miércoles, 11 de marzo de 2020

LA VERDAD POR ENCIMA DE TODO , NO MENTIR JAMAS NI VIOLAR PRINCIPIOS ETICOS


 
A LA ATENCIÓN DE FRANK

La verdad por encima de todo, no mentir jamás ni violar principios éticos: Fidel

La espiritualidad prohibida No. 526


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De lo que he visto, de lo que he vivido, de lo que pienso y creo

 

marzo 8, 2020 en Especiales0

 

Félix Sautié Mederos



DXXVI
https://www.poresto.net/wp-content/uploads/verdad22-300x172.jpgÚltimamente, cuando miramos a nuestro alrededor con profundidad de miras y franqueza de análisis, podemos percibir que estamos insertados en un mundo en el que las mentiras proliferan por todas partes y se han convertido en expresiones cotidianas, incluso, vistas por algunos como normales. Estamos insertados, en mundo cargado de ilusiones inducidas y falsas promesas que nunca se cumplen. Estas mentiras que proliferan, aunque subsisten apartadas de la verdad evidente; negándola y sustituyéndola de forma abierta, algunas veces se manifiestan por ingenuidad e incultura, pero por lo general muchas que se plantean abiertamente son cínicas en su significado más comúnmente peyorativo.
Pienso que Fidel estaba muy consciente, como siempre lo estuvo en sus planteamientos y acciones, de estas lamentables situaciones universales, y que no por gusto en su legado nos expresó el principio básico de “no mentir jamás ni violar principios éticos”. Es precisamente a este tema de la verdad y la mentira, que quiero dedicar esta entrega de La Espiritualidad Prohibida. Me refiero a lo que Fidel nos legó de la verdad siempre por delante, en contraposición a la actual proliferación de las mentiras que la suplantan constantemente. Son mentiras, conocidas como fake news, que se erigen por repetición como “verdades” de nuevo tipo, que generalmente se diseñan de manera artificial y que, por sus resultados y consecuencias provocados por determinados cálculos científicos en su accionar, van dirigidas a convertirse en verdades virtuales; fundamentalmente lo tratan de lograr por medio de la repetición y del diseño de sus expresiones específicas. En resumen, reitero que aparecen en el mundo de hoy como “verdades” virtuales que coadyuvan sensiblemente a favor de los intereses de los poderosos de la tierra.
Lo muy lamentable es que simplistamente muchos se las creen y en Cuba no estamos totalmente exentos de ello, porque hay quienes han caído en la trampa de culpar al Gobierno del país de las penurias y la falta de mercancías, medicinas y recursos necesarios que se nos niegan como resultado del bloqueo criminal y del recrudecimiento que en los últimos tiempos está creando el Gobierno de Mr. Trump.
Las fake news son en la actualidad las más importantes acciones de ataque a la Revolución cubana por parte del imperialismo y de sus acólitos, que siempre han pujado por la destrucción de la Revolución cubana, y van dirigidas a proyectar una falsa imagen de caos y desolación en lo interno de nuestro país. El uso de las fake news no es un recurso nuevo en su uso contra la Revolución. Si vamos a la historia de los primeros años de la Revolución podremos encontrar ejemplos clásicos al respecto , como el que el Estado le iba a quitar la patria potestad de los hijos a los padres y otro más absurdo aún de que el Estado iba a convertir a los niños en latas de carne, todo lo cual generó la creación de la operación “Peter Pan”, por la cual miles de niños cubanos, generalmente de las clases altas y medias que se creyeron esas mentiras, fueron enviados solos sin sus padres hacia los Estados Unidos, lo que les propició múltiples maltratos y traumas cuyas consecuencias y huellas se mantienen aún hoy vigentes en muchos cubanoamericano que fueron parte de aquella criminal operación y que aún no han podido superarlas.
Las fake news, quizá con otros diseños y/o conceptos específicos, no han dejado de usarse durante todo el tiempo de 62 años del enfrentamiento de los imperialistas contra la Revolución cubana. Por lo general cada restricción o medida agresiva contra nuestro país siempre ha sido precedida y fundamentada por algunas fake news específicas.
