lunes, 23 de abril de 2012

DE NUEVO CON EL TEMA MIGRATORIO CUBANO Y LOS SENTIMIENTOS DE LA POBLACION

De nuevo con el tema migratorio cubano y los sentimientos de la población Por Félix Sautié Mederos El tema migratorio cubano no agota su actualidad ni las tensiones de diversa índole que provoca. En este sentido, las especulaciones y las preocupaciones inducidas por lo que significa en sí mismo, así como por las efímeras expectativas que surgen, se están planteando de nuevo en los últimas semanas, mientras que la situación migratoria y de la diáspora cubana extendida por todo el mundo, se agudiza con grandes desencantos internos y externos incluyendo los efectos de las intensas crisis económicas y sociales del momento en que vivimos, de las cuales Cuba no se encuentra exenta ni mucho menos. En este orden de cosas, considero que constituye un asunto que no se debería tratar de manera superficial, con exclusiones e indiscriminadamente porque lastima en lo más profundo a las familias cubanas, y sus consecuencias, podrían ser impredecibles. Me refiero a una angustia existencial de la población cubana de la cual no me encuentro exento, ya que la mayor parte de mis hijos y de mis nietos residen por voluntad propia en el exterior del país y nunca han renunciado a su condición de cubanos; lo que no puedo dejar de señalar cuando abordo este tema, porque no me es posible ocultar mis angustias más íntimas sobre algo que vivo intensamente. En consecuencia, quiero decir que rechazo de plano las justificaciones que se plantean porque las considero inhumanas y totalmente desfasadas de una realidad que tarde o temprano habrá de imponerse. No puedo aceptar las dilaciones ni mucho menos las descalificaciones de quienes estamos muy preocupados porque se alcance una urgente y radical solución de algo que no admite medias tintas; en lo que estamos implicados de una forma u otra, con mayor o menor intensidad, la inmensa mayoría de los cubanos adentro y afuera del país de lo cual no hago ninguna exclusión, porque en definitiva, quiéranlo o no los que lo menosprecian en su conjunto, somos un único pueblo que debería tener los mismos derechos para todos sin excepciones de ningún tipo. Cada vez hay más familias disgregadas en una diáspora galopante principalmente de jóvenes que se van o aspiran a irse del país, que crece y crece al ritmo del desencanto y de las faltas de posibilidades que van más allá de cualquier consideración de índole ideológica o política, porque esencialmente tienen que ver con la condición humana y sus derechos inalienables; no inherentes a ningún color político en específico, ya que forman parte del sentido mismo que le da razón de ser a la vida y absolutamente nadie tiene el derecho de menoscabar, ni mucho menos negar. Al respecto debo añadir que ese carácter estrictamente humano que se ha politizado durante tantos años, más de cincuenta, medio siglo, constituye una de las aristas hiriente que requiere de soluciones inmediatas y que en la realidad no soporta más dilaciones, estudios o debates que se quedan sin conclusiones eficaces materializadas en hechos concretos, o que perfilan pequeñas medidas parciales que no van al fondo de las situaciones que afrontamos los cubanos todos. Nuevamente se ha planteado a la prensa internacional que se debaten y se estudian soluciones sin especificar contenidos ni tiempo de aplicación; en tanto que internamente es un tema no tratado por lo medios locales. Mi preocupación consiste precisamente en la reiterada dilación de algo que no aguanta más y en las consecuencias que habrá de tener un nuevo desencanto como el sucedido recientemente cuando se multiplicaron declaraciones similares a las que hoy circulan referidas a las más altas esferas legislativas y de gobierno. Mis deseos más íntimos son que se resuelvan efectivamente de forma radical y completa sin que queden exclusiones, prohibiciones contra natura ni trámites extemporáneos de ningún tipo porque nuevas expectativas frustradas podrían ser muy dañinas. Asimismo pienso que la salida del país de los jóvenes y de los múltiples profesionales formados durante los últimos cincuenta y tantos años, es una consecuencia directa del hastío así como de las faltas de oportunidades y perspectivas que persisten en la sociedad cubana, que no podrán ser resueltas con un mayor control migratorio que en si mismo es causa y efecto multiplicador de esa diáspora que requiere soluciones de fondo de índole económica, social y política. En los momentos en que escribía este artículo inducido por las antes mencionadas declaraciones, se ha anunciado por la Iglesia Católica local la realización de un foro en La Habana, estrictamente limitado en su participación y difusión, sobre el tema Migratorio Cubano con personalidades destacadas de la diáspora y algunos intelectuales residentes en el país. Cuando se publique esta crónica ya la actividad habrá culminado. Yo saludo este evento, pero debo reiterar que en tanto que he mantenido una política manifestada públicamente en mis crónicas, artículos e intervenciones de apoyo sin reservas a las gestiones de diálogo, reencuentro y reconciliación que ha estado realizando la Iglesia cubana; en esta ocasión, quiero señalar que en este debate no deberían hacerse exclusiones sensibles ni tratarse a puertas cerradas, porque que es de interés de todos los cubanos sin excepción alguna y podría ser peor el remedio que la enfermedad. Por otra parte, quiero reiterar con especial énfasis que las descalificaciones, los insultos, las veladas amenazas a cualquier planteamiento público sobre los sufrimientos de la familia cubana al respecto de la diáspora que hoy la disgrega, agravarán sensiblemente las tensiones externas e internas que estamos viviendo. Así lo pienso y así lo expreso con el mayor respeto a cualquier opinión diferente, en aras de alcanzar soluciones efectivas y prácticas. E-Mail: fsautie@yahoo.com http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=162120

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