sábado, 8 de diciembre de 2012

CARACAS, SIEMPRE CARACAS , LO DEMAS ES MONTE



CARACAS, SIEMPRE CARACAS, LO DEMÁS ES MONTE Y.....



Eligio Damas



           Un ex alumno nuestro, puso un twitter o tuiter, para cumplir con mi obligación y
 derecho de usar nuestra lengua, con la siguiente pregunta:
            -”¿Dónde puedo comprar una computadora VIT?
            Para quienes no lo saben, puede que haya alguno que ésto lea, se refería a las
 computadoras que produce la empresa nacional creada mediante convenio con China,
que también forma parte del programa de las “canaimitas”, la cual funciona en la
 península de Paraguanà, Estado Falcón.
           Como, para decirlo en lenguaje coloquial, “por casualidades”, pude acceder a su pregunta y recientemente había adquirido una de esas máquinas que al parecer le
interesaban, respondií diciéndole:
            -”Compré, hace poco, una en  Caracas, en el IPSFA.”
            Casi inmediatamente, me respondió, como decepcionado, hasta molesto, no
conmigo, sino con las circunstancias.
            -”Caracas, Caracas. ¡Hasta cuándo!.”
            Su respuesta me dio ganas de reir y lo hice; pero al mismo tiempo revolvió en mí esa vieja inconformidad. Recordé cuando uno, el pobre muchacho quienes los
caraqueños llamaban “provincianos, de la provincia o el interior”. Y lo decían hasta
despectivamente, porque según comentaban con frecuencia y mordacidad, “Caracas, es Caracas y lo demás es monte y culebra.”
               Y uno de pendejo, haciéndole el juego a aquella idea que no era más que una
 repetición del esquema de la dependencia y sujeción, decía a sus paisanos allá en el
 pueblo, cuando iba de visita, con orgullo y llenos de satisfacción, cuando alguien
 preguntaba:
             -”Mano, ¿cómo te va por la capital?
              -”Pues, JPC, jodío pero en Caracas.”
                 Caracas era como una trampa jaula, colocada al final de una carretera  que iba en bajada. En nuestros pueblos nada había que ver o invocar. No digo ahorita también, porque sería una contradicción pero en verdad habia menos que ahora.
              El lamento enérgico de mi ex alumno pues, no sólo me recordó aquellos
 tiempos, donde uno tenía que coger para Caracas por cualquier vaina; y allá aprendió a
 ponerse una corbata y un paltó hasta para montarse al autobús y pasar por la plaza
Bolívar, sino revisar cosas que todavía pasan.
            También aquellas expresiones, presuntamente envueltas de buena fe en el humor negro:
            -“¡Coño! Desde lejos se te nota lo montaraz, lo pueblerino. No puedes negar tu origen provinciano.”
             Pese nuestra revolución y empeño de cambio del proyecto bolivariano, en gran
 medida, seguimos con la misma idea y práctica de un país macrocefálico. Artistas,
 pintores, bailarines, cantantes y hasta escritores, pasan las de Caín para encontrar
 espacios para sus funciones, aspiraciones y reclamos.  La tragedia es mayor, cuando uno, poco dado a jalar bolas o pedir favores, porque eso compromete y suele decepcionar, no cuenta en Caracas en quién confiar; porque nuestras autoridades, no inventan ni reclaman para que tengamos lo que tenemos derecho, por aceptar el rol de pueblerinas. 
            Hasta para conseguir “Los Cuentos del Arañero”, hay que buscarle en Caracas y en un sitio determinado. Por esa incomodidad o procedimiento no he podido obtenerlo.
           En Caracas no. Allá como que si la vida es más sabrosa. Todavía me acuerdo,
 porque la anécdota alude a otro hecho impactante, la primera y única vez que Omar
 Kadafi, vino a Venezuela. Fue un encuentro entre nuestros pueblos y los africanos, el
 cual se ralizó en Margarita. Todavía no sé por qué, a alguien se le ocurrió que eso ṕodía hacerse; quizás lo paradisíaco de la isla pudo más que la mala costumbre. No obstante, como para mantener la guardia en alto, todos los actos culturales relacionados con aquel acontecimiento se hicieron en Caracas. Ya era demasiado lo que se hubiese otorgado a la provincia. Caracas, es Caracas, remacharon esa vez. Bueno es culantro pero no tanto.
             No voy a hablar de los mercales, bicentenarios, avenidas y otras tantas cosas, que son distintas en Caracas, o que en ella existen y en la provincia las soñamos,  como esas autopistas o medios de transporte que a los orientales nos dejan con la boca abierta, espacios para presentar o presenciar espectáculos como el ballet, teatro, etc., porque no quiero caer en una posición que se califique de provinciana o localista, lo que me parecería excelente, sino secesionista y opuesta al gobierno, pero si debo decir que la expresión de mi ex alumno, es producto de una insatisfacción. No abandonemos el proyecto de equilibrar la distribución de la población venezolana y los efectos que ello debe producir, por puro cálculo electoral y dejar que los provincianos no las arreglemos como podamos, o cual antes, cojamos cada uno nuestros corotos y nos vayamos a remontar un cerro caraqueño.

         


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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 12/08/2012 09:59:00 a.m.

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