viernes, 16 de agosto de 2013

LAS AGUAS FERTILES DE LA LIBERTAD

Date: Fri, 16 Aug 2013 08:23:49 +0000 Las aguas fértiles de la libertad por Yndamiro Restano El marxismo-leninismo como guía para la acción política padece una contradicción insalvable : su esencia antinacionalista. No se puede crear una nación o fortalecerla desde la lucha de clases, que precisamente divide las naciones y las destruye porque es una dinámica que emerge del espíritu de ruina. Por el contrario, la socialdemocracia y su concepción central de la colaboración de clases si hace posible un modelo de sociedad, que asentado en el amor patrio, al mismo tiempo resuelva de alguna manera las bolsas de miseria, que va dejando a su paso el capitalismo puro, sin sentido social. Después que en la Primera Internacional, Bakunin detectó la esencia autoritaria del proyecto marxista, la izquierda democrática siguió intentando crear una formula humana capaz de guiar a la humanidad en la construcción de un mundo más libre y por tanto más justo. Ya en tiempos de la Primera Guerra mundial la Segunda Internacional sufre un cisma a causa del patriotismo de los socialdemócratas, que no aceptan la vision clasista de la guerra y priorizan sus naciones en contra de la tesis utópica de los marxistas leninistas, que apuestan por un universalismo abstracto. En fin, el marxsmo-leninismo y su república obrera universal es una utopia, que como tal tiene que ser instaurada mediante la represion y el genocidio. En fin es una cañona contra la burguesía. La Unión Soviética después de 50 años de dictadura burocrática, volvió a ser Rusia. Pensar que se puede imponer una ideología utópica a una sociedad por encima de su identidad nacional es un dislate. Los Estados Unidos constantemente apelan a sus fundadores y mantienen vigentes su base nacionalista original. La luz crepuscular de los dogmas no puede apagar por mucho tiempo la luz cenital de la vida. Nadie puede conocer completamente lo que no ha creado. Nos pasa con el universo. Pues, así también ocurre con las naciones. Los fundadores de los grandes países occidentales siempre se mantienen inamovibles en sus respectivos tronos. Sobrevienen románticos y realistas, pero Francia, por ejemplo, la Francia esencial, continua siendo la base de cualquier proyecto. En el caso cubano, es inminente transitar del fracasado comunismo totalitario producto del dogmatismo a una socialdemocracia nacionalista, que tenga como base a nuestros padres fundadores. Nadie puede conocer mejor el alma de Cuba, que José Agustín Caballero, Felix Varela y José Martí. Ellos conocen a fondo el alma de Cuba porque la crearon. Los falsos profetas enarbolan con astucia la superficie y hacen creer a los pueblos, por un tiempo, por supuesto, que la superficie es el fondo. Obviamente, al final dejan las naciones secas porque la savia viene de las verdaderas profundidades de la vida. Cuando se confunde la superficie con la profunidad, el espíritu de ruina se apodera de la nación. Cuba necesita volver a sus padres fundadores para que nuestro pueblo viva el impulso vital creativo. Son dos pulsiones que mueven a los seres humanos la ruina y el impulse creativa vital. No niego que es importante investigar las leyes de la historia, pero después que hayamos trascendido la superficie aterrorizante de los dogmas y encontremos los manantiales cristalinos y deslumbrantes de la profundidad, donde nace la sinfonía persistente de las aguas fértiles de la libertad. No dejemos que el tiempo nos devore.

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