En consecuencia, considero que los cubanos estamos obligados a estar muy atentos de lo que se dice en los medios masivos controlados por los poderosos de la tierra, especialmente por los de Estados Unidos. En este sentido, pienso que cualquier información por pequeña o simple que parezca sobre nuestro país, que no esté estrictamente apegada a la realidad debe ser considerada ingenua, neutral o de poca importancia; porque todo al respecto siempre tendrá sus objetivos políticos y sus costos específicos al interior de nuestra sociedad local.
Muy en especial tampoco, en mi opinión muy personal, podemos darnos el lujo de jugar con la verdad, porque esos “juegos” casi siempre desembocan en las mentiras que crean perversión y daños, muchas en ocasiones, considerables. Aquí reitero algo que vengo expresando desde hace tiempo en mis artículos e intervenciones públicas, en el sentido de que la ingenuidad siempre se paga muy cara en lo político. Al respecto, considero que es esencial repensar profundamente el trabajo político e ideológico que estamos realizando al interior de nuestro país, que requiere, en mi criterio, de una profunda modernización, tomando como base conceptual el Legado de Fidel que muchas veces he repetido textualmente también en mis artículos.
La consideración política negativa hacia la realidad que realmente existe en Venezuela y que, en la actualidad prolifera en el mundo; la que, por demás, el imperialismo y sus acólitos han logrado acuñar en muchos países fundamentalmente del denominado primer mundo; en mi criterio es un ejemplo efectivo de lo que han logrado a partir de un conjunto de fake news descomunales en su falsedad, que han resultado muy efectivas en esos países. Por lo general, han sido divulgadas con gran destaque e impuestas por los grandes medios que las han difundido y por la censura prácticamente total de todo lo positivo que sucede en la Venezuela bolivariana; así como por la imposición que el Imperialismo norteamericano hace de sus criterios, sanciones, medidas agresivas e intereses apoyado todo vergonzantemente por quienes por razón de clases, oportunismo, ingenuidad inculta o simplismo se les subordinan completamente.
En este sentido, han logrado crear estados de opinión y ambientes negativos y falsos en contra del Gobierno bolivariano en muchos países, que se los creen a pie juntillas y que reconocen como presidente legítimo al impostor, farsante y ladrón Juan Guaidó, quien no tiene ningún poder verdaderamente presidencial que pudiera exhibir al interior de Venezuela. En resumen, Juan Guaidó es el ejemplo más acabado de lo que se puede hacer con una fake news de las que se elaboran y difunden en el mundo actual por los tanques de pensamientos que trabajan para los poderosos de la tierra. Lo hacen principalmente con el uso de las nuevas tecnologías de la Información y de la comunicación social del siglo xxi.
Esta es una importante razón que determina el reconocimiento de Juan Guaidó autoproclamado como presidente encargado de Venezuela, sin tener el menor control de algún mecanismo gubernamental de ese heroico país bolivariano. Estoy seguro que en el futuro será estudiado y/o presentado por los sociólogos y politólogos como uno de los resultados más acabados de lo que se puede lograr con la proliferación organizadas y especialmente dirigidas de las fake news, y del uso de las redes sociales para subversión de los países que no son afines a los Estados Unidos, así como de los medios masivos de comunicación social.
Estamos enclavados en la actualidad en un mundo en el que lo virtual y lo mentiroso se ha convertido en lo esencial del día a día, en el que no somos inmunes los cubanos ante esas realidades vivenciales. Incluso en el que las fake news han pasado a ser el arma fundamental con que se desarrollan las guerras de cuarta generación y las denominadas “guerras híbridas” dirigidas a “mostrar descontento social y rebelión” que fortalecen a los enfrentamientos y a las guerras calientes de conquista y sumisión que están vivas y activas en nuestros días a días.
En este orden de cosas, quiero reiterar que internamente en Cuba, no podemos considerarnos libres de toda mentira emitida y confeccionada por las burocracias y por quienes son agentes del enemigo abiertos o encubiertos, por así decirlo que coadyuvan y se suman a las fake news que desde el exterior nos bombardean. Ese es un mal de los siglos xx y xxi; y aunque si lo analizamos más retrospectivamente, de seguro encontraríamos a la mentira también entronizada en muchas sociedades del pasado. Puede decirse que la mentira ha sido y es posiblemente el arma más socorrida en los enfrentamientos entre los seres humanos en el devenir del tiempo.
