miércoles, 4 de mayo de 2016

POCA AGUA, POCA VIDA

Poca agua, poca vida
Por Hedelberto López Blanch

Cada vez son más deficitarias las cuencas acuíferas que se hallan a lo largo y ancho del globo terráqueo lo que causa innumerables problemas a millones de personas que tienen limitadas condiciones de acceso a ese fundamental líquido para la sobrevivencia humana.
En una intervención especial durante la reciente celebración del VII Congreso del Partido Comunista en La Habana, el líder de la Revolución, Fidel Castro, preguntaba: ¿Cómo alimentar los miles de millones de seres humanos cuyas realidades chocarían irremisiblemente con los límites de agua potable y recursos naturales que necesitan?
Y agregaba: ¿Quién va a alimentar a los pueblos sedientos de África sin tecnologías a su alcance, ni lluvias, ni embalses, ni más depósitos subterráneos que los cubiertos por arenas? Veremos qué dicen los gobiernos que casi en su totalidad suscribieron los compromisos climáticos.
Desde tiempos remotos los pueblos se enfrentaron por el control de las aguas de los ríos y lagunas que eran las únicas soluciones para la vida de sus habitantes, pero como ha ocurrido a lo largo de la historia, los más fuertes se adueñaban de las fuentes de abasto en detrimento de las poblaciones derrotadas.
Ahora los expertos y analistas aseguran que producto del cambio climático, la desertificación, la falta de lluvias y la comercialización del agua que ha tomado fuerza en las últimas décadas, las guerras y los conflictos por el líquido potable será uno de los principales problemas para la humanidad en este siglo XXI.
Cálculos científicos estiman que en pocos años, la demanda de agua será muy superior al suministro y las naciones que la posean podrían ser víctimas de saqueo, ventas o anexiones (circunstancia que ya ocurre en algunas regiones).
La situación actual es de por sí bastante peliaguda. El 70 % de la tierra esta cubierta por agua salada y solo el 2,5 % es potable. De éstas, el 70% se utiliza en la agricultura, el 20 % en la industria y el 10 % al consumo humano. La contaminación de las aguas provocan la muerte de más de 5 000 000 de personas anuales, principalmente de menores de edad.
Unos 1 300 millones de habitantes no tienen acceso al agua y 2 200 millones viven sin condiciones sanitarias. Para 2050 la Organización de Naciones Unidas estima una población mundial de 9 000 millones con una demanda superior al 60 % de la actual, mientras que el 85 % de las fuentes hídricas se hallan donde habita el 12 %.
Un estudio de la NASA, dirigido por el científico Jay Famiglietti, asegura que 21 de los 37 acuíferos subterráneos más grandes del mundo, ubicados en regiones desde la India y China hasta Estados Unidos y Francia, han pasado sus puntos de inflexión de sostenibilidad y los problemas se agravan por el calentamiento global. 
La información divulgada por The Washington Post indica que los acuíferos subterráneos suministran el 35 % del agua utilizada en todo el mundo y los más problemáticos se encuentran en regiones pobres y densamente pobladas, como en el noroeste de la India, Pakistán y el norte de África.
En la década que duró el estudio (2003-2013) los datos obtenidos por los satélites de la NASA demostraron que los principales acuíferos se han reducido por el ritmo de las demandas de la agricultura, las poblaciones en crecimiento, las industrias mineras, textiles y los cambios climáticos.
Señala la NASA que la fuente que presenta más dificultades —con agotamiento rápido y poco signo de reabastecimiento— es el Acuífero Árabe, que la utilizan más de 60 millones de personas. Le siguen la cuenca del Indo en la India y Pakistán, y la cuenca del Murzuk-Djado en Libia y Níger.
Los acuíferos más grandes del mundo son el Areniscas de Nubia con 75 000 millones de metros cúbicos; el Norte del Sahara (60 000 millones); el Guaraní (37 000 millones); Gran cuenca Artesiana (20 000 millones); Altas Planicies (15 000 millones), y Norte de China (5 000 millones de metros cúbicos).
El informe de la Nasa no refleja otra realidad, que se ha hecho muy peligrosa para miles de millones de habitantes del orbe: el impulso de las privatizaciones de los abastos de agua realizado en diferentes países para beneficio de las compañías transnacionales y las oligarquías nacionales.
Las grandes corporaciones han pasado a controlar el agua en gran parte del planeta y se especula que en los próximos años, unas pocas poseerán el control monopólico de casi el 75 % de este recurso vital para la vida en el planeta.
Entre las principales transnacionales aparecen la Suez (Francia) con una venta anual de 6 360 millones de euros y unos 100 millones de clientes; la Veolia-Vivendi (Francia) con venta de 4 207 millones y 80 millones de consumidores, y la RWE Thames Water (Alemana-inglesa) con 4 065 millones de ventas y 70 millones de usuarios. También están las españolas Iberdrola, Unión Fenosa y Aguas de Barcelona.
Los dos organismos financiero más importantes, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han jugado un destacado papel a favor de esas dañinas prácticas, al otorgar préstamos a más de dos docenas de naciones bajo la condición de privatizar ese recurso. Además, se convierten en jueces en caso de conflicto entre los inversionistas y los Estados.
La investigadora Sara Grusky en su estudio, FMI fuerza a privatizar el agua en países pobres, denunció que ese organismo y el BM impusieron esa obligación entre 1996 y 2002, con un fondo de 2 000 millones de dólares, en un periodo “en el que México, El Salvador, Honduras, Argentina y Bolivia vivían diversos procesos de privatización del agua”.
Con la alerta lanzada por la NASA y la ofensiva desatada en Latinoamérica por fuerzas de derecha, con apoyo manifiesto de las potencias occidentales, peligra la integridad del Acuífero Guaraní que se extiende desde el norte de Brasil hasta la pampa argentina con 37 000 millones de metros cúbicos.
Con 1 190 000 kilómetros cuadrados de extensión, superficie mayor que las de España, Francia y Portugal juntas, comprende 850 000 kilómetros cuadrados del Brasil (equivalente al 9,9 % de su territorio), 225 000 de la Argentina (7,8 %), 70 000 kilómetros cuadrados de Paraguay (17,2 %) y 45 000 kilómetros cuadrados de Uruguay, 25,5 % de la superficie de la nación oriental.
Sus fuentes podrían abastecer indefinidamente a 360 millones de personas, mientras la población en el área del acuífero, se estima en 17 millones.
Los jefes del Comando del Ejército Sur de Estados Unidos han mantenido una cíclica presencia en esa región y el Banco Mundial comenzó, a partir de 2007, a financiar proyectos en el Guaraní.

Por esos motivos, resulta necesario preservar sus aguas para beneficio de los habitantes de América del Sur y que éstas no salgan en pipas o embotelladas para aumentar las ganancias de las transnacionales y de los países poderosos.

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