miércoles, 17 de abril de 2019

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Asesores de Trump se reúnen en Washington para evaluar opción militar en Venezuela

Por: Max Blumenthal
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El 4 de agosto 2018 el presidente Nicolás Maduro fue víctima del primer intento de magnicidio con drones en la historia (Foto: La Sexta).
El think tank Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS, por sus siglas en inglés), radicado en Washington, DC, el 10 de abril auspició una mesa redonda privada titulada “Evaluando el uso de fuerza militar en Venezuela”. Una lista de sus asistentes fue suministrada a The Grayzone y dos de sus asistentes confirmaron que la reunión se dio. Sin embargo, se negaron a ofrecer algún otro detalle.
Entre las aproximadamente 40 figuras invitadas al evento off-the-recordpara discutir una potencial acción militar contra Caracas estuvieron algunos de los asesores en política sobre Venezuela del presidente Donald Trump. La lista incluye antiguos y actuales funcionarios del Departamento de Estado, el Consejo Nacional de Inteligencia y el Consejo de Seguridad Nacional, junto con el almirante Kurt Tidd, quien hasta hace poco fue jefe del Comando Sur.
Funcionarios de alto nivel de las embajadas de Colombia y Brasil, así como de los principales representantes del gobierno paralelo del líder del golpe de Estado en Venezuela, Juan Guaidó, también participaron en la reunión.
El 23 de enero, luego de maniobras secretas, los Estados Unidos le dieron inicio de forma abierta a un intento de golpe de Estado contra el gobierno electo al reconocer al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como el “presidente interino” del país.
Desde entonces, Venezuela ha soportado una serie de provocaciones y el escalamiento estable de sanciones económicas punitivas. El presidente Nicolás Maduro acusó a los Estados Unidos de perpetrar los ataques contra la planta hidroeléctrica Simón Bolívar en la represa del Guri, que condujo a apagones a nivel nacional abiertamente celebrado por funcionarios de alto nivel de la administración Trump.
En una llamada realizada por humoristas rusos que se hicieron pasar por el presidente de la Federación Suiza, el 5 de marzo, Elliot Abrams, el enviado especial para Venezuela, descartó acciones militares contra Venezuela, revelando que sólo había hecho la amenaza para “poner nerviosos a los militares venezolanos”.
Desde entonces, sin embargo, Guaidó no ha logrado movilizar la ola de protestas nacionales que había anticipado la administración Trump, y el ejército venezolano ha demostrado una lealtad inquebrantable a Maduro. En Washington, el sentido de urgencia crece cada día.

“Hablamos sobre las opciones militares en Venezuela”

La reunión del CSIS sugiere que la administración Trump explora la opción militar con más seriedad que antes, posiblemente producto de la frustración ante el hecho de que cada una de las otras armas de su arsenal ha fracasado para derrocar a Maduro.
El 10 de abril, obtuve la lista de asistencia que contiene los nombres de aquellos invitados a la reunión. Fue, en apariencia, erróneamente fechada para el 20 de abril, pero se dio más temprano -el 10-, a las 3.00 p.m.
Pude confirmar que la reunión tuvo lugar con Sarah Baumunk, investigadora asociada al Programa de las Américas del CSIS, donde estaba anotada como participante.
“Hablamos sobre las opciones… eh… las opciones militares en Venezuela. Aunque eso fue a principios de semana”, dijo Baumunk, al The Grayzonepreguntarle sobre la reunión que por error fecharon para el 20 de abril.
Cuando The Grayzone le preguntó si el evento se dio el 10 de abril, aparentemente Baumunk fue poniéndose nerviosa. “Lo siento, ¿por qué me hace estas preguntas? ¿En qué lo puedo ayudar?”, respondió.
Luego de preguntarle de nuevo sobre el encuentro, Baumunk cortó la conversación. “Disculpe, no me siento cómoda respondiendo estas preguntas”, manifestó antes de cortar la llamada.
The Grayzone recibió confirmación adicional sobre el evento por parte de Santiago Herdoiza, investigador asociado en Hills & Company, quien también figuraba en la lista de asistentes. “Perdone, eso fue una reunión cerrada. Buenas noches”, comentó Herdoiza al pedirle detalles sobre el evento.

