viernes, 7 de septiembre de 2018

LA DERECHA YLA IZQUIERDA EN VENEZUELA, COMO LAS MANOS !COMO SE !PARECEN!

La derecha y la izquierda en Venezuela, como las manos. ¡Cómo se parecen! Citando a Edgardo Lander
Eligio Damas
            Antes de entrar de lleno en el tema qué me motiva, me haré las siguientes preguntas, sin dejar de invitar al lector también se las haga:
   a) ¿Por qué quienes gobiernan insisten en restarle importancia al GPP?
b) ¿Por qué, al contrario, privilegian al grupo o movimiento “Vamos Venezuela” de la señora Delcy Rodríguez? 
c)¿Por qué el mismo drama divisionista se expresa en la oposición?       
                Recientemente, Edgardo Lander, dio unas largas declaraciones sobre la coyuntura venezolana, con las que de manera general estoy de acuerdo. Y dijo tantas cosas: “Creo que uno de los problemas que ha arrastrado históricamente la izquierda es la extraordinaria dificultad que hemos tenido de aprender de la experiencia. Para aprender de la experiencia es absolutamente necesario reflexionar críticamente sobre qué pasa y por qué pasa.”  Sobre este particular habría mucho que hablar y sobre todo comentar no sin asombro, como hoy se repiten los errores del pasado”.
             Sólo tendría que decir por ahora algo que bien sé él también sabe y lo dijo, cuando se habla de reflexionar, no es sólo sobre lo que pasa, pues estaríamos hablando del presente, también es indispensable hablar de lo que pasó, para no meter el pie en el mismo hueco donde lo antes otros y hasta uno mismo los metió.
            Uno percibe, a lo largo de estos años, sin dejar pasar aquellos en los cuales participó de manera descollante Chávez, con lo que convalidamos cuánto coincidimos con Lander, como se repiten casi los mismos errores del pasado. Hay una dirigencia que no ve más allá del grupo del cual cada quien forma parte y la relación entre los grupos parte de la idea de compartir el poder e impedir el ejercicio de lo representativo y protagónico. Los periódicos acomodos del gabinete de Maduro, como este que regresa a Aristóbulo Istúriz al Ministerio de Educación, lo que le lleva a un record impresionante en lo que respecta a ocupar distintos cargos en un breve tiempo, de donde se puede concluir pensando sana y sensatamente que en ninguno hizo nada, pues no le dieron ni el pidió tiempo, son el resultado del grupalismo y el privilegio de los intereses del grupo sobre la gente toda, el proceso histórico y los desafíos del movimiento social.
          Eso lo asume uno como verdad. Pero lo dicho por Lander, para aumentar la tragedia venezolana, que lo es fundamentalmente de una izquierda que no se revisa y hace casi lo mismo que la de la generación anterior, eso incluye la definición de los objetivos inmediatos, mediatos y hasta al largo plazo, también vale para quienes le hacen oposición al gobierno desde la perspectiva distante a la izquierda y a quienes de esta se han distanciado de aquél.
            En Venezuela, sobre todo desde que gobierna Maduro, y no por éste exclusivamente, pues también creemos como Lander que los problemas que confrontamos ahora vinieron incubándose desde antes, existe una oposición – la misma que todo el mundo llama con ese nombre y antes formó la MUD – que padece del mismo mal que Lander diagnóstica en la izquierda. ¡Menos mal!
            La gente que gobierna hace lo que hace y paralelamente tiene un discurso totalmente distinto. Quienes no gobiernan pero están en la izquierda, que no es estar con el gobierno sino hasta en oposición a él, no se atreven tampoco a reunirse y en esa actitud “reflexionar críticamente sobre lo que pasa y por qué pasa”, como dijo Lander. No van más allá de reuniones entre amigos y hasta son como cofradías de intelectuales y académicos. Por supuesto, estoy observando la existencia de gente, esto se le pasó por alto a Lander, que creyendo ser de izquierda, y por no querer nada con Maduro y lo que hace, discrepa de la  manera como éste asume el presente y diseña el futuro, pero por no “reflexionar críticamente”, en espacios y con gente pertinente, caen por lo menos en la repitencia del mismo discurso de la derecha. Les ha entrado como una frustración o desespero por no estar donde hubieran querido. Y ha habido quienes se fueron sin recato o, para decirlo claramente, se cuadraron con la derecha. Y conste que no hablo de saltos de talanquera porque eso sirve para definir a personajes folclóricos como Ismael García.
           De donde concluyo que los discrepantes de “izquierda” nos dividimos en dos lotes. Uno, formado por aquellos que no lograron sus metas personales. Lo que no sería nada ofensivo sino un reconocer que siendo merecedores, quienes gobiernan no les tomasen en cuenta, por eso del grupalismo, enfermedad infantil que los tiene atrapados, hayan terminado en la ignorancia o mejor como en el archivo. El otro, aquellos que les falta voluntad para salir a tremolar sus banderas y reunir a la gente, sobre la base de admitir que nunca estaremos de acuerdo en todo y cada quien tiene cabida y nada de excluir porque es diferente o difiere en una u otra cosa o temo que más adelante me subestimen. Entre estos me incluyo, al hablar de capacidad para autocriticarse y la obligación de recoger las experiencias y evitar caer en los mismos errores y salir del mismo esquema por temor a uno llamen reformista, lo que es usual en el lenguaje de esa izquierda a la que la experiencia le pasa por encima. Todavía hay temor de preguntarse y preguntar, sin abordar el asunto con respuestas pre elaboradas, qué pasó en China, Vietnam y ahora acontece en Cuba.
