miércoles, 5 de diciembre de 2012

CARMONA ESTANGA, !QUE LO AMNISTIE DIOS!



CARMONA ESTANGA, ¡QUÉ LO AMNISTÍE DIOS!



ELIO DAMAS


                    -¡Coño! Quitaron el cuadro de Bolívar.”

                    Con asombro, dijeron miles de venezolanos, cuando en la imagen de la

Televisora, la misma que Enrique Mendoza, “había sacado fuera del aire”, tal como él 

Ofreció en el curso del golpe de Estado, no aparecía el cuadro de Simón Bolívar que por

años ha estado en aquel salón y detrás de la silla que habitualmente han ocupado los

Presidentes de la República.

                   De aquella manera comenzó a gobernar Pedro Carmona Estanga a quien

 llaman “el breve”, no por aquel rey “Pipino el Breve”, sino por el poco tiempo que

estuvo en el gobierno. Aunque también podría serlo por su diminuta estatura, pero más

le viene por la pequeñez de sus inmundas ideas.

                    No obstante aquel gesto de desprecio y rechazo por la figura del Libertador,

no fue el único y más graves de los abusos y ofensas de Carmona Estanga al país todo.

                    Su decreto, aplaudido con furor por muchos que ahora están en la MUD, 

no se limitó a la destitución del presidente electo de República, Hugo Rafael Chávez 

Frías, de paso detenido por orden suya, y condenado a muerte, sino que incurrió en el 

grave delito de desconocer la soberanía popular, al declarar nula la Constitución 

Bolivariana de 1999; la primera en la historia nacional, aprobada en referéndum popular. 

            Eso no fue un delito de poca valía, como para que un funcionario del Estado 

pueda, sea quien sea, pueda perdonárselo. Por ese proceder y la trascendencia de los 

hechos, debería ser el pueblo venezolano en referéndum, autor de aquella Constitución 

violada, burlada y pisoteada, quien tome la decisión al respecto. Le perdona, le da la 

oportunidad de reivindicarse o le condena, para que sea Dios quien le perdone.

           Luce como una burla a la mayoría de los venezolanos, autores y defensores de 

esa Constitución, que el Diputado adeco Zambrano, viaje a Bogotá y le consulte a 

Carmona Estanga su parecer sobre un proyecto de Ley de amnistía que  lo incluiría.

           ¿Cómo concebir semejante aberración? No podemos llegar a eso. Sería como 

un pedirle al golpista, delincuente, atropellador de la majestad del Libertador y soberanía

popular que sea él quien nos perdone y ponga las condiciones para amnistiarlo. De

nuevo el mundo al revés. Pues uno no ha visto a Carmona, pidiendo perdón a los

venezolanos por los daños que les causó. En casos como estos, los cumaneses 

alterados, viéndonos acosados y burlados, solemos decir, “váyase usted muchísimo al 

carajo”.

           Pero hay un crimen gestual y discursivo de Carmona, que a mi parecer es más

horrendo, peor que aquél de eliminar los poderes públicos, desconocer las autoridades

legítimas; confieso que me asusté, conmoví y lloré, cuando vi aquel energúmeno,

levantando un papel en blanco y con una sonrisa irónica, autodesignarse presidente de 

la República de Venezuela. Con aquel gesto, borró toda nuestra heroica historia de 

luchas por la  independencia, el republicanismo y democracia. Ni siquiera fue 

cuidadoso de las formalidades y lanzó un mensaje horrendo y grave a las jóvenes 

generaciones.

           -”Yo, Pedro Carmona Estanga, me auto designo presidente de la república de 

Venezuela”.

           Se apoyaba en una en hoja en blanco, en los adulantes que allí estaban en busca

de cargo en el nuevo gobierno o un pezón para chupar la leche de la renta pública.

               El espectáculo parecía sacado de la edad media; un rey, cuyo poder, 

entonces se hacìa creer a los pueblos, “emanaba de Dios",  por su propia gracia 

divina, se ungía de amo y señor de Venezuela.

             ¿Cómo perdonar aquella burla a los principios, a la historia, la enseñanza que

por años la escuela y familia han impartido?

             Por cierto, Pedro Carmona, según nota periodística, dijo en entrevista con

Zambrano, que de regresar al país, se dedicaría a tareas docentes y académicas. Por 

eso pregunto: ¿El autor de esos daños, de aquellos procederes, puede enseñarle algo

constructivo a alguien?¿No le daríamos patente de corso para que continúe en lo 

mismo?

               Exprofeso, no hemos hecho mención a los daños personales, la vida,

tanquilidad de la gente y materiales a la nación venezolana.

              Todos esos delitos son demasiado graves y no hay autoridad alguna que 

pueda perdonarlos; sólo la voluntad popular, la soberanía venezolana o Dios en la 

altura de los cielos. Justamente, no lo amnistiemos, “para que vaya al cielo a quejarse.”


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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 12/05/2012 11:18:00 a.m.

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