Una frase famosa de Nicolás Maquiavelo expresa que: “Yo no digo nunca lo que creo, ni creo nunca lo que digo, y si se me escapa alguna verdad de vez en cuando, la escondo entre tantas mentiras, que es difícil reconocerla”. Tal parecería que esta es una norma de trabajo en nuestro siglo de tantos avances de la ciencia y la técnica, que determina y preside el accionar de muchos líderes políticos, económicos y sociales de nuestro tiempo, así como lamentablemente también prolifera entre muchas personas comunes que son coetáneas nuestras.
Otra expresión famosa de Maquiavelo plantea que “La política es el arte de engañar”, viene a ser como una norma básica de quienes practican la política en función de saciar sus más oscuros intereses, porque para ellos política y engaños siempre son recurrentes y necesarios a sus intereses de clase.
El engaño en la política tiene en la actualidad tal extensión, que para muchos.
Política sin engaños no es posible realizarla. Una cosa es lo que se ofrece en las campañas electorales; y otra cosa, es lo que se hace una vez electos, lo que por lo general hay quienes lo ven como algo normal, que en realidad es anormal.
En este sentido, se ha expresado por sus estudiosos que según Maquiavelo
[…] el mundo está hecho de tal forma que comportarse con “Bondad” resultaría “peligroso”, ya que los hombres son mentirosos y tramposos, y quien no sabe engañar o mentir corre el riesgo de ser devorado. Considera que es preciso ser un gran disimulador, ya que quien sepa mentir, engañará a los hombres y podrá abusar de su irreflexión y de su simplicidad e ignorancia. Todas las veces que la “razón de estado”, es decir, el interés o conservación del Estado lo exija, el príncipe debe mentir, simular y disimular. Y Maquiavelo asegura a estos procedimientos de gobierno un éxito infalible.(1)
Podría citar muchos más conceptos planteados por Maquiavelo acerca de la importancia que él le concede a la mentira en el ejercicio de la política, pero eso me desviaría un poco del objetivo que me planteo precisar en este capítulo al respecto de la actualidad que estamos viviendo con especial interés en Cuba, en donde tal pareciera que estamos totalmente exentos de estos fenómenos en el uso de las mentiras y que, además, solamente somos unas víctimas de las mentiras que externamente usan contra nosotros el imperialismo y sus acólitos en el mundo, cuando también en lo interno en ocasiones surgen provocadas por nuestros propios errores y debilidades.
Baste por el momento estos maquiavélicos botones de muestras para dar fundamento a lo que pretendo expresar.
Por otra parte, quiero añadir que nuestro Apóstol José Martí de quien Fidel es su más aventajado discípulo, en verso expresó un repudio total de la mentira como práctica de vida, cuando escribió:
¿Por qué, con tanto rigor,
Cuando a un casto bien se aspira,
Ha de ser la vil mentira
Forma fatal del pudor?2
En nuestro mundo de hoy, la verdad ha sido desterrada de la práctica y la expresión de muchos políticos, que han hecho muy suyos los consejos de Maquiavelo. Es como si entre ellos hubiera una competencia de quien es su más estricto seguidor.
En este orden de pensamiento, también José Martí escribió en Patria algo que expresa muy diáfanamente sus concepciones al respecto de la política verdadera, de lo cual cito un párrafo:
La política es la verdad. La política es el conocimiento del país, la previsión de los conflictos lamentables o acomodos ineludibles entre sus factores diversos u opuestos, y el deber de allegar las fuerzas necesarias cuando la imposibilidad patente del acomodo provoque y justifique el conflicto. Lo que se tiene en el corazón, lo que se saca del corazón del país, se dice con una fuerza que despierta a los montes dormidos, a los montes que ya desperezan y engalanan: y el mérito es de la verdad y no de quien la dice.(3)