            La izquierda, estrictamente hablando, no esa gente que se llama de izquierda y piensa, come, camina, juzga, habla y hasta distribuye como si fuese de derecha, pero está en el gobierno por las ventajas que eso convalida,  por no revisar el pasado y las experiencias, para seguir hablando como Lander, pese lo anterior, sufre de los mismos defectos de la derecha. La MUD, se destruyó o auto destruyó, justo por no recoger y revisar críticamente las experiencias. Si es propio de un humano, eso le distingue de muchos animales, chocar más de una vez con el mismo escollo, aquella agrupación de opositores, lo ha venido haciendo cientos de veces. Pero la izquierda, la que gobierna y la que hace oposición o no sé cómo decirle, también tiene la misma “ceba”.
            Entre la gente que gobierna no hay otra manera de concebir la lucha que no sea distribuirse los roles y funciones por grupos, donde a quien tenga más saliva le toca más harina. Y quien se atreva a criticar algo que los grupos decidieron en función de sus intereses comunes, le caen en cayapa y unidos como un solo hombre, y hasta rodilla en tierra, hasta sacarlo de la galaxia, como hicieron con unos cuantos, particularmente con Samán.
            Lo que pasa es que quien tiene el dulce en sus manos atrae más hormigas. Quienes gobiernan, por una razón nada difícil de entender, tienen a su alrededor millones de adherentes y eso no es mentira. Porque si en algo insiste en errar la oposición es justo en subestimar el apoyo que el gobierno tiene, al margen de las razones que haya para ello. La oposición se dice así misma, que es el grupo que la dirige y unos pocos más allá, quienes corean lo mismo hacia afuera y a unos cuantos de este espacio le llegan, que el gobierno está sólo y puede tumbársele y en eso han insistido hasta quedar demolidos y dispersos. Porque si algo pudieron haber logrado en alguna oportunidad, como cuando ganaron la AN, es ganarle elecciones al gobierno y no pudieron ni han podido porque no han aprendido y en nada se ponen de acuerdo. ¿Por qué? Porque quieren estar de acuerdo en todo. Y también, esta es su particularidad, está de por medio el escollo del guión gringo, que privilegia el caos para la invasión y desmembrar al país. Lo de descalificar y tomar como excusa al CNE es un simplismo.
            En la izquierda mucha gente no ha aprendido las lecciones del pasado, como aquellas de los años sesenta de cuando Betancourt y el nacimiento del MIR. Las luchas hay que darlas dentro del conglomerado, donde está la gente que forma la mayoría y por una razón u otra, puede dejarse ganar por una tendencia. Pero lo que es igual no es trampa. Siendo Betancourt el presidente, sus opositores éramos mayoría, aunque estuviésemos en grupos diferentes. Permitimos que estando adentro, con las naturales diferencias, Betancourt nos enfrentase a unos contra otros. Recuerdo que en las reuniones de partido en los barrios, con la gente de la base, quienes estábamos en la llamada “izquierda”, a los de aquel Grupo ARS y los futuros mepistas, gente alrededor del Dr. Luis Beltrán Prieto y hasta Ramón Quijada, en actitud contradictoria al grupo del presidente, les veíamos y ellos nos veían a nosotros como enemigos y en veces, hasta principales. Eso permitió a Betancourt aniquilarnos por pedacitos y separados, hasta con la colaboración de sus naturales enemigos. Es decir, nosotros contribuimos con Betancourt para nuestra propia aniquilación. Él hizo que viésemos a nuestros naturales amigos como enemigos y viceversa.
            Lo anterior sirve para comprender como en nada hemos aprendido y cómo la izquierda y la derecha parecieran seguir el mismo guión. Chávez intentó un nuevo proceder, el de reunir a todos aquellos que coincidiesen en lo fundamental. Pero él mismo cometió el error de validar la conducta inadecuada de los grupos, no pudo convencerles de actuar en función del interés colectivo y saber conciliarse con los otros, lo que terminó, como en el pasado, haciendo el mismo daño. Recordemos como el manejo de las relaciones con los integrantes del GPP, aparte del partido de gobierno, fue y sigue siendo la misma. Pero cosa curiosa, para decirlo como con un lugar común, Dios reparte por igual para todos. Por eso, la derecha hace lo mismo que la izquierda en muchas cosas, como que ambas, como dijo Lander, carecen de “crítica”. Por algo somos humanos y vivimos en el mismo planeta.
            Lo grupal parece inevitable, está en la condición humana, por eso, de lo que se trata es que prevalezca la idea de entenderse alrededor del interés del colectivo, que no es necesariamente el del grupo, por muy clarividente éste se crea.  Y por eso mismo, el discrepante, que no ve en lo inmediato a su prédica tomar cuerpo, no debe apartarse,  optar por evadirse, formar fuera un pequeño grupo o quedarse en solitario.
            La derecha, no pudiendo derrotar electoralmente al gobierno por sus persistentes errores, opta por evadirse y tomar los atajos de la ilegalidad y hasta por donde transitan los enemigos de los intereses y valores nacionales. Y en ese proceder terminó dividida en pedacitos.
            Pero mientras ese estado de postración e indiferencia ante la realidad caracteriza al espectro nacional, el capital internacional, más realista y aprendido, urde sus planes.
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