lunes, 19 de marzo de 2012

!NO!, A RENCORES ,AMENAZAS,GROSERIAS NI VIOLENCIAS

¡No!, a rencores, amenazas, groserías ni violencias


Félix Sautié Mederos.

Crónicas cubanas



Si cada vez que alguien expresa su criterio, desde uno u otro bando, sobre algún asunto referido a la situación en Cuba o incluso plantea una propuesta concreta al respecto, pasa a ser un oportunista, un traidor y poco menos que un tonto, según la descalificación de los que coincidentemente no aceptan la opinión diferente o lo que es distinto, será muy difícil salir de un verdadero círculo vicioso. Y, si además se continúan profiriendo amenazas y revanchas divisionistas para cuando cambien las cosas, no podremos ver con tranquilidad el futuro que nos espera. Creo muy sano el disenso y que se planteen libremente las opiniones diferentes, pero no puedo aceptar el uso de la fuerza para imponerlas o enfrentarlas así como la descalificación, el insulto y las amenazas a quienes no estén de acuerdo.

Estas situaciones se agudizan actualmente con motivo de la visita del Papa; y como cristiano, rechazo el uso de la Iglesia como campo de batallas ocupando templos a expensas de los sentimientos, la religiosidad y la fe del pueblo creyente. La Iglesia es el pueblo de Dios. Es un ámbito de oración y esparcimiento espiritual, no otra cosa. Menos aún que desde posiciones ateas se nos dicten o impongan normas de comportamiento extrañas a nuestros cultos, si además el sistema es también ateo ¿Por qué razón tengo que poner en duda la versión del Obispo de Holguín sobre los hechos allí acaecidos? Quienes asistimos a los templos católicos, sabemos bien que por respeto al sacramento del altar no está admitido el uso de los teléfonos celulares ni la realización de actividades profanas o políticas, más aún en una Catedral o un santuario de peregrinos como es la basílica menor de la Virgen de la Caridad en La Habana. ¿Por qué razón, tendríamos que aceptar lo contrario? Ninguna religión ni culto popular o esotérico, admite que se violen sus signos, imágenes y templos, hágalo en un templo masónico, una mezquita o una sinagoga y lo comprobará. Si no lo conoce, infórmese antes de opinar, escribir artículos o actuar; hacerlo es de ética y honradez. Por favor no mezclen la política con el culto ni la religiosidad del pueblo que es un sentimiento que va más allá del Papa, de los cardenales, obispos, y sacerdotes incluso de su conducta “buena o mala” porque es con Dios directamente. Respeten a los que así lo creemos como nosotros respetamos a los que no creen. Esto no es un problema de gobierno u oposición, es algo propio de lo religioso. ¿Por qué dividir y provocarlo, qué se pretende con ello?; es fácil ocupar iglesias desprotegidas que no son sitios oficiales y después culparlas porque no lo aceptan o se defienden. ¿Ayuda esto a alguna causa sensata?

Esas acciones y criterios son lamentables para el presente y el futuro de la Nación Cubana. Reitero que cuando hablo de Nación Cubana, no excluyo a la diáspora que tiene todos los derechos de participación en los problemas de su país sin la omisión de ninguno. Debo decir por demás, parafraseando a José Martí, que si bien no se puede fundar ni dirigir una República como si fuera un cuartel, tampoco se podría recuperar y reconstruir con divisionismos, tergiversaciones de la verdad, imposiciones, rencores, odios, amenazas y groserías tan al uso sin distingos de procedencia. La experiencia histórica de los pueblos que han sufrido conmociones políticas y sociales es que su recuperación ha tenido que transitar por un proceso de sanación espiritual y ciudadana, dejando atrás las frustraciones, las manifestaciones de fuerza, las represiones, los rencores y los odios; para dar paso al reencuentro, la reconciliación y el perdón con justicia, libres de cualquier saña movidas por los pases de cuenta.

Por otra parte, el lenguaje soez e irrespetuoso tan recurrente en algunos, de por sí mismo constituye una expresión de violencia de quienes por lo general se escudan en una fuerza o espacio, ya sea oficialista o no, en el que se sienten a salvo. Es triste decirlo, pero hay quienes parapetados detrás del anonimato o de seudónimos en ocasiones muy grotescos o presuntuosos, alardean, insultan y atacan, omitiendo algunos que ocasionalmente no han sido capaces de hacerlo de frente y plenamente identificados. Pienso que nuestros problemas no se podrán analizar con objetividad de maneras tan poco edificantes.

También es posible observar que los que apuestan por los inmovilismos, por el secretismo, por las certezas absolutas y por el injustificable uso de la fuerza y de las violencias en la solución de los problemas y necesidades de la sociedad, coinciden en última instancia con aquellos que desde posiciones opuestas, promueven las divisiones, los insultos, los rencores, los odios, las groserías y los pases de cuenta. Ambos denotan conductas similares que propician el surgimiento de un mismo gran consenso de intolerancia, porque concuerdan por los extremos y controvertidamente se retroalimentan unos a otros. Ninguno de ellos, sean del bando que sean, tienen en cuenta que la población, cansada de tantas intransigencias, tantos rencores y odios, los rechaza de conjunto; y sin detenerse mucho en su clasificación específica, los ubica en un “mismo saco” por decirlo con una expresión muy popular cubana. El pueblo cubano en sus bases, adentro o afuera de nuestras fronteras, desea vivir en paz, armonía y concordia, no quiere el uso de la fuerza ni de la violencia, vengan de donde vengan. La Cuba con que sueña la población extenuada por tanto más de lo mismo, es una nación inclusiva, de paz, concordia y desarrollo en la que quepamos todos y en la que se pueda vivir libremente.

Si queremos coadyuvar a la solución efectiva de nuestros problemas, en especial la penurias que nos aquejan, los autoritarismos contra natura así como las faltas de libertades y derechos esenciales de la condición humana, debemos ser verdaderamente democráticos, tolerantes con toda la diversidad que pueda existir, éticos y respetuosos con los demás, que no quiere decir que dejemos a un lado la justeza de juicio ni la firmeza del pensamiento propio. Estoy de acuerdo que nuestros problemas tenemos que resolverlos nosotros mismos sin depender de nadie de afuera, sea quien sea. Así lo pienso y así lo afirmo con todo el respeto para quienes piensen distinto en aras del diálogo y el debate civilizado de los problemas de Cuba. Y, reitero ¡bienvenido sea el Papa SS Benedicto XVI!

E-Mail: fsautie@yahoo.com

Publicado en el periódico Por Esto! de Mérida , Yucatán., México, sección de Opinión, el lunes 19 de marzo del 2012.

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