Un quién es quién de los asesores del golpe de la administración Trump

La lista de asistencia del CSIS no solo confirma que la administración Trump y sus asesores externos andan pensando las opciones para un asalto militar contra Venezuela; también resume el elenco de personajes involucrados en la elaboración de la operación de cambio de régimen contra el país.
El público conoce bien a pocas de estas figuras, pero muchas de ellas han jugado un papel influyente en los planes para desestabilizar a Venezuela.
La lista de asistencia en su totalidad puede verse al final de este artículo. A continuación algunos perfiles de las figuras más notables y las organizaciones involucradas en la reunión privada. (El nombre de los asistentes en negrita).
Almirante Kurt Tidd, antiguo Comandante del Comando Sur: De 2015 a 2018, Tidd fue el comandante de las Fuerzas Navales del Comando Sur de los Estados Unidos, supervisando operaciones en Centro y Sur América. El pasado octubre, se quejaba Tidd: “El feed de mi cuenta Twitter se compone de aproximadamente un 50 por ciento de personas acusándome de planificar y tramar una invasión a Venezuela, y el otro 50 implorándome porque planifique la invasión a Venezuela”. Dada su participación en la reunión del CSIS sobre atacar a Venezuela, sus acusadores podían haber tenido razón.
El 20 de febrero, el sucesor de Tidd, almirante Craig Faller, amenazó a los militares venezolanos y los urgió a entregar a Maduro y apoyar el intento de golpe de Estado.
Embajador William Brownfield: Designado como embajador en Venezuela durante el gobierno de George W. Bush, y promovido como secretario adjunto del Departamento de Estado para Asuntos Internacionales de Narcóticos por Barack Obama, y ahora consejero senior del CSIS, Brownfield ha estado en el centro de las operaciones de guerra psicológica contra Venezuela. De acuerdo con la agencia McClatchy, Brownfield, en 2017, ayudó a diseñar una estrategia para generar sospechas dentro del círculo de Maduro al sancionar a todos sus asesores principales, a excepción de uno: Diosdado Cabello, anfitrión de un programa de televisión chavista y presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, visto por los Estados Unidos como un potencial rival de Maduro. La idea era generar la duda de si Cabello era un agente de la CIA, y “provocar a la ‘mentalidad Chávez’”.
Brownfield asesoró al Consejo Nacional de Seguridad de Trump. “No solo le lances a todo el mundo porque puedes. Golpea a la gente correcta y luego, tal vez, logras que otros se asusten y se pregunten cuándo les van a dar a ellos”. Mark Feierstein, funcionario del Consejo Nacional de Seguridad que ahora trabaja como socio senior en el CSIS -y que fue al encuentro del 10 de abril-, según consta, estaba involucrado en la estratagema. No obstante, el plan se cayó cuando los Estados Unidos sancionaron a Cabello por presiones del senador Marco Rubio.
Fernando Cutz y Juan Cruz, antiguos funcionaros del Consejo Nacional de Seguridad ahora en el Cohen Group: Cutz fue un colaborador cercano de Brownfield en el plan de generar fisuras en el círculo cerrado de Maduro. Nacido en Brasil, Cutz es un funcionario de carrera del servicio exterior de la USAID que trabajó el tema política cubana bajo las órdenes de Obama, que se incorporó al Consejo Nacional de Seguridad con su antiguo director, el general H.R. McMaster. El Wall Street Journal le da el crédito a Cutz de presentarle la primera bandeja de opciones para desestabilizar a Venezuela, comenzando con la “huelga financiera contra las exportaciones petroleras de Venezuela”.
Juan Cruz, colega de Cutz en el Cohen Group, fue director para las Américas de Trump en el Consejo Nacional de Seguridad. En marzo de 2018, Cruz se convirtió en el primer funcionario estadounidense en alentar a los militares venezolanos a que desobedecieran a Maduro y ejecutaran el golpe.
Pedro Burelli, BV Advisors: Antiguo ejecutivo de JP Morgan y director de la compañía petrolera nacional, PDVSA, se presume que Burelli ayudó a cubrir la factura de 52 mil dólares por una serie de reuniones en México, en 2010, donde Guaidó y sus socios complotaron para derrocar al presidente para el momento, Hugo Chávez, mediante caos callejero. En entrevista a The Grayzone, Burelli calificó los encuentros como “una actividad legítima”, aunque sin confirmar su participación. Hoy, no mantiene en secreto su deseo por el derrocamiento de Maduro por la fuerza, tuiteando imágenes de un Manuel Noriega encarcelado y de un Muammar Ghadafi asesinado para sugerir su resultado preferido para el presidente de Venezuela.