No solo es decir la verdad siempre, no solo es respetar y/o poner en práctica los principios éticos tal y como nos lo plantea Fidel en su legado histórico; es también, ante todo, un ejercicio práctico concreto consciente de lo que verdaderamente es el arte de hacer la política; que se define como expresó nuestro Apóstol José Martí y que cito textual en que, “Por política no se ha de entender solamente los asuntos del mero gobierno, sino el estudio y la administración de los intereses del país […]”. (4)
Es, por tanto, que quiero alertar sobre la peligrosidad que tiene el apartarse de la verdad y el convivir con la mentira. No por gusto el énfasis que Fidel siempre hizo en contra de la mentira cuando dijo, y parafraseo, que nos casaron con la mentira y nos acostumbramos a vivir en ella.
Quiero significar algo estratégicamente muy importante e incluso de una peligrosidad que califico como dramática; que aparece muchas veces subyacente en lo más interno de la sociedad, cuando no se logra una recta conciencia e información de la posible existencia de la mentira, determinada por la presencia interna y activa en las burocracias de un contrapunteo en círculo vicioso entre la verdad y la mentira. Acostumbrándonos en estas circunstancias, a ver algunas mentiras como “verdades” normales cuando en realidad son mentiras verdaderamente anormales.
Por otra parte, es muy preocupante el conformismo fatalista de quienes se plantean que estos contrapunteos constituyen realidades inherentes a la condición humana, intrínsecas que no es posible erradicar. Así como la falta de valor para enfrentarlas tal y como corresponde y el oportunismo de quienes no se atreven a actuar en su contra y desenmascararlas contra vientos y mareas, para “no buscarse problemas”.
Este es un asunto que tiene mucho que ver con los secretismos, los tabúes inducidos, la desestimación real de la importancia del ejercicio de las autocríticas objetivas y de las críticas constructivas bien interesadas, que constituyen herramientas esenciales para el perfeccionamiento de la sociedad y de los sistemas de gobierno en nuestro proceso revolucionario.
La política fidelista de ir directamente al pueblo que pone en práctica el presidente Miguel Díaz-Canel con el apoyo real e irrestricto del primer secretario del Partido, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, constituye una batalla de vida o muerte imprescindible en la actual etapa de relevo efectivo por ley de vida de la Generación del Centenario y de las generaciones que actuaron conjuntamente para edificar y hacer posible el proceso revolucionario cubano en los primeros años del triunfo de la Revolución de 1959; así como en los años subsiguientes, dado que transitamos por el 62 aniversario de aquel enero victorioso. Lo planteo precisamente cuando aún me da la impresión de que esos hechos hube de vivirlos en un ayer cercano, que a veces se me presentan no solo como recuerdos pasados, sino como realidades vivas y activas en mi presente actual, muy a pesar de mis 81 años de vida y de los achaques somáticos que verdaderamente limitan mi físico, aunque nunca lo podrán lograr con mi espíritu revolucionario.
En resumen, se puede decir, que las mentiras son armas y herramientas que el enemigo utiliza con eficacia perversa. Pero las mentiras muchas veces solo pasan como lo que son simples mentiras; y no basta con denunciarlas y/o repudiarlas. Yo pienso que ante las mentiras hay que ir más allá del rechazo y del repudio, hay que desenmascararlas hasta sus últimas consecuencias, vengan de donde vengan, díganlas quien las diga, porque las mentiras cuando se convierten en bolas y se mueven dentro de nuestra sociedad revolucionaria, van dejando un mal de fondo sutil y muchas veces sumergido en las conciencias de las personas que queda inerte y “dormido” de momento, pero que de seguro va a seguir alimentándose de nuevas mentiras que se les montan y suman encima, y que, en cualquier momento, pueden emerger vivas y activas en la superficie de nuestra sociedad contemporánea.
Todo ello crea fatalismos que se representan en lo interno de las personas, como resabios imbatibles de eliminarlos, por ejemplo: problemas que se piensa que no se pueden cambiar, lo que conspira sin significarse mucho en lo público contra el prestigio de la Revolución, especialmente de su Dirección, de la que se puede ir creando una idea tergiversada.
En consecuencia, planteo que las mentiras se pueden clasificar por sus objetivos y por su medio de expresión de acuerdo con las siguientes posibilidades de expresión:

