miércoles, 2 de mayo de 2012

DE COMO EL CAPITALISMO TE INCITA

De cómo el capitalismo te incita a consumir para luego consumirte. ELIGIO DAMAS Alvin Toffler en "El Show del futuro", obra muy leída en Estados Unidos y en Venezuela, refirièndose al pasado reciente del capitalismo, afirma que "El hombre construía cosas para que duraran. Tenía que hacerlo". Para explicar ese comportamiento del sistema productivo agrega que "...la sociedad era relativamente inmutable"; de allì que la "lógica económica imponía una política de permanencia". Observen que de manera muy radical, Tofler habla de inmutabilidad. Aunque se adorne con la palabra “relativamente”, para disimulo. Pero lo curioso es que fundamenta en el ritmo de cambio de aquella sociedad, la construcciòn de cosas duraderas y no en la incapacidad del productor para genera nuevas formas y necesidades artificiales en los consumidores. La estrategia del productor en el mundo capitalista en el presente, se basa en multiplicar la capacidad de consumo del hombre mediante la acción publicitaria y la obsolescencia planificada. Toffler trata de ocultar esa realidad demencial señalando que se vive una época de cambios acelerados en forma global, que se expresa o manifiesta por un deseo del ser humano de cambiar constantemente él mismo y todo lo que le rodea. Este estado "vivencial" es aprovechado por los empresarios para alcan¬zar el máximo de su capacidad productiva e incluso introducir cambios frecuentes en sus líneas para satisfacer el deseo de cambio del consumidor. Para el autor, de aquella relativa “inmutabilidad” del pasado, el hombre su època, pasò a un frenesì de cambios insustanciales como si aquello fuese producto de un estremecimiento hormonal y no una estrategia meticulosamente planificada. El momento culminante de toda esa estrategia se alcanza cuando se logra producir para un ser ansioso de cambios, según Toffler, los objetos desechables, llegàndose a lo que el mismo llama "La Sociedad del Tìrese después de Usado". Esta concepción se definiò en Venezuela en términos publicitarios bajo la frase que afirma "la moda cambia, porque siempre queremos ser diferentes". El deseo consumista de la gente va por delante, nadie le induce: siendo asì la industria elabora productos de vida efìmera, porque asì lo reclama la gente. ¡Vaya razonar ingenioso pero truculento! Quien lea "Un Mundo Feliz" de Aldous Huxlley, se encontrará no sin sorpresa, que este autor en 1932, imaginó la sociedad del futuro como una estructura clasista que tendría como método educativo la hinnopedia y como objetivo central formar hombres capaces de devorar la enorme producción, cuyo rasgo fundamental lo constituiría precisamente el objeto desechable al que tantas loas canta Toffler. Sólo que Huxley, define que mediante la Hipnopedia se crea un ser altamente consumidor, alienado y autómata. Es decir, se forma a la gente para que consuma de acuerdo el ritmo y necesidad del aparato productivo. Otro escritor norteamericano, Vance Packard, autor de una obra muy interesante titulada "Los Artífices del Derroche", adopta una actitud más bien crítica y denuncia como tal comportamiento del ciudadano norteamericano y del resto del mundo capitalista - agregamos nosotros - es el resultado de una estrategia publicitaria. Si en esta sociedad no se consume vorazmente todo lo producido, las relaciones de producción terminarán por reventar. De allì que el hombre de la metrópoli del capitalismo y de sus áreas dependientes deba ser inducido a " aumentar cada vez más su consumo individual, tenga o no una necesidad apremiante de los artículos que adquiere", como señala Packard. La maquinaria productiva del capitalismo cada dìa se automatiza más, produce más y a menores costos. Para mantener niveles de empleo en el límite de la crìsis es necesario que la producción alcance cifras exageradas, pero para ello es también indispensable "estructurar" un mercado tan hambriento como una ballena. Esta política ha puesto en movimiento una maquinaria que ya no puede parar, sin correr el riesgo de explotar y dar cabida a nuevas formas de organización social. Si tomamos en cuenta que en cada paìs capitalista el mercado de "una sociedad relativamente inmutable", como falsa¬mente afirma Toffler, no es capaz de consumir esa producción, entonces se impone hacer realidad la estrategia de que cada individuo consuma mucho más allá de lo que necesita y de sus posibilidades. ¿Cómo lograrlo? La sociedad apela a una nueva versión de la Hipnopedia de que habló Aldous Huxley. Los vehículos usados son muchos, pero en ello la televisión es el baluarte fundamental. Incluso se llega a recursos brutales como la guerra para provocar el consumo de instrumentos bélicos que brotan de un aparato productivo que de parar provocaría el aumento del bastante grande ejército de desocupados. Esto y la necesidad de proveerse de fuentes de recursos, explica el ansia guerrerista del premio Nòbel de la Paz o mejor dicho, su disposiciòn a servirle a los genuinos agentes de la guerra. De modo que somos impulsados - de una forma u otra - al consumo irracional de cosas para alcanzar altos beneficios y por la necesidad vital del sistema de evitar crìsis conflictivas. Es la razón fundamental de la acción alienante de que somos víctimas y que nos empuja a hacer cosas que nos resultan extrañas y que coartan nuestra libertad. No consumimos y tiramos los objetos por el deseo de cambiar. Todo lo contrario, la "Hipnopedia moderna" nos provo¬ca deseos artificiales de adquirir mercancías para que nada cambie. Lo que nos lleva a recordar al Conde de Lampedusa y su homòlogo “de Salinas” o el Gato Pardo, quien recomendaba a su sobrino Tancredi, fiebroso participante en las huestes de Garibaldi, aquella estrategia. Toda esta ansia por consumir golpea fundamentalmente a los grupos medios de la población, en donde los próximos veinte años de vida productiva están comprometidos. Aparte de los terribles daños que le están ocasionando al planeta. Los efectos de la crisis capitalista de ahora, que echò a la calle a quienes quedaron endeudados y sin trabajo, no son màs que estragos de aquella ingeniosa trampa. -- Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 5/02/2012 09:04:00 AM

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