viernes, 5 de abril de 2019

¿ES ACERTADA LA INTERPRETACION DE ELLIOT ABRAMS AL ARTICULO 187 CONSTITUCIONAL?


¿Es acertada la interpretación de Elliot Abrams al artic. 187 constitucional? De Harvard a Salamanca
 
                                  Eligio Damas
 
 
            En mi pueblo dirían que un graduado en Harvard, sobre todo un abogado, “es una caja de machetes”. Pues, si es una caja son varios de ellos, quizás dos docenas, y ¡hay qué ver cuánto corta una docena de machetes! Y si para más vainas son dos docenas  y todos afilados sería el doble. Se entiende pues lo relancino y preparado que estaría un abogado de Harvard para resolver, como diría el Quijote, “cualquier entuerto”. Y hasta hacer un entuerto del asunto más cristalino e infantil. Como crear falsos positivos y hacer de cualquier individuo patriota, lleno de buena fe y excesivamente honrado, un delincuente como para ejecutarlo sin juicio previo o uno acelerado por su disposición y como muestra de generosidad hundirlo en la cárcel de Guantánamo.
            Harvard pudo haberle dado a Abrams los mecanismos para interpretar la ley y hasta torcerla, pero no le enseñó derecho venezolano como tampoco de Centroamérica. Quizás por eso mismo hizo en este espacio lo que le vino en gana. Según Univisión, una fuente nada interesada en perjudicar a Abrams, nos ofrece de él lo siguiente:
               “Grupos de derechos humanos acusan a Abrams de intentar desacreditar los testimonios de testigos de una masacre de hombres, mujeres y niños desarmados en la comunidad de El Mozote en El Salvador en 1981 por parte de las tropas salvadoreñas. Unas 1,000 personas murieron a manos de soldados que habían sido entrenados por los Estados Unidos.”
            “Abrams también defendió al dictador guatemalteco Efraín Ríos Montt, quien supervisó una campaña de tierra arrasada en la que miles de personas, principalmente de las comunidades indígenas mayas del país, fueron masacradas o desaparecidas.”
             Abrams, al ser nombrado para representar a Trump frente a Venezuela, cuando se le recuerda aquella necrofílica actuación, al margen del derecho y concepto de justicia que en él, se supone, debió sembrar Harvard, se defiende diciendo esto como cínico y hasta escalofriante:
              "No creo que sea un problema". "No estamos enfocados en los eventos de la década de 1980. Estamos enfocados en los eventos de 2019". https://www.univision.com/noticias/america-latina/quien-es-elliott-abrams-el-halcon-que-trump-ha-nombrado-como-su-enviado-especial-para-venezuela
              Su brillante luz, que debe ser mucha por Harvard y por el doble “enfoque” del cual hizo alarde al hacer esa declaración, revela lo que el tipo es. No importa, ni vienen al caso, esos pasados e infaustos procederes, que de genocidios tuvieron. Para él, como solemos decir en lenguaje coloquial venezolano, “eso es clavo pasao”. No interesa lo que fue, importa lo que vendrá. Y para juzgar tendrán que esperar sentados y hasta prepararse para lo que venga.
            Por ese amplio conocimiento del derecho y sutileza para inmiscuirse en lo que no le compete y de nada sabe, enmendándole la plana a Guaidó,   quien habló de apelar al artículo 187, literal 11 de la Constitución venezolana vigente, Abrams dijo, “sería prematuro hacerlo”.
          El artículo 187 habla de las atribuciones de la AN, esa que “preside” Guaidó y,  el literal 11, a ese cuerpo le confiere la deAutorizar el empleo de misiones militares venezolanas en el exterior o extranjeras en el país.” Disposición por cierto que, tomando en cuenta el espíritu del constituyente de 1999 y de quienes posteriormente promovieron la primera enmienda, parece haber sido un contrabando. Aparte que demanda una interpretación cabal, pues visto así es muy difuso lo que dice. ¿Qué significa y valor se le debería dar a eso de “autorizar el empleo de misiones militares”? ¿Cuál empleo? La intervención o invasión es algo como traído por las ramas o “las greñas”, como decían en mi pueblo.
          Con respecto a ese literal, que demanda una interpretación cabal en función de los intereses nacionales y porque la que le dan Guaidó y Abrams colide con nuestra tradicional política de no injerencia en los asuntos de otros países y rígido concepto de soberanía, han pensado los adversarios de esas rígidas exigencias para llamar una invasión extranjera destinada a resolver una controversia que sólo compete a los venezolanos, habiendo normas legales que a eso atienden. No hay forma de justificar que ese literal se sobreponga a las elecciones y los referendos, como el que pudiera destituir al presidente, como tampoco podría hacerlo el 350. Eso sería como otro falso positivo en la cuenta de Abrams.