-.  Mentiras consideradas falsamente como ingenuas y no dañinas. Quizás por su concepción superficial, pueden llegar a ser las más dañinas.
–. Mentiras operacionales falsamente utilizadas como herramientas “necesarias”.
–. Mentiras que los burócratas ponen en la práctica concreta durante sus actividades del día a día.
–.  Mentiras que el enemigo utiliza contra Cuba con sus falsas informaciones que muchos se creen y que se convierten por reiteración permanente en “verdades” virtuales que van calando en las conciencias de las personas.
–.  Verdades que, por desuso reiterado, mal uso de las mismas y/o manipulación, pueden convertirse en mentiras virtuales de las cuales se podría no estar consciente quien las plantee sin pensar a profundidad.
Es por eso, por la importancia actual que tiene una justa apreciación de lo que son y pueden crear en nuestra sociedad las mentiras tanto las externas como las internas; es que para nada, me limito en expresar mis experiencias, criterios a favor de lo que considero que es salvaguardar la Revolución y las alertas que pienso que debo plantear mientras tenga vida, para poder irme tranquilo hacia el otro mundo, con la conciencia del deber cumplido como periodista de muchos años que soy, que nadie me podrá negar, y con la actitud de estar combatiendo hasta mi final biológico, que en polvo ha de convertirme porque del polvo salí, y todos vamos regresar al polvo. Día a día en los telediarios veo los anuncios de muchos de los que ayer fueron combatientes esenciales de la Revolución y ya terminan su ciclo de vida, por eso actúo en consecuencia con mis artículos de testimonio y alertas sobre la base de lo mucho que he vivido.
Es real aquello que nuestro Apóstol José Martí, caído en combate de cara al sol el 19 de mayo de 1895, dijo, y parafraseo, que la muerte no es verdad cuando se ha hecho bien la obra de la vida. Pero pienso que la muerte nunca será verdad cuando no se honra a la verdad hasta el último momento de la vida; y no se hace efectivo poner en práctica lo que nos legó Fidel de “no mentir jamás ni violar principios éticos”.
Así lo pienso y así lo expreso, con mis respetos para el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular.
Continuará.
Finalmente, les reitero mi correo electrónico con el propósito de que puedan trasmitirme, criterios, opiniones y preguntas: fsmederos@gmail.com
Publicado en UNICORNIO Suplemento de Ciencia y Cultura de Por Esto! y en la Sección digital de Especiales del periódico Por Esto! de Mérida, Yucatán, México el domingo 8 de marzo del 2020
Notas
1.-https://www.google.com/search?q=Maquiavelo+sobre+la+mentira& tbm=isch&source=iu&ictx=1&fir=60EfVV6ls-8YXM%253A%252CL6E46PBD0uA06M%252C_&vet=1&usg=AI4_-kQyqfuoc-iTGwQMOx1B04DLAAlbnA&sa=X&ved=2ahUKEwiF1vuSvNbnAhUluVkKHa_qBRoQ9QEwCHoECAoQEg&biw=1280&bih=657#imgrc=60EfVV6ls-8YXM
2.- Amor con amor se paga, México, 19 de diciembre de 1875, t. 18, pp. 122 – 123.
3.- “Ciegos y desleales”, Patria, Nueva York, 28 de enero de 1893, t. 2, p. 215.
4.- Fragmentos, t. 22, p. 232.



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