Roger Noriega, American Enterprise Institute: Veterano de los escándalos del Irán-Contras y de operaciones de cambio de régimen de Haití a Cuba, donde conspiró para sabotear los esfuerzos estadounidenses de acercamiento –“la estabilidad es el enemigo y el caos el amigo”, dijo-. Noriega ha estado en el centro de todos los esfuerzos de Washington por imponer su voluntad sobre Venezuela. En noviembre pasado, recomendó que Trump designara al embajador Brownfield para que dirigiera los planes de contingencia para una invasión militar al país.
Carlos Vecchio y Francisco Márquez, embajada paralela de Guaidó en Washington: Colocado como embajador simbólico del régimen golpista de Guaidó en Washington, actualmente Vecchio no supervisa ninguna sede consular y no tiene autoridad diplomática alguna. Está solicitado en Venezuela por denuncias por incendio intencional y fotografiado con un joven que brutalmente decapitó a una mujer llamada Liana Hergueta. Márquez está relacionado con Visión Democrática, un grupo de lobby que emplea a Carlos Figueroa, otro miembro de la oposición venezolana que asistió a la reunión del CSIS sobre el uso de fuerza militar.
Sergio Guzmán, Bernardo Rico y Karin McFarland, USAID: La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) ha sido la vanguardia de los intentos de la administración Trump para socavar al gobierno de Venezuela. Luego de redoblar sus actividades en el país en 2007, comenzó a contribuir con entre 45 a 50 millones anuales para grupos políticos, medios y organizaciones de la sociedad civil de la oposición venezolana. El 23 de febrero, Mark Green, el director de la USAID dirigió un provocador intento de forzar el envío de cargamento de ayuda con camiones desde la frontera colombiana hacia Venezuela. El espectáculo intervencionista-humanitario resultó gravemente contraproducente, terminando en hooligans de la oposición quemando los envíos de ayuda con cocteles molotov. (Green, falsamente, acusó a Maduro de incendiar la ayuda). En febrero de este año, la USAID lanzó planes para que un “Equipo RED (Expedicionario de Rápido Desarrollo)… para entrenar a cooperantes (de la USAID)” como fuerzas especiales capaces de “ejecutar una mezcla de operaciones ofensivas, defensivas y de estabilización en condiciones extremas”.
Emiliana Duarte, Caracas Chronicles y asesora de María Corina Machado: El nombre de Duarte fue tachado de la lista de asistencia del CSIS, indicando que siendo invitada a la reunión privada sobre opciones militares, no asistió. Integrante de la redacción de Caracas Chronicles, publicación en inglés de referencia que replica la línea política de la oposición venezolana. Duarte también ha contribuido con el New York Times, su colaboración más reciente en febrero, donde alegaba que el golpe de Estado era, de hecho, “La revolución normalísima de Venezuela”. Duarte nunca ha reconocido en ninguno de sus trabajos que presta servicios como asesora de María Corina.
Machado es una aliada cercana de Marco Rubio y una de las figuras marcadamente extremistas dentro de la oposición. En 2014, una serie de correos electrónicos filtrados presuntamente revelaban su papel en una presunta trama de magnicidio. “Creo que llegó el momento de reunir esfuerzos; hacer las llamadas que hagan falta y conseguir el financiamiento para aniquilar a Maduro y el resto se desmoronará”, escribió Machado en un correo.
Santiago Herdoiza, Hills & Company: Mientras que Herdoiza parece ocupar un puesto de bajo nivel, trabaja en una poderosa firma de estrategia internacional fundada por funcionarios de la administración W. Bush. La firma trabaja a nombre de clientes como Chevron, Boeing y Bechtel para “eliminar las barreras para el acceso al mercado y el rendimiento”. En algunos casos, la firma dice que ha sido capaz de persuadir a gobiernos de que disminuyan sus tarifas y abandonen su oposición a los acuerdos de libre comercio. Mediante su participación en la reunión del CSIS, parece que Hills & Company parece haber mandado la señal de que también está dispuesta a contemplar el uso de fuerza militar para abrir los mercados para sus clientes.

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