lunes, 14 de diciembre de 2015

AUNQUE USTED NO LO CREA

UNQUE UD. NO LO CREA Nos encontramos en los albores de la Navidad de 2015, con la evidente satisfacción del triunfo de la MUD, frente al autoritarismo y la desmesura que tras 17 años de desgobierno cívico militar todavía no ha entendido la magnitud del desastre electoral sufrido y la pronta constitución de un parlamento variopinto cuya mayoría democrática se ha impuesto limpiamente en estos sufragios. Pero bueno, vayamos al asunto que nos ocupa y es la celebración de las tradiciones seculares de esta época del año que nos deben llenar de alegría, esta vez por partida doble aunque no exentas de dificultades. Aquí como en la mayoría de países de América Latina y el Caribe, festejamos la tradición cristiana, cuya connotación principal está en el nacimiento del niño Jesús, el 25 de diciembre que sucede al día 24, en que celebramos la Nochebuena, generalmente en familia para en conjunto degustar manjares de la época y escanciar algunos licores que matizan este evento. En Venezuela el plato navideño tradicional es la hallaca, acompañada del pan de jamón, la ensalada de gallina, la carne de cochino (puerco) que forman parte infaltable de esa solemne ocasión. Y como postre el dulce de lechosa (fruta bomba) con el vino preferido, y las delicateses de la época. En la actualidad, armar una mesa con estos productos no es tarea fácil, aunque las amas de casa, se las ingenien para tratar de conseguir algunos de los componentes necesarios para servir a la familia y amigos que compartan esa cena, no todos en la mayoría del pueblo venezolano, logran realizar esta tarea, por la descomunal escasez que desde hace muchos meses forma parte del ámbito nacional. Nosotros los cubanos mantenemos una tradición que difiere de algunos de los platos ya mencionados. En nuestra mesa era fundamental la carne de cochino (pernil), los frijoles negros, arroz blanco, una ensalada con las verduras de estación, la yuca con mojo de ajo. Como postre los buñuelos de yuca en almíbar,las delicateses de la época, (nueces, avellanas, turrones, higos, dátiles, etc.etc.) y los consabidos vinos. En esta etapa y en Venezuela, componer esta mesa con tan criollos y ricos manjares, es algo prácticamente imposible, porque no hay nada de nada y si lo encuentran, después de kilométricas colas con registros biométricos etc., etc., los precios son inalcanzables, para la gran mayoría de los que vivimos en este país. En nuestro menú cubano y en mi familia, tomamos la decisión, de sustituir el puerco por pollo (si se conseguía), ya que hacía semanas estábamos en ese empeño. Y sucedió un milagro: una vieja amistad, funcionario de una dependencia del Estado tuvo la gentileza de obsequiarnos un pernil de puerco entero congelado que tenemos depositado en nuestra nevera. Al recibirlo con alegría, lo examiné y vi pegado a su envoltorio, una etiqueta, que me apresuré a leer. Me dije: - No puede ser. Tomé la lupa y lo volví a leer. Resulta que el hermoso pernil proviene de Portugal, nada menos que de Europa. Válgame Dios! Como va a ser eso? Portugal está a 6.863 kilómetros en avión aproximadamente, o lo que es lo mismo, a 3.703 millas náuticas. Me siento agradecido por ese regalo, pero sumamente apenado, por comprobar hasta dónde llega el desabastecimiento en este país que actualmente todo tiene que importarlo, y que en 916.667 km cuadrados aproximadamente, de territorio, hoy bajo la administración del chavismo, no ha sido capaz de generar granjas de desarrollo porcino en 17 años, para el disfrute de sus ciudadanos, en una ocasión tan especial como la Navidad. Aunque usted no lo crea! Pedro Pérez Castro, Caracas, 13 de diciembre de 2015

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