martes, 17 de abril de 2012

SIN RECONCILIACION NO HAY FUTURO POSIBLE , ?PORQUE HERIR A LOS DEMAS?

100% DE ACUERDO HERMANO SAUTIE ES Y HA SIDO, NUESTRA LUCHA
FRANK DIAZ Y COLECTIVO DE REENCUENTRO REVOLUCIONARIO Y APIC
Sin reconciliación no hay futuro posible. ¿Por qué herir a los demás?

Félix Sautié Mederos


Crónicas cubanas

Los conceptos de la reconciliación del reencuentro, el diálogo y el perdón con justicia son esenciales en cualquier latitud del mundo y muy en especial en las circunstancias y coyunturas que estamos atravesando los cubanos residentes adentro de nuestras fronteras o en la diáspora de cuyas ubicaciones geográficas específicas no hago distinción alguna, porque todos somos una única nación con los derechos que como tal ciudadanos nos corresponden sin excepciones. Estos temas los he estado abordando desde hace algún tiempo, e incluso publiqué un libro con el título “SOCIALISMO Y RECONCILIACIÓN EN CUBA, UNA MIRADA DESDE ADENTRO” (*),que fundamenta más extensamente mis concepciones al respeto, las que deseo reiterar dadas las preocupantes tendencias que se plantean insistentemente desde los extremos de uno u otro bando, caracterizadas por los rencores, las amenazas de pases de cuentas así como la violencia de palabra y de acciones muy en especial durante los últimos meses con motivo de la visita a Cuba del Papa Benedicto XVI.


Sobre tales desencuentros se refirió con unas frases que considero de excepcional importancia, Monseñor Dionisio García Ibáñez, Arzobispo de Santiago de Cuba y Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos, en su discurso de Bienvenida al Papa Benedicto XVI en el Aeropuerto Antonio Maceo de esa ciudad. Cito: “Somos un solo pueblo pero con diferentes criterios en cuanto al camino seguir para buscar un futuro mejor. A lo largo de nuestra corta historia este hermoso empeño común se ha visto oscurecido por los egoísmos, la incapacidad de diálogo y de respeto al otro, la presencia de intereses ajenos a los nuestros, la exclusión y la intolerancia, el acentuar las diferencias, hasta llegar a ser irreconciliables, en vez de buscar las coincidencias que nos animan a caminar juntos. Hemos llegado a la violencia entre cubanos que hace sufrir a todos y que no beneficia a nadie, hiere la dignidad y dificulta el verdadero desarrollo material y espiritual de nuestro pueblo. Es necesario superar todas las barreras que separan a los cubanos entre sí…”. Y; en otro párrafo se refiere al pueblo y plantea que: “(…) no tenga miedo en hacer realidad el deseo de todos de buscar solución a nuestros problemas nacionales procurando la participación de todos en un espíritu de misericordia, de diálogo, de respeto mutuo y de reconciliación. Con la certeza martiana de que ‘solo el amor construye’ (…)”


Es una cita algo extensa pero resume magistralmente aspectos esenciales de la situación que estamos viviendo y de los obstáculos que afrontamos para lograr una necesaria y efectiva concertación ‘con todos y para el bien de todos’, que tanto se repite por unos y por otros.


La reconciliación y el perdón constituyen componentes esenciales de la doctrina del amor que predicó Jesús de Nazaret durante su paso por la tierra. “Os doy un mandamiento nuevo; que os améis los unos a los otros” (Juan 13, 34) ; en tanto que sobre la reconciliación planteó un concepto decisivo cuando dijo: “Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda.” (Mt 5, 23-25). Por otra parte cuando los fariseos para ponerlo a prueba le preguntaron sobre cuál era el mandamiento mayor de la Ley, fue muy directo y les respondió textualmente: “<>. (Mt 22, 37-40). Y, Juan en su Primera Carta, expresó una aclaración fundamental al respecto: “Si alguno dice: <> y odia a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Y nosotros hemos recibido de él este mandamiento: quien ame a Dios ame también a su hermano”. (Primera Carta de Juan 4, 19-21).



Este es el basamento evangélico de la teología de la reconciliación del cristianismo, que ahora algunos se plantean cuestionar sin verdadero conocimiento de causa al punto de decir que la reconciliación planteada por el cristianismo podría ser un factor de exclusión. Quienes así se manifiestan demuestran un desconocimiento esencial de la doctrina de Jesús de Nazaret planteada para la humanidad sin distingo alguno.

Negar la necesidad de la reconciliación o reducirla a un vulgar deseo de quienes han cometido graves faltas y quieran limpiarse de sus errores ante los demás, es una limitación de los amplios horizontes necesarios para crear una sociedad inclusiva en la que quepamos todos sobre la base del reencuentro, de la reconciliación y del perdón con justicia, que detenga la cadena de desencuentros, violencias, rencores, pases de cuentas, irrespetos a las libertades de conciencia, de expresión, asociación, movimientos y odios en general que han dividido a los cubanos y que actualmente nos impiden lograr las concertaciones necesarias para alcanzar el desarrollo, la justicia social, la concordia y paz que tanto necesitamos. Estas actitudes coinciden por los extremos con los que ejercen la intolerancia y la violencia contra el pensamiento diferente. Además propician la descalificación de los que aspiramos a desarrollar una República verdaderamente democrática e inclusiva en la que quepamos todos. Así lo pienso, así lo afirmo con el mayor respeto a quien opine diferente; y así me pregunto: ¿Por qué herir a los demás?. fsautie@yahoo.com


(*) Editorial Los Libros de la Catarata, Madrid 2007, ISBN: 978-84-8319-328-0.

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