        El señor Abrams, tal como él es, y hasta habiendo sido objeto de una condena en su país por conducta nada encomiable, y las ya referidas contrarias a los Derechos Humanos, formalmente ha sido hasta menos imprudente que “venezolanos” quienes han amenazado para ya el hacer uso de aquel literal constitucional confuso. Por lo menos, Abrams, lo cree prematuro  por ahora. Por supuesto, eso también quiere decir, que “está sobre la mesa”. ¿Qué habría de pesarle una montaña más de cadáveres?
            Abrams, no por su “pedigrí” de egresado de Harvard, sino por razones elementales, sabe que esa opción por los momentos no iría. Para empezar, para ejecutarla mediante la intervención directa de EEUU necesitaría, por razones constitucionales, aprobación del Congreso de ese país y allí no hay votos ni disposición en estos momentos. El cuadro internacional, incluyendo América Latina y hasta la misma Europa, no es tampoco favorable. Se piensa mucho en aquello de “no hagas al otro lo que mañana pudieran hacerte a ti” y en nuestro espacio hay de esa experiencia. Y eso no lo ha imaginado Abrams, sino que se lo han dicho. Por estas razones, con mediana sensatez, expresó que “La situación está empeorando en Venezuela cada día, pero no creo que, en Europa, América Latina, Canadá, o Estados Unidos estemos pensando en este momento en una reacción militar”.
            La torpeza Abrams, la misma de Trump, propia de quienes pese se tenga títulos de Harvard, porque actúan por el creerse por encima de “Dios y el diablo” y sin importarles lo que los demás piensen, le lleva al descaro de descubrir sus cartas y no fingir para nada sus  intenciones injerencistas, contrarias a la soberanía y autodeterminación de los pueblos, al decir sin tapujos”, “Aunque en este momento estamos en un sendero de presión diplomática y económica, no sabemos qué pasará más adelante. Tenemos una carta de opciones y cosas que podemos hacer contra el régimen y que lo van a afectar muchísimo. Tenemos medidas muy fuertes preparadas”.
            Para el venezolano eso no es ningún secreto, sabe bien de qué habla Abrams, pues esas “presiones” están dirigidas casi exclusivamente contra él, pues la gente que gobierna, para decirlo en lenguaje coloquial, de manera que seamos mejor comprendidos, “eso le resbala”. Es decir, no le afecta. El hambre, por ejemplo que están ocasionando esas “presiones”, solo las sufre el común de la gente a quien se quiere destruir moral y anímicamente para que a Abrams el trabajo se le acorte.
            Abrams, se atreve a emitir un juicio sin sustento como que “es evidente que durante años el régimen de Nicolás Maduro ha vivido con lo que gana de narcotráfico”. Al parecer confundió Colombia con Venezuela y a Maduro con Uribe, Santos y Duque.
            No señor Abrams, en Venezuela, cualquiera sabe de qué hemos vivido y ahora vivimos o para decirlo como usted, el régimen ha vivido del petróleo. Y esto incluye a los “regímenes” anteriores a este. Y ahora, lo estamos haciendo del oro. Si algo ha hecho mal este gobierno  es mantenernos atados al rentismo. La droga, señor Abrams se siembra y si algo no le gusta a este gobierno es eso incómodo de sembrar, si acaso se limita a conucos urbanos.
            Pero Abrams en sus declaraciones a Univisión no se quedó en esos cómicos mensajes, como destinados a engañar muchachos y hasta idiotas, quizás por aquello que cada quien juzga por su condición, sino que agregó que el régimen gana mucho dinero  con la droga y que con “eso afecta Venezuela, a Colombia y a toda la región, ya que es un régimen narcotraficante.”
          Mayor mentira y hasta cosa como graciosa, no pudo haber sido dicha. Según el diplomático de Trump desde Venezuela, por la droga, se está dañando a Colombia. Si fue un juicio de mala fe, pecó de infantil, pues se trata de un tema que en el continente mucho se sabe. En eso del negocio de la droga a los capos colombianos y los gobernantes de allá, ni la DEA les quita lo “bailao”.
         Pensando en Harvard, recuerdo aquella frase grabada a la entrada de la célebre universidad española, que dice irónicamente “Lo que natura non da, Salamanca non lo presta”.
 

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