dureza espiritual, siempre referidos solamente a lo político sin importarles la historia, la cultura, las tradiciones, las idiosincrasias así como las familias compartidas entre Cuba y España. En mi criterio bastaba con mirar detenidamente al Comandante y a los oficiales que nos recibieron así como a los demás tripulantes con que nos cruzábamos, para comprobar sus rasgos físicos comunes, propios de las etnias compartidas así como su lenguaje castellano solo diferenciado del nuestro por los acentos y algunos términos muy específicos propios de las respectivas latitudes en que vivimos, para comprender que formamos parte de una misma gran familia que se resiste en el tiempo a los desencuentros, las contingencias y los avatares circunstanciales que intentan horadar nuestros sentimientos, fraternidades y deseos de concordia, paz y amistad. Esos son los aspectos esenciales que nos unen en nuestra humanidad consubstancial, privilegiados durante las visitas del Juan Sebastián de Elcano a La Habana desde su primer viaje en 1928. Y, ¿por qué no escribirlo? un cronista, que trata de reflejar su época como testimonio de lo vivido, que no solo deben referirse a las polémicas políticas y a los desencuentros de quienes en medio de sus poderes temporales tratan de enfrentarnos mediante los rencores, los odios y los deseos autoritarios contra natura de dominación de los demás. Somos familias de sangre, de historia y de cultura, aun por encima de las distancias en los océanos y los espacios geográficos de tierra firme; así lo experimentamos cuando nos reencontramos y nos reconocemos en nuestras propias identidades compartidas. Eso para mi ha sido el más importante resultado de la escala habanera en mayo del 2012, del Juan Sebastián de Elcano. Además, como si fuera parte de una profecía de futuro, la próxima escala del buque escuela será el Puerto de Nueva York, pasando por encima de los bloqueos y las contingencias que intentan dividirnos artificialmente del pueblo norteamericano. Quizás resulte ser un misterioso engarce verdaderamente no ocasional este hecho que transportará hacia la urbe neoyorquina los aires y los ambientes habaneros dentro del ámbito espiritual de un barco pintado de blanco, color de la paz y tripulado por nuestros parientes hispánicos, quienes partieron de las costas añoradas de la España de nuestros recuerdos y nuestros ancestros. Así lo pienso y así lo testimonio más allá de cualquier otra consideración extemporánea. fsautie@yahoo.com Publicado en el periódico Por Esto! de Mérida Yucatán, México, Sección de Opinión, el lunes 14 de mayo del 2012. http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